martes, 30 de septiembre de 2008

EL ESTADO ¿ SERA LA SOLUCION A LA CRISIS GLOBAL ?.


El Estado dejó de ser el problema para volver a ser la solución.

Sucedió lo impensable

Por Boaventura de Sousa Santos-
[29.09.2008]- Actualización 9:30 am de Cuba.

La palabra no aparece en los medios de comunicación norteamericanos, aunque se trata de eso: nacionalización. Ante las quiebras ocurridas, anunciadas o inminentes de importantes bancos de inversión, de las dos mayores sociedades hipotecarias del país [1] y de la mayor aseguradora del mundo [2], el Gobierno Federal de los Estados Unidos ha decidido asumir el control directo de una parte importante del sistema financiero. La medida no es inédita, pues el Gobierno intervino en otros momentos de profunda crisis:
*- en 1792 (en el mandato del primer presidente del país),
*-en 1907 (en este caso, el papel central en la resolución de la crisis tocó al gran banco de entonces, J.P. Morgan, hoy Morgan Stanley, también en riesgo),
*- en 1929 (la gran depresión que duró hasta la Segunda Guerra Mundial:
*-en 1933, en la que 1000 norteamericanos al día perdían sus casas a favor de los bancos) y
*- en 1985 (la crisis de las sociedades de ahorro).

Lo que es nuevo en la intervención en curso es su magnitud y el hecho de ocurrir al fin de treinta años de evangelización neoliberal conducida con mano de hierro a nivel global por los Estados Unidos y por las instituciones financieras por él controladas, el FMI y el Banco Mundial (BM):
*- mercados libres y, por ser libres, eficientes;
*- privatizaciones; desregulación;
*- Estado fuera de la economía por ser inherentemente corrupto e ineficiente;
*- eliminación de las restricciones a la acumulación de riqueza y la correspondiente producción de miseria social.
Fue con estas recetas que se «resolverían» las crisis financieras de América Latina y Asia y que se impusieron ajustes estructurales en decenas de países. Fue también con ellas que millones de personas fueron abocadas al desempleo, perdieron sus tierras o sus derechos laborales y tuvieron que emigrar.

A la luz de esto, ocurrió lo impensable: el Estado dejó de ser el problema para volver a ser la solución; cada país tiene el derecho de hacer prevalecer lo que entiende ser el interés nacional contra los dictámenes de la globalización; el mercado no es, de por sí, racional y eficiente, únicamente sabe racionalizar su irracionalidad e ineficiencia conforme éstas no alcancen el nivel de la autodestrucción; el capital siempre tiene el Estado a su disposición y, en consonancia con los ciclos, ora por la vía de la regulación, ora por la vía de la desregulación. Esta no es la crisis final del capitalismo y, aunque lo fuese, tal vez la izquierda no sabría qué hacer con ella, dada su conversión generalizada al evangelio neoliberal. Mucho seguirá como antes: el espíritu individualista, egoísta y antisocial que anima el capitalismo; el hecho de que la factura de las crisis es siempre pagada por quien nada contribuyó a ellas, la aplastante mayoría de los ciudadanos, ya que es con su dinero que el Estado interviene y muchos pierden el empleo, la casa y la pensión.

Pero mucho más cambiará.
*- En primer lugar, el declive de los Estados Unidos como potencia mundial alcanza un nuevo rango. Este país acaba de ser víctima de las armas de destrucción financiera masiva con las que agredió a tantos países en las últimas décadas y la decisión «soberana» de defenderse al final fue inducida por la presión de sus acreedores extranjeros (sobre todo chinos) que amenazaron con una fuga que sería devastadora para el actual american way of life.

*- En segundo lugar, el FMI y el BM dejarán de tener cualquier autoridad para imponer sus recetas, pues siempre usaron como medida una economía que ahora se revela fantasma. La hipocresía de los dobles criterios —unos válidos para los países del norte global y otros válidos para los países del sur global— queda expuesta con una crudeza chocante. De aquí en adelante, la primacía del interés nacional puede dictar no sólo protección y regulación específicas, sino también tasas de interés subsidiadas para apoyar a industrias en peligro (como las que el Congreso de los Estados Unidos acaba de aprobar para el sector automovilístico).
No estamos ante una desglobalización, pero estamos ciertamente ante una nueva globalización posneoliberal internamente mucho más diversificada. Emergen nuevos regionalismos, ya hoy presentes en África y en Asia, pero sobre todo importantes en América Latina, como el ahora consolidado con la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y del Banco del Sur. A su vez, la Unión Europea, el regionalismo más avanzado, tendrá que cambiar el curso neoliberal de la actual Comisión bajo pena de correr el mismo destino que el de los Estados Unidos.
*- En tercer lugar, las políticas de privatización de la seguridad social quedan desacreditadas: es éticamente monstruoso que sea posible acumular lucros fabulosos con el dinero de millones de trabajadores humildes y abandonarlos a su suerte cuando la especulación falla.

*- En cuarto lugar, el Estado que regresa como solución es el mismo Estado que ha sido moral e institucionalmente destruido por el neoliberalismo, que ha hecho de todo para que su profecía se cumpliese: transformar al Estado en un antro de corrupción. Esto significa que si el Estado no es reformado y democratizado en breve será, ahora sí, un problema sin solución.

*- En quinto y último lugar, las transformaciones en la globalización hegemónica van a provocar cambios en la globalización de los movimientos sociales que ciertamente se van a reflejar en el Foro Social Mundial: la nueva centralidad de las luchas nacionales y regionales; las relaciones con los Estados y partidos progresistas y las luchas por la refundación democrática del Estado; contradicciones entre clases nacionales y transnacionales y las políticas de alianzas.

[1] Freddie Mac y Fannie Mae.
[2] American International Group (AIG).
Fuente: http://www.ces.uc.pt/publicacoes/opiniao/bss/206.php
Artículo original publicado el 25 de septiembre de 2008.
Boaventura de Sousa Santos es sociólogo y profesor catedrático de la Facultad de Economía de la Universidad de Coimbra (Portugal).
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sábado, 27 de septiembre de 2008

AMERICA LATINA: LA PARADOJA. MENOS RICOS Y MAS PODEROSOS. MAS MISERIA, MAS POBREZA Y MAYOR DESIGUALDAD SOCIAL.

COMENTARIO INTERNACIONAL

La concentración de riqueza en América Latina


Andrés Oppenheimer. Periodista

El Comercio, Perú. 19-08-08


¡Qué notable! Los ricos en América Latina se están enriqueciendo más rápidamente que sus pares en todas las demás regiones del mundo, y ya han acumulado US$623 trillones en valores financieros, sin contar sus casas ni sus colecciones de arte.

Según el Informe Mundial de la Riqueza 2008, un estudio realizado por Capgemini y Merril Lynch, en el transcurso de los últimos tres años los individuos más acaudalados de Latinoamérica incrementaron su fortuna en un 20,4%. Comparativamente, los ricos de los países petroleros del Medio Oriente vieron aumentar sus cuentas bancarias en un 17,5% en el mismo período, en África un 15%, en Asia un 12,5%, en Europa de un 5,3% y en Estados Unidos y Canadá en un 4,4%.

El estudio, basado en información confidencial de varias empresas internacionales de administración de valores, dice que el aumento de la riqueza de los individuos más acaudalados de Latinoamérica se debe en gran medida al aumento de los precios de las materias primas.

Ileana Van Der Linde, vocera de Capgemini, me dijo en una entrevista que los ricos latinoamericanos que más vieron crecer sus fortunas el año pasado fueron los de Brasil, Venezuela y Chile.

Entre otros hallazgos del estudio se señala que la riqueza total de los ricos latinoamericanos, definidos como las personas que tienen más de un millón de dólares en ahorros líquidos, excluyendo bienes coleccionables y residencias primarias, aumentó de US$420 trillones en el 2005 a US$620 trillones en el 2007.

La riqueza de los ricos latinoamericanos seguirá aumentando en los próximos años, para alcanzar la cifra de US$10,3 trillones en el 2012. Esto implica que el total de la riqueza de los ricos de la región crecerá en un 10,8%, comparado con la tasa mundial de 7,7%.

Con respecto a los ultrarricos, definidos como las personas que tienen más de 30 millones en ahorros disponibles, sin contar colecciones de arte ni residencias primarias, Latinoamérica es la región de mayor concentración de riqueza del mundo. Alrededor del 2,5% de los ricos de la región son ultrarricos, comparado con el 2% en África y el 1,1% en el Medio Oriente.

A diferencia del año pasado, cuando el Informe Mundial de la Riqueza reveló que los ricos latinoamericanos son los menos generosos de su clase en todo el mundo, el estudio de este año no hace referencia a las donaciones con fines benéficos. El informe del 2007 decía que mientras los ricos latinoamericanos destinan solo el 3% de sus valores financieros a las obras de caridad, los ricos en el Medio Oriente donan el 8% de su riqueza, y los estadounidenses el 12%.

En ese momento, señalamos en esta columna que si bien esas cifras tal vez no sean totalmente fiables --muchos magnates latinoamericanos hacen donaciones en forma confidencial, porque temen que la publicidad los haga víctimas de secuestros o extorsiones--, de todas maneras generan serias dudas sobre la generosidad de los ricos de la región. Van Der Linde me dijo que el informe toca temas diferentes cada año, y que el del 2008 se centra en las inversiones ecológicas.

El estudio Capgemini Merril-Lynch sale a la luz poco después de que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU (Cepal) publicó un estudio según el cual la clase media latinoamericana es proporcionalmente más pequeña que el promedio mundial. Representa el 57% del ingreso latino americano, comparado con un promedio del 62% de la clase media a escala mundial.

"Es claramente preocupante", afirma el economista de la Cepal, Andrés Solimano. "En muchos países puede crearse una pequeña clase con un poder político desproporcionado, lo que atenta contra la filosofía de un sistema democrático en que cada persona cuenta igual".

