miércoles, 26 de enero de 2011

La crisis hace historia: el epicentro de la economía se desplaza a Asia. China se convertirá en la primera potencia mundial y Occidente pierde Poder.

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China, segunda economía mundial, gira poder político global. El peso del gigante asiático en la economía mundial podría obligar a Beijing a asumir una mayor responsabilidad en los asuntos que afectan la política internacional. ¿Sabrá hacerlo? ¿Dejarán que lo haga los otros polos de poder? La noticia de que China va camino a eclipsar a Japón convirtiéndose en la segunda economía más grande del mundo, podría considerarse un fuerte símbolo del avance de Beijing y del cambio en el poder económico y político global.
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China ya es experto en traducir su poder económico en influencia política.
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La crisis hace historia: el epicentro de la economía se desplaza a Asia.

China se convertirá en la primera potencia mundial en 2018 mientras Occidente pierde poder.


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Lunes 24 de enero del 2011.

Durante la primera mitad del siglo XX el mundo tenía un amo: el imperio británico. Los ingleses fueron los primeros en ensayar lo que ahora conocemos como globalización y fueron también los que aportaron el idioma con el que se comunica el mundo entero. La globalización se ha intensificado en las últimas décadas, especialmente después de la caída del Muro de Berlín a finales de los ochenta. A través de la globalización y gracias al sistema capitalista –extendido por todo el mundo, incluso por las antiguas repúblicas ex soviéticas y por China–, Occidente, liderado por Estados Unidos, pensó que su papel saldría reforzado a nivel mundial, pero la crisis ha acelerado un proceso que complica ese predominio.
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Un informe presentado esta semana por la consultora PriceWaterHouseCoopers (PwC) confirma que el timón que gobierna el mundo apenas tardará unos pocos años en cambiar de capitán. El barco gira ahora hacia Asia, continente que hace dos siglos traspasó su supremacía a Occidente. China se convertirá en la primera potencia económica mundial en 2018 y en 2050 su economía será un 57% más grande que la de Estados Unidos. Por su parte, India será la segunda economía internacional en 2045 y este mismo año ya sobrepasará a Japón. La crisis económica iniciada en 2007 ha afectado con especial gravedad a los países occidentales mientras los emergentes ganan terreno.
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El Producto Interior Bruto (PIB) de los siete países emergentes más poderosos (E7), que son China, India, Brasil, Rusia, Indonesia, México y Turquía, superará en seis años al del G-7 (EE UU, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá) y casi lo duplicará en 2050. La superioridad demográfica de China e India los convierte en potencias incontestables en el panorama global, pero hay otras potencias que harán de Asia el epicentro económico mundial en las próximas décadas. Indonesia saltará a la octava posición en 2050 y Turquía a la duodécima, mientras que Vietnam se colocará en el puesto número 14, seguido de Corea del Sur (17) y Arabia Saudí (19). Japón seguirá siendo una gran potencia al igual que Rusia, ocupando el quinto y sexto lugar en 2050, respectivamente. De los primeros 20 puestos de los países con una mayor economía, nueve de ellos serán asiáticos, dos más que ahora.
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Para John Hawksworth, economista jefe de PwC, “el renovado dominio de las economías de China e India en 2050, con su enorme población, constituye un regreso a la situación histórica previa a la Revolución Industrial de finales del siglo XVIII y del siglo XIX, que provocó un desplazamiento del poder económico desde Asia a Europa occidental y Estados Unidos”.

Estados Unidos y Europa seguirán teniendo un papel muy importante en el panorama económico de las próximas décadas, pero algunos países latinoamericanos, como Brasil y México, se harán un hueco entre los grandes. También habrá otra novedad: Nigeria será el primer país africano situado entre las 20 economías más grandes del mundo, concretamente en el puesto número 13.
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¿Y en qué situación queda España? Según PwC, España es ahora la duodécima economía del mundo y caerá seis puestos hasta 2050, aunque crecerá a un ritmo anual superior al de países como Alemania, Francia e Italia.

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En agosto del 2010, el Financial Times, expresaba:
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China, segunda economía mundial, gira poder político global. El peso del gigante asiático en la economía mundial podría obligar a Beijing a asumir una mayor responsabilidad en los asuntos que afectan la política internacional. ¿Sabrá hacerlo? ¿Dejarán que lo haga los otros polos de poder? La noticia de que China va camino a eclipsar a Japón convirtiéndose en la segunda economía más grande del mundo, podría considerarse un fuerte símbolo del avance de Beijing y del cambio en el poder económico y político global.
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La economía nipona creció a un ritmo anualizado, ajustado por estacionalidad, de 0,4% en el segundo trimestre, mucho menos que el 2,3% previsto por los economistas, según las cifras publicadas.
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Para los expertos, que la economía china supere a la japonesa en términos nominales casi no tiene importancia. Es mucho más significativo en términos de poder de compra.
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China superó a Japón hace casi una década, y el momento exacto en el que el PBI bruto nominal en dólares estadounidenses de China supera al de Japón tiene mucho que ver con los tipos de cambio y las revisiones estadísticas técnicas.
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Para explicarlo, un economista diría que idénticas casas en ambos países construidas con los mismos materiales y mano de obra crean tres veces más PBI en Japón que en China porque todo en Japón es mucho más caro.
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Pero para el público en general, el salto de China todavía representa un gran cambio en el orden económico mundial.
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También es importante para el gobierno chino y cómo se relaciona con el resto del mundo, porque el éxito representado en su ascenso en los ránkings de PBI acarreará un mayor escrutinio y la expectativa de que Beijing asumirá mayor responsabilidad en el escenario mundial.
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La política exterior de China durante tiempo fue mantener bajo perfil, pero ahora es el mayor exportador, la segunda economía y el año próximo se convertirá en el principal consumidor de energía. Todo eso implica que China tiene pocos lugares para esconderse”, según Arthur Kroeber, director general de Dragonomics, una consultora de investigación. “El país no está listo para asumir su nuevo rol y prefiere postergar eso todo lo posible”.
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China se volvió experto en traducir su poder económico en influencia política y diplomática, especialmente en regiones como América latina y África.
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Como dueño de una de las reservas de divisas más grandes del mundo, Beijing también puso en duda públicamente el rol del dólar estadounidense como principal moneda de reserva mundial y pidió una representación más equitativa en los organismos mundiales como el Fondo Monetario Internacional.
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Pero los funcionarios en Beijing insisten en que China todavía es un país en desarrollo y que no puede esperarse que lidere las iniciativas globales o que tome medidas difíciles como liberar el tipo de cambio de su moneda para corregir los desequilibrios comerciales.
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Mencionan que el PBI per cápita de China cercano a US$3.600 representa menos de una décima parte del de Japón o de Estados Unidos y menos de una sexta parte del británico. Algunos expertos chinos con franqueza también señalan la baja calidad del crecimiento del país comparado con otros países.
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“Desde 2003, el crecimiento económico de China se basó en dos pilares: exportaciones y bienes raíces, y mientras las primeras brindaron al país algunos beneficios en términos de modernización, los últimos provocaron muchos problemas serios”, señaló Xi Xianrong, director del Instituto de Finanzas del Chinese Academy of Social Sciences, un thinktank respaldado por el estado.
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Yi también mencionó la enorme brecha de ingresos y los desequilibrios geográficos entre sus regiones costeras relativamente ricas y el empobrecido interior de país. “Cuando hablamos del poder económico de China, deberíamos ser cuidadosos para no sobrevalorar nuestra solidez. El rápido crecimiento del PBI chino no tiene importancia si esos desequilibrios siguen sin resolverse”, concluyó.
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