lunes, 6 de diciembre de 2010

Cumbre sobre Cambio Climático en Cancún. Negocios, Cumbres Borrascosas y Acuerdos de los Pueblos.

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La 16ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP16), que tiene lugar desde el día 29, es la oportunidad de mostrar que los pueblos y los movimientos sociales están empeñados y dispuestos a emprender un debate para encontrar las mejores salidas para los cambios climáticos. Es también el momento para mostrar la insatisfacción con un modelo desarrollista que sólo agrede al medio ambiente y profundiza la crisis climática
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Cumbre sobre Cambio Climático en Cancún


Un comercio caliente.


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Lunes 6 de diciembre del 2010.


Gustavo Duch


Público


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Ya estamos en Cancún. Después del fracaso de la Cumbre del Cambio Climático en Copenhague, las posibilidades de enfrentar debidamente esta situación pasan, en buena medida, por los resultados que se den en esta ciudad del sur de México. Hasta que finalice la cita estaremos bien informados de lo que allá suceda, aunque será común leer y escuchar términos que probablemente a muchos de nosotros y nosotras se nos escapan.


Entre ellos, y de capital importancia, se aludirá a los llamados mercados de carbono o comercio de emisiones, uno de los mecanismos para combatir el calentamiento global prioritario para muchos países y sus gobernantes, a la vez que está en el centro de las críticas para muchos movimientos sociales y campesinos presentes en la cumbre.

¿Cómo funciona este comercio? La idea, como explica Larry Lohmann en La Jornada, es simple: “Si según las leyes europeas o japonesas se tienen que reducir las emisiones de gases, y si los países industrializados no quieren pagar los costos que ello implica, ¿por qué no hacer reducciones donde es más barato, en países como China o México? Entonces las industrias de esos países pueden ganar dinero vendiendo las reducciones al norte”. Efectivamente, la idea es simple pero perversa, porque el resultado final de esta operación aritmética es, la mayoría de las veces, cero y no se deja de contaminar. Es decir, la contaminación que se ahorra en un país del sur se genera en un país industrializado. Y cuando no es cero, es peor, porque no resta emisiones sino que las suma. El hecho de poder tener acceso a cuotas de emisión (que se compran y venden baratas) hace posible que muchas industrias contaminantes amplíen sus negocios sin adoptar las transformaciones medioambientales adecuadas.

Desde que la ONU puso en marcha este mecanismo en 1997, muchos son los ejemplos para constatar esta realidad. Como explica Lohmann, y sin salirnos de México, entre las exportaciones más importantes de este país podemos hablar de camarones, petróleo y manufacturas textiles; o el comercio ilegal de droga que tanto daño está haciendo a las comunidades del norte de México; o los millones de migrantes que salen vendiéndose como mano de obra barata; o –y esta es la novedad– el más sutil mercado de derechos de contaminación. Empresas hidroeléctricas o cementeras de Suiza, España, Francia, Japón y Holanda han adquirido en México derechos de contaminación que las exime de la obligación legal de reducir las emisiones de CO² que les imponen las leyes referentes al clima, pudiendo retrasar las medidas estructurales, y tan necesarias, contra el calentamiento global.

Como hemos visto, este mecanismo no parece ayudar a los objetivos para el que fue diseñado, pero como suele ser habitual, la utilización del mismo tiene unos beneficios insospechados para mentes teñidas de verde -del tono verde billete–. Por un lado, los mercados financieros, a los que no se les escapa un solo negocio, han desembarcado vestidos con un parche en en ojo y pata de palo, especulando con la compra y venta de derechos de emisión. Como si fuera el tradicional juego del teléfono, por aquí los compro baratos y por acá los vendo caros.

Por otro lado, y en países como México que pueden vender emisiones de carbono, aquellas empresas que de por sí son muy contaminantes han visto que vender parte de su contaminación es muy rentable. Casi más que su propia actividad. Por lo tanto –deducen–: “Si somos capaces de contaminar más o contaminar peor tendremos más mercancía para vender”. Parece muy miserable, pero –informa Lohmann– así lo están haciendo empresas del sector porcino, como la conocida multinacional Smithfield relacionada con el brote de gripe A del año pasado. O Quimobásicos de Nuevo León, el mayor exportador mexicano de derechos de contaminación, a base de ampliar su actividad. Cuanto más trabaja, más aumenta la generación de un gas contaminante y más le pagarán por destruirlo debidamente. El costo de esta destrucción se calcula en tres pesos por tonelada equivalentes de CO² (una forma de tasar), que se vende en el mercado de carbono por encima de los 200 pesos por tonelada equivalente de CO².

Por último, aunque me temo que la imaginación mercantilista no se agota aquí, también se da el caso de empresas europeas que han comprado terrenos a precios muy bajos a comunidades indígenas para la instalación de parques eólicos. Lo que no sospechaban los pueblos indígenas desplazados es que estas empresas ganarán con sus tierras por partida doble: por la generación de electricidad y por la venta de derechos de contaminación.

