sábado, 18 de junio de 2011

La Integración Continental y la ruptura del mundo unipolar. ¿ Forjar y construir un Multilateralismo más Participativo, Dialogante y Democrático?.


&&&&&.- Es necesario reconocer qué se ha producido un nuevo punto de inflexión en América Latina, arranca con el nuevo proceso de acumulación mundial del capitalismo – la masificación de las inversiones en relación a los recursos naturales - y el conjunto de políticas que se deben ir creando, con el objetivo central de exigir a los gobiernos de turno “seguridad” estratégica, estabilidad jurídica, garantías internas para la inversión, en el contexto de haber – secuestrado la gobernabilidad y puesta íntegramente a su servicio – con la finalidad de asegurar la vigencia absoluta del “estado de derecho”, han cambiado las relaciones de poder, que proteja y asegure la estabilidad para “el nuevo tipo de inversiones del proceso mundial de acumulación del capitalismo” y mire con mayor responsabilidad la transferencia masiva del poder hacia los países asiáticos y el ascenso importante de las economías emergentes o economías BRIChS, así como el “peso” e importancia que hoy tienen en el mercado internacional. ////





Dr. Pablo Raúl Fernández Llerena.


"No estoy de acuerdo con tus ideas, pero defiendo tu sagrado derecho a expresarlas."


Ciudadano Mariateguista, desde la Cátedra Universitaria, -Maestría y Doctoral - Proyección Social, la publicación de sus Libros - Globalización, Gobernabilidad, Movimientos Sociales - construye y difunde las Teorías Sociales y políticas por un Perú Nuevo en un Mundo Nuevo.

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La Integración Continental y la ruptura del mundo unipolar.


¿ Forjar y construir un Multilateralismo más Participativo, Dialogante y Democrático?.


Pablo Raúl Fernández Llerena.


Sociólogo. Politólogo.



La creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe, CELAC - constituye un hecho sin precedentes en el proceso de integración de América Latina, pero con nuevas orientaciones, nuevos objetivos estratégicos y principalmente tratando de abarcar en dicha integración a todos los países y sobretodo que este proceso sea absolutamente completo – respetando las culturas, identidades, historia social y política, no intervención en los asuntos internos y básicamente que cada país sea capaz de construir su propio destino histórico,- como resultado de una nueva mirada dialéctica nacional sobre cuáles son sus fortalezas económicas, su columna vertebral social – cultural, ambiental – y el conjunto de sus potencialidades endógenas y sinergias colectivas locales y regionales, que hoy constituyen el centro principal del conjunto de poderes locales-regionales – huella digital – de la Nueva Sociedad Civil local, popular, emergente y democrática, que sustenta la estructura estratégica de carácter político, con visión de futuro, conectividad y concatenación con el mundo emergente de hoy, la nueva ciudadanía múltiple en un “cambio de época” y la nueva arquitectura financiera mundial e institucional.


Precisamente estos son los nuevos elementos y poderes locales sobre los que se construyen los nuevos procesos de integración local-nacional-continental, con la finalidad de fortalecer la economía interna, consolidar el mercado interno, que en el futuro sirvan de verdaderas fortalezas en el proceso de integración. Lo demás es cuento publicitario, cuando se reúnen solamente dirigentes, con afanes mediáticos. La alternativa más segura y viable – que cuente con el apoyo y participación activa de los pueblos – es precisamente forjando nuevos liderazgos sociales y humanistas, con visión de futuro y que todos los ciudadanos, trabajadores, comunidades históricas y pueblos originarios – escenario múltiple y complejo donde hoy se encuentran los Nuevos Sujetos Sociales Históricos, el Nuevo Capital Político y la Nueva Democracia de Ciudadanos y participación ciudadana. Es decir, la nueva forma de hacer política.


Inobjetablemente representan estos “nuevos vientos democráticos” constituyen el motor principal del proceso de integración, con la finalidad de romper definitivamente la unipolaridad corporativa global y forjar desde la bases locales una nueva, diferente y superior multilateralidad y así detener el avance prepotente y autoritario de la nueva fase de acumulación del capitalismo mundial. Este nuevo multilateralismo también tienen dos soportes centrales: uno económico: el conjunto de las economías emergentes regionales: las Economías BRICHS – Brasil, Rusia, India, China y ahora Sudáfrica; el otro político: el surgimiento de los Nuevos Poderes Políticos Regionales Descentralizados: China, India, Rusia, Brasil, la Unión Europea y el propio Estados Unidos.


En la coyuntura actual, escenario mundial múltiple, complejo y multipolarizado, están presentes las consecuencias dramáticas y destructivas de la Triple Crisis Global multidimensional, situación que obliga a destacar la importancia impostergable de la Integración “Global” de América Latina, con la finalidad de enfrentar los apremiantes y complejos problemas de la globalización neoliberal. Integración en bloques regionales, con economías altamente competitivas, innovación y tecnologías, políticamente construir democracias más participativas, dialogantes, asociacionistas, democracias de ciudadanos con capacidad de decidir en relación a las tareas y responsabilidades estratégicas que el sistema y el propio modelo de “crecimiento y desarrollo” nos presentan.


