lunes, 28 de febrero de 2011

Espacios urbanos cambiantes. “La Ciudad como unidad de consumo colectivo dentro del modo de producción capitalista”.

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Si, como señala Bourdieu, "el poder económico es primordialmente la capacidad de poner la necesidad económica a distancia", bien podemos inferir que los barrios urbanos son un ejemplo de poder económico a través del consumo de vivienda como un objeto estético. Los estilos de vida de (algunos) propietarios de viviendas podrían reflejar un empuje hacia el consumo conspicuo, en el que los objetos adquieren su función no a través de una simple designación material, sino, inversamente, como apéndices imaginarios de su poseedor.


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Espacios urbanos cambiantes.


“La Ciudad como unidad de consumo colectivo dentro

del modo de producción capitalista”.


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Gerardo del Cerro. *

Tribuna Abierta. Domingo, 27 de Febrero de 2011.

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Como objeto de análisis científico-social, la ciudad ha servido para generar hipótesis de alcance universal pero rara vez se ha utilizado para contextualizar tales hipótesis, quizá porque estamos acostumbrados a pensar en ella como contenedor espacial de los fenómenos económicos, políticos, sociales y culturales definitorios de la modernidad y sus diferentes post-transformaciones. Como bien afirma Giddens, solo los urbanistas adoptan como objeto de análisis lo que los demás científicos sociales usan como fuente temática. El resultado ha sido frecuentemente una problemática atribución a la ciudad de cualidades universales que todas poseen en todo tiempo y lugar, bien caracterizando el urbanismo como modo de vida específico de la ciudad (Wirth), bien definiendo esta como unidad de consumo colectivo dentro del modo de producción capitalista (Castells).

Una variante reciente del argumento universalista según el cual es posible adivinar en toda metrópolis una serie de atributos comunes y definitorios es la idea de ciudad global que, como centro de producción y control de los flujos financieros transnacionales, evoluciona en la tensión del espacio de los flujos y el espacio de los lugares y la dualización social que provocan. Esta cacofonía global representa en cierto modo una continuación de la vía estructuralista de análisis social en la que la generalización en los resultados antecede a la consideración contextualizada de los procesos que sirven de base a tales resultados.

Pero, pasadas casi cuatro décadas desde que surgieran los primeros análisis sobre la restructuración global del capitalismo, los muy necesarios correctivos comienzan a aparecer. A pesar de su disparidad, todos estos análisis comparten, implícita o explícitamente, la idea de un análisis relacional de los procesos sociales que, por un lado, enfatiza la complejidad de los contextos localizados de acción social y, por otro, asocia los impactos de la globalización a metáforas de fragmentación y yuxtaposición, no dualización. Lo que podríamos llamar versión fuerte de la tesis de la globalización (esto es, el impacto similar, unilinear y no mediado, de factores globales en contextos diferentes) es por tanto difícilmente defendible si se tiende a concebir la ciudad como una red global contextualizada (pero no espacialmente contenida) de flujos societales que no solo operan localmente sino en diferentes escalas espaciales.

Se traslada así la perspectiva desde la globalización a la localización global y a lo que llamaríamos, en directa traducción del término inglés, glocalización (Robertson), un disonante pero afortunado neologismo que para algunos se ha convertido en símbolo de la necesaria convergencia entre los excesos explicativos de los argumentos globales y las limitaciones analíticas de las perspectivas locales. Puede, por tanto, asumirse una globalización creciente de (o un acceso mayor y más extendido a) los flujos, medios o canales por los que se transmite la información, pero no una homogeneización global de resultados en territorios o lugares específicos; al contrario, la globalización, según Bird, nos acerca a la experiencia de la diversidad cultural.

Esta atención creciente a la localización global de los procesos sociales parece coincidir con un cierto resurgimiento de las interpretaciones de la ciudad como escenario para la producción y el consumo cultural. Aunque no se trata en absoluto de un fenómeno nuevo, su intensidad y el contexto histórico en que se desarrolla sí aportan elementos para su análisis pormenorizado. Por un lado, se ha extendido la legitimación colectiva del uso cultural del espacio urbano, con su referente más claro en las iniciativas de conservación y rehabilitación de centros históricos, que se han convertido en el primer espacio de uso cultural en numerosas urbes occidentales contemporáneas, y en un poderoso reclamo turístico.

Pero además de los centros históricos, la totalidad de la trama urbana se va dotando de nuevos espacios dedicados al consumo cultural (museos, galerías, centros de convenciones y congresos, salas de conciertos, hipermercados culturales) y, simultáneamente, muchos espacios de consumo tradicionales van adquiriendo una cierta estética cultural.

En consecuencia, la cultura emerge como sujeto de estrategias empresariales y políticas con una importancia de la que había carecido hasta ahora en las metrópolis contemporáneas pues, aunque no toda metrópolis adquiere el rango de global (como nodo articulador en la red financiera internacional), sí puede decirse que un buen número de ellas participa de los flujos culturales transnacionales y produce y experimenta las consecuencias específicas de tales flujos, visibles a nivel local en la presencia e influencia de empresas, trabajadores, turistas y productos extranjeros.

La inmediata consecuencia de todo esto es una mayor atención a la idea de lugar (en sus diferentes escalas territoriales) como eje instrumental de poder social, sin que sea necesario por ello interpretar las radicales transformaciones sociales y territoriales contemporáneas como el origen de una nueva medievalización del mundo debida sobre todo a la supuesta pérdida de control de los estados nacionales sobre sus funciones tradicionales.