Mi opinión: la creciente concentración de la riqueza en Latinoamérica debería hacer sonar campanas de alerta. Indica que los cinco últimos años de crecimiento económico de la región no se han traducido en la creación de una nueva clase media de decenas de millones de pequeños emprendedores, sino que más bien sirvieron para que los muy ricos se enriquezcan aun más.

¿Qué hacer al respecto? Encolerizarse y culpar a los ricos de la pobreza de la región no serviría de nada, y solo empeoraría las cosas: los más ricos pondrían aun más dinero en bancos extranjeros e invertirían menos en sus países, lo cual aumentaría el de-sempleo y la pobreza.

Pero resulta claro que no se ha hecho lo suficiente para promover la creación de pequeñas empresas y expandir la clase media. En vez de ostentar el récord de concentración de riqueza, la región debería esforzarse por tener un mayor número de individuos moderadamente ricos y menos pobres.

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NOTA.- Realmente preocupante, es la pobreza intelectual de la derecha neoliberal y sus voceros, frente una realidad lacerante, indigna, inhumana, violatoria de los más elementales derechos humanos, derechos civiles y políticos, ahora pensamos en la salida por medio de una CLASE MEDIA, que ya fue liquidada económicamente, demolida socialmente y marginada políticamente:
*- no solo por los resultados excluyentes, asimétricos y desiguales que el neoliberalismo y la política global de las transnacionales ha originado en América latina,
*- sino también por los fracasos de las Políticas Públicas como Políticas de Estado, Políticas Sociales y Programas Sociales, elaboradas y construidas socialmente en las oficinas centrales de la burocracia, no consideran en lo mínino - la diferencias geográficas regionales, la amplia y profunda diversidad cultural, las diferencias económico-sociales - porque antes de iniciar un proceso social y económico de recuperación, por el contrario han "engordado" los bolsillos de una burocracia insensible, incapaz y sin visión de futuro.
Igualmente esta fraseología social-mediática y cadena de ofrecimientos, sensibles, solidarios con los pobres, con los desposeidos, ha servido en realidad de "mesa bien puesta" por ricos potajes para funcionarios y políticos corruptos, y algunas ONGs - muchos de ellos nuevos millonarios con el dinero de los pobres - y Gobernantes mentirosos y farsantes que solamente sirven al pie de la letra a los intereses de los ricos y los poderosos.
Gobernantes de turno, apoyados por el poder fáctico de los mass-media, no han sido capaces de desarrollar y planificar una Agenda Nacional propia, que priorice los intereses nacionales y la soberanía nacional, muy por el contrario han entregado la Gobernabilidad a los nefastos intereses de las corporaciones transnacionales. Por eso con mucha claridad, conocimiento y enteresa moral decimos que la Gobernabilidad ha sido secuestrada en A.L. por el poder de las corporaciones transnacionales - mineras, petroleras, gas, comercio, medios de comunicación, transporte, etc -
Y la Democracia como sistema politico de gobierno de los pueblos, y la justicia social, la equidad, la inclusión: y el reparto de la riqueza, la creación de mejores oportunidades de trabajo, educación, salud, vivienda, transporte, comunicación, medio ambiente para todos, la Tierra Prometida para los pobres, el Palacio de Cristal para quienes confiaron en ellos, donde lo encontramos, donde en "el más alla" .. sigue el cuento, mientras la crisis global - alimenticia, financiera, politica, cultural, ambiental - y las dramáticas consecuencias del cambio climático, comienzan a golpear con fuerza a los trabajadores, ciudadanos y los pueblos :
Pobres, desempleados, sub-empleados, migrantes, jovenes, mujeres, adultos mayores, niños y niñas, los pocos millonarios, pero poderosos, con cada vez más ricos, son cada vez más intocables, más influyentes y ejercen un poder factico total... estos son los nuevos millonarios latinoamericanos, los oligarcas comerciales, financieros, empresarios y el famoso crecimiento económico de A.L. el más alto de su historia, sólo engorda y aumenta los pocos bolsillos de los poderosos, de los ricos, de unos cuantos afortunados que son dueños de todo el crecimiento económico y para la inmensa mayoría del pueblo ..... cuentos y más cuentos ... represión ..... criminalizar la protesta social. Y cuando estaremos como País y como Gobierno, en la capacidad política, democrática e institucional, de comprender, entender y con-sensualizar que la PROTESTA SOCIAL es parte central, dinámica e integral de la DEMOCRACIA.
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Y la salida, la alternativa por donde la encontramos, como forjamos, en coyuntura que crece y aumenta el carácter radical - etnico-clasista - de los movimientos sociales y el neoliberalismo juega sus últimos minutos frente a la gran crisis - recesión - global que en definitiva lo estrangula y cierra cada día sus salidas - salvatajes de miles de millones innecesarios para su recuperación - de un cáncer económico, social, político e institucional avanzado.
Cómo desarrollamos, ampliamos, potenciamos nuestro Mercado Interno.... cómo y desde que perspectivas político-socio-cultural planificamos y planteamos el DESARROLLO LOCAL Y SU VISION TERRITORIAL, - la Sociedad Civil Local-Regional-Nacional emergente y popular tiene ahora una gran responsabilidad frente a la Hisoria - visualizar la Descentralización en torno a profundizar políticas públicas locales, regionales y nacionales, con la finalidad de forjar y construír la INTEGRACION REGIONAL, mediante políticas de Estado a mediano y largo plazo trabajamos desde la sociedad civil local-regional en el proceso de fortalecimiento del ESTADO-nación, redoblar esfuerzos, compromiso ciudadano, incentivar políticas locales para fortalecer la cultura, la identidad y la auto-estima de la gente, rescantando el sistema de valores propios de nuestros pueblos, nuestra cultura y sabiduría popular, su memoria social y memoria histórica, la ética y la responsabilidad social y asumir desde lo local-nacional una nueva MIRADA, con responsabilidad y COMPROMISO sobre lo GLOBAL, con fe y seguridad, transparencia, identidad cultural, comunicación intercultural, Liderazgo Social y Humanista, porque el futuro es nuestro en un mundo que comenzamos a recuperarlo, en nuestro caso crear y construir un PERU NUEVO EN UN MUNDO NUEVO.

jueves, 25 de septiembre de 2008

LA CRISIS GLOBAL: UNA VEZ MAS EL ESTADO LOS SALVARA?.

CARETAS FUERA.

JOSEP RAMONEDA

23/09/2008

La CEOE, la organización corporativa de la patronal, pidió la pasada semana "un paréntesis en la economía libre de mercado para atajar la crisis". La frase sería incluso entrañable, viniendo de quien viene, si no fuera por las enormes dosis de cinismo y de impudicia que acumula. Tiene algo de confesión de fracaso, pero tiene mucho de insolencia: coge dinero público y corre. O sea, hemos exigido manos libres para hacer lo que nos diera la gana, lo hemos hecho mal, ahora que venga el Estado y nos salve. Después de años explicándonos la economía de mercado como una segunda naturaleza indisociable de los hombres, que garantiza de modo insuperable la correcta distribución de bienes y servicios, ahora resulta que no había para tanto, y que, cuando conviene a los señores empresarios, esta realidad consustancial a nuestras sociedades puede detenerse por un simple decreto del Consejo de Ministros.

En estos años de fundamentalismo de mercado las regulaciones se han hecho menos eficientes y más simbólicas

En pleno apogeo de la ideología liberalizadora y desregularizadora, injustamente llamada neoliberal, porque el liberalismo es algo mucho más profundo, hemos oído decir que sobraba Estado; que el Estado estropea todo lo que toca; que la introducción de los delirios especulativos de las sociedades de capital riesgo en las empresas no dañaban al sistema porque cuando una ya ha dado todo lo que puede dar de sí desaparece y nace otra; que la orientación de los incentivos a los resultados inmediatos no era grave porque el mercado colocaba cada cual en su sitio; que las burbujas, financiera o inmobiliaria, no debían asustar porque a la larga se producen los reajustes automáticos y pagan quienes tiene que pagar, y así sucesivamente hasta un largo cuento de Jauja. Ahora los que tendrían que pagar llaman al Estado para que les libre de la quema, con el cínico chantaje de que, si no se invierte dinero público para salvarles, las empresas cerrarán en cadena y los efectos de las crisis devastarán la sociedad entera.
Estos días he oído hablar de moralidad. De lo inmoral que es exigir que los beneficios sean siempre privados y que, en cambio, se socialicen las pérdidas. Es ingenuo hablar de moralidad en una sociedad en la que el que gana arrasa con todo y el que pierde se queda sin nada, y además el que gana suficiente cuando pierde tiene capacidad para imponer la modificación o la congelación de las reglas del juego. En las sociedades democráticas vivimos en una aporía permanente entre el principio de igualdad que rige el sistema político y el principio de desigualdad que rige al sistema económico, hacer conllevable este doble juego es la máxima optimización del sistema que se ha conseguido hasta ahora. Aunque en los últimos años, en la medida en que la economía se ha globalizado pero la política sigue sin superar el estadio nacional, el equilibrio se ha decantado mucho del lado de la desigualdad. Los gobiernos son impotentes para gobernar el proceso de globalización. Y llevan tiempo yendo a remolque.
El profesor Stiglitz dice: "este modo de organización económica", que él denomina fundamentalismo de mercado, es insostenible. Stiglitz llega a decir que esta crisis es para el fundamentalismo de mercado lo que la caída del muro de Berlín para el comunismo. No dudo de la insostenibilidad de la que el Premio Nobel habla. Pero, sin embargo, la metáfora sobre el muro de Berlín me parece que genera confusión. Los sistemas de tipo soviético se hundieron y nadie desde dentro hizo nada para salvarlos, porque la gangrena producida por un sistema ineficiente y obturado por todas partes hacía imposible que pudiera seguir andando. Es más, las presiones desde los gobiernos occidentales y los organismos económicos controlados por ellos para acelerar los procesos de transición fueron grandes y tienen su parte de culpa en la deriva hacia el autoritarismo y la delincuencia económica que algunos de estos regímenes han tomado. En cambio, al caer el muro financiero, los propios responsables del desastre han puesto en marcha la operación supervivencia llamando al Estado -como si de una catástrofe natural se tratara- a poner en marcha los mecanismos de rescate.

