domingo, 14 de agosto de 2011

Modelo Perverso. El capitalismo financiero en crisis.

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La globalización financiera se vio facilitada por los avances tecnológicos en materia de informática y por la liberalización financiera impulsada por el FMI. Por ejemplo, un inversor uruguayo puede colocar su dinero de mañana en Europa, traer el dinero al mercado local en la tarde y colocarlo de noche en el mercado japonés. Hace unos años se calculaban en dos billones de dólares diarios las transacciones financieras, que se realizaban sin ninguna regulación, donde más del 90% de las operaciones tenían un plazo inferior a una semana. Ello marcaba las características especulativas de las operaciones y, en consecuencia, los riesgos sistémicos en los mercados financieros. Estos movimientos financieros superan ampliamente los requerimientos financieros del comercio internacional y de las inversiones directas extranjeras.


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Modelo Perverso. El capitalismo financiero en crisis.


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Alberto Couriel - Senador del E 609 Frente Amplio


Uruguay.- La República. Miércoles 10 de agosto del 2011.


El régimen capitalista, absolutamente predominante en el mundo actual, avanza sobre la base de un acelerado proceso de innovaciones, y de una extraordinaria velocidad de los cambios tecnológicos. El capitalismo industrial generó un fuerte crecimiento e importantes transformaciones económicas, aunque presentó dificultades en la distribución del ingreso. Pero en las últimas tres décadas predomina el capitalismo financiero.


Durante este período asistimos a una globalización financiera, que impide la independencia financiera de los países. Cualquier acontecimiento relevante en el mercado financiero nacional de un país desarrollado, tiene inmediatas consecuencias en el mercado financiero internacional. Por ejemplo, un cambio en las tasas de interés de EEUU o Alemania, influye en las tasas de interés, en los movimientos de capitales y en las cotizaciones cambiarias en los distintos centros financieros y en cada uno de los países.


La globalización financiera se vio facilitada por los avances tecnológicos en materia de informática y por la liberalización financiera impulsada por el FMI. Por ejemplo, un inversor uruguayo puede colocar su dinero de mañana en Europa, traer el dinero al mercado local en la tarde y colocarlo de noche en el mercado japonés. Hace unos años se calculaban en dos billones de dólares diarios las transacciones financieras, que se realizaban sin ninguna regulación, donde más del 90% de las operaciones tenían un plazo inferior a una semana. Ello marcaba las características especulativas de las operaciones y, en consecuencia, los riesgos sistémicos en los mercados financieros. Estos movimientos financieros superan ampliamente los requerimientos financieros del comercio internacional y de las inversiones directas extranjeras.


Con el capitalismo financiero las instituciones financieras pasan a tener un poder relevante. En determinados períodos, las grandes empresas transnacionales incluso obtenían mayores beneficios a través de operaciones financieras que en sus propias actividades productivas. En el 2008 ocurre una fuerte crisis financiera en EEUU. La desregulación en los mercados financieros, impulsada entre otros por el FMI, y las innovaciones financieras, como los derivados, se encuentran entre las principales causas de dicha crisis. Es el momento de caída de las grandes instituciones financieras, como bancos y aseguradoras, que tenían una calificación de triple A otorgada por las calificadoras de riesgo.


Pero en el capitalismo financiero el poder de los grandes bancos es determinante. Se realizaron importantísimos rescates que permitieron a las grandes instituciones financieras recomponer sus balances. Volvieron a tener ganancias significativas y a pagar abultados sueldos a sus ejecutivos. Retomaron su poder e instauraron nuevamente su ideología, limitando los intentos de regulación y control, y debilitando la prioridad del empleo en las políticas económicas.


Es muy clara la situación europea. El Banco Central Europeo y el FMI, defensores de los acreedores financieros, impusieron dramáticos ajustes económicos a los países del sur de Europa e Irlanda y no aceptaron reestructuraciones de deuda, como la de Grecia, que pudieran afectar a los bancos acreedores de Francia y Alemania. Estos ajustes significaron un fuerte descenso de la demanda interna, dificultades de crecimiento, incluso con recesión y aumentos importantes del desempleo. Estas medidas dificultan prever cuánto tiempo se requerirá para que logren mejoras significativas en materia de empleo.