Este proceso de integración, pasa por la ineludible responsabilidad y compromiso de contar con Estados más eficientes, descentralizados, acabar con la captura del Estado por los operadores del poder económico y ponerlo al servicio de todos, es probablemente uno de los cambios más importantes que debe producirse en América latina – en especial en nuestro país,- donde hace más de 20 años los poderes fácticos han logrado imponer a los Presidentes elegidos los operadores de sus intereses en el manejo de los aparatos económicos del Estado.


Objetivo sumamente claro de aprovechar las oportunidades que brinda la coyuntura internacional, es imprescindible contar con un Estado que responda a las necesidades de la sociedad y la economía, un Estado más presente, eficiente y altamente competente, fuerte en la regulación, totalmente abierto hacia la inclusión de políticas y programas sociales, con capacidad de regulación en las grandes prioridades que habrá de tener en el futuro. Este compromiso con el futuro significa también que el Estado, será resultado del trabajo que formulen los responsables en forma participativa y democrática, del análisis de su propia realidad – nueva mirada dialéctica del pasado, presente y futuro, para ver qué es lo que falta por hacer - tareas y responsabilidades estratégicas que deben asumir en el cumplimiento de los grandes objetivos y metas propuestas.


La reforma del Estado, presente en momentos muy importantes y trascendentales para América latina, uno de los principales exportadores de commodities del mundo, aquel boom que generó sentimientos encontrados. Para hacer frente al conjunto de complejidades que presenta en cada país, como el “Cambio de Época”, cambios muy profundos que abren una gran oportunidad por la coyuntura especial en el mercado internacional de los precios de los commodities – minerales, petróleo, agricultura, manufactura - y sobre todo hoy por el extraordinario potencial interno – conjunto de capacidades, aptitudes, talentos, virtudes, fortalezas, etc, hasta ahora no considerados en su verdadero valor y jerarquía, potencialidades endógenas de cada pueblo, comunidad tiene y reconoce, recrea y desarrolla, así como el reconocimiento de la extraordinaria calidad de las sinergias colectivas locales y regionales, que contribuyen a abrirnos las puertas del mundo que hoy constituyen el “verdadero” poder emergente interno, local, propio, cotidiano de su población - de cada país, superando incluso que en los países de menor crecimiento, el alza de los precios de alimentos causó serios problemas sociales, hoy se están forjando nuevas alternativas nacionales en base a su propia experiencia.

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Para dar un salto cualitativo en materia de desarrollo se necesita tener un Estado que responda a las exigencias, a las demandas de la sociedad, de la economía y de la “nueva globalización” en Latinoamérica, - la economía del conocimiento - trabajo y compromiso que pasa por la modernización del Estado, que en lo principal responda a las demandas de esta nueva economía, que todavía no terminó de perfilarse, pero que básicamente tiene como punto de apoyo el conocimiento. Es necesario, señalar, que en la coyuntura estratégica, la gran responsabilidad la tiene una emergente y poderosa clase media, - la llamada sociedad de clase media en América latina - que inicia con una mayor demanda de participación popular, mejores niveles de ciudadanía múltiple, una sociedad civil más comprometida con el desarrollo nacional, sustentado en la vigencia, respeto y reconocimiento de los derechos humanos, derechos laborales, sociales y políticos.


Es necesario reconocer qué se ha producido un nuevo punto de inflexión en América Latina, arranca con el nuevo proceso de acumulación mundial del capitalismo – la masificación de las inversiones en relación a los recursos naturales - y el conjunto de políticas que se deben ir creando, con el objetivo central de exigir a los gobiernos de turno “seguridad” estratégica, estabilidad jurídica, garantías internas para la inversión, en el contexto de haber – secuestrado la gobernabilidad y puesta íntegramente a su servicio – con la finalidad de asegurar la vigencia absoluta del “estado de derecho”, han cambiado las relaciones de poder, que proteja y asegure la estabilidad para “el nuevo tipo de inversiones del proceso mundial de acumulación del capitalismo” y mire con mayor responsabilidad la transferencia masiva del poder hacia los países asiáticos y el ascenso importante de las economías emergentes o economías BRIChS, así como el “peso” e importancia que hoy tienen en el mercado internacional.


