sábado, 22 de enero de 2011

Presidente Hu Jintao ehorta a comunidad empresarial a impulsar relación China-EE.UU. China rediseña la globalización con su estrategia mundial.

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El mensaje de la segunda economía mundial, en producto bruto interno, es claro: acelerar la integración planetaria, pero en sus propios términos. Durante decenios, China ha aprovechado sistemáticamente su inserción en un mundo cuyas reglas las escribían Estados Unidos o, si se quiere, Europa occidental y Japón. El gigante en ciernes empezó fabricando ropa, siguió con electrodomésticos y hoy exporta iPods. En años recientes, un conjunto de países relevantes va descubriendo que China, no ya EE.UU, es su mayor socio comercial. El elenco abarca desde los vecinos Japón y Surcorea hasta Australia y Brasil, tan ricos en productos primarios. En algunos tramos de 2010, la importación china de hidrocarburos saudíes excedió los embarques a Estados Unidos.
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Presidente Hu Jintao ehorta a comunidad empresarial a impulsar relación China-Estados Unidos.
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Pueblo en Línea. Viernes 21 de enero del 2011.

El presidente de China, Hu Jintao,
pidió el miércoles a un grupo de empresarios chinos y estadounidenses que aprovechen las ventajas que ofrece la globalización y sigan promoviendo la cooperación, a través de ampliar su presencia en el mercado del otro país.

Hu hizo estas declaraciones en una reunión con un grupo de líderes empresariales chinos y estadounidenses en la Casa Blanca, en la que también participó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Hu elogió la contribución que los líderes empresariales han hecho al crecimiento económico de cada país y al desarrollo de las relaciones sino-estadounidenses. El presidente chino dijo que el comercio bilateral entre China y EEUU se había multiplicado por más de 150 desde el año 1979 y llegaría a los 380.000 millones de dólares en 2010.

El comercio bilateral, la inversión y la cooperación económica han reportado beneficios tangibles a los dos pueblos y han creado importantes oportunidades para las empresas de los dos países, dijo Hu, añadiendo que la cooperación China-EEUU en comercio e inversión tiene un gran potencial.

Hu y Obama acordaron cimentar la cooperación en los terrenos de las finanzas, el comercio, la energía, la protección del medio ambiente, la ciencia y la tecnología, la agricultura y las infraestructuras.

Hu alentó a las empresas estadounidenses a desarrollarse en el mercado chino, asegurándoles que encontrarán un entorno de inversión transparente, justo y eficiente.

También prometió que China tratará como a empresas nacionales a todas las empresas estadounidenses que se registren en China, afirmando que el Gobierno chino las tratará igual que a sus homólogas chinas en la acreditación de productos innovadores independientes, adquisiciones gubernamentales y protección de los derechos de propiedad intelectual.

El Gobierno chino también respalda que las empresas chinas inviertan en EEUU, dijo Hu, expresando su creencia en que EEUU ofrecerá un entorno de inversión que garantice la competencia justa para las empresas chinas.

Por su parte, el presidente Obama dijo que la cooperación entre los sectores empresariales de los dos países es la parte más importante de las relaciones sino-estadounidenses.

Obama afirmó que la inversión de empresas chinas promueve el crecimiento económico de EEUU, mientras que las exportaciones de EEUU a China han llegado a los 100.000 millones de dólares al año. El mandatario subrayó que las exportaciones a China crearon 500.000 puestos de empleo en los sectores manufacturero y agrícola de EEUU. El presidente Obama agregó que el comercio entre EEUU y China aún tiene un gran potencial, y expresó su deseo de que los sectores empresariales de ambos países sigan reforzando su cooperación.

