domingo, 28 de noviembre de 2010

COREA. Crisis Mundial, la pulseada militar. Conflicto Coreano: Una señal en la nueva coyuntura en el Asia.

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Como siempre el juego perverso entre el G-2. Estados Unidos y China y el G-6. Estados Unidos, China, las dos Coreas, Rusia y Japón.  ¿ Al final, será inevitable la Guerra??.
Bajo este complejo contexto de contradicciones incontrolables e intereses cruzados, esta nueva escalada del conflicto pudo haberse evitado si, tanto Estados Unidos como China, hubieran mantenido consistencia en las negociaciones, especialmente en el grupo de los seis (con Japón y Rusia). Esto es, dirimir estrictamente lo que se debate entre las dos Coreas, que es un acercamiento para el desarrollo más integrado de la península y la desnuclearización de la zona. /////


COREA. Crisis Mundial, la pulseada militar.

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Jorge Altamira. ( Especial para ARGENPRESS.com).

Viernes 26 de noviembre del 2010.


Cuando se trata de Corea del Norte, la información mediática internacional es sencillamente abominable. Hace unos dos meses, se la acusó de hundir una nave surcoreana, algo que nadie pudo probar y que los peritajes conocidos señalan como completamente improbable. Ahora, se la denuncia por disparar hacia Corea del Sur con el propósito de "llamar la atención" o de extorsionar económicamente con un mayor despliegue de sus instalaciones nucleares.

Una lectura del pequeño recuadro que Ambito dedica a la Bolsa de Nueva York (24/11), nos cuenta otra historia. "Unos días atrás, relata el improbable Francis Moore, Corea del Sur inició su ejercicio anual de maniobras militares enviando 70.000 soldados a la zona de frontera". Como se ve, pacifismo puro. "Ayer por la noche, prosigue, una batería de artillería comenzó en la isla de Paeknoyeongdo a disparar misiles con dirección al norte (muy cerca o pasando la frontera). Los norcoreanos respondieron disparando sobre la isla de Yeonpycong (que consideran suya.....)". O sea que la provocación partió de Corea del Sur y no fue de ningún modo episódica, sino parte de entrenamientos militares en las puertas del Norte. El ‘llamado de atención' puede haber existido, pero fue en sentido inverso. ¿Qué ‘atención' se quiere suscitar? China, una potencia del G20 que acaba de aumentar su participación en el FMI -la que ya salió, indistintamente, a rescatar a Estados Unidos o a la Unión Europea de sus sinsabores financieros-, no vaciló en intervenir, pero con una denuncia a Corea del Sur, no a la del Norte.

¿Qué pasa entonces?

La madre del borrego saltó enseguida por boca de algunos analistas: hay una pelea seria entre Estados Unidos, Japón y China por el control del Mar de China. En el contexto de la pugna mundial por controlar el desarrollo capitalista de China, el tema de la presencia militar y de las alianzas militares en la región juega desde hace tiempo un lugar relevante. La provocación contra Corea del Norte apunta contra China, lo mismo que el afán de dictar los términos de una reunificación de la península coreana en clave capitalista. En un cierto punto, la disputa opone a Japón contra Estados Unidos, como se comprobó en la resistencia de éste a aceptar la exigencia japonesa de desmantelar la base de Okinawa. En Japón se enfrentan, con mayor dureza cada vez, las fracciones proyanquis y prochinas. El objetivo de la provocación surcoreana es justificar la ingerencia norteamericana, que ya ha mandado sus acorazados a la zona. Las peleas de soberanías por islas o islotes tienen que ver directamente con esta pugna por los espacios marítimos. Rusia acaba de ceder algunos de ellos a Japón.

La bancarrota de la Unión Europea no demorará en detonar una poderosa explosión en la política mundial, cuyo centro de gravitación es el área del Pacífico que separa (o une) a Estados Unidos de China y Japón. Un influyente ex asesor del ex presidente norteamericano James Carter acaba de reclamar acciones ‘decisivas' contra Corea del Norte, para lo cual -dice- hay que cerrar otros frentes en crisis -como sería el caso de Palestina. Como se ve, los Estados mayores consideran al escenario de la bancarrota capitalista mundial como un teatro bélico. La cuestión norcoreana retoma, entonces, toda su simpleza: la imposición del capitalismo allí está condicionada a un entendimiento mundial sobre sus términos -que la crisis mundial aleja.
La reunificación de Corea, si no es el resultado de una lucha independiente de la clase obrera coreana, tanto del norte como del sur, es la mecha de una guerra.
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Conflicto Coreano: Una señal en la nueva coyuntura en el Asia.
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Juan Francisco Coloane (especial para ARGENPRESS.info)
Viernes 26 de noviembre del 2010.