La moraleja de la crisis parece clara: la economía de mercado necesita ser regulada. Y en estos años de fundamentalismo de mercado las regulaciones se han hecho cada vez menos eficientes y más simbólicas. Los mecanismos automáticos de estabilización del mercado no siempre funcionan. Como todo sistema tiene sus puntos catastróficos. Por tanto, el Estado tiene que recuperar su papel en la gobernabilidad de las economías. A partir de este principio se da por buena una multimillonaria operación rescate en la que el Gobierno de Estados Unidos, es decir, los ciudadanos de aquel país, acabaran pagando una cifra que al final se acercara al valor del PIB español. Pero de cómo sea este rescate dependen muchas cosas. Garantizar depósitos y ayudar a los ciudadanos con sus hipotecas es una cosa, salvar a los irresponsables que han llevado la situación hasta aquí es otra muy distinta. Es como incentivar para que, una vez completada la operación rescate, todo siga igual y el ciclo vuelva a empezar.

Hasta que dentro de unos años volvamos a estar en las mismas y los gobiernos sean, de nuevo, solicitados para que intervengan urgentemente. Si ha caído un muro, el futuro no puede ser el mismo. Eso sí, en España Gobierno y oposición sigue impertérritos. El Gobierno, defendiendo el fundamentalismo de mercado con la fe del converso, esperando que la fiebre baje sola, y la oposición repitiendo las mismas recetas de siempre: más liberalización, más desregulación, menos impuestos, menos Estado, como si nada hubiera pasado. Son muy felices.
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miércoles, 24 de septiembre de 2008

ESTADOS UNIDOS: LA SEPULTURA HIPOTECARIA Y LA CRISIS GLOBAL.

ESTADOS UNIDOS: LA TORMENTA PERFECTA.

Lunes 22 de septiembre de 2008
Luis Paulino Vargas Solís .

(especial para ARGENPRESS.info)

La crisis financiera y crediticia en los Estados Unidos estalló inicialmente hacia julio-agosto de 2007. Posteriormente ha pasado por varias fases de apaciguamiento aparente que, una y otra vez, han dado lugar, casi repentinamente, a episodios de agudización y pánico.

1) Agotar las posibilidades.

A lo largo de estos 13 meses la Reserva Federal –es decir, el Banco Central de Estados Unidos- ha agotado todas las posibilidades a su disposición. En varias ocasiones, y de forma coordinada con bancos centrales de los restantes países capitalistas desarrollados, ha puesto centenares de miles de millones a disposición de los bancos y entidades financieras. Ha disminuido su principal tasa de interés de referencia de forma excepcionalmente agresiva, llevándola por debajo de los índices inflacionarios. E, incluso, ha intervenido directamente a favor de algún gran banco, tal cual lo hizo meses atrás cuando Bear Sterns estuvo a un tris de la bancarrota.

Han sido intervenciones extremas que, por momentos, han asumido un cariz de desesperación. Así se ha logrado amortiguar parcialmente la crisis, de forma que ésta tendía a deslizarse como a lo largo de una línea sinuosa descendente. No se daba un derrumbe catastrófico, pero cíclicamente brotaban temores de que ese derrumbe tuviera lugar. Al cabo de este proceso, la Reserva Federal ha entrado ya en una etapa de fatiga. Con discutible éxito, ha terminado por quemar todos sus cartuchos.

La crisis, a duras penas contenida, se precipitó en estos días a nuevos abismos y, en ese contexto, los últimos movimientos de la Fed –incluso la colocación de US$ 300 mil millones de dólares en los mercados mundiales entre miércoles y jueves- resultaron simplemente insuficientes. Es como si el dique, tan trabajosamente levantado, de pronto colapse y deje precipitarse la correntada. Un par de semanas atrás el gobierno debió intervenir y estatizar las gigantescas paraestatales Fannie Mae y Freddie Mac. Y luego, en cosa de tres días, quiebra Lehman Brothers; Bank of America compra Merryll Lynch a precio de ganga y AIG, a un milímetro de la bancarrota, se “salva” cuando pasa a ser otro gigante financiero estatizado. Demasiado para lo nervios –ya de por sí tilintes- de este capitalismo decadente, corrupto y despilfarrador.

La Reserva Federal agotó sus posibilidades no solo frente a la crisis financiera sino, además, frente a la recesión en curso. El relevo lo han tomado, en forma mancomunada, el gobierno federal y el congreso estadounidense. Lo inimaginable está en curso de volverse realidad: se pretende estatizar todas las pérdidas acumuladas en el sistema financiero o, cuanto menos, las principales de éstas ¿Cuánto significa esto? Serán, como mínimo, varios cientos de miles de millones de dólares. Quizá llegue a sobrepasar el billón.

2) Un sistema perverso e irracional.

La cosa es ya la más asombrosa demostración de irracionalidad jamás imaginada. Para entenderlo, vasta hacer una revisión del curso de los acontecimientos.

1) Entre fines de 2001 y fines de 2004, la Reserva Federal
promovió una formidable reducción de las tasas de interés, las cuales llegaron a sus niveles más bajos en medio siglo. La abundancia de dinero barato promovió el inflamiento de la burbuja inmobiliaria. Esta tomó una derivación insospechada mediante las llamadas “hipotecas basura”, es decir, créditos hipotecarios concedidos a prestatarios con malos antecedentes crediticios o muy limitada capacidad de pago.

2) Mientras proliferaban estos créditos irresponsables, al mismo tiempo se multiplicaban los “derivados” nacidos de esos mismos créditos. Es decir, surgían instrumentos financieros más complejos, que los prestamistas hipotecarios utilizaban para obtener recursos adicionales mediante su colocación en los mercados financieros. Pero por esa vía se construía una inmensa telaraña en la que iban quedando atrapados incluso los más grandes bancos estadounidenses y europeos. Y todo esto, por cierto, bajo la mirada alelada de las famosas calificadoras de riesgo que, con absoluta ligereza, afirmaban como segurísimos, títulos financieros que poco después resultaron totalmente podridos.

3) Hacia 2005-2006 maduran las condiciones para el estallido de la burbuja. Primero, porque la Reserva Federal empieza de nuevo a aumentar las tasas de interés. Segundo, porque los contratos de crédito hipotecario generalmente contemplaban un período de unos dos años con tasas de interés reducidas y, enseguida, su ajuste ascendente. Empiezan las moratorias de pagos y los embargos. Unos cuatro millones de familias se han quedado ya sin casa.

4) Poco después –y de forma perfectamente clara hacia finales de 2007- se pone en evidencia que se estaba ante una crisis que sobrepasaba ampliamente el sector hipotecario.
No estaban implicadas solamente las entidades financieras dedicadas a ese tipo de créditos, sino que, por intersección de la plétora de sofisticados “derivados financieros” creados a partir de las hipotecas, en el problema aparecían enfrascados muchísimos otros, incluyendo bancos transnacionales de gran tamaño. Crecen entonces los temores de un cataclismo financiero de alcances sistémicos.

5) Entretanto, los precios de la vivienda en Estados Unidos iniciaban un largo y pronunciado descenso, el cual sigue en curso hasta el día de hoy. Todo el sector de la construcción entra en crisis. Esto genera un nuevo tipo de contagio: de los prestatarios “sub-prime” –o sea, aquellos de bajos ingresos que se vieron arrastrados en la fiebre de las hipotecas basura- hacia las clases medias. Estas enfrentan la realidad de que el precio de su vivienda desciende incluso por debajo del monto del crédito hipotecario que en su momento habían tomado. Esto tienen varias consecuencias problemáticas, la principal de las cuales es el hecho de que de esa forma se agota la última frontera de que disponían para sostener su consumo. El ingreso de las clases trabajadoras y grupos medios estadounidenses ha tendido a deteriorarse, lo cual forma parte de un proceso más amplio de creciente concentración de la riqueza. Es sintomático el que en el período de recuperación de la economía estadounidense posterior a la recesión de 2001, los salarios, en promedio, nunca lograron recuperar el nivel que tenían antes de esa recesión. Por ello, recurrir al crédito hipotecario e, incluso, a la toma de una segunda hipoteca aprovechando el valor creciente de las propiedades inmobiliarias, ha constituido la última posibilidad para las clases medias estadounidenses de sostener su consumo. Se abre así una perspectiva de restricción del consumo que seguramente se prolongará en el mediano y largo plazo. Ello hará descender de forma perdurable las tasas de crecimiento económico de la economía estadounidense.

6) La crisis ha provocado una fuerte restricción del crédito, la cual en principio se ha manifestado en la renuncia de los megabancos de prestarse unos a otros, pero también se extiende a la concesión de créditos a sus clientes, incluso los empresariales o corporativos. El problema ya se manifiesta en otros niveles, incluyendo las tarjetas de crédito. Esto genera otro impacto negativo sobre el consumo, como también sobre la inversión de las empresas. Genera, así, presiones recesivas sobre la economía en su conjunto.

7) El contagio financiero no solo es extraordinariamente amplio –nadie tiene idea de quiénes más podrían aparecer implicados- sino de una gravedad excepcional, al punto de que ha arrastrado a verdaderos gigantes. Hace solo unos días las autoridades económicas estadounidenses decían que ya no salvarían a nadie. Caería quien tuviera que caer. En cosa de horas cambiaron de parecer y ahora están montando una operación gigantesca de salvamento que implicará la estatización masiva de incobrables. Dejar las cosas al libre mercado habría implicado el cataclismo. Intentarán evitarlo, pero nadie sabe qué grado de éxito tendrán ni que costo implicará (se está hablando de US$ 500 miles de millones). Probablemente lo sufragará el pueblo estadounidense mediante el pago de impuestos, ya que el resto del mundo, que por muchos años ha financiado los excesos, estará remiso a seguir haciéndolo. Las perspectivas son, en resumen, las siguientes: déficit fiscal agigantado, un dólar más débil y asediado, tasas interés más altas y perdurable estancamiento económico. Y todo ello en la mejor de las hipótesis, supuesto que las cosas les salgan como ellos esperan.

