lunes, 22 de agosto de 2011

La globalización de las protestas sociales. Estamos gobernados por ciegos e irresponsables. Jóvenes del mundo en "pie de guerra".

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Hoy el mundo “arde en llamas” producto de las políticas globales injustas, asimétricas, desiguales implementadas por la globalización neoliberal, el imperialismo. Las clases y la lucha de clases, es la manifestación más concreta de que el modelo del capitalismo financiero-especulativo, juega “su suplementario” final. El viejo orden del capitalismo salvaje, la economía de casino, el capitalismo del desastre imperante en el mundo desde los 80’ del siglo XX, a partir de la llamada “revolución de los ricos”, está en su “hora final”. La gran burguesía transnacional, antes de su holocausto financiero, posicionada en los bancos, bolsas, aseguradoras, Wall Street, empresas multinacionales y transnacionales, corporaciones, mega-corporaciones, es decir, especuladores, inversores, gánsteres, piratas de horca y bolsa pensaron y aún creen en definitiva, que el origen de la crisis que ellos han creado y fueron actores principales, una vez más iba a pasar bajo el cuento de las hipotecas y “más hipotecas” o últimamente con sus argumentos desastrosos como que todo el origen de la crisis se explicaba con el cuento del “cisne negro” o simplemente que el origen de la crisis mundial era producto de los fenómenos naturales e imprevisibles. Cuento por su puesto, que sólo ellos y sus aparceros de la pluma en el mundo se lo creen. Esta situación de desmoronamiento financiero ha indignado a millones de jóvenes en el mundo y hoy están en pie de lucha, por Otro Mundo, Socialista, si es posible. Pablo Raúl

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La globalización de las protestas sociales: Europa, Medio Oriente, África, EE.UU. América Latina, hoy son epicentro de la emergencia de una nueva y poderosa Sociedad Civil, centro y poder de los nuevos procesos populares y revolucionarios en el mundo
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La globalización de las protestas sociales.


Estamos gobernados por ciegos e irresponsables.


Jóvenes del mundo “en pie de guerra”.


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Rosendo Fraga.


La Nación.com Viernes 19 de agosto del 2011.


La crisis global, que se manifiesta en el plano económico y político, y que tiene a las nuevas tecnologías como instrumento de propagación tiene fuertes manifestaciones también en lo social. La crisis global social tiene como inicio el norte de África, donde en enero se inmoló en Argelia un vendedor ambulante angustiado por apremios económicos; siguió por Túnez, donde cayó el gobierno, y se precipitó una situación similar -aunque con características más graves- en Egipto.


En estos tres países el malestar económico de los sectores populares -generado en gran medida por el alza en el precio de los alimentos que duplica la inflación promedio en todo el mundo- y el reclamo de reformas de las clases medias exacerbado a través de las nuevas tecnologías, son causa y detonante. En febrero, la protesta en Libia terminó en una cruenta guerra civil que todavía se prolonga y en la cual los históricos conflictos tribales juegan un rol determinante.


Al mismo tiempo, en Yemen estallaron protestas que derivaron en una suerte de guerra civil anárquica de baja intensidad que aún no se ha resuelto; la protesta estalló en Siria en marzo, convergiendo el reclamo de reformas políticas con históricos conflictos étnicos y religiosos y prolongándose durante cinco meses una dura represión. En este contexto, el régimen iraní logró controlar los efectos locales de esta rebelión mundial y lo mismo lograron las seis monarquías del golfo Pérsico lideradas por Arabia Saudita y Jordania.


Siguiendo con Europa, el movimiento de los Indignados de España irrumpió en el segundo trimestre del año en el contexto de la dura crisis económica y política que sufre el país. Las protestas que en 2010 tuvieron lugar en países del Este europeo y en Grecia no llegaron a tener un efecto globalizador, como sí parece haberlo tenido el modelo de la ocupación de la Plaza Tahrir de El Cairo, adoptado en España con la ocupación de la Plaza de Puerta del Sol.