No es momento éste para retomar la senda weberiana, pero sí para considerar genéricamente la vieja idea del urbanismo entendido en contexto cultural, según la cual "las ciudades conforman contextos en los que las culturas y las sociedades son producidas y transformadas, tanto como las propias ciudades son producidas y transformadas por esas culturas y sociedades". Si lo global se construye y se transforma en territorios específicos, también lo local contribuye a la producción de la intersección de múltiples relaciones sociales, procesos, estructuras, prácticas y representaciones que constituye esa dimensión socio-económica fluida y cambiante que hemos dado en llamar global.

Muchos barrios urbanos culturales pueden ilustrar la variedad de los procesos sociales intervinientes en lo que Lefebvre denominó genéricamente la producción del espacio. El surgimiento (o reinvención) como espacios culturales de esos barrios urbanos debe mucho a la legitimación general de la cultura y el arte como forma productiva y de vida en Occidente y no solo a los mecanismos de revalorización del suelo que se producen en el área y los desplazamientos poblacionales que ocasionan.

Pero, además, las interrelaciones específicas entre localización, la secuencia histórica de transformaciones locales, la configuración de intereses entre los habitantes del área y, muy particularmente, los usos de las representaciones -o imágenes- del lugar por diferentes actores sociales son factores que inciden decisivamente en la continua transformación de los espacios urbanos. Así, la gentrificación es un proceso de constitución de clase dentro de fronteras espaciales.

Si, como señala Bourdieu, "el poder económico es primordialmente la capacidad de poner la necesidad económica a distancia", bien podemos inferir que los barrios urbanos son un ejemplo de poder económico a través del consumo de vivienda como un objeto estético. Los estilos de vida de (algunos) propietarios de viviendas podrían reflejar un empuje hacia el consumo conspicuo, en el que los objetos adquieren su función no a través de una simple designación material, sino, inversamente, como apéndices imaginarios de su poseedor.

La gentrificación lleva a las ciudades hacia una nueva organización del consumo basado en el capital cultural. Este proceso funciona como un factor acumulativo para la legitimación política de posibles cambios en el uso del terreno. El turismo, la contemplación y experiencia de un significado urbano recientemente constituido por medio de la apropiación de la historia, incide en y resalta el aspecto consumista de la revitalización del centro de la ciudad.

El paradigma lefebvriano de la producción del espacio contiene corolarios específicos que debemos tener en cuenta. Las dimensiones de producción y consumo han de ser integradas en cualquier análisis de cambio urbano. Aunque la teoría cultural y sociológica ofrece una variedad de propuestas para establecer tal conexión, es el material empírico el que debe indicar la manera particular de hacerlo. Los lazos específicos entre los procesos económicos y políticos, por un lado, y la correlación entre los cambios globales y locales deben ser analizados "de abajo arriba", fieles al espíritu de la grounded theory.

La gentrificación, el arte, y el turismo pueden concebirse como productos diferentes de una estrategia política y económica común que demuestre una continuidad histórica: el deseo de los agentes locales en el gobierno y en el ámbito privado de atraer inversiones con el fin de "revitalizar" áreas urbanas centrales. La metáfora de la máquina de crecimiento sugiere, por otra parte, la aparición de procesos, inducidos localmente, de formación de coaliciones entre intereses políticos y económicos. Finalmente, el desarrollo histórico de los barrios urbanos puede proporcionar pistas interesantes para contextualizar adecuadamente las transformaciones contemporáneas. Todo ello puede contribuir, primero, a establecer la relación local-regional-nacional-global con respecto al cambio económico y cultural (es decir, a tomar en serio la idea de que los actores sociales construyen las escalas espaciales, que no deben ser reificadas), y en segundo lugar, a conseguir una comprensión significativa y específica de la tesis de la terciarización de la economía en un contexto local.

*Doctor por la New School for Social Research de Nueva York y por la Universidad Autónoma de Madrid.

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domingo, 27 de febrero de 2011

Estados Unidos: ¿Por qué la clase media va camino a convertirse en clase baja?. ¿ Será posible?.

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Politólogos y estudiosos del sindicalismo aseguran que uno de los factores que más ha influido en la pérdida de riqueza de la clase media ha sido la progresiva desaparición de las agrupaciones sindicales. En los últimos 30 años, las asociaciones de representación de los trabajadores han perdido muchos asociados: en 1983, los afiliados a este tipo de colectivos representaban alrededor del 20% de la fuerza laboral, mientras que al pasado año eran sólo el 12%. Su labor a la hora de reclamar subidas salariales, así como otro tipo de beneficios como seguros médicos o pensiones, ha resultado ser muy importante a la hora de evitar el estancamiento de los ingresos.


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Érase una vez, en los Estados Unidos las clases medias, las "más poderosas". Con la crisis mundial y la recesión, más allá de cualquier sombra de duda, la clase media esta siendo sistemáticamente eliminada en América.
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Estados Unidos: ¿Por qué la clase media va camino a convertirse en clase baja?. ¿ Será posible?.

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Las consecuencias sociales de la crisis sistémica, hoy son prácticamente insalvables por el propio sistema capitalista ingresa hacia un precipicio, donde absolutamente no tendrán salida y alternativa alguna de sobrevivencia. Más allá encontraremos la Modernidad del salvajismo, la violencia y el engaño sobre la mentira, la falsedad y la corrupción.