3) Descomposición y decadencia.

Quedan así al desnudo los rasgos más perversos y corruptos de este capitalismo del siglo XXI. Tal cosa se podría sintetizar de la siguiente forma.

1) Es un sistema que crece a partir de una gigantesca maquinaria de deuda.
Esta se alimenta a sí misma en espiral ascendente y se extiende como una inmensa red que lo mismo atrapa a la gente más pobre que a los gigantes corporativos más poderosos. A la larga, sin embargo, aquellos posiblemente pierdan todos y esto sean “salvados” por el Estado mismo.

2) Esa teleraña de deuda adquiere formas sofisticadas y complejas y, por ello mismo, resulta indiciosa y opaca. Constituye, un enorme edificio de especulación, oculto a todo escrutinio público y abocado a la apuesta más temeraria, en un casino de alcance planetario.

3) La especulación y la deuda conducen al exceso y al despilfarro. Estados Unidos
es el principal ejemplo de ello. Es el país más endeudado del mundo y su población carga también altísimos niveles de deuda. Ese crédito especulativo es dinamo que empuja el crecimiento, pero de forma siempre desordenada, mediante la gestación de enormes burbujas, es decir, desarrollos hipertrofiados y anómalos, por ello mismo insostenibles. Invariablemente desemboca en crisis de grandes proporciones.

4) Para usar un término que mucho les gusta a los gringos, podemos decir que esta ha sido la tormenta perfecta. Sus dimensiones han dejado pequeñas a cualquiera otra burbuja previa y, por ello mismo, la crisis desatada hace ver enanas a las crisis anteriores. Como el problema ha tenido lugar en el corazón mismo del capitalismo mundial, ello sin duda magnifica sus alcances y consecuencias y pone en cuestión –en una escala inédita- su poder de despilfarro, concentración de la riqueza y exclusión social.

5) Este capitalismo es, encima de todo, tan hipócrita como corrupto.
Vea usted que paradoja: tanto despotricar contra el Estado y ahora exige a gritos que el Estado lo salve de la catástrofe que su avaricia sin límites ha creado ¿O será acaso que el Estado es malo si intenta beneficiar a los más pobres y necesitados y repentinamente se vuelve amable si actúa a favor de los más ricos y privilegiados?

Quedan planteadas muchas preguntas. La primera e inmediata: ¿Tendrá éxito la operación de salvamento y estatización masiva puesta en marcha por el neoliberalismo gobierno Bush? La segunda: ¿Qué tan profunda y prolongada será la recesión? ¿Se logrará evitar que se convierta en depresión?

Y, quizá, la principal de todas las interrogantes es la siguiente: ¿Será posible que, después de este episodio espantoso de locura y destrucción, la humanidad logre inocular un mínimo de racionalidad en su sistema de vida?

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lunes, 22 de septiembre de 2008

ERIC HOBSBAWM: UN MARXISTA ENAMORADO Y LEGENDARIO HISTORIADOR.

ERIC HOBSBAWM: Un marxista legendario.

Enrique Krauze

JULIO DE 2008


En respuesta al análisis de Eric Hobsbawm, Enrique Krauze explica la formación marxista del gran historiador y señala las carencias de su discurso, sobre todo las relativas a las herencias nefastas del siglo XX y a la influencia que el comunismo aún puede ejercer en sociedades con sistemas trasnochados.

El historiador Eric Hobsbawm vino a México (de manera virtual, a través de una videoconferencia) para impartir la cátedra inaugural en el Seminario Internacional sobre “América Latina: ¿Integración o fragmentación?” organizado hace unos meses por la Fundación Grupo Mayan (encabezada por el dinámico empresario Daniel Chávez Morán) con la participación del Woodrow Wilson Center for International Scholars de Washington y el ITAM. Hobsbawm es autor de una obra amplísima, que incluye desde estudios puntuales sobre personajes justicieros grabados en la imaginación popular (Rebeldes primitivos, Bandidos) hasta historias generales, lienzos que abarcan –como su vida– siglos enteros: entre ellos The Age of Extremes (su historia del “breve” siglo XX) y The Age of Revolution, The Age of Capital y The Age of Empire (la trilogía del “largo” siglo XIX). En estas obras, Hobsbawm ha buscado mostrar el carácter no lineal del desarrollo económico capitalista. En el siglo XIX: ruptura de 1830 a 1840, revolución en 1848, quiebre de la bolsa en 1873, florecimiento de la Belle Epoque y desarrollo de los imperios.
En el siglo XX, un tríptico: era de catástrofes de 1914 a 1945, época de oro de 1945 a 1973 (reconstrucción de Europa y desarrollo de Estados Unidos), debacle de 1973 a 1991 (crisis en el Este de Europa, reaparición de antiguos problemas en Europa occidental: desempleo, inseguridad, xenofobia). Hobsbawm es, además, autor de una historia social del jazz. En ella celebra esa corriente musical nacida de lo profundo de un pueblo que, con el tiempo, se transformó en una extraordinaria fuente cultural y un arte mundial. En 1997 dio a la luz un tratado sobre su concepto científico de la historia titulado, precisamente, On History. En 2002 publicó su autobiografía (Años interesantes: Una vida en el siglo XX), notable por su coherencia y honestidad. Y a sus noventa años la cosecha sigue con Guerra y paz en el siglo XXI publicado a finales del año pasado. Su caso parece confirmar una vieja máxima: el cultivo de la historia ayuda a la longevidad. Su energía es inextinguible.

Nadie, ni siquiera Hobsbawm, que como marxista orgulloso e impenitente ha creído siempre en las vastas fuerzas impersonales de la economía, escapa a sus pequeñas o grandes determinaciones biográficas. Nacido en Alejandría, Egipto, justo el año de la Revolución Bolchevique (1917), se educó en Viena y más tarde en Berlín, donde lo sorprendió el acceso de Hitler al poder en 1933. Un año antes había ingresado al Partido Comunista, y adquirió a partir de entonces la filiación ideológica que lo ha acompañado toda la vida. Hijo de un judío inglés y una judía austriaca, Hobsbawm no ha renegado de su origen, pero, como en tantos otros casos similares del antiguo mosaico cultural en la Europa austrohúngara y prusiana (como el del propio Marx y de Heine o Freud), su identidad familiar no lo arraigó en un pasado endogámico o exclusivista, sino que lo orientó hacia una emancipación personal que sólo podía encontrarse en una posible, deseable o utópica comunidad universal.
Únicamente en esa confraternidad podían paliarse o disolverse las diferencias dolorosas, a veces infamantes y a fin de cuentas trágicas, que por siglos caracterizaron la relación del pueblo judío con su entorno. Cuando Hobsbawm ingresó a la Universidad de Cambridge en los años treinta, varios de sus rasgos estaban definidos: un odio irreductible al nazismo y al fascismo, una prevención no menos marcada contra los fanatismos nacionalistas o étnicos basados en la pasión por la tierra o por la sangre, y una atracción irresistible hacia los sistemas intelectuales que pretenden explicarlo todo a través de leyes científicamente irrecusables. Hobsbawm, en suma, no se hizo marxista por una moda pasajera, un contagio generacional o una mera conveniencia académica. El marxismo para él fue –sigue siendo– su verdad revelada y su tierra prometida.
Pero hay de marxismos a marxismos. Cada cultura desarrolló el propio. Esquematizando: los rusos lo asumieron como una ortodoxia política y revolucionaria; los latinoamericanos lo impregnaron de un dogmatismo similar; los alemanes enfatizaron su carácter historicista y hegeliano; los franceses le imprimieron un acento teórico racionalista, un sesgo existencialista y, sobre todo, una respetabilidad académica. Los ingleses, en cambio, adoptaron y adaptaron su mejor vertiente, la empírica. No el Marx profeta, ni el revolucionario, ni el jefe de partido, sino Marx el economista, el panfletista, el historiador y el escritor. No es casual que, a diferencia de la tradición continental, los marxistas ingleses más connotados no hayan sido filósofos ni guerrilleros sino economistas e historiadores, grandes historiadores. Uno de ellos, E. P. Thompson, autor de una obra clásica, The Making of the English Working Class, polemizó con Louis Althousser y publicó la discusión en un libro memorable con un título que lo dice todo: The Poverty of Theory. Thompson no se conformaba con su labor intelectual: fue un precursor activo de la crítica a la proliferación nuclear. Similarmente, Hobsbawm combinó sus afanes intelectuales con una militancia que no se plegó fácilmente a los dictados de Moscú (como sus contrapartes latinoamericanas y francesas) y en cambio promovió la defensa práctica (y la conducción revolucionaria, desde luego) de los obreros ingleses, a los que –a diferencia de tantos marxistas de otras tradiciones– conocía de primera mano, porque en varios momentos había convivido con ellos.

Admirado o al menos reconocido por su obra, su coherencia y su elegante estilo, Hobsbawm ha recibido críticas acerbas por su fidelidad a la antigua Unión Soviética. Él se ha defendido argumentando que el triunfo contra el nazifascismo se debe, centralmente, a ella. El comunismo –según Hobsbawm– salvó en ese trance al mundo libre y lo salvó también después, en la Guerra Fría, porque sin su presión histórica los países occidentales no habrían construido sus respectivos Estados benefactores. En cuanto a la indulgencia que se le atribuye frente a los crímenes de Stalin, sostiene que –siendo judío– en su The Age of Extremes le dedica más páginas al terror estalinista que al hitleriano. Con todo, la sombra (la mancha, debemos decir) de su filiación con ese régimen lo seguirá persiguiendo toda la vida, induciéndolo a caer en salvedades imposibles o contradicciones inadmisibles. No hace mucho, por ejemplo, en un artículo publicado en The Guardian, salió todavía lanza en ristre para atacar a George Orwell por su versión anarquista de la guerra española. Por implicación, Hobsbawm vindicaba el sentido de disciplina y orden que, a su juicio, buscaba imponer el Partido Comunista. Pero párrafos adelante apunta: “La revulsión moral contra el estalinismo y contra el comportamiento de sus agentes en España está justificada. Es correcto criticar la convicción comunista en el sentido de que la única revolución que contaba era aquella que condujera al monopolio político del partido.” La opinión liberal es que su credo marxista lo ha llevado muchas veces (yo diría que algunas veces) a distorsionar la realidad para ajustarla a sus esquemas predeterminados. Y Hobsbawm, ésa es la verdad, ha llegado a la fase autocrítica demasiado tarde.

