lunes, 17 de agosto de 2009

EL G-8 Y SU ULTIMA DONACION EN FAVOR DE SUS VICTIMAS. 20 mil millones de dólares contra el hambre.

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El anuncio inicial era de 15.000 millones, acompañado por un llamamiento a otros países y al sector privado para incrementarlo, que tuvo un efecto inmediato e incrementó la suma en 5.000 millones. Estados Unidos aportará unos 3.500 millones; Japón y la Unión Europea (UE) prometieron también de 3.000 a 3.500 millones cada uno.
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"Hemos prometido invertir 20.000 millones en seguridad alimentaria, en programas de desarrollo agrícola, para ayudar a combatir el hambre en el mundo. Eso se suma a la ayuda que ya estamos brindando", dijo Obama.
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ENCUENTRO DE LÍDERES

El G-8 prometió U$S20.000 millones contra el hambre

Así cerró la cumbre de los ocho países más poderosos del mundo en Italia. Por qué los pequeños agricultores serán los beneficiarios.

La Cumbre del G-8, que incluyó reuniones con el G-5 y países africanos, decidió la ayuda de

U$S20.000 para combatir el hambre.

Al margen de los acontecimientos pintorescos que tuvieron como protagosnista a Barack Obama, la Cumbre del G-8 cerró con una promesa concreta: U$S20.000 millones para combatir el hambre. Desde L'Aquila, Italia, los líderes de los países más poderosos del mundo decidieron enfocar las políticas a contener el aumento de personas que sufren el flagelo de la subalimentación.


Con alrededor de 1.000 millones de personas con hambre (100 millones más, de acuerdo a estadísticas oficiales de organismo supranacionales), los países centrales decidieron aportar dinero para el aumento de la producción de alimentos. De esta manera, se modificó la política de colaboración para con las naciones pobres del mundo.

La decisión se adoptó en la última sesión de la cumbre de tres días del G-8; en esta sesión participaron otros países industrializados, así como los emergentes del G-5 y una decena de países africanos. La atribución de los U$S 20.000 millones se escalonará en tres años, y sus principales beneficiarios serán pequeños agricultores.

El anuncio inicial era de 15.000 millones, acompañado por un llamamiento a otros países y al sector privado para incrementarlo, que tuvo un efecto inmediato e incrementó la suma en 5.000 millones. Estados Unidos aportará unos 3.500 millones; Japón y la Unión Europea (UE) prometieron también de 3.000 a 3.500 millones cada uno.

El anuncio se produjo horas antes de que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, de padre keniano, y su esposa Michelle, descendiente de esclavos afroamericanos, emprendan su primer gira por Africa. Ese continente será el principal destinatario del paquete del G-8.

"Hemos prometido invertir 20.000 millones en seguridad alimentaria, en programas de desarrollo agrícola, para ayudar a combatir el hambre en el mundo. Eso se suma a la ayuda que ya estamos brindando", dijo Obama. Tanto el líder de la Casa Blanca como su esposa ya había manifestado su acuerdo con el desarrollo de pequeñas huertas orgánicas.

En ese sentido, Obama dijo que "pensamos que la ayuda debe focalizarse en crear las condiciones para que ya no haga falta ayudar a personas que consiguieron sustentar sus propias vidas, alimentar a sus familias y elevar sus niveles de vida". Sin embargo, informes de la ONU muestran que este año aumentó en 100 millones la cantidad de personas con hambre.
Hambre en América Latina. Por su parte, la canciller mexicana, Patricia Espinosa, dijo que su país abogará para que naciones latinoamericanas y caribeñas figuren también entre los beneficiarios del paquete del G-8. El año pasado, Haití, el país más pobre de la región, fue sacudido por motines populares provocados por el alto precio de los alimentos.
El cantante Bono, un firme promotor de la ayuda para Africa, resaltó la política de Obama, quien desde su llegada a la Casa Blanca en enero está dando fuertes golpes de timón a las políticas de su predecesor George W. Bush, centradas en la "guerra contra el terrorismo".
Recuerdo. La cumbre se llevó a cabo en L'Aquila, desvastada por un terremoto en abril pasado, que dejó casi 300 muertos y decenas de miles de damnificados, 24.000 de los cuales siguen viviendo en tiendas de campaña. El viernes, unos 5.000 militantes antiglobalización y habitantes del pueblo, indignados por el retraso de las obras, marcharon por las calles del casco antiguo.

Ayer, el G-8 llevó a cabo una reunión con los emergentes del G-5 (China, India, Brasil, México y Sudáfrica), en un formato de discusiones que muchos presidentes propusieron institucionalizar. Los dos bloques trataron entre otras cosas la lucha contra el cambio climático, acordando el objetivo de limitar el calentamiento global a 2 centígrados.

Sin embargo, no se consiguió un consenso sobre los plazos y los medios para invertir la curva de emisiones de gases de efecto invernadero. Países industrializados y emergentes denunciaron además el proteccionismo, y expresaron su voluntad de concluir en 2010 la Ronda de Doha de liberalización del comercio mundial que practican las naciones centrales.

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