Pablo Raúl Fernández Llerena.

Sociólogo. Politólogo.


Arequipa 25 de febrero del 2011.



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Para una gran mayoría de ciudadanos de los Estados Unidos y en general de América latina, vivir mejor que sus padres ha pasado de ser una meta a poco menos que una utopía. En el caso concreto de EEUU, durante al menos una generación, los ingresos se han estancado, haciendo que la pérdida de poder adquisitivo sea palpable y ahondando la brecha entre ricos y pobres. El caso puede extrapolarse.

La crisis ha agravado las dificultades económicas al hacer que el paro, los bajos sueldos, la exclusión a los migrantes y la inflación sean la realidad predominante. Según informes especializados, la renta anual de un contribuyente medio, ajustada a la inflación, era de 33.400 dólares en 1988. Dos décadas después, en 2008, los ingresos medios han bajado a 33.000 dólares.

Mientras tanto, los hogares más pudientes, aquellos que ganan de media 380.000 dólares o más, han visto crecer sus ingresos un 33% en los últimos veinte años. Este segmento representa sólo el 1% de la sociedad estadounidense y acapara en torno a un tercio de la riqueza del país.

Factores como la globalización, las políticas públicas del Partido Político y el gobernante de turno – en los últimos 30 años desde el Presidente Reagan, los Republicanos, con sus políticas públicas han actuado en contra de la clase media hasta el gobierno del Sr. Bush- y la calidad de la educación son determinantes en el estancamiento de la clase media y juegan en favor de los más adinerados.

1.- La deslocalización empresarial y la competencia internacional.

Los trabajadores de muchas empresas han perdido sus empleos gracias a la globalización. Muchas multinacionales optan por externalizar servicios o, directamente, llevarse sus negocios a países donde los costes laborales sean más reducidos. Esto no sólo destruye empleo, sino que presiona a la baja los salarios. Es el proceso de la Deslocalización empresarial que tiene una doble realidad con doble consecuencia: Las empresas de las corporaciones transnacionales se trasladan completamente al mundo del medio oriente- China, India, Tailandia, Singapur, Hong Kong, Corea del Sur, Taiwán, etc – donde no pagan absolutamente ningún impuesto y tributo; salen del mundo occidental porque los costes de producción – según ellos son muy altos – salarios altos por hora, 8 horas, vacaciones, negociación colectiva, seguridad social, subsidio al desempleo, vacaciones, jubilación, etc y además está presente la usura, la avaricia, el fundamentalismo de la ganancia rápida y fácil. Consecuencia en los países del medio oriente, explotan como nuevo esclavos a millones de trabajadores sin derechos laborales, pero según sus Presidentes o Mandatarios en general – dan trabajo a millones de jóvenes, no importa cómo, pero dan trabajo – en cambio, generan paro y desempleo en el mundo occidental donde cierran sus empresas, porque sus ganancias no son en miles de millones de dólares por año.

El proceso de Deslocalización Empresarial – la transnacionalización de los monopolios imperialistas hacia el Oriente Medio, producto de la globalización neoliberal, está originando una “verdadera rebelión” de la “clase media” y la clase obrera – quién dijo que desapareció la lucha de clases -. La coyuntura social y política se expresa en una rebelión muy significativa en el Estado de Wisconsin donde en esta tercera semana de febrero se movilizaron más de 100 mil obreros, empleados públicos, maestros, médicos y otros, en contra de un gobernador que quiere implementar la agenda de la derecha y quiere eliminar los negociaciones colectivos de los sindicatos, quiere eliminar parte la seguridad social, quiere cortar las pensiones, quiere eliminar el financiamiento de la salud por parte del Estado. En este sentido vemos otro conflicto que va más allá de los partidos Demócrata y Republicano.

Por primera vez el pueblo organizado, los sindicatos locales, los empleados públicos, entran en una gran confrontación: la huelga y protesta más grande que hemos visto en más de 50 años en Estados Unidos. Una huelga general del sector público contra este gobernador que trata de eliminar efectivamente a los sectores sindicales. Porque si el gobernador consigue la aprobación de la ley, va a eliminar efectivamente el funcionamiento de los sindicatos. Más allá de los recortes está en juego el sindicalismo representativo democrático e independiente.

Entonces se encuentran en una situación donde la extrema derecha, controlando puestos importantes en el gobierno, ha provocado por primera vez un tipo de levantamiento popular que utiliza en algunos casos las consignas de Egipto: hablan de un levantamiento popular estilo de El Cairo y ahora Trípoli en Libia. Para justificar su posición de clase, que otros argumentos surgirán. Será la ¿ Globalización 2.0 , la Política 2.0 , Los Políticos 2.0 , Los líderes 2.0 , la Democracia 2.0 las Políticas Sociales 2.0 ? Pero definitivamente ya no convencen.

2.- La Educación cada vez es más cara.