Pasemos a su conferencia, que a mi juicio refleja precisamente los aciertos y los límites de su pensamiento. Hobsbawm ofrece varias tesis provocadoras. Apunto dos: contrariamente a lo que se cree, tal vez los países menos interesados en que se extienda la globalización sean los más poderosos (Estados Unidos y la Unión Europea); existen varios tipos de globalizaciones posibles, y quizá el actual modelo neoliberal de globalización no sea el más eficiente. Ambas tesis enriquecen el debate sobre la globalización, muestran que la distinción entre “globalifóbicos” y “globalifílicos” es reduccionista, señalan que hay modos diversos de hablar a favor y en contra de la globalización.

Otro aspecto alentador del texto es la búsqueda de un nuevo lenguaje para hacer la crítica de la desigualdad. Ante la crisis del marxismo, ¿cómo articular este tema esencial? Las ideas de Mohamed Yunus y, entre nosotros, de Gabriel Zaid ofrecen una salida teórica y práctica, un nuevo lenguaje para el problema de la inequidad, así como una serie de propuestas prácticas para salir de la pobreza. Siendo críticos de ciertos aspectos de la globalización liberal, estos autores no la rechazan ni la satanizan. Otra posible fuente de este lenguaje son las ideas del filósofo y economista hindú Amartya Sen, en particular su proyecto de “concebir la pobreza como una falta de libertad”. Sen entiende la igualdad de capacidades como “la libertad de escoger entre modos de vida posibles”.

Hobsbawm señala que una de las principales consecuencias de los nuevos desarrollos productivos es el crecimiento inusitado de la economía informal: la nueva economía de servicios –es cierto– no puede acoger a la gente desocupada por el campo o la industria. Pero su planteamiento no distingue entre “informal economy” (no asalariada, no regulada) y “black economy” (que no sólo es ilegal sino a veces delictiva). Visto con una óptica no convencional, el crecimiento de la economía informal representa dos cosas que Hobsbawm no ve: una evidencia de los límites de la noción actual de empleo, desarrollo y economía, y una oportunidad de crear un modelo alternativo de desarrollo basado en el autoempleo, no dependiente del trabajo asalariado.

Convincente, en general, por lo que sostiene, la ponencia se resiente por lo que omite. En buena ortodoxia, Hobsbawm se ocupa principalmente del tema económico, y en su sugerente panorama del siglo XXI deja fuera áreas decisivas del desarrollo humano. Tomemos por caso el presente y futuro de la democracia liberal, a la que apenas alude. En su texto, Hobsbawm parece defender dos tesis contradictorias: por un lado, el proceso globalizador debilita los Estados como agentes creadores de políticas públicas; por otro insiste en que la mundialización no ha tocado la política porque los Estados siguen siendo quienes detentan la fuerza física y la ley y pueden, por lo tanto, poner un freno a la globalización. ¿Cuál es, en definitiva, la posición de Hobsbawm frente a la democracia liberal? Él mismo refiere la necesidad de un gobierno mundial que “domestique” la globalización. ¿Cómo pueden traducirse a la escala mundial los valores y compromisos democráticos?

Si Hobsbawm estuviera aquí le pediría que situara en su esquema el lugar de la religión y los nacionalismos. ¿Es el radicalismo islámico un obstáculo para la globalización o una globalización alternativa, ligada al fanatismo? Otra duda de índole cultural: el cambio de centro que predice en la economía global ¿irá acompañado de un cambio de centro en las ideas? ¿Serán la India y China, o quizás otros países, los nuevos epicentros intelectuales? La cultura es una gran ausente en la conferencia, pero hay otras: la ciencia, la biotecnología, las neurociencias, la genética, y otras tendencias que, además de tener consecuencias económicas, tienen consecuencias políticas, morales, metafísicas (¿qué es el ser humano en un mundo de clonación y manipulación genética?). Otra ausencia es el tema moral. No se puede hablar, a mi juicio, de “After the Twentieth Century” sin hacer referencia a las herencias morales (o inmorales) del siglo XX: la experiencia de la barbarie fascista y comunista, y la expansión de la conciencia moral que, no sin obstáculos, tiende a rechazar la guerra y a abrazar universalmente, aunque sea en el discurso, los derechos humanos. ¿Qué hacer, en el siglo XXI, con la memoria del siglo XX? Hobsbawm alude lateralmente a la “era de la información” como un nuevo modelo de civilización, pero no lo explora. ¿Será quizás un proyecto agotable en unas cuantas décadas, o durará siglos como el modelo industrial o quizás milenios como el modelo de la civilización agrícola?

Hobsbawm, en fin, nos deja la responsabilidad de responder sobre el futuro de América Latina. (Ya es significativo que en su panorama nos omita, y tiene razón: América Latina es un subcontinente que ha perdido peso en el concierto global.) La misión intelectual de este seminario es entender su estado actual y entrever sus horizontes. Simplificando, puedo resumir ambos en una disyuntiva: ¿chilenismo o chavismo?
*- La primera vía corresponde al proyecto inicial de nuestras repúblicas, la posibilidad de acceder a una vida próspera y justa en el marco de instituciones y prácticas de legalidad, libertad, civilidad y democracia.
* La segunda corresponde a nuestras peores pesadillas, el caudillismo que asoló estas regiones desde los albores de la Independencia, el corporativismo patrimonialista que heredamos de la matriz política hispana, las costumbres antimodernas como la intolerancia, el culto a la personalidad, el dogmatismo y, sobre todo, el populismo, que fomenta la irresponsabilidad económica, miente por sistema desgarra el tejido político, envenena el espíritu público y alimenta la discordia civil. Por mi parte, espero que las reflexiones que aporte este seminario contribuyan a orientarnos hacia la primera vía.

En relación con América Latina hay otra dimensión que Hobsbawm apenas toca en su ponencia y que es decisiva en el contexto global. Me refiero al mundo errante, a los flujos migratorios. Hay otra América Latina no circunscrita en el mapa que preside esta conferencia: es la América Latina que se ha ido a vivir a Estados Unidos. El suyo ha sido un escape en el sentido más profundamente existencial del término. Se ha escapado de esta realidad anclada en el pasado para irse al futuro. No buscan una utopía o una redención. Sencillamente buscan una vida mejor para sus familias. Nada más, nada menos. Esa modestia elemental de sus vidas, la dificultades con las que topan y el éxito que en general consiguen deberían ser el mejor argumento contra quienes piensan que para América Latina hay otra vía distinta que la edificación de una sociedad democrática liberal, obediente de la ley, con economía de mercado y un Estado debidamente vigilado y acotado para servir a los ciudadanos, no para servirse de ellos.

Hasta aquí mis observaciones. Si Eric Hobsbawm estuviera entre nosotros, le agradecería de verdad sus libros aleccionadores y le recordaría una remota tarde de otoño de 1981, cuando acudí a una conferencia suya en Oxford. El tema era la historia de la clase obrera inglesa. Un respeto religioso se respiraba en aquel aula. Con el tiempo extravié mis cuidadosos apuntes de esa lecture, pero retengo con nitidez su final. Hobsbawm decía que los trabajadores ingleses tendrían esperanza mientras siguieran usando, en las calles, el trabajo o los partidos de futbol, el símbolo de su fraternidad, las viejas gorras o cachuchas obreras, las “famosas Liverpool caps”. Lo decía con una emoción que me conmovió. En el fondo de su ortodoxia, Eric Hobsbawm me pareció desde entonces lo mismo que ahora: un romántico genuinamente enamorado, desde los años treinta, de la idea universalista del comunismo. Una utopía, sí, pero, para su desgracia y perplejidad, una utopía ensangrentada, que en cualquiera de sus variantes, caribeñas, tropicales, criollas o autóctonas, los latinoamericanos del siglo XXI haremos muy bien en esquivar. ~
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LA CRISIS GLOBAL Y LA CAIDA FINAL DEL CAPITALISMO SALVAJE.

"La crisis de Wall Street es para el mercado lo que la caída del muro de Berlín fue para el comunismo".
Entrevista a Joseph Stiglitz, Premio Nóbel de Economía.

NATHAN GARDELS 21/09/2008.

Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía en 2001, sostiene que la crisis de Wall Street pone de manifiesto que el modelo de fundamentalismo de mercado no funciona. En su opinión, la crisis que ha sacudido Wall Street la última semana es para ese modelo el equivalente a lo que fue la caída del muro de Berlín para el comunismo. Stiglitz critica la complejidad de los productos financieros que han provocado la crisis y los incentivos al riesgo de los sistemas de retribución de los directivos.

"Los financieros han inventado productos que no gestionaban el riesgo sino que lo producían" "Si no hubiéramos diseminado el riesgo por todo el mundo, la crisis sería aún peor en Estados Unidos"
"Si el sector financiero está en un estado deplorable, la economía está en un estado deplorable"
"La mayor parte del crecimiento de los últimos cinco años se basaba en la burbuja de la vivienda".


Pregunta. Barack Obama afirma que el hundimiento de Wall Street es la mayor crisis financiera desde la gran depresión. John McCain dice que la economía está amenazada, pero es básicamente fuerte. ¿Cuál de ellos tiene razón?