En el caso de EEUU, Obama aceptó fuertes rescates a los bancos, pero en primera instancia fijó una política fiscal que priorizara la generación de empleo. Pero la ideología también se revirtió en EEUU y pasaron a predominar los objetivos financieros de atender el déficit fiscal por sobre los requerimientos sociales y del empleo. No obstante, apareció inesperadamente el tema del tope de la deuda, que había sufrido diversas modificaciones en el período del gobierno republicano de Bush. El conservadurismo de los republicanos y los objetivos electorales primaron en la negociación, en la medida en que tienen la mayoría en la Cámara de Representantes. Diversos analistas lo consideraron un verdadero chantaje. Para aumentar el tope de deuda se acuerda no aumentar impuestos a los ricos y un fuerte descenso del gasto público. Esto puede significar un mayor enlentecimiento de la actividad económica y altas probabilidades de recesión económica.


La novedad del fin de semana fue la baja de la calificación de la deuda norteamericana de AAA a AA+ por parte de Standard & Poor´s. A nuestro criterio las calificadoras de riesgo no tienen ninguna credibilidad, son objeto de críticas muy profundas sobre su accionar y actúan en forma pro-cíclica. Grandes empresas con calificación AAA han quebrado. Cuando un país se debilita, las calificadoras le bajan sus notas, consiguiendo la profundización de su crisis. Pero más grave aún: critican las políticas económicas de los distintos países, y en función de sus concepciones o recetas, determinan las calificaciones correspondientes. Nos parece insólito que pretendan que los países sigan su ideología, o sus consejos conservadores. Deberían surgir mecanismos para sancionarlas y sobre todo para que dejen de tener influencia en los movimientos de capitales, ya que están influyendo muy negativamente en la crisis actual.


Surge la interrogante sobre qué pasará con el dólar. En la crisis de 2008 los inversores financieros buscaron los títulos más seguros, que fueron los emitidos por el gobierno de EEUU, lo que generó una apreciación de dicha moneda. También se demostró que era la única moneda de reserva y que el centro financiero de Nueva York no tenía sustituto.


Es evidente que China, el acreedor más importante de EEUU, desea una nueva moneda de reserva. Es posible que en el futuro se llegue a un acuerdo para contemplar las aspiraciones de esta potencia emergente. Pero en el corto plazo es difícil sustituir al dólar en sus principales funciones.


Las bolsas abrieron esta semana registrando fuertes bajas, pero el dólar mantuvo su valor y los capitales se refugiaron comprando títulos emitidos por el gobierno de EEUU. Las aguas se irán calmando. El régimen capitalista no está en juego, pero el capitalismo financiero viene generando reiteradas crisis que los gobiernos de los países desarrollados no han podido resolver adecuadamente. Los conservadores creen que hay que minimizar la intervención del Estado bajando el gasto público para avanzar hacia el equilibrio fiscal. Eso generaría confianza en el sector privado, lo que traería mayores inversiones, crecimiento y mejoras del empleo. Pero para invertir debe haber demanda, que es lo que se deteriora con el descenso del gasto público. En los años 2011 y 2012 seguramente habrá recesión en EEUU y en muchos países de Europa. Nuevamente las economías emergentes, como China e India, mantendrán el dinamismo del comercio internacional. Esto facilitará que las economías de América del Sur mantengan sus niveles de crecimiento, pese a la crisis imperante en el mundo desarrollado.


La economía mundial, artificialmente impulsada desde la recesión de 2008–2009 por un estímulo fiscal y monetario a gran escala y rescates financieros, va camino de una profunda recesión este año, al ir desapareciendo los efectos de esas medidas. Peor aún, no se han abordado los tremendos excesos que alimentaron la crisis: demasiada deuda y demasiado endeudamiento en el sector privado (familias, bancos y otras entidades financieras e incluso en gran parte del sector empresarial).


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