En Estados Unidos, formarse para luchar por mejores puestos cuesta dinero. Y mucho. Los que aspiren a entrar en una Universidad deben preparar varios miles de dólares. Y hay familias que ni siquiera pueden permitirse que uno de sus hijos curse estudios superiores y no contribuya a la economía doméstica, la economía popular, la economía del día a día. A esto hay que sumarle la diferencia en las retribuciones en función de la formación, que se ha profundizado desde los años 80. Entonces, el sueldo para un trabajador que sólo tuviese el graduado escolar representaba de media el 71% del dinero que recibía un universitario. En 2010, la proporción se ha reducido al 55%. "La gente más formada, ya sea en servicios financieros, tecnología o comunicación, tiene más espacio para jugar y para ser recompensada", señala un estudioso de la problemática y su complejidad.

3.- El sindicalismo es cada vez menos representativo. Para la derecha política es su principal "enemigo de clase".

Politólogos y estudiosos del sindicalismo aseguran que uno de los factores que más ha influido en la pérdida de riqueza de la clase media ha sido la progresiva desaparición de las agrupaciones sindicales. La derecha política, considera que los sindicatos son sus principales competidores, es decir, sus principales "enemigos de clase", de allí que las últimas décadas los sindicatos han sido seriamente combatidos en diferentes formas. En los últimos 30 años, las asociaciones de representación de los trabajadores han perdido muchos asociados: en 1983, los afiliados a este tipo de colectivos representaban alrededor del 20% de la fuerza laboral, mientras que al pasado año eran sólo el 12% y su tendencia es hacia su eliominación definitiva. Con todo su poder, seguramente lo conseguirán si antes la clase trabajadora no dan un paso adelante: Forjar la UNIDAD de toda la clase trabajadora. Su labor a la hora de reclamar subidas salariales, así como otro tipo de beneficios como seguros médicos o pensiones, ha resultado ser muy importante a la hora de evitar el estancamiento de los ingresos.

"Es un factor clave a la hora de explicar por qué los trabajadores de ingresos bajos y medios no han visto subir sus sueldos en línea con la inflación", apunta el sindicalista.. Expresan, tenemos un cambio tecnológico sesgado que aumenta la demanda de trabajadores altamente calificados. Tenemos un aumento del comercio internacional con importaciones crecientes de productos trabajo-intensivos que reducen aún más la demanda de trabajadores menos educados. Tenemos la inmigración, posiblemente similar en sus efectos al comercio internacional. Tenemos un valor real del salario mínimo en caída libre, con impacto en la parte baja de la distribución. Tenemos una sindicalización mermada, que contribuye a entender el cambio distributivo. Finalmente, en lo tocante a la distribución después de impuestos, tenemos cambios en los tipos impositivos que, en general, han reforzado la creciente desigualdad. Todo eso puede ser verdad, pero resulta un tanto ‘alegre’ suponer que todas estas fuerzas tan diferentes operan de consuno en la misma dirección.

Es un poco difícil entender la manera en que todos los factores mencionados y la economía se hallan en colusión. Ahora bien; yo creo que sí podemos decir que el ambiente político importa más para la distribución de la renta que los modelos económicos que sabemos manejar, y sugiere más de lo que nuestros modelos pueden captar. Si se preguntan qué hay que hacer prácticamente, expresan que el asunto más importante ahora es, en efecto, trabajar sobre los impuestos y la seguridad social, porque es un tema concreto y puede brindarles resultados a largo plazo..
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La Rebelión Árabe y la Crisis de la hegemonía estadounidense.

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Ahora es Libia y la lista es larga. Como una suerte de matriz con un código base: donde se desarrollen los proyectos de Gobernabilidad, estarán los brotes de ruptura con sistemas políticos anquilosado. Aunque también son implantaciones de una antigua ciencia política. Gran parte de estos regímenes fueron formados y mantenidos por la Alianza Transatlántica para la seguridad estratégica, como es el caso de Egipto, Bahrain, países del Golfo Pérsico. Otros fueron concebidos y sustentados por esa perversa dinámica de contener la subjugación a la potencia extranjera con autonomías enajenadas de los consensos internacionales, o forzadas con nacionalismos exacerbados para conservar una precaria integridad territorial. Es el caso de Sudan, Tchad, Libia, Somalia y hasta Marruecos que rehusa a ceder territorio en el Sahara Occidental. Nada de errado quizás con intervenir países para promover democracia y gobernabilidad y es muy probable que los libros de agencias oficiales como el Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, la Comunidad Europea, o no gubernamentales como Oxfam, Human Rights Watch, Amnesty, por nombrar a las mas protagónicas, sean transparentes.
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La Rebelión Árabe y la Crisis de la hegemonía estadounidense.


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Viernes 25 de febrero del 2011.

Homar Garcés (especial para ARGENPRESS.info)

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Con gran entusiasmo, muchas personas a nivel mundial celebran lo que está ocurriendo en algunas naciones del Medio Oriente, llegando a concluir que todo es parte de una gran revolución internacional.
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Más aún al concluir que, desde la exótica región del Maghreb al Golfo de Adén, las rebeliones populares que se han desatado y extendido con una fuerza inusitada, amenazando la estabilidad de los distintos regímenes allí establecidos, afectarán la hegemonía de Estados Unidos en dicha región, puesto que la mayoría de ellos se hallan ligados -en una u otra forma- a la tutela del imperialismo yanqui. Así, podría determinarse también que la política exterior de intervención global aplicada por Washington desde la eclosión de su par durante la Guerra Fría, la Unión Soviética, se halla contra la pared al carecer de elementos válidos que le permitan desplegar sus marines en defensa de sus aliados en desgracia.