Respuesta. Obama se acerca mucho más a la verdad. Sí, Estados Unidos tiene talentos, grandes universidades y un buen sector de alta tecnología. Pero los mercados financieros desempeñan un papel muy importante; supusieron en los últimos años el 30% de los beneficios empresariales. Los directivos de los mercados financieros han cosechado esos beneficios con el argumento de que ayudaban a gestionar el riesgo y a asignar el capital con eficacia, y afirmaban que por eso "merecían" unos rendimientos tan altos. Se ha demostrado que no es cierto. Lo han gestionado todo mal. Ahora el tiro les ha salido por la culata, y el resto de la economía pagará porque las ruedas del comercio se ralentizan debido a la quiebra del crédito. Ninguna economía moderna puede funcionar bien sin un sector financiero vibrante.
De modo que el diagnóstico de Obama, cuando dice que nuestro sector financiero está en un estado deplorable, es correcto. Y si está en un estado deplorable, significa que nuestra economía está en un estado deplorable. Aunque no observásemos la conmoción financiera, sino la deuda doméstica, nacional y federal, el problema es serio. Nos estamos ahogando. Si observamos la desigualdad, que es la mayor desde la gran depresión, el problema es serio. Si observamos el estancamiento de los salarios, el problema es serio. La mayor parte del crecimiento económico de los últimos cinco años se basaba en la burbuja de la vivienda, que ahora ha estallado. Y los frutos de ese crecimiento no se repartieron ampliamente. En resumen, los cimientos no son buenos.
P. ¿Cuál debería ser la respuesta política al hundimiento de Wall Street?
R. Está claro que no sólo necesitamos volver a regular, sino también rediseñar el sistema regulador. Durante su reinado como jefe de la Reserva Federal en la que surgió esta burbuja hipotecaria y financiera, Alan Greenspan tenía muchos instrumentos a su alcance para frenarla, pero no lo consiguió. Después de todo, Ronald Reagan le escogió por su actitud contraria a la regulación.
A Paul Volcker, el anterior presidente de la Reserva Federal, conocido por mantener la inflación bajo control, le cesaron porque el Gobierno de Reagan no creía que fuera un liberalizador adecuado.
Por consiguiente, nuestro país ha sufrido las consecuencias de escoger como regulador supremo de la economía a alguien que no creía en la regulación. De modo que para corregir el problema, lo primero que necesitamos son líderes políticos y responsables que crean en la regulación. Además, necesitamos establecer un sistema nuevo, capaz de soportar la expansión de las finanzas y los instrumentos financieros mejor que los bancos tradicionales.
Por ejemplo, necesitamos reglamentar los incentivos. Las primas tienen que pagarse basándose en los resultados de varios años, y no de un solo año, porque esto último fomenta las apuestas. Las opciones de compra de acciones fomentan la adulteración de la contabilidad y hay que frenarlas. En resumen, ofrecimos incentivos para que se diese un mal comportamiento en el sistema, y nos salimos con la nuestra.

También necesitamos frenos, bandas sonoras. Históricamente, todas las crisis financieras han estado asociadas con una expansión muy rápida de determinados tipos de activos, desde los tulipanes hasta las hipotecas. Si frenamos eso, podremos impedir que las burbujas se descontrolen. El mundo no desaparecería si las hipotecas creciesen un 10% y no un 25% anual. Conocemos tan bien el patrón que deberíamos poder hacer algo para dominarlo. Ante todo, necesitamos una comisión de seguridad de los productos financieros, como la que tenemos para los productos de consumo. Los financieros estaban inventando productos que no gestionaban el riesgo, sino que lo producían.

Por supuesto, creo firmemente en una mayor transparencia. Sin embargo, desde el punto de vista de los criterios reguladores, estos productos eran transparentes en un sentido técnico. Pero eran tan complejos que nadie los entendía. Aunque se hicieran públicas todas las cláusulas de estos contratos, no le habrían aportado a ningún mortal información útil sobre el riesgo.
Demasiada información equivale a nada de información. En este sentido, quienes piden más revelaciones como solución al problema no entienden la información. Si uno compra un producto, lo que necesita es conocer el riesgo, así de sencillo. Ésa es la cuestión.
P. Los activos hipotecarios que han provocado el caos están en manos de bancos o fondos soberanos de China, Japón, Europa y el Golfo. ¿Cómo les afectará esta crisis?
R. Es cierto. Las pérdidas de las instituciones financieras europeas por las hipotecas subprime han sido mayores que en Estados Unidos. El que Estados Unidos diversificase estos activos hipotecarios entre tenedores de todo el mundo gracias a la globalización de los mercados ha suavizado de hecho el impacto en Estados Unidos. Si no hubiéramos diseminado el riesgo por todo el mundo, la crisis sería mucho peor. Una cosa que ahora se entiende, a consecuencia de esta crisis, es la información asimétrica de la globalización. En Europa, por ejemplo, no se sabía muy bien que las hipotecas estadounidenses son hipotecas sin recurso: si el valor de la casa baja más que el de la hipoteca, uno puede devolverle la llave al banco y largarse. En Europa, la casa sirve de garantía, pero el prestatario sigue endeudado por la cantidad debida, pase lo que pase.

Éste es uno de los peligros de la globalización: el conocimiento es local, porque uno sabe mucho más de su propia sociedad que de las otras.

P. ¿Cuál es entonces en último término el impacto del hundimiento de Wall Street en la globalización regida por el mercado?.

R. El programa de la globalización
ha estado estrechamente ligado a los fundamentalistas del mercado: la ideología de los mercados libres y de la liberalización financiera. En esta crisis, observamos que las instituciones más basadas en el mercado de la economía más basada en el mercado se vienen abajo y corren a pedir la ayuda del Estado. Todo el mundo dirá ahora que éste es el final del fundamentalismo del mercado. En este sentido, la crisis de Wall Street es para el fundamentalismo del mercado lo que la caída del muro de Berlín fue para el comunismo: le dice al mundo que este modo de organización económica resulta insostenible. Al final, dicen todos, ese modelo no funciona. Este momento es señal de que las declaraciones de liberalización del mercado financiero eran falsas.

La hipocresía entre el modo en el que el Tesoro estadounidense, el FMI y el Banco Mundial manejaron la crisis asiática de 1997, y el modo en que se está manejando ésta, ha acentuado dicha reacción intelectual. Ahora los asiáticos dicen: "Un momento, a nosotros nos dijisteis que imitásemos a Estados Unidos que vosotros sois el modelo. Si hubiéramos seguido vuestro ejemplo, ahora estaríamos en el mismo lío. Vosotros tal vez podáis permitíroslo. Nosotros, no".
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POLEMICA. EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI.

El Socialismo del Siglo XXI: Notas para su discusión.

Atilio Borón

Defensa de la humanidad . cult . cu


El propósito de esta ponencia es aportar algunos elementos para la discusión sobre el socialismo del siglo veintiuno. El tema, no por casualidad, está siendo objeto de una intensa y creciente discusión. Si hacemos una rápida consulta al Google y miramos el número de páginas existentes, a finales de Julio de 2008 sobre el 'Socialismo del siglo XXI' veremos que aparecen listadas aproximadamente más de 1.200.000 páginas que responden a dicho título.

Dado el volumen de la bibliografía existente nos limitaremos a examinar algunas ideas que nos parecen centrales y que quisiéramos dejar como aporte para un futuro trabajo de elaboración colectiva. No tienen pretensión alguna de exhaustividad sino que, por el contrario, deben ser comprendidas como una parcial contribución a un debate en curso tendiente a lograr una definición cada vez más precisa del horizonte socialista de las luchas emancipatorias de nuestra época.

Abordaremos esta reflexión a partir de una distinción tripartita entre:

1. Los valores y principios medulares, que deben vertebrar un proyecto que se reclame como genuinamente socialista.
2. El programa de ese proyecto, es decir, el tránsito desde el universo de los valores a la agenda concreta de la construcción del socialismo y las políticas públicas requeridas para su implementación.
3. Finalmente, el tema del 'sujeto histórico' (o los sujetos) de ese proyecto, y sus características distintivas.

Valores.

Se trata de un tema clave, porque un proyecto socialista no puede manifestar la menor ambigüedad axiológica en relación a su crítica intransigente y radical a la sociedad burguesa. A la luz de las experiencias que tuvieron lugar durante la fase 'keynesiana' del capitalismo no se puede alimentar la menor ilusión acerca de la capacidad de lograr reformas profundas y sobre todo duraderas en la estructura de este tipo de sociedad. La involución que sufrió a consecuencia de la contrarrevolución neoliberal a partir de los años 1980s demuestra, más allá de toda duda, que los avances que se habían producido en los años de la posguerra -y que dieran lugar a múltiples teorizaciones sobre 'el fin de las ideologías', el agotamiento de la lucha de clases, las virtudes de la irrestricta movilidad social ascendente, el triunfo de la democracia liberal, etcétera- estuvieron muy lejos de ser irreversibles.

Esta reversión ha confirmado, una vez más, la extraordinaria resiliencia del capitalismo y su capacidad para retornar a la 'normalidad' de su funcionamiento explotador, expoliador y opresivo una vez que se disipan las coyunturas amenazantes que, en los años de la posguerra, le obligaron a hacer pasajeras concesiones a las clases subalternas. Componente estratégico de esa coyuntura fue la amenazante presencia de la Unión Soviética. Y es que a pesar de su doctrina oficial de la 'coexistencia pacífica', justamente criticada por el Che en numerosas intervenciones orales y escritas, la sola existencia del ejemplo soviético y posteriormente de la revolución china obligó a las burguesías metropolitanas a aceptar reivindicaciones que antes de 1917 hubieran sido respondidas apelando a los servicios de la gendarmería.

Dicho lo anterior es preciso subrayar que un socialismo renovado de cara al siglo veintiuno no puede quedar reducido a la construcción de una nueva fórmula económica, por más resueltamente anti-capitalista que ésta sea. El Che tenía toda la razón cuando dijo que 'el socialismo como fórmula de redistribución de bienes materiales no me interesa.' De lo que se trata es de la creación de un hombre y una mujer nuevos, de una nueva cultura y un nuevo tipo de sociedad, caracterizado por la abolición de toda forma de opresión y explotación, el primado de la solidaridad, el fin de la separación entre gobernantes y gobernados y la reconciliación del hombre con la naturaleza.