Queda claro, desde mi opinión, que este no es el buen camino para una efectiva y real lucha contra el cambio climático. Entender la alimentación como mercancía ya hemos visto que genera hambre. Entender la descontaminación como mercancía puede ampliar la emisión de gases de efecto invernadero. Que la Cumbre de Cancún sea un paso a favor de la vida futura y sostenible no depende de mecanismos parciales como el analizado, sino de potenciar decididamente la regulación e intervencionismo político para reducir la contaminación en origen y en sus focos principales. Aunque algunos de estos focos no parecen muy presentes, como denuncian desde las caravanas de La Vía Campesina en su viaje a Cancún, señalando las responsabilidades de la agroindustria alimentaria como actividad que calienta el planeta.

Gustavo Duch es editor de la revista ‘Soberanía alimentaria, biodiversidad y culturas’. /////



Cumbres Borrascosas y Cumbres sobre el Cambio Climático, historias comparadas.


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Lenin Cardozo


Rebelión. 06-12-2010

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En la novela Cumbres Borrascosas se cuenta una historia dramática, trágica. La trama se desarrolla en dos escenarios, en una granja, que se llama Tordos y en una Mansión de una familia adinerada, que está en una cumbre o montaña no muy lejos de la granja. Según diversos analistas, en la novela es difícil, descubrir el simbolismo oculto de sus personajes y del entorno. Se ha dicho que Cumbres Borrascosas representa una especie de infierno y la granja de los Tordos el cielo, el paraíso. No es difícil suponer la razón de esto, las escenas más violentas y los personajes más indolentes son los que pertenecen a las Cumbres, mientras que la tranquilidad y la calma forma parte de la granja. Es una historia sobre el desamor, de odio y locura, de vida y de muerte.Arranca con la llegada a la granja de un niño, traído por el padre de la familia desde otra parte. Ignoramos de donde ha salido esta criatura que pronto trastornará por completo la tranquila vida de su familia adoptiva así como la de sus vecinos. Algunos autores creen que los personajes que interviene, en ese melodrama son el alter ego del uno con el otro.

En fin, Cumbres Borrascosas es una historia arrebatadora y sin afectos, una venganza que se prolonga hasta el final, y un capricho que irá más lejos todavía. Es, en definitiva, una complicada tragedia. Las Cumbres sobre el Cambio Climático, por la manera como se han llevado, entran ya, en la categoría de las historias noveladas.

Dramáticas al estilo de la mejor telenovela de Corín Tellado, además de trágicas, borrascosas y bochornosas. Dramático, porque el planeta enfrenta hoy las peores inundaciones, sequías y un alarmante aumento del nivel del mar como consecuencia de un calentamiento causado por siglo y medio de industrialización. Donde el ritmo actual de emisiones de dióxido de carbono (CO2) procedentes de la quema de combustibles fósiles, proyecta para el 2100, una temperatura media de la Tierra entre 1,8 y 4 grados centígrados, que de superar los 2 grados, las consecuencias serán incontrolables. En los últimos cien años, la temperatura ha aumentado en una media de 0,74 grados y el nivel de los océanos ha subido entre 10 y 20 centímetros por el derretimiento del hielo en Groenlandia y el Ártico y la dilatación térmica del agua por efecto del calor. Los científicos más optimistas, calculan que el mar subirá entre 18 y 59 centímetros más, para el año 2100. Para otros científicos más conservadores, estiman que para los próximos 50 años la crecida puede ser de entre uno y dos metros con respecto a 1990. Afectando a millones de personas que viven en costas, en deltas de ríos, a orillas de lagos o desapareciendo países completos del pacifico como las Maldivas y Kiribati, que serán sumergidos a menos de dos metros sobre el nivel del mar.

El hombre ha roto el frágil equilibrio del efecto invernadero, un fenómeno natural por el que el vapor de agua, el CO2 y otros gases retienen el calor que irradia la Tierra. Con actividades como la quema de combustibles fósiles (sobre todo carbón y petróleo) y la tala de árboles hemos pasado de emitir a la atmósfera unos 2.000 millones de toneladas de CO2 en 1850 a 35.000 millones en la actualidad, de los cuales menos de la mitad son absorbidos por los océanos y los bosques. Trágico, borrascoso y bochornosas, porque con la Cumbre de Cancún, van 16 Cumbres sobre el Cambio Climático (Cumbre de Berlín, Cumbre de Ginebra, Cumbre de Kioto , Cumbre de Buenos Aires, Cumbre de Bonn, Cumbre de la Haya, Cumbre de Marrakech, Cumbre de Nueva Delhi, Cumbre de Milán, Cumbre de Buenos Aires, Cumbre de Trieste y Cumbre de Cancún). Mega Cumbres como la de Bali, Río de Janeiro y de Johannesburgo o mini cumbres como la de Cochabamba. Además de algo así, como unos 5 mil activistas ambientales detenidos por alteración del orden publico a lo largo de esos eventos. Es decir, 16 encuentros sobre el Cambio Climático, para no acordar nada. O acordar entre algunos, pero igual no cumplir. Bochorno mundial, por la manera como se sigue abordando el destino del planeta Tierra y de todos sus habitantes.