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Esto no sería en modo alguno objetable. Pero sí lo es el hecho que se quiera ignorar o disminuir las causas que los produjeron. En este sentido, hay que señalar que el mundo entero se ha visto obligado a observar con interés los acontecimientos sucedidos en Túnez, desde donde la llama de la rebelión se desparramó a Yemen, Jordania, Sudán, Argelia y, con mayor intensidad y dramatismo, a Egipto, estableciéndose cierto paralelismo con lo ocurrido en nuestra América durante las dos últimas décadas del siglo XX. Sin embargo, poco se ha resaltado que la catástrofe social -con todo lo que implica una crisis económica prolongada, incluyendo una alta tasa de desempleo y de escasez de alimentos- es el común denominador de las revueltas escenificadas en la geografía del Medio Oriente.

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Así, según lo resume el autor del libro “La armadura del capitalismo”, Alejandro Teitelbaum, “las revueltas populares en Túnez y en Egipto sobre un fondo de opresión, hambre y desocupación, que los medios conservadores y alguna gente de izquierda han calificado de “revolución” (distorsionando así la idea de revolución mediante la manipulación del lenguaje) se mueven dentro de marcos muy estrechos, porque a pesar de su masividad, el poder de decisión lo siguen teniendo las elites dominantes con el respaldo de las fuerzas armadas y con el apoyo explícito de las grandes potencias encabezadas por Estados Unidos, que se han pronunciado por una “transición ordenada” (cambiar algo para que todo siga igual)”. A ello se agrega la importancia excedida atribuida a los diferentes medios electrónicos de comunicación, con lo cual se reducen las condiciones objetivas que las originaron, dando lugar a una manipulación mediática a escala internacional.

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En síntesis, para el imperialismo estadounidense (lo mismo que para sus aliados económicos y políticos de Europa y Japón), la efervescencia social del Oriente Medio le exige replantearse su concepción geopolítica con sentido de urgencia, puesto que -de radicalizarse ésta- sus intereses e influencia en las naciones árabes serían seriamente afectados, quedándole sólo Israel como apoyo en dicha región. Si el control se le escapa de las manos a Washington, en coincidencia con la opinión del periodista uruguayo Raúl Zibechi, “… el sistema internacional, tal y como venía funcionando desde su última gran reestructuración, punto que podemos fijar en 1945 al finalizar la Segunda Guerra Mundial, no seguirá existiendo durante mucho tiempo”. Algo que, inevitablemente, tendría sus enormes repercusiones en el resto de los continentes, atizando la lucha internacional en contra de la hegemonía del capital que se viene librando y acrecentando desde finales del siglo pasado, teniendo su primer epicentro en nuestra América, como consecuencia de los desequilibrios generales provocados por la crisis financiera mundial.

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sábado, 26 de febrero de 2011

Eduardo Galeano: “La independencia es otro nombre de la dignidad”.

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Don Simón decía locuras, y hacía locuras. Allá por mil ochocientos veinte y pico, sus escuelas mezclaban a los niños y a las niñas, a los pobres y a los ricos, a los indios y a los blancos, y también unían la cabeza y las manos, porque enseñaban a leer y a sumar, y también a trabajar la madera y la tierra. En sus aulas no se escuchaban los latines de sacristía y se desafiaba la tradición del desprecio por el trabajo manual. Poco duró la experiencia. Un clamor de indignadas voces exigía la expulsión de este sátiro que ha venido a corromper a la juventud, y el mariscal Sucre, presidente del país que ahora llamamos Bolivia, le exigió la renuncia. A partir de entonces, anduvo a lomo de mula, peregrinando por las costas del Pacífico y las montañas de los Andes, fundando escuelas y formulando preguntas insoportables a los nuevos dueños del poder: Ustedes, que imitan todo lo que viene de Europa y de los Estados Unidos, ¿por qué no les imitan la originalidad, que es lo más importante?


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Eduardo Galeano: “La independencia es otro nombre de la dignidad”.

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Eduardo Galeano. Quiero dedicar este homenaje a la memoria viva de dos Carlos: Carlos Lenkersdorf y Carlos Monsiváis, amigos muy queridos que ya no están, pero siguen estando.

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Y empiezo por decir gracias: Gracias, Marcelo, por este regalo, esta alegría. Te digo gracias en nombre propio y también en nombre de los muchos sureños que jamás olvidarán su gratitud a México, el país de su exilio, refugio de perseguidos en los años de mugre y miedo de nuestras dictaduras militares.

Y quiero subrayar que México merece, por eso y por muchos otros motivos, toda nuestra solidaridad, ahora que esta tierra entrañable está siendo víctima de la hipocresía del narcosistema universal, donde unos ponen la nariz y otros ponen los muertos, y unos declaran la guerra y otros reciben los tiros.

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Este acto generoso me honra por venir de quien viene. La ciudad de México está a la vanguardia en la lucha por los derechos humanos, en un amplio abanico que va desde la diversidad sexual hasta el derecho a respirar, que ya parecía perdido.

Y mucho me honra recibir esta ofrenda, porque mucho tiene de desafío: en nuestros países la independencia plena es todavía, en gran medida, una tarea por hacer, que nos convoca cada día.

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En la ciudad de Quito, al día siguiente de la independencia, una mano anónima escribió en una pared: Último día del despotismo y primero de lo mismo.