Al haber fracasado el conjunto de políticas globales contenidas ideológica y políticamente en el Consenso de Washington – finalmente muerto antes de tiempo – se está intentando un número incalculable de “salidas” globales a la crisis, recesión, drama y hundimiento del capitalismo salvaje. Y hoy tenemos de parte de los pueblos excluidos y marginados del mundo – Tercer Mundo y el Grupo de los 77 – los no Alineados que en realidad son 130 países – el de forjar y construir grupos regionales o unidades regionales – MERCOSUR, UNASUR, ALBA, y ahora la CELAC – con la finalidad de poder detener o parar el avance diabólico del capitalismo en su nueva etapa global: el proceso de acumulación mundial del capitalismo, el capitalismo por despojo, capitalismo de expropiación, capitalismo de saqueo – asume una posición muy simpática y presentable en sociedad: la inversiones transnacionales -. La integración regional multidimensional hoy constituye la mejor alternativa frente al avance del proceso de transnacionalización de los monopolios imperialistas, integración sobre nuevos cimientos institucionales, que rompan definitivamente la unipolaridad neoliberal, el corporativismo global de los poderes fácticos mundiales.


Precisamente, en el contexto continental de estos grandes objetivos estratégicos, encontramos la creación oficial de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) el 5 de julio de este año en Caracas viene a rubricar los nuevos procesos sociales y políticos que se han originado en las naciones de nuestra América en la búsqueda de mayores niveles de democracia e independencia respecto a la hegemonía del imperialismo estadounidense. En este contexto, las experiencias previas de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA) y la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), están enmarcadas en los principios de cooperación pacífica entre las naciones e impulso y consolidación de la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos que debe regir el Derecho internacional.



De esta manera, el surgimiento de este nuevo bloque regional se acopla al proceso de luchas sociales, económicas y políticas libradas por nuestros pueblos desde finales del siglo pasado, las cuales han determinado, a su vez, que haya gobiernos de tendencia progresista y/o revolucionaria abocados a reivindicar la soberanía popular y demás derechos democráticos. Por ello mismo, los latinoamericanos (as) debemos comprender y compartir la trascendencia de este hecho indudablemente histórico, ya que nos permite ocupar un lugar propio en el amplio escenario mundial; ahora controlado por las apetencias de recursos y de territorios estratégicos por parte de Washington y las economías del primer mundo, en su deseo incontrolable, como salir de la crisis y recesión y su mirada estratégica e interesada en especial hacia América Latina.



Este nuevo proceso de integración continental, no solamente debe ser responsabilidad principal de los gobiernos progresistas y de democracia participativa, popular y nueva ciudadanía, sino que también deben asumir tareas y compromisos centrales los países y gobiernos de la llamada “Democracia Moderna”, democracia participativa, ciudadana, dialogante, descentralizada, centrada sustancialmente en los Derechos Humanos, los Derechos laborales, Derechos Sociales y Políticos, como la nueva fortaleza de la democracia – parecido al Modelo Social Europeo del Estado de Bienestar o el Estado Keynesiano – que hoy está siendo demolido social y políticamente por la derecha conservadora, neoliberal y fascistoide. Estas Democracias como Brasil, Argentina, Uruguay, Costa Rica, etc –deben intervenir activamente en este nuevo proceso de integración democrática de Nuestra América.



Consideramos, sumamente positivo, la creación de la CELAC - una nueva propuesta y alternativa de cohesión social y política de los pueblos latinoamericanos - contribuye enormemente a romper con esa concepción de un mundo unipolar que ha provocado intervenciones y guerras de carácter neocolonial, ahora legitimadas por la ONU, una cuestión que han enfrentado los pueblos del mundo de una forma espontánea, pero que podrían asumir en conjunto los gobiernos de los países que se sumen a esta iniciativa integracionista, dando así un ejemplo a los demás bloques regionales existentes, dominados básicamente por intereses económicos.



No obstante, es vital que a tal iniciativa se incorporen de manera activa y protagónica los movimientos populares, los movimientos sociales anti-globalización, tal como lo han hecho con la ALBA-TCP, haciendo de la integración latinoamericana y caribeña un elemento fundamental de la lucha común que se libra contra la hegemonía capitalista, la explotación sin una compensación válida de trabajadores y de recursos naturales, y el ordenamiento imperialista de Estados Unidos, la Unión Europea y en general las economías de los países de la OCDE –Organización de Cooperación y Desarrollo Económico – o “club de los ricos” o las 30 economías más desarrolladas del mundo -..


En la medida que esto sea posible, la integración de nuestra América podrá emprender exitosamente la consolidación de uno de sus sueños más caros y largamente postergados: su pleno desarrollo económico y la forja y construcción estratégica de su independencia política. Para ello requerirá de un amplio abanico de acciones e iniciativas colectivas que logre la ruptura de un mundo unipolar donde el acceso a los mercados de crédito, tecnología y comercio se halla dominado por las grandes transnacionales estadounidenses, europeas y japonesas; algo que no pueden obviar jamás los gobiernos de la región. En la coyuntura actual, rompamos el “hielo atómico” clavado en el escenario mundial de las corporaciones transnacionales y los poderes fácticos globales e iniciemos el largo camino – la larga avenida del siglo XXI, el de !! Otro Mundo, Socialista, si es posible. ¡¡¡ Recuperar el mundo que nos pertenece para forjar y construir un Perú Nuevo en un Mundo Nuevo.


Arequipa, patrimonio cultural de la Humanidad.


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