lunes, 21 de marzo de 2011

¿Reaccionará a tiempo Europa algún día?. La Euro Cámara, la protección del Euro, la defensa de las economías a la Reforma del Tratado de Lisboa.

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Pensando en ese porvenir, entraremos en las decisiones de la Cumbre y demás reuniones de estos días. Sobre las mismas se ha escrito y se ha dicho casi todo. Queda apenas profundizar un poco en las medidas que se han aprobado para, como apuntaba al principio, defender nuestras economías: hacerlas menos vulnerables frente a los movimientos especulativos que hemos vivido y que constituyen para mí una clave de la crisis que a todos nos azota. En alguna ocasión he expuesto mi punto de vista al respecto, explicando que la globalización de la economía había hecho saltar hecho añicos el mecanismo que a lo largo del siglo XX habíamos ido pergeñando en Europa y que nos había permitido alcanzar un nivel de estabilidad y de prosperidad sin precedentes en nuestros países y sin parangón en ninguna otra región del planeta.
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Europa al borde de la implosión por la crisis económico-financiera multidimensional.
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¿Reaccionará a tiempo Europa algún día?.

La Euro Cámara, la protección del Euro, la defensa de

las economías a la Reforma del Tratado de Lisboa.



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Portada > Opinión



Miguel Ángel Martínez, Vicepresidente del Parlamento Europeo



Diario Digital De la Mancha.



Lunes 21 de marzo del 2011.



Laura Espinar






La Eurocámara respalda la emisión de eurobonos para hacer frente a la crisis.

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Estas últimas fechas se han producido importantes reuniones para tratar algunos problemas que preocupan en la Unión Europea. Así, se ha celebrado una Cumbre Extraordinaria donde los dirigentes de los 27 se han enfrentado a la situación de Libia y han dado un paso significativo para blindar nuestras economías frente a la especulación que a todos nos amenaza. En esto a todos debiera movernos la solidaridad que debe regir en la Europa comunitaria, pero además se ha avanzado, seguramente aplicándose el dicho de que "cuando las barbas de tu vecino veas rapar, pon las tuyas a remojar". También la Eurocámara se ha ocupado de estas cuestiones, anticipando las decisiones que iban a adoptarse por las instancias intergubernamentales de la Unión. Incluso habíamos ligado la defensa del Euro y la protección de nuestras economías a la Reforma del Tratado de Lisboa que aspira a articular nuestra defensa frente a la movida especulativa de lo que llamamos diplomáticamente "los mercados".

Recordar para avanzar.

En el Pleno del Parlamento hubo también lugar para varios recordatorios trascendentales, sobre todo por los compromisos que estas celebraciones entrañan. Así, el día ocho nos detuvimos una vez más en los derechos de la mujer, conquistados tras un siglo de concienciación y de movilización, pero también en los que aún faltan por conquistar. Así, aprovechamos para hacer balance del trecho recorrido, comprobándose por una parte que se ha avanzado notablemente, pareciendo imposible, sobre todo para los más jóvenes, imaginar la situación de la mujer en nuestras sociedades hace apenas unas décadas. Más importante aún fue reafirmar como irrenunciable lo que queda por alcanzar hasta conseguir la igualdad de género que constituye un objetivo prioritario de la justicia social y del progreso que la Unión Europea identifica.

No menos emocionantes y trascendentales fueron los actos con los que el día once rendimos homenaje a las víctimas del terrorismo. Cumplimos con nuestro deber de recuerdo y de agradecimiento a quienes pagaron con su vida el denunciar la monstruosidad de la violencia terrorista, y haber luchado contra ella defendiendo el derecho a vivir en libertad. Para los españoles esta fecha tenía más sentido todavía que para otros. Porque nuestro pueblo es uno de los que más han sufrido el criminal despropósito del terrorismo. Y porque, aunque puedan vislumbrarse razonablemente los estertores de la actuación etarra, aún está por hacerse realidad la desaparición de la banda. Pero también nos emocionó que fuera a iniciativa de nuestro Gobierno como la Unión Europea decidió fijar en este día precisamente la fecha para rechazar la lacra del terrorismo: el 11M que tanto dolor significó para nuestra gente, quedaba así "europeizado" como fecha de condena y de esperanza.

Así lo proclamamos en el pleno del Parlamento Europeo los representantes legítimamente elegidos por todos los pueblos de la Europa Unida. Me figuro que, en los minutos de silencio, cada uno de nosotros pondría cara y nombre a quienes honrábamos: yo pensé en mis amigos Fernando Múgica y Fernando Buesa. Y pensé en Pilar Manjón, Presidenta de la Asociación de Víctimas del 11M, en quien veo el símbolo vivo de la dignidad en el dolor de quien ha sufrido el golpe más duro. Y pensé en Irene Villa, que nos acompañó recientemente en Bruselas, demostrando con su ejemplo cómo puede superarse ese mismo golpe por amor a la vida y a la causa de la justicia y de la paz. Este 11M, séptimo aniversario de aquellas terribles matanzas, fue un día de solemne recuerdo europeo, y de firme compromiso de presente y de futuro.