Y en Bogotá, poco después, Antonio Nariño advertía que el alzamiento patriótico se estaba convirtiendo en baile de máscaras, y que la independencia estaba en manos de caballeros de mucho almidón y mucho botón, y escribía: Hemos mudado de amos.

Y el chileno Santiago Arcos comprobaba, desde la cárcel:

–Los pobres han gozado de la gloriosa independencia tanto como los caballos que en Chacabuco y Maipú cargaron contra las tropas del rey.

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Todas nuestras naciones nacieron mentidas. La independencia renegó de quienes, peleando por ella, se habían jugado la vida; y las mujeres, los analfabetos, los pobres, los indios y los negros no fueron invitados a la fiesta. Aconsejo echar un vistazo a nuestras primeras Constituciones, que dieron prestigio legal a esa mutilación. Las Cartas Magnas otorgaron el derecho de ciudadanía a los pocos que podían comprarlo. Los demás, y las demás, siguieron siendo invisibles.

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Simón Rodríguez tenía fama de loco, y así lo llamaban: El loco. Decía locuras, como éstas:

–Somos independientes, pero no somos libres. La sabiduría de Europa y la prosperidad de los Estados Unidos son, en nuestra América, dos enemigos de la libertad de pensar. Nuestra América no debe imitar servilmente, sino ser original.

Y también:

–Enseñemos a los niños a ser preguntones, para que se acostumbren a obedecer a la razón: no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos. Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra.

Don Simón decía locuras, y hacía locuras. Allá por mil ochocientos veinte y pico, sus escuelas mezclaban a los niños y a las niñas, a los pobres y a los ricos, a los indios y a los blancos, y también unían la cabeza y las manos, porque enseñaban a leer y a sumar, y también a trabajar la madera y la tierra. En sus aulas no se escuchaban los latines de sacristía y se desafiaba la tradición del desprecio por el trabajo manual. Poco duró la experiencia. Un clamor de indignadas voces exigía la expulsión de este sátiro que ha venido a corromper a la juventud, y el mariscal Sucre, presidente del país que ahora llamamos Bolivia, le exigió la renuncia.

A partir de entonces, anduvo a lomo de mula, peregrinando por las costas del Pacífico y las montañas de los Andes, fundando escuelas y formulando preguntas insoportables a los nuevos dueños del poder:

–Ustedes, que imitan todo lo que viene de Europa y de los Estados Unidos, ¿por qué no les imitan la originalidad, que es lo más importante?

Este viejo vagabundo, calvo, feo y barrigón, el más audaz y el más querible de los pensadores de América, estaba cada día más solo, y solo murió.

A los ochenta años, escribió:

–Yo quise hacer de la tierra un paraíso para todos. La hice un infierno para mí.

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Simón Rodríguez fue un perdedor. Según la escala de valores de este mundo, que sacraliza el éxito y no perdona el fracaso, los hombres como él no merecen memoria.

Pero, ¿acaso no está vivo don Simón en la energía de dignidad que hoy recorre nuestra América de norte a sur? ¿Cuántos hablan por su boca, aunque no lo sepan, como hablaba en prosa aquel personaje de Molière que no sabía que hablaba en prosa?

¿Acaso don Simón no nos sigue enseñando, un siglo y medio después de su muerte, que la independencia es otro nombre de la dignidad? Es verdad que todavía pesa, y mucho, la herencia colonial, que aplaude la copia y maldice la creación y admira, como denunciaba don Simón, las virtudes del mono y del papagayo. Pero también es verdad que son cada vez más los jóvenes que sienten que el miedo es una cárcel humillante y aburrida, y libremente se atreven a pensar con sus propias cabezas, sentir con sus propios corazones y caminar con sus propias piernas.

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Yo no creo en Dios, pero sí creo en el humano milagro de la resurrección. Porque quizás se equivocaban aquellos dolientes que se negaban a creer en la muerte de Emiliano Zapata, y creían que se había marchado a Arabia en un caballo blanco, pero sólo se equivocaban en el mapa. Porque a la vista está que Zapata sigue vivo, aunque no tan lejos, no en las arenas de Oriente: él anda cabalgando por aquí, aquí cerquita nomás, queriendo justicia y haciéndola.

Y fíjense ustedes lo que ha ocurrido con otro perdedor, José Artigas, el hombre que hizo la primera reforma agraria de América, antes que Lincoln y antes que Zapata.

Hace casi dos siglos, él fue vencido y condenado a la soledad y al exilio. En años recientes, la dictadura militar del Uruguay le erigió un ampuloso mausoleo, queriendo encerrarlo en cárcel de mármol. Pero cuando la dictadura intentó decorar el monumento con algunas de sus frases, no encontró ninguna que no fuera subversiva. Ahora el mausoleo tiene fechas y nombres de batallas, y ninguna frase. Involuntario homenaje, involuntaria confesión: Artigas no es mudo, Artigas sigue siendo peligroso.

Cosa curiosa: con tantos vivos que hablan sin decir, en nuestras tierras hay muertos que dicen callando.

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Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos cometieron la insolencia de amar a su tierra, y por ella se jugaron la vida. Pero está visto que el patriotismo es el honorable privilegio de los países dominantes: sólo los que mandan tienen el derecho de ser patriotas. En cambio, los países dominados, condenados a obediencia perpetua, no pueden ejercer el patriotismo, so pena de ser llamados populistas, demagogos, delirantes: nuestro patriotismo se considera una peste, peste peligrosa, y los amos del mundo, que nos toman examen de Democracia, tienen la mala costumbre de conjurar esta amenaza a sangre y fuego.