Hu, quien se encuentra realizando su primera visita de Estado a EEUU desde que Obama asumiera la presidencia, viajará a Chicago el jueves y concluirá su visita el viernes.(Xinhua) 21/01/2011
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Cooperación Económico-comercial es básica para el desarrollo de las relaciones chino-norteamericanas.
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En años recientes, nuevas tensiones han marcado las relaciones económicas y comerciales chino-estadounidenses, las cuales precisan de un abordaje específico. Sobre este tema nos habla Charles Freeman, presidente del grupo de estudios sobre China en el Centro Estadounidense para Asuntos Internacionales y Estratégicos, en entrevista con el Diario del Pueblo. Freeman aseveró que el intercambio comercial bilateral va acompañado de grandes y complicadas tensiones, lo cual es normal, pero que esos obstáculos no impiden el avance de los intereses mutuos, acumulados durante un prolongado período de desarrollo de los mencionados vínculos. Ambos gobiernos y pueblos, indicó, tienen una profunda comprensión de esta situación.
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Charles Freeman confía en que los diálogos activos entre los presidentes de China, Hu Jintao, y de EE.UU., Barack Obama, enviarán un mensaje en la dirección correcta, aún cuando no logren ofrecer un atajo hacia soluciones rápidas para los problemas existentes. Al igual que en el pasado, indicó, la cooperación sigue siendo un punto fundamental para el desarrollo estable de las relaciones chino-estadounidenses.
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Al hacer un recuento de las relaciones económicas bilaterales y el comercio en los últimos 30 años, Charles Freeman dijo: "se produjo una progresiva profundización de la complementariedad y la acumulación de resultados positivos en la cooperación." Recordó asimismo que, en 1979, tras la firma del "Acuerdo de Relaciones Comerciales entre EEUU y China,” se retomó el comercio entre las partes.
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En ese año, el volumen comercial bilateral ascendió a algo más de 2,4 millones de dólares. Hoy, después de más de 30 años, esta cifra se acerca a los 400 mil millones. "Esto es un hito,” puntualizó Freeman. Durante este tiempo, China se ha convertido en el mercado de más rápido crecimiento para EEUU. Al mismo tiempo, el gran volumen de exportaciones chinas a EEUU ha tenido un notable impacto sobre el aumento significativo del poder adquisitivo de los estadounidenses. Además, un grado relativamente alto de "la producción china" no está en competencia directa "con EEUU." Charles Freeman, dijo que en las relaciones bilaterales entre estos dos países, que no son aliados naturales, el comercio y las relaciones económicas a largo plazo desempeñarán un papel estabilizador.
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Charles Freeman admite que hasta cierto punto la política incide en las fricciones económicas y comerciales bilaterales, pero la importancia de mantener la interacción entre ambos países sigue compulsando a los líderes respectivos a tomar muy en cuenta la situación y a no permitir que las relaciones se desvíen del camino correcto. En consecuencia, el comercio y las relaciones económicas siguen desempeñando un papel activo en la promoción del desarrollo estable de los lazos entre ambos países.
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Freeman auguró un futuro promisorio para el desempeño de las compañías estadounidenses en China. En ese sentido, citó el ejemplo de los logros alcanzados en los últimos 30 años, como prueba de que el mercado chino, a diferencia de otros, se abre y amplía de continuo. China ha sentado precedentes únicos en la conformación de un modelo de mercado de desarrollo. Al entrar en el mismo, según Freeman, las firmas estadounidenses han logrado buenos resultados, desarrollando un alto nivel de competitividad, cosechando enormes beneficios y creando condiciones para un futuro y mejor desarrollo. China, por su parte, ha experimentado enormes transformaciones en su entorno comercial, según se incrementa su competitividad y se consolida su estatus como mercado mundial importante.
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De cara a la situación actual, puntualizó Charles Freeman, las empresas de EEUU deben ofrecer un trato en pie de igualdad a los mercados europeo y chino, lo cual será de importancia vital para continuar mejorando sus niveles de competitividad. ( Pueblo en Línea )
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China rediseña la globalización con su estrategia de alcance mundial.
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Beijing quiere ser punto de convergencia para caminos financieros, comerciales, económicos y políticos. No trata de romper con el presente sistema internacional, sino de adaptarlo a otros moldes, códigos, instituciones y relaciones. En suma, busca forjar una globalización posnorteamericana o postoccidental

En octubre, el gigante indio Reliance Power le compró a Shanghai Electric US$ 10.000 millones en equipos generadores. Fue uno de los negocios de 2010 y tal vez el mayor en la historia sectorial o de la relación económica entre India y China.

El volumen no era el aspecto más notorio. La compañía china ofrecía sus equipos a 30-40% bajo el precio habitual de General Electric, el líder norteamericano. Además, el financiamiento del Banco Chino de Desarrollo (BChD) llevaba ese descuento a cerca de 60%. Esto forma parte de la “globalización estilo Beijing”.

El mensaje de la segunda economía mundial, en producto bruto interno, es claro: acelerar la integración planetaria, pero en sus propios términos. Durante decenios, China ha aprovechado sistemáticamente su inserción en un mundo cuyas reglas las escribían Estados Unidos o, si se quiere, Europa occidental y Japón. El gigante en ciernes empezó fabricando ropa, siguió con electrodomésticos y hoy exporta iPods.
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En años recientes, un conjunto de países relevantes va descubriendo que China, no ya EE.UU, es su mayor socio comercial. El elenco abarca desde los vecinos Japón y Surcorea hasta Australia y Brasil, tan ricos en productos primarios. En algunos tramos de 2010, la importación china de hidrocarburos saudíes excedió los embarques a Estados Unidos. El Reino del Medio está profundizando estos vínculos. Sus bancos contribuyen a expandir infraestructuras y oferta energética de países en desarrollo. Su meta es acelerar su crecimiento y acercarlos a la economía china. El gigante también persigue consolidar un papel activo para su moneda –en parte a expensas del dólar- y eventualmente convertirla en divisa opcional en el este, el sudeste y el sur de Asia.
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