Defendernos contra la especulación.

Pensando en ese porvenir, entraremos en las decisiones de la Cumbre y demás reuniones de estos días. Sobre las mismas se ha escrito y se ha dicho casi todo. Queda apenas profundizar un poco en las medidas que se han aprobado para, como apuntaba al principio, defender nuestras economías: hacerlas menos vulnerables frente a los movimientos especulativos que hemos vivido y que constituyen para mí una clave de la crisis que a todos nos azota. En alguna ocasión he expuesto mi punto de vista al respecto, explicando que la globalización de la economía había hecho saltar hecho añicos el mecanismo que a lo largo del siglo XX habíamos ido pergeñando en Europa y que nos había permitido alcanzar un nivel de estabilidad y de prosperidad sin precedentes en nuestros países y sin parangón en ninguna otra región del planeta.

En efecto, durante décadas, la economía en nuestros países había funcionado libremente pero supeditada a una aceptable transparencia -se sabía quién, qué y dónde se decidía- y al respeto a determinados valores sociales -educación, sanidad, seguridad social...-. Pero, con la globalización, la economía ha alcanzado una total opacidad y, desde la sombra, ha llegado a poner en jaque a los Estados más poderosos. Sus movimientos, dirigidos por personajes o clanes ocultos, operan de forma ágil, eficaz y sobre todo ajena a cualquier control político-democrático. También lo hacen aparentemente sin una visión de medio o largo plazo. Sólo cuenta el beneficio inmediato, a costa de lo que sea. Así se ha producido la crisis, quedando claro que la solución debe articularse a nivel mundial, empezando por Europa en lo que a nosotros nos concierne.

Eso se ha entendido, buscándole respuesta, estableciendo un fondo de resistencia que haga menos vulnerable, uno a uno, a los Estados asociados en la Unión. Y eso es lo consagrado ahora, cualitativa y cuantitativamente, con un fondo de rescate que fortalezca a cada uno, gracias a la fortaleza solidaria del conjunto. Claro que hay contrapartidas. A mí no me sorprende ni me molesta que Alemania, que va a pagar la mayor cuota del seguro que nos protegerá a todos, quiera a cambio seguridad y responsabilidad, sometidas a control colectivo, en el comportamiento de todos los beneficiarios de la póliza. Ya veremos cómo funciona la cosa, teniendo en cuenta la malicia de los poderes a los que nos enfrentamos y ante los que queremos protegernos.

En todo caso, España es uno de los países más vulnerables ante la piratería de la especulación y, por ello también uno de los más interesados en el blindaje del Euro y de nuestras economías. Insisto en que el precio para cada cual será actuar responsablemente: sabiendo que nuestra estabilidad y seguridad dependerán, seguro, de la solidaridad colectiva, pero también de nuestra capacidad para cumplir los compromisos asumidos por todos. Asegurar un Euro fuerte constituye la mejor garantía para nuestra propia estabilidad y prosperidad. Lo demás será cosa nuestra: repartir con equidad esfuerzos y beneficios.

Gadafi y el no pasarán.

No queda espacio para hablar de Libia. Sólo recordaré que siempre que hemos oído gritar "no pasarán" por gentes enfrentándose con palos y fusiles a aviones, tanques y mercenarios, estos más pronto que tarde "han acabado pasando". Ya lo cantaba en el 39 Celia Gámez: "No pasarán, decían los Marxistas; ya hemos pasao, decimos los fascistas..." Mientras, en la comunidad internacional, y concretamente en la Unión Europea, sin reaccionar a tiempo: carentes de mecanismos para impedir actos de terrorismo de estado como los que Muammar El Gadafi está utilizando contra su pueblo. Ya veremos cómo concluye esto, pero a mí no me huele nada bien.

Asignaturas pendientes.

Me queda en el tintero contarles la inauguración de una exposición en el Parlamento, donde los paisanos de Herencia, con su Alcalde Jesús Fernández Almoguera a la cabeza, han contado lo que fueron sus Carnavales, prohibidos bajo la dictadura franquista. Y me queda un salto a Jaén, en cuya Universidad he pronunciado una Conferencia sobre "el papel de Europa en el escenario mundial del siglo XXI".

Era el cierre del semestre académico, con entrega de diplomas, medallas, y otros distintivos a estudiantes, doctorandos y profesores. Una Universidad tan joven como la nuestra y prueba evidente del progreso vivido en España en pocos años. Sobre todo por quienes más necesitaban progresar. Allí coincidí con José Antonio Griñán, Presidente de Andalucía, que estaba inaugurando un nuevo edificio en la mencionada Universidad. Pasamos un par de horas juntos, felices de volver a vernos y de charlar, compartiendo experiencias, compromisos y esperanzas.

Naturalmente, queda también Japón para mi próxima eurocrónica. Me refiero, por supuesto, al terremoto y al tsunami, pero también a la supuesta inocuidad de la energía nuclear que algunos han venido defendiendo sistemáticamente, ellos sabrán al servicio de qué intereses o de qué ignorancia.

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