Bienaventurados sean los perdedores, porque ellos se negaron a repetir la historia y quisieron cambiarla.

Bienaventurados sean los perdedores, y malditos sean quienes confunden el mundo con una pista de carreras y lanzados a las cumbres del éxito trepan lamiendo hacia arriba y escupiendo hacia abajo.

Bienaventurados sean los indignados, y malditos sean los indignos.

Maldita sea la exitosa dictadura del miedo, que nos obliga a creer que la realidad es intocable y que la solidaridad es una enfermedad mortal, porque el prójimo es siempre una amenaza y nunca una promesa.

Bienaventurado sea el abrazo, y maldito sea el codazo.

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Sí, pero… Cuántos perdedores, ¿no?

Cuando algún periodista me pregunta si soy optimista, yo contesto, sinceramente:

–A veces. Depende de la hora.

Siempre me parecieron más bien inhumanos los optimistas full time.

Creo que el desaliento es un derecho humano, y de algún modo es también la prueba de que somos humanos, porque no sufriríamos el desaliento si no tuviéramos aliento.

Hay que reconocer que no es muy alentadora la realidad, que tiene la jodida costumbre de recompensar a los exprimidores del prójimo y a los exterminadores de la tierra, el agua y el aire. Y en cambio, las más apasionantes aventuras de transformación de la realidad suelen quedarse a mitad de camino, o se extravían y se pierden, y muchas veces terminan mal.

Hay que reconocerlo, digo, pero también cabe preguntar: Cuando esas lindas experiencias colectivas terminan mal, ¿de veras terminan? ¿No hay nada que hacer, sólo nos queda resignarnos y aceptar el mundo tal cual es, como si fuera destino? Hace pocos años, se puso de moda la teoría del fin de la historia. Más de uno se tragó ese sapo, a pesar de que el sentido común nos demuestra, con poderosa sencillez, que la historia nace de nuevo cada mañana.

Lo mejor de este asunto de vivir está en la capacidad de sorpresa que la vida tiene. ¿Quién podía presentir que los países árabes iban a vivir este huracán de libertad que están ahora viviendo? ¿Quién iba a creer que la plaza de Tahrir iba a dar al mundo esta lección de democracia? ¿Quién iba a creer lo que ahora puede creer ese muchachito plantado en la plaza durante días y noches, cuando dice: “Nadie nos va a mentir nunca más”?

Al fin y al cabo, cuando la historia dice adiós, o eso parece decir, ella nos está diciendo, o al menos murmurando: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.

Y yo me despido de ustedes, ahora, que ya es hora, como la historia me enseñó, diciéndoles gracias, diciéndoles: hasta luego, hasta lueguito, nos estamos viendo.

Palabras pronunciadas el 22 de febrero de 2011, en la ceremonia de entrega de la Medalla 1808, que el jefe de Gobierno de la ciudad de México, Marcelo Ebrard, otorgó al escritor Eduardo Galeano. ( Tomado de La Jornada, 23-02-2011)

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viernes, 25 de febrero de 2011

Rebelión en Wisconsin. La lucha en defensa de los derechos laborales y sociales contra la derecha conservadora.

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El proceso de Deslocalización Empresarial – la transnacionalización de los monopolios imperialistas hacia el Oriente Medio,- China, India, Taiwán, Taylandia, Singapur, Hong Kong, etc - producto de la globalización neoliberal, está originando una “verdadera rebelión” de la “clase media” y la clase obrera – quién dijo que desapareció la lucha de clases -. La coyuntura social y política se expresa en una rebelión muy significativa en el Estado de Wisconsin donde en esta tercera semana de febrero se movilizaron más de 100 mil obreros, empleados públicos, maestros, médicos y otros, en contra de un gobernador que quiere implementar la agenda de la derecha y quiere eliminar los negociaciones colectivos de los sindicatos, quiere eliminar parte la seguridad social, quiere cortar las pensiones, quiere eliminar el financiamiento de la salud por parte del Estado. En este sentido vemos otro conflicto que va más allá de los partidos Demócrata y Republicano. Por primera vez el pueblo organizado, los sindicatos locales, los empleados públicos, entran en una gran confrontación: la huelga y protesta más grande que hemos visto en más de 50 años en Estados Unidos. Una huelga general del sector público contra este gobernador que trata de eliminar efectivamente a los sectores sindicales. Porque si el gobernador consigue la aprobación de la ley, va a eliminar efectivamente el funcionamiento de los sindicatos. Más allá de los recortes está en juego el sindicalismo representativo democrático e independiente. Pablo Raúl.

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Estados Unidos. Rebelión obrera y popular en Wisconsin. Febrero 24, la huelga general en defensa de los derechos laborales y derechos msociales.

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Rebelión en Wisconsin.


La lucha en defensa de los derechos laborales y sociales contra la derecha conservadora.


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Alberto Ampuero. (especial para ARGENPRESS.info)



Jueves 24 de febrero del 2011.


En Wisconsin, situado en la región de los lagos en el llamado Medio Oeste del país, se juega el futuro del poder sindical y su influencia en la distribución del ingreso en toda la nación.