A diferencia de la novela Cumbres Borrascosas, los actores protagónicos que participan en dichas cumbres (los representantes de los países más contaminantes), no ocultan sus responsabilidades y si están claros en el entorno que afectan. Se hacen sentir como los amos y señores de la Mansión o planeta. Y son igual de indolentes. El final de las dos historias, si es el mismo: El desamor hacia la naturaleza, el odio y locura de la raza humana, y la vida comprometida de seres inocentes en el umbral de una gran tragedia.

La solución, no está en manos de quienes hacen las cumbres. Esta, en la acción de lo que hagamos en el presente, desde lo más local, lo más cotidiano, que contribuya a preservar la naturaleza. La misión de salvar el mundo es la tarea de los ambientalistas. Donde su razón de ser, es la de defender la vida hasta el último latido, sin exclusión de ninguna especie.
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Cumbre Climática de Cancún


Movimientos reivindican inserción del Acuerdo de los Pueblos en la pauta de la COP 16.


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Natasha Pitts

Adital

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Que se realicen "miles de Cancún por la justicia climática". Este pedido está siendo realizado por la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo - Cloc/Vía Campesina a fin de que hombres, mujeres y niños se unan y se movilicen en favor de la vida y del desarrollo de un futuro saludable para el planeta.


La 16ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP16), que tiene lugar desde el día 29, es la oportunidad de mostrar que los pueblos y los movimientos sociales están empeñados y dispuestos a emprender un debate para encontrar las mejores salidas para los cambios climáticos. Es también el momento para mostrar la insatisfacción con un modelo desarrollista que sólo agrede al medio ambiente y profundiza la crisis climática.

Hoy, la propuesta mejor aceptada y defendida por movimientos y organizaciones sociales y ambientales es el ‘Acuerdo de los Pueblos’, elaborado este año en Cochabamba, Bolivia, durante la Cumbre por el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra. El documento presenta un diferencial singular: el hecho de haber sido realizado por medio de debates y propuestas elaboradas por los propios pueblos y movimientos.


El Acuerdo de los Pueblos va en dirección opuesta al pensamiento mercantilista y considera a los recursos naturales como bienes que no pueden ser explotados indiscriminadamente, como viene siendo ocurriendo. Además, el documento rechaza el ‘progreso ilimitado’ y entiende que esta idea es la principal responsable del desastre ambiental vivido en los últimos tiempos.

A causa de este diferencial, una de las principales demandas defendidas por los pueblos y movimientos es que el Acuerdo sea llevado a la COP 16 y discutido como una propuesta seria y viable. Por su carácter popular, la intención es que el Acuerdo sea discutido dentro de la cumbre climática con la participación de quienes lo elaboraron.

En una declaración, Cloc y Vía Campesina sostienen la afirmación de que es fallida una cumbre climática que restringe la participación de los interesados en el proceso de búsqueda de alternativas reales para cambiar el rumbo de las transformaciones climáticas negativas.

"Declaramos el fracaso de la Cumbre Climática de Cancún al querer imponer un ‘acuerdo’ ilegítimo, puesto que las mesas de negociación previa están siendo gestionadas por un puñado de países al margen del proceso genuino de negociaciones multilaterales. Consideramos que se está recurriendo al chantaje para tratar que tal imposición prospere".

Caravanas 'Por la Vida y la Justicia Ambiental y Social'

En el marco de las movilizaciones en pro del clima que están marcando la COP 16, miembros de movimientos y organizaciones sociales están recorriendo México, divididos en caravanas, para conocer el rastro de destrucción dejado por megaproyectos hidroeléctricos y de minería, por políticas de privatización y falta de respeto de los derechos humanos, sociales y laborales del pueblo mexicano.

Durante la marcha, los integrantes de una de las caravanas pudieron conocer de cerca historias como la de la ‘muerte’ del río Lerma Santiago, contaminado después de la urbanización salvaje de la ciudad de El Salto, en Jalisco. La llegada de las industrias transformó el escenario de la ciudad e hizo que uno de los principales orgullos de la población, fuese recordado por la muerte de Miguel Ángel López Rocha, que después de caer en el río murió víctima de envenenamiento por metales pesados, ácido sulfídrico y arsénico.

Las cuatro caravanas que salieron de varias partes de México van a encontrarse en el Distrito Federal y después seguirán rumbo a Cancún, donde Vía Campesina montó un campamento que será escenario de manifestaciones hasta el día nueve de diciembre. *****

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