Proyecto.

El apartado anterior analizó, brevemente, la problemática de los valores y destacó la incuestionable superioridad ética del socialismo en relación al capitalismo, tema que no debe olvidarse pese a que muy a menudo se lo deja de lado. Veamos ahora el proyecto y un caso especial: 'la planificación central' de la economía, que en el pasado fue interpretada como consustancial con el socialismo y que hoy aparece claramente como producto de una época no existiendo razones irrebatibles para que sea mantenida en el futuro.

Si en el marco del desplome del estado zarista, la Primera Guerra Mundial y la salvaje agresión perpetrada en contra de la joven república soviética la socialización de la economía fue asimilada con la total estatización de las actividades económicas, en la actualidad esa receta no sólo es inadecuada sino, además, contraproducente para la consolidación de un proyecto socialista en las condiciones actuales de la economía mundial.

Si el modelo de la estatización total de la economía fue una necesidad impuesta por determinadas circunstancias esto no significa que deba ser la única alternativa de un proyecto socialista. Y esta conclusión es válida aún si se tiene en cuenta que en su tiempo ese modelo fue altamente exitoso porque hizo posible un formidable desarrollo de las fuerzas productivas y convirtió al país más atrasado de Europa de comienzos del siglo veinte en una gran potencia industrial y militar. Sin embargo, sus logros en una fase de industrialización extensiva no fueron suficientes para responder eficazmente los nuevos desafíos planteados por la tercera revolución industrial, con el desarrollo de la microelectrónica, las telecomunicaciones, la informática y todas las aplicaciones industriales derivadas de estos adelantos científicos y, gradualmente fue perdiendo terreno ante sus rivales capitalistas hasta llegar a su in-glorioso derrumbe final, cuando todo el edificio político construido por la primera revolución proletaria de la historia, un acontecimiento extraordinario en la vida de las naciones, se desplomó sin un solo disparo, y ante la increíble indiferencia de la población.

El tema de la magnitud e implicaciones de estos grandes cambios económicos mereció una aguda observación del Comandante Fidel Castro en su discurso del 17 de Noviembre del 2005 en la Universidad de La Habana conmemorando el sexagésimo aniversario de su ingreso a esa casa de estudios. Dijo en esa oportunidad que y que me perdonen las decenas de miles de economistas que hay en el país- es una ciencia exacta y eterna, y que existió desde la época de Adán y Eva. Se pierde todo el sentido dialéctico cuando alguien cree que esa misma economía de hoy es igual a la de hace 50 años, o hace 100 años, o hace 150 años, o es igual a la época de Lenin, o a la época de Carlos Marx. A mil leguas de mi pensamiento el revisionismo, rindo verdadero culto a Marx, a Engels y a Lenin.'

Fidel tiene razón: la economía de hoy no es la de hace cincuenta años atrás. No lo son ni el paradigma productivo, ni las modalidades de circulación de las mercancías, ni las características del sistema financiero ni el entrelazamiento mundial del capital y el de éste con los estados de los capitalismos metropolitanos. Por lo tanto, las políticas económicas del socialismo deben necesariamente partir del reconocimiento de esas nuevas realidades. Y, al mismo tiempo, tener la humildad y la sensatez necesarias como para desconfiar de fórmulas librescas, pret a porter, que se presentan como válidas para todo tiempo y lugar para la construcción del socialismo. En esa misma plática a los universitarios Fidel decía que 'uno de nuestros mayores errores al principio, y muchas veces a lo largo de la Revolución, fue creer que alguien sabía cómo se construía el socialismo.' Lección esta importantísima, no sólo por provenir de quien proviene sino porque desafía la tendencia pertinaz en la izquierda de reducir la construcción del socialismo a la aplicación de una receta, un modelo, una fórmula.

Sujetos.

Claramente, en plural.
No existe un único sujeto -y mucho menos un único sujeto preconstituido- de la transformación socialista. Si en el capitalismo del siglo diecinueve y comienzos del veinte podía postularse la centralidad excluyente del proletariado industrial, los datos del capitalismo contemporáneo y la historia de las luchas de clases sobre todo en la periferia del sistema demuestran el creciente protagonismo adquirido por masas populares que en el pasado eran tenidas como incapaces de colaborar en la instauración de un proyecto socialista.

Campesinos, indígenas, sectores marginales urbanos eran, en el mejor de los casos, acompañantes en un discreto segundo plano de la presencia estelar de la clase obrera. La historia latinoamericana, desde la Revolución Cubana hasta aquí, ha demostrado que, al menos en los capitalismos periféricos el exclusivismo protagónico del proletariado industrial no fue confirmado por los hechos. Baste recordar la caracterización del 'pueblo' hecha por Fidel Castro en La Historia me Absolverá, o el papel de esas masas populares urbanas y rurales en los levantamientos que tuvieron lugar en Bolivia y Ecuador (que se tradujeron posteriormente en las victorias electorales de Evo Morales y Rafael Correa), o el heroísmo de esas masas en la derrota del golpe de estado de Abril del 2002 en contra de la Revolución Bolivariana para apreciar, en toda su magnitud, la multiplicación de los sujetos de la resistencia y oposición al capitalismo.

Para finalizar, no podríamos dejar de examinar esta problemática sin cuestionar la falsa oposición que suele plantearse entre partidos y movimientos sociales. Lamentablemente, en los últimos tiempos esta oposición radical se arraigó muy profundamente en el imaginario de numerosos actores sociales y políticos de América Latina y el Caribe.

La consecuencia fue que mientras los partidos políticos de izquierda fueron todos ellos satanizados y considerados sin hacer distingo alguno -y por lo tanto cometiendo una enorme injusticia con algunos que lucharon ejemplarmente contra las dictaduras que asolaron a nuestros países en los años setentas y ochentas- como aparatos burocratizados, desmovilizadores y claudicantes, los movimientos sociales fueron exaltados como excelsas organizaciones inmunes a las deformaciones burocráticas, las ambiguedades, los personalismos y las mezquindades que según esta poco feliz interpretación caracterizarían a los partidos de izquierda de la región. Demás está decir que esta simplificación no resiste el menor análisis y que cualquiera mínimamente informado sobre la realidad sociopolítica de nuestros países sabe que los vicios que se achacan, muchas veces con justa razón, a los partidos también afectan, en mayor o menor medida, a los movimientos sociales. Sus proclamas a favor de la horizontalidad y el 'basismo' no siempre encuentran una traducción real en la vida concreta de los mismos y no pocas veces son un discurso divorciado de los hechos. Y las 'nuevas formas de hacer política' con que los movimientos sociales muchas veces se presentan en la escena pública para diferenciarse de la vieja politiquería partidaria suelen más pronto que tarde dar lugar a la resurrección de odiosas prácticas que se creían exclusivas de los partidos.

En otras palabras: partidos y movimientos representan dos modos de articular los intereses del campo popular, modos que no son contradictorios sino complementarios entre otras cosas porque juegan en distintos escenarios: los partidos en el marco de las instituciones políticas y los movimientos en el seno de la sociedad civil. Si estos demostraron poseer una potencial capacidad para establecer una conexión más estrecha con su propia base y representar de manera más inmediata sus intereses, adolecen en cambio de una enorme dificultad a la hora de sintetizar la multiplicidad de particularismos que ellos encarnan en una fórmula política y en una estrategia unificada que pueda enfrentar con éxito la estrategia unificada de la burguesía.

Tanto los partidos como los movimientos parecen ignorar que ésta jamás apuesta todas sus cartas en un solo escenario sino que continuamente combina tácticas y estrategias que utilizan tanto los canales institucionales (las elecciones y todas las instituciones políticas del estado) como los canales extra-institucionales: la calle, las movilizaciones, la propaganda política, los medios de comunicación de masas, los sabotajes, lock-outs patronales, fuga de capitales, huelga de inversiones, chantajes sobre los gobernantes, etcétera. En una palabra, la burguesía no se enfrenta con los falsos problemas que suelen paralizar al campo popular, esterilizado y desmovilizado en improductivas discusiones acerca de si movimientos sí o movimientos no, o partidos sí o partidos no. Profunda conocedora del poder y sus secretos, la burguesía utiliza todas las armas disponibles en su arsenal haciendo caso omiso de sus características, mientras sus opositores se desangran dirimiendo primacías entre unas y otras y quedando por eso mismo a merced de sus enemigos de clase.

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viernes, 19 de septiembre de 2008

LA CRISIS FINAL DEL CAPITALISMO. CRONICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA.

*- QUIEBRAS BANCARIAS MAS IMPORTANTES DEL MUNDO.