En el conflicto español se hace evidente otro problema social global, también presente en el Norte de África y Medio Oriente: el desempleo juvenil, que duplica al promedio en todo el mundo. El movimiento español tuvo repercusiones en diversos países del continente, pero sólo cobra fuerza como tal y se mantiene con altibajos durante varios meses. En el caso español, las nuevas tecnologías juegan un papel más importante que en el Norte de África y Medio Oriente por su mayor penetración. En Asia, la reacción del gobierno chino ha sido dura y eficaz -hasta ahora- desde que a mediados de enero se globalizaron las imágenes de las protestas del norte de África, con la prohibición de su difusión en los medios y el bloqueo en los servidores de Internet.


Pasando a Asia, desde enero las protestas sociales han crecido. En China tanto en el caso de las minorías musulmanas -como la que vive en la provincia de Xijiang- como en el de la clase media urbana -ya conectada a Internet-, que ha generado estallidos locales de protesta social contra el aumento de los precios, la corrupción, el abuso policial y el daño ambiental. A partir del 16 de agosto, la protesta social global ha llegado a la India, el país más poblado del planeta. La detención de un militante pacificista que denuncia la corrupción gubernamental, generó movilizaciones en su apoyo en más de 20 ciudades. Aunque las manifestaciones son pacíficas, se produjeron incidentes en los cuales fueron detenidas 1300 personas, a las que luego el Parlamento ordenó liberar.


Los estallidos de protesta juvenil en Londres y su periferia y los que han tenido lugar en Israel han potenciado su globalización. En el primer caso, el desempleo juvenil estructural y las pandillas parecen tener un mayor rol que las diferencias étnicas y raciales combinadas con la pobreza que precipitaron el conflicto. Una vez iniciado, se vio a africanos, musulmanes y paquistaníes unirse para protegerse del vandalismo de jóvenes blancos.


El chat de BlackBerry, que no deja registro, fue el instrumento utilizado para organizar los saqueos por las pandillas, en un movimiento que tuvo pocos puntos de contacto con los surgidos en el norte de África y en Europa en los meses anteriores. Pero el clima global creado por las imágenes ha tenido indudable influencia. Las protestas surgidas en Israel están más bien originadas en el malestar por el encarecimiento del costo de vida y las dificultades económicas que en otras causas. Sin violencia han llegado a participar en las movilizaciones cientos de miles de personas, en un país cuya población es de sólo cuatro millones, de los que un millón son árabes-israelíes. En marzo la protesta global había generado manifestaciones análogas en los territorios palestinos. El caso israelí tiene lugar en una sociedad que mantiene al mismo tiempo la prioridad por las amenazas generadas por el terrorismo, el conflicto no resuelto con los palestinos y la hostilidad general que tiene en el mundo musulmán.


Por último en América latina, la protesta estudiantil chilena que estalló en julio también ha tenido influencia de la rebelión global, más allá de sus causas locales. Quizás el problema social más importante que tiene Chile -que ha sido el país más exitoso de América Latina en reducir la pobreza- es la falta de ascenso social. Pasar de la clase baja a la media y de ella a la alta es casi imposible y el sistema educativo es la clave de este fenómeno, que los gobiernos de la Concertación, incluso con dos presidentes socialistas, no supieron o no pudieron resolver. El problema ha estallado ahora en las calles, al combinarse la rebelión global con el primer Presidente de centroderecha desde el fin del gobierno militar.


La combinación del reclamo social global con la protesta estudiantil chilena ha precipitado a los estudiantes de Honduras a las calles, para reclamar contra un proyecto de financiamiento educativo que consideran una privatización encubierta. Mientras en Chile el Partido Comunista juega un rol en impulsar la protesta estudiantil, en Honduras lo tienen los partidarios del ex presidente Zelaya. En Bolivia, el problema de las etnias indígenas ha precipitado protestas contra la construcción de una carretera transamazónica financiada por Brasil y en la Argentina se ha extendido la ocupación de tierras en el norte del país para construir viviendas, cuya falta afecta a la cuarta parte de la población. Los Estados Unidos parecen hasta ahora al margen del fenómeno de protesta social, pero ello puede ser por poco tiempo, dado el alto desempleo que está sufriendo.


En conclusión, la crisis global que afecta la economía y la política se manifiesta también en protestas sociales que si bien en cada país tienen causas particulares, son precipitadas por la globalización tecnológica..


Protestas globalizadas.


Jóvenes del mundo en “pie de guerra”.


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RadioUChile. Viernes 19 de agosto del 2011.