Para el gobierno de Barack Obama pareciera ser más complejo contener la ofensiva de extrema derecha en materia doméstica, que los conflictos bélicos externos. Si se contiene esa ofensiva interna, los conflictos externos dependerán cada vez menos de la injerencia de Estados Unidos. Se demuestra en el acertado plan de acabar con la ocupación en Afganistán e Irak. Para salvar un planeta que se quema con un modelo de desarrollo y consumo comprobadamente fallido, se necesitan que grandes alianzas con China, Estados Unidos e India a la cabeza, establezcan una agenda de rectificación o directamente un cambio del modelo. Las dos Coreas pueden estar en paz si se incorporan a esa dinámica. El problema es que esta dinámica languidece por la antigua costumbre de la supremacía global, y el rol que le cabe al capital transnacional en esa supremacía. Europa, a partir de su crisis tiene mucho que decir.

Bajo este complejo contexto de contradicciones incontrolables e intereses cruzados, esta nueva escalada del conflicto pudo haberse evitado si, tanto Estados Unidos como China, hubieran mantenido consistencia en las negociaciones, especialmente en el grupo de los seis (con Japón y Rusia). Esto es, dirimir estrictamente lo que se debate entre las dos Coreas, que es un acercamiento para el desarrollo más integrado de la península y la desnuclearización de la zona.

Para Estados Unidos se cruzan los nuevos bríos de una alianza con India y reimpulsar la hegemonía japonesa. Para China se cruzan esa alianza con India, y su antigua aspiración de la reincorporación de Taiwán a su integridad territorial, sin descartar su histórica desconfianza hacia Japón. A China no se le facilitará su gestión sobre Taiwán y a Estados Unidos le costará mucho persuadir a China desprenderse de su tutelaje sobre Corea del Norte. Un intercambio de Taiwán por Corea del Norte es concebible, aunque a la larga China gana económicamente en el Sur y pierde geopolíticamente en el Norte, que es donde se hace fuerte.

El conflicto que generó la guerra en la península de las dos Coreas en 1949, fue en el fondo el tema de China y no la partición de dos Coreas. Hay una frase que estampa el problema real, muy probablemente del General George C. Marshall, el único militar con un Nobel de la Paz: “En el conflicto coreano perdimos definitivamente a China“. Ahora no es diferente. El tema es China y lo que viene sucediendo en la zona asiática amplia incluyendo a la India y el conflicto en Afganistán que se desplaza al resto del área.

China está molesta y ni siquiera el independiente Asia Times (Hong Kong), lo concede. Sunny Lee dice: “Corea del Norte hizo ¡BANG! Recomencemos el diálogo”. Lo dice refiriéndose a las negociaciones suspendidas del grupo de los seis, mientras Corea del Norte enfrenta fieras sanciones de la ONU y es cada vez más acosada.

Como Corea del Norte es un “proxy” de China, el BANG es más bien una señal de la nueva coyuntura en Asia, donde al parecer es China es la emisora. Lo percibe el prestigioso semanario indio Economic and Political Weekly al analizar la nueva alianza estratégica entre India y EEUU centrada en seguridad y control de las amenazas de desestabilización, incluyendo compromisos de colaboración en el área nuclear.

Después de Japón, India es el factor de preocupación estratégica mayor de China en el Asia. El Gobierno Indio ha sido cuestionado por los sectores más independientes al haber pactado con Estados Unidos convenios de seguridad estratégica bajo el eufemismo de la lucha internacional contra el terrorismo y la proliferación nuclear.
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Se arrastra un pecado original no obstante. Lo que era una aventura local en equipar para la guerra a escuelas religiosas islámicas en Afganistán y Pakistán y desalojar a los soviéticos en los años 80, se reconfiguró en un enemigo mortal. El radicalismo islámico se expandió a partir de esa década hasta lo que se observa desde Indonesia hasta el corazón del África Bantú, como Malí, Nigeria, Kenya y que comienza a incidir en zonas islámicas de los dos colosos asiáticos. ¿Inesperado? No. Estrictamente planificado. La Alianza Transatlántica sabía que una manera de contener el comunismo en zonas políticamente difíciles, era a través de un islamismo radicalizado orientado a desechar la idea del marxismo insurreccional.

Para el control geoestratégico Occidental, la pérdida de dos colosos como China e India ha sido una incertidumbre convertida en espada de Damocles. ¿Qué se puede hacer sin China e India para controlar el Asia y sus alrededores?; es la pregunta. Es parecido en América del Sur. ¿Qué se puede hacer sin Argentina y Brasil para controlar el resto del continente?

Como la tensión real es entre China y Estados Unidos, especialmente por su nueva asociación con India, una guerra entre las dos Coreas en 2010 no podrá ser. En ningún caso. La anterior de 1949-1952 resultó en: 1.540.000 víctimas entre heridos y muertos del lado coreano y chino; 344.227 muertos y heridos por parte de las fuerzas de Naciones Unidas, incluyendo 25.604 soldados norteamericanos muertos e combate, y 103.492 heridos. Se estima que la guerra habría dejado cerca de 2 millones de víctimas fatales entre civiles y un número parecido de desplazados. (Trager, James. 1992)

La ambición nuclear de Corea del Norte y su desacomodo por un régimen que se aisló por más de medio siglo de acoso proveniente de la Alianza Transatlántica, se puede disuadir con inteligencia política. Lo que no se puede disuadir con facilidad, es el carácter belicoso intrínseco del extremismo instalado en una guerra fría que perdura.
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