**- AMERICA LATINA Y LA CRISIS.

***- STIGLITZ Y LA CRISIS.

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La quiebra del banco inversor estadounidense Lehman Brothers, anunciada hoy, es una de las más importantes ocurrida en los últimos 25 años
EFE . 15-Septiembre-2008 (10:51 a.m.)Madrid,España.-
Resumen de las principales quiebras bancarias desde 1882Las principales quiebras bancarias desde 1982 son:
- 1982.- Quiebra el Banco Ambrosiano, cuyo principal accionista era el Vaticano. Su presidente, Roberto Calvi, que apareció muerto en Londres, expuso al banco en 14 mil millones de dólares, en operaciones exteriores de alto riesgo, que contaban con la garantía de cartas firmadas por el cardenal Paul Marcinkus y Luis Mennini, los dos máximos responsables de la Instituto para las Obras de la Religión (IOR) , la banca vaticana.
- Mayo 1984.- La Reserva Federal de EEUU interviene para salvar al banco Continental Illinois, que se declaró insolvente y al que inyectó 4 mil 500 millones de dólares.
- 1987.- La actividad bancaria norteamericana se enfrenta a su peor año desde la depresión de 1934, con la quiebra de 184 bancos.
- 1988-1989.- En medio de una crisis inmobiliaria, el Republicbank Corporation of Dallas, en quiebra, se fusiona con el Interfirst Bank. El resultante First Republic Bank tampoco resistió la crisis y fue intervenido por la gubernamental Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) .
- Noviembre 1990.- Quiebra el Freedom National Bank de Nueva York, uno de los principales bancos controlados por negros en Estados Unidos.
- Febrero-abril 1991.- Tras declararse en quiebra, el Bank of New England es adquirido por la financiera estadounidense Fleet/Norstar Financial Group.
- Julio de 1991: intervenido el Bank of Credit and Commerce International (BCCI) en una operación mundial, acusado de participar en numerosas actividades delictivas (terrorismo, tráfico de drogas y armas, sobornos, extorsión y tráfico de influencias) . La quiebra dejó una deuda de 10 mil millones de dólares.
- Octubre 1992.- La FDIC declara insolvente al First City Bancorporation de Texas.
- Septiembre 1994.- Quiebra el Banco Anglo Costarricense, el más antiguo del país. Cuatro años después fueron llevados a juicio sus directivos por una compra de deuda externa venezolana en la que se perdieron 55 millones de dólares.
- Febrero 1994.- La quiebra del Banco Latino, el segundo de Venezuela, sume en una grave crisis al sistema financiero del país al congelarse los depósitos de las petroleras. Más de 870 millones de dólares de la cartera de crédito no contaban con garantías reales.
- En 1995 quebró el banco francés Pallas-Stern (BPS) , con un pasivo de entre de mil 320 a mil 650 millones de dólares.
- En febrero de 1995 el banco comercial británico Barings Brothers quebró tras perder unos 1.280 millones de dólares por transacciones de alto riesgo.
- En noviembre de 1997 el banco Hokkaido Takushoku, el menor de los diez grandes bancos de Japón, quedó en situación de quiebra técnica.
- En 1998 fue nacionalizado el Banco de Crédito a Largo Plazo de Japón, uno de los más grandes del país, cuya crisis causó la quiebra de 141 compañías.
- En junio de 1999 el Gobierno mexicano intervino Banca Serfín, el tercer banco del país, que se encontraba en situación de quiebra técnica. Durante ese periodo, el Gobierno asumió la quiebra de 14 de los 18 bancos del sistema financiero mexicano.
- 3 agosto 2007.- American Home Mortgage, el décimo banco hipotecario de EU, declara suspensión de pagos.
- 17 febrero 2008.- El gobierno británico nacionaliza el banco Northern Rock, semanas después de rescatarlo con una inyección de liquidez de 32 mil millones de euros.
- Marzo 2008.- La Reserva Federal interviene para rescatar al banco de inversión Bear Stearns de sus problemas de liquidez y evitar que se hunda.
- 11 julio 2008.- IndyMac Bank, el segundo banco hipotecario estadounidense, pasa a ser controlado por las autoridades federales.
- 7 septiembre 2008.- El Gobierno estadounidense anuncia que intervendrá las dos mayores compañías hipotecarias del país, Fannie Mae y Freddie Mac, en un intento por rescatar al sector de la crisis en que está sumido.
- 15 septiembre 2008.- El banco de inversiones Lehman Brothers, el cuarto de EU, se declara en quiebra tras 158 años en actividad, mientras se anuncia que Bank of America comprará Merrill Lynch por cerca de 44 mil millones de dólares. América Latina sufrirá también los efectos de la crisis financieraLondres.- La quiebra de Lehman Brothers, uno de los fracasos más importantes en la historia de Wall Street, afectará al mundo entero, incluyendo a América Latina, por la mayor volatilidad de los mercados y porque habrá menos dinero para prestar, señalaron analistas en Londres .
- 18 de septiembre el Gobierno Norteamericano compra las acciones de la gigante de inversiones AIG. por más de 80 mil millones de dólares.
- 19 de septiembre.- El Presidente Busch y los responsables de la economía norteamericana, más el Senado anuncian al mundo que el Estado intervendra directamente para tratar de "salvar o poner el barco a flote, que inexorablemente se hunde" Y ahora los neoliberales, los fundamentalistas del mercado, que creían que "el dios mercado" todo lo podía, todo lo resolvía, todo lo solucionaba. Y ahora en su desesperación llaman, recurren, claman por la vuelta del Estado, y pensar que hace dos décadas lo despreciaron, eliminaron. acribillaron, demolieron institucionalmente. HOY SON MAS ESTATISTAS QUE LOS SOCIALISTAS DEL SIGLO XX. COMO CAMBIAN LOS TIEMPOS EN TAN POCOS SEGUNDOS. Y PENSAR QUE NOS IMPONIAN SU EJEMPLO DE SISTEMA MUNDIAL COMO SUPERIOR, DEMOCRATICO, IGUALITARIO, EQUITATIVO, CON CAPACIDAD PARA DISTRIBUIR LA RIQUEZA Y CONSTRUIR UNA SOCIEDAD INCLUSIVA. CUANTOS CUENTOS NOS CONTARON Y AUN CONTINUAN. Y EL PALACIO DE CRISTAL QUE OFRECIO EL NEOLIBERALISMO. Y LA TIERRA PROMETIDA DE LOS FUNDAMENTALISTAS DEL SIGLO XXI. !! DONDE ESTA ¡¡ SIMPLE Y COMO SIEMPRE FUE UN CUENTO DE HADAS ........¡¡¡
LA CRISIS VA A AFECTAR A TODOS LOS MERCADOS... Y AMERICA LATINA.
AFP 15-Septiembre-2008 (11:52 a.m.).
"La crisis va a afectar a todos los mercados, y América Latina es, entre los mercados emergentes, una de las regiones más vulnerables a la volatilidad e incertidumbre", señaló a la AFP el analista Mike Lenhoff, principal estratega financiero de la firma Brewin Dolphin, con sede en Londres.Los "mercados latinoamericanos son riesgosos; es por eso que ofrecen mayores rendimientos, pero también son por esa razón más volátiles", explicó el analista.
"Los mercados latinoamericanos son más volátiles que los de Asia y Europa", anotó. Los mercados financieros latinoamericanos "sufrirán a su vez fuertes turbulencias" tras el derrumbe de las principales bolsas de Asia y Europa provocada por el colapso de Lehman Brothers y la compra de urgencia de su rival Merrill Lynch por parte del Bank of America, señaló. "Los mercados van a caer fuertemente, no sabemos qué es lo que va a pasar", dijo Richard Crossley, de la firma Merchant Securities."
Además, este colapso financiero que estamos viendo no es propicio al crecimiento económico en ningún lugar del mundo, y tampoco favorecerá el crecimiento en Latinoamérica, que se verá afectada por la desaceleración económica en Estados Unidos y Europa", sus socios comerciales más importantes, notó Lenhoff."La crisis va a frenar el crecimiento de los países en desarrollo", dijo Lenhoff.
El analista David Buick, socio de la firma BGC Partners, con sede en Londres, coincidió que los efectos del colapso del sistema financiero, al menos "del colapso del sistema financiero tal como lo conocíamos hasta el momento", se "sentirán internacionalmente, y por ende, también en América Latina". "Habrá menos dinero para prestar, los inversores huirán del riesgo y buscarán más seguridad, por lo que menos dinero e inversiones llegarán a Latinoamérica", vaticinó Buick.
El analista estimó sin embargo que los nuevos temblores financieros provocados por la quiebra de Lehman Brothers y la venta de Merrill Lynch "no tendrán un gran impacto en el sistema bancario interno" de los países de la región. Las consecuencias del colapso del gigante de las finanzas "serán más a nivel internacional que doméstico", señaló Buik, que afirmó que "el periodo de incertidumbre y volatilidad intensificado por la bancarrota de Lehman Brothers durará entre seis a 18 meses".
El anuncio de la quiebra de Lehman ocurrió luego de que el domingo se frustrara el último esfuerzo por encontrar un comprador para el banco de inversiones de Wall Street, que perdió unos 3.900 millones de dólares en su tercer trimestre fiscal. Lehman Brothers aún contaba con 639.000 millones de dólares de activos a fines de mayo. La mayor quiebra de un banco estadounidense hasta el momento--la del Continental Illinois en 1984-- puso en juego una suma 16 veces inferior, de 40.000 millones de dólares.

STIGLITZ: crisis culminará con fuerte desaceleración a nivel mundial.
Para el Premio Nobel de Economía la situación en los mercados financieros y en el mercado inmobiliario seguirá deteriorándose, pero la globalización, en su opinión, desempeña un papel amortiguador.
AFP 15-Septiembre-2008 (07:16 p.m.) . El Premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz, dijo el lunes que la actual crisis financiera será menos grave que la 1929 porque el mundo dispone de “herramientas” de política monetaria y fiscal para evitar otra gran depresión, aunque alertó contra un “exceso de confianza” en el sistema. “El punto de vista general es que hoy en día disponemos de herramientas en materia de política fiscal y monetaria para evitar otra gran depresión”, declaró Stiglitz a la AFP.
Sin embargo, “el conocimiento no siempre se traduce en los hechos”, indicó.“El Fondo Monetario Internacional (FMI) sabía cómo evitar que Indonesia se precipitara en la depresión económica (en 1998), pero en realidad tomó medidas que la llevaron a la depresión”, agregó.
Stiglitz reaccionaba con estos comentarios a las declaraciones del ex presidente de la Reserva Federal estadounidense Alan Greenspan, quien afirmó que la crisis actual es “un hecho que se produce una vez cada 50 años, probablemente una vez por siglo”.
Para Stiglitz la situación en los mercados financieros y en el mercado inmobiliario seguirá deteriorándose, pero la globalización, en su opinión, desempeña un papel amortiguador .“Es probable” que la crisis actual culmine con “una fuerte desaceleración” a escala mundial, pero no con “una verdadera crisis que haría que muchas instituciones financieras entren en quiebra”. J. Stiglitz.
La crisis “está contagiándose” a nivel internacional, pero si Estados Unidos absorbiera todas las pérdidas ligadas a los créditos hipotecarios de riesgo (”subprime”), el país estaría “en una situación bastante peor”, destacó. *****