miércoles, 12 de mayo de 2010

La urgente lucha contra la corrupción en las empresas latinoamericanas.

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América Latina es la segunda región más corrupta del mundo luego de África Subsahariana. El tráfico de influencias, la extorsión, la malversación, el nepotismo y otras prácticas irregulares están arraigadas en países como Bolivia, Venezuela, México, Argentina, Brasil, Perú y Colombia, causando graves problemas no solo al Estado, sino también a las empresas.
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La urgente lucha contra la corrupción en las empresas latinoamericanas.

Carola Zamora – Miércoles 5 de mayo del 2010 .
EducAmericas.com
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Según datos de Transparencia Internacional, la corrupción le cuesta al mundo cerca de US$ 2,6 trillones al año, de los cuales US$ 1 trillón son de pagos por sobornos. ¿Y cómo estamos por casa? América Latina es la segunda región más corrupta del mundo luego de África Subsahariana. El tráfico de influencias, la extorsión, la malversación, el nepotismo y otras prácticas irregulares están arraigadas en países como Bolivia, Venezuela, México, Argentina, Brasil, Perú y Colombia, causando graves problemas no solo al Estado, sino también a las empresas.
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¿Pero por qué las compañías se deben preocupar por este problema? Michael Pedersen, director asociado del Foro Económico Mundial, sostiene que "el aumento de los costos que significa la corrupción en los negocios, así como los riesgos legales y los efectos negativos sobre la reputación corporativa, obliga a las privados a abordar este problema", según señaló en un informe del Ethisphere Institute. Por su parte, Marco Escotto Arroyo, profesor de Filosofía y Empresa y director adjunto del Centro de Estudios para la Gobernabilidad Institucional del IPADE Business School, afirma que "la corrupción tiene un gran impacto a nivel de competitividad y productividad, haciendo más caros, lentos e ineficientes los procesos de producción de riqueza. También afecta a la imagen del país en el exterior, y por tanto su capacidad de atracción de turismo e inversión", agrega el académico mexicano.
Asimismo, este tipo de prácticas dejan una huella en términos socioeconómicos. Según Transparencia Mexicana, el impuesto regresivo que representa la corrupción para los hogares con ingresos de hasta un salario mínimo representó el 18% de su ingreso, mientras que para los hogares con más ingreso es del 8% de su ingreso. En este rubro, Transparencia Internacional calcula que debido a prácticas corruptas más de US$ 50 billones en ayuda a países emergentes no llega a su destino. ¿Qué deben hacer las empresas?
En el sector empresarial mexicano, en tanto, esta práctica se ha transformado en un suculento negocio para quienes lo demandan. De acuerdo al think tank Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), los empresarios gastan al año US$ 85.000 millones en corrupción, cifra equivalente entre un 7% y 9% del PIB del país.
Uno de los proyectos que tiene como objetivo reducir la corrupción que existe entre los sectores público y privado es la Alianza contra la Corrupción, encabezada por el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), la Cámara Internacional de Comercio Capítulo México y la Alianza por la Responsabilidad Social Empresarial en México.
Esta iniciativa apunta a que las compañías se comprometan a reducir las prácticas de corrupción y a adoptar una política de tolerancia cero con respecto al cohecho. "Lo que se está intentando con ese tipo de iniciativas es tener una presión social, hacer una masa crítica de empresas que asuman una postura de cero tolerancia y que les permita a las demás tener un piso sobre el cual competir", indicó el directivo del IPADE Business School.
Otro de los esfuerzos es el del Pacto Mundial o Global Pact, un tratado creado por Naciones Unidas que insta a las empresas de todo el mundo llevar a la práctica un conjunto de valores en relación a la lucha contra la corrupción, derechos humanos, normas laborales y medio ambiente. Aún así este proyecto ha sido criticado, ya que las compañías lo adscriben de forma completamente voluntaria.
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Por ello, Escoto sostiene que los ejecutivos deben jugar un rol más proactivo en la lucha contra la corrupción. "El sector privado puede ser el fiel de la balanza para acelerar o alentar este tipo de iniciativas". En este sentido, algunas de las soluciones que propone son fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas, tener iniciativas multisectoriales de combate a la corrupción, y fomentar las prácticas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE). "Si se implementan bien y tienen seguimiento, pueden ser de gran impacto para el país", concluye el académico.
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