Hugo Mery.


“No sólo Chile, el mundo quiere un cambio” se leía ayer en una pancarta desplegada por los estudiantes de la Universidad de Santiago, durante la “marcha de los cien mil paraguas” en la capital.


No se puede hablar en rigor de un fenómeno de globalización de las protestas, pero lo cierto es que muchas manifestaciones se producen en estos días en países impensables, como Israel y China, aparte de los europeos y del Norte de África. Y si bien cada movilización está impulsada por fuerzas propias y específicas, “la mala situación económica, la desigualdad y la falta de oportunidades para los más jóvenes están presentes en muchas de ellas”, según anota el ex Director de la revista Foreign Policy, Moisés Naim.


Para este reputado analista “ la furia se ha vuelto contagiosa y la indignación popular se ha globalizado” a partir de un solo hecho. “Es imposible diferenciar una foto de jóvenes enfrentados a la policía en Santiago de Chile de otra con la misma imagen en Londres. O una que muestra a los indignados acampados en la Puerta del Sol en Madrid de otra con las tiendas de campaña de los miles de manifestantes en las calles de Tel Aviv”.


Mientras 300 mil israelitas se manifiestan el sábado 6 de agosto principalmente en contra del alto costo de la vida y de la escasez de arriendos, el 11 de agosto miles de habitantes de una Provincia del sur de China atacaron en las calles a la policía y golpearon y quemaron varios vehículos oficiales, en respuesta a la brutalidad de funcionarios municipales.


Este “incidente de masas” se suma a otros producidos en todo el país en los últimos meses, por el descontento con los abusos de las autoridades, las crecientes desigualdades sociales y las continuas alzas de precios, especialmente de los alimentos y la vivienda.


Tal vez aparte de las movilizaciones opositoras duramente reprimidas por los dictadores árabes, las protestas de los jóvenes chilenos sean hoy las más políticas. Ellos tienen claro desde hace tres meses que las demandas estudiantiles no se satisfacen con los aportes financieros más y rebajas crediticias menos. Ellos apuntan a un cambio en el modelo educacional, que asegure una enseñanza gratuita y con una calidad claramente definida en su contenido conceptual.


Así como el Primer Ministro británico David Cameron anuncio “tolerancia cero” a los miembros “enfermos” de la sociedad que ejercen una “criminalidad pura y simple”, el Presidente Sebastián Piñera, creyó que bastaría un ofertón a los estudiantes con un nombre de fantasía cuya sigla sonaba a mercantil: “GANE”. Esa “criatura” murió antes de nacer.


Las dos nuevas ofertas consiguientes a su rechazo mostraron que el gobierno podía mejorarlas y que las consideraba como parte de una negociación. Hasta ayer los jóvenes no han dejado de movilizarse con gran éxito de convocatoria y lo seguirán haciendo sin temor al desgaste – con huelga de hambre de siete alumnos incluida -, hasta que las autoridades, parlamentarios y dirigentes políticos e institucionales internalicen que ellos aprendieron la lección de sus antecesores, los pingüinos del 2006. No están más dispuestos a que se chutee la pelota.


Han dejado de este modo la expectativa muy alta: es posible que ahora sí al clase política se allane a una reforma política que posibilite la reforma social. Algo de mayor comprensión, se expresó también en Reino Unido, cuando miembros conservadores del gabinete reconocieron que no todo se trataba de desmanes violentistas y que había que apuntar también a las crecientes desigualdades en esa supuesta sociedad de bienestar.

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En esta reunión de la Unión Europea, Berlusconi, Primer Ministro de Italia, llamó"santo" a Rodríguez Zapatero , el Presidente "del desastre económico-social y político" España, y al final lo deja sólo ante los periodistas. Son parte de los Gobernantes "ciegos", "sordos" y ....
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Gobernados por ciegos e irresponsables.


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ALAI, América latina en Movimiento. Viernes 19 de agosto del 2011.


Leonardo Boff.


Afinando los muchos análisis hechos acerca del conjunto de crisis que nos asolan, llegamos a algo que nos parece central y sobre lo que toca reflexionar seriamente. Las sociedades, la globalización, el proceso productivo, el sistema económico-financiero, los sueños predominantes y el objeto explícito del deseo de las grandes mayorías es consumir y consumir sin límites. Se ha creado una cultura del consumismo propalada por todos los medios. Hay que consumir el último modelo de celular, de zapatillas deportivas, de ordenador. El 66% del PIB norteamericano no viene de la producción sino del consumo generalizado. Las autoridades inglesas se sorprendieron al constatar que, entre quienes promovían los disturbios en varias ciudades, no solamente estaban los habituales extranjeros en conflicto entre sí, sino muchos universitarios, ingleses desempleados, profesores y hasta reclutas. Era gente enfurecida porque no tenía acceso al tan propalado consumo. No cuestionaban el paradigma de consumo sino las formas de exclusión del mismo.


En el Reino Unido, después de M. Thatcher, y en USA después de R. Reagan, así como en el mundo en general, va creciendo una gran desigualdad social. En aquel país, los ingresos de los más ricos se incrementaron en los últimos años 273 veces más que las de los pobres, según informa Carta Maior el 12/08/2011. Por eso, no es de extrañar la decepción de los frustrados ante un «software social» que les niega el acceso al consumo y ante los recortes en el presupuesto social, del orden del 70%, que los castiga duramente. El 70% de los centros recreativos para jóvenes fueron simplemente cerrados.


Lo alarmante es que ni el primer ministro David Cameron ni los miembros de la Cámara de los Comunes se tomaron el trabajo de preguntar el por qué de los saqueos en las distintas ciudades. Respondieron con el peor remedio: más violencia institucional. El conservador Cameron dijo con todas las letras: «vamos a detener a los sospechosos y publicaremos sus caras en los medios de comunicación sin importarnos las preocupaciones ficticias con respecto a los derechos humanos». He aquí una solución del despiadado capitalismo neo-liberal: si la orden que es desigual e injusta lo exige, se anula la democracia y se pasa por encima de los derechos humanos. Y esto sucede en el país donde nacieron las primeras declaraciones de los derechos de los ciudadanos.


Si miramos bien, estamos enredados en un círculo vicioso que puede destruirnos: necesitamos producir para permitir el tal consumo. Sin consumo las empresas van a la quiebra. Para producir, necesitan los recursos de la naturaleza. Estos son cada vez más escasos y ya hemos dilapidado un 30% más de lo que la tierra puede reponer. Si paramos de extraer, producir, vender y consumir no hay crecimiento económico. Sin crecimiento anual los países entran en recesión, generando altos índices de desempleo. Con el desempleo, irrumpen el caos social explosivo, depredaciones y todo tipo de conflictos. ¿Cómo salir de esta trampa que nos hemos preparado a nosotros mismos?


Lo contrario del consumo no es el no consumo, sino un nuevo «software social» en la feliz expresión del politólogo Luiz Gonzaga de Souza Lima. Es decir, urge un nuevo acuerdo entre un consumo solidario y frugal, accesible a todos, y los límites intraspasables de la naturaleza. ¿Cómo hacer? Existen varias sugerencias: el «modo sostenible de vida» de la Carta de la Tierra, el «vivir bien» de las culturas andinas, fundado en el equilibrio hombre/Tierra, la economía solidaria, la bio-socio-economía, el «capitalismo natural» (expresión desafortunada) que intenta integrar los ciclos biológicos en la vida económica y social, y otras.


Pero cuando los jefes de los Estados opulentos se reunen no hablan de estas cosas. Ahí se trata de salvar el sistema que está haciendo agua por todas partes. Saben que la naturaleza ya no puede pagar el alto precio que el modelo consumista cobra. Ya está a punto de poner en peligro la supervivencia de la vida y el futuro de las próximas generaciones. Estamos gobernados por ciegos e irresponsables, incapaces de darse cuenta de las consecuencias del sistema económico-político-cultural que defienden.


Es imperativo un nuevo rumbo global, si queremos garantizar nuestra vida y la de los demás seres vivos. La civilización científico-técnica que nos ha permitido niveles exagerados de consumo puede poner fin a si misma, destruir la vida y degradar la Tierra. Seguramente no es para esto para lo que hemos llegado a este punto en el proceso evolutivo. Urge tener valor, osadía para cambios radicales, si es que todavía nos tenemos un poco de amor a nosotros mismos.


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