El gobernador republicano Scott Walker y la legislatura controlada por su partido impulsan una iniciativa de ley que limita el poder de los sindicatos del sector público a discutir sólo salarios, dejando afuera beneficios y condiciones de trabajo. También impone un techo a las mejoras salariales basado en el índice de inflación y aumenta las contribuciones a los fondos de pensión y salud.


El gobernador asegura que la medida es necesaria para equilibrar las cuentas del estado, que están "muy afectadas".


Pero lo que pasa en Wisconsin no es apenas un recorte presupuestario, sino un experimento para quebrar a los sindicatos


El proyecto obedece al endurecimiento ideológico republicano más que a una urgencia económica de Wisconsin, dice Ernesto Semán. El desempleo (7,5 por ciento) y el déficit proyectado (12,8 del presupuesto) no sólo están por debajo del promedio nacional sino que son optimistas comparados con los de otros estados.


Lo que explica que la convicción ideológica es el motor de esta pelea, y de que más de un centenar de organizaciones vinculadas con el Tea Party en todo el país hayan comenzado a movilizarse en favor de la medida.


Wisconsin tal vez sea hoy un estado más agrícola, es conocido por sus productos lácteos en general y por el queso en particular. Pero fue y hasta cierto punto sigue siendo un estado cuya economía se basa en las manufacturas y la producción de herramientas. Wisconsin también es cuna de AFCSM, uno de los sindicatos más grandes de funcionarios públicos y enfermeras del país, con 170 mil afiliados, señala Amy Goodman.


El AFCSM fue creado en los ’30 al calor del avance de la legislación laboral durante el New Deal. Y en 1959 se convirtió en el primero con capacidad de negociar convenios colectivos de trabajo.


La avanzada del gobernador Walker también implicaría quebrar el poder de este sindicato La legislación laboral estadounidense regula las relaciones de empresas privadas a nivel federal, pero delega la regulación de los empleados públicos en cada uno de los estados. Por eso Walker cuenta con todo el poder legislativo en su mano para imponer medidas de corte draconiano que hagan literalmente imposible la continuidad de los sindicatos de trabajadores del sector público.


El gobernador quiere forzar a los sindicatos a celebrar un plebiscito que les legitime anualmente, y prohibir las deducciones automáticas de las contribuciones sindicales


“Es hora de limitar el poder de los sindicatos, y en eso espero poder ser la fuente de inspiración para muchos otros”, afirmó Walker, gobernador de Wisconsin desde enero del 2011, - otro seudo imitador o continuador de la Sra Thatcher, 30 años después - quien, nada más jurar su cargo y con una mayoría sólida en la asamblea estatal, otorgó una amnistía fiscal a empresas multinacionales y estatales que costó a las arcas del estado 170 millones de dólares. Para compensar este regalo, el gobernador decidió unilateralmente reducir los derechos de negociación colectiva de los empleados públicos


La reacción contra el proyecto conocido como “ley de reparación presupuestaria” no arrancó entre los empleados públicos sino en oposición a los recortes presupuestarios a la universidad.


Ante ello, miles de estudiantes y profesores suspendieron clases en las universidades estatales en protesta contra la iniciativa. Además, miles de maestros de escuelas públicas se reportaron "enfermos" y no asistieron a sus centros de trabajo para sumarse a las protestas, obligando el cierre de las escuelas públicas en la capital. Estudiantes de preparatorias y secundarias, en lugar de gozar sus días libres, se sumaron a las marchas y protestas. Varias iglesias también han declarado su apoyo.


La protesta ya involucra a más de 100 mil personas sólo en Wisconsin. Tiene el apoyo de la totalidad de los sindicatos, que por más de una semana consecutiva mantienen sus protestas, y va en camino de convertirse en una de las movilizaciones gremiales más grandes de las últimas décadas


Lo que ocurre en Wisconsin, comentó Noam Chomsky, "tal vez es el inicio de lo que verdaderamente necesitamos aquí: un levantamiento democrático”


Si en algo coinciden todos, es que sin esta ley se aprueba en Madison, será replicada en otros estados donde gobernantes intentan reducir sus déficits presupuestales -que se han multiplicado como consecuencia de la crisis económica- trasladando los costos a los trabajadores del sector público.


Iniciativas parecidas se impulsan en Ohio, Indiana, Tenesí, y también versiones menos drásticas pero que imponen severos recortes presupuestales a sindicalistas del sector público - sobre todo maestros - en estados gobernados por demócratas como es el caso de Nueva York y California.


Aunque en muchos estados se han convocado manifestaciones de apoyo a las protestas de Wisconsin. Es pronto para decir si las protestas podrían extenderse. Lo que sí está claro, dicen los analistas, es que el neoliberalismo sólo puede seguir avanzando: exigiendo más privatizaciones dentro del sector público, aumentado la edad de jubilación, aumentando las contribuciones al fondo de pensiones, y desarmando a los sindicatos para imponer recortes salariales.


No es exagerado suponer que las últimas medidas del gobierno de Obama también abonaron el campo para iniciativas como las de Wisconsin que, entre otras cosas, acaba de aprobar el presupuesto económico más regresivo de la historia, con argumentos que en muchos casos se superponen con los de la oposición.


Alberto Ampuero es periodista de Riverside, California.
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En el Estado Americano de Wisconsin continua por octavo día la huelga general en defensa de los derechos sindicales. La Rebelión se extiende a otros Estados. Indiana, Ohio, Tenesí.
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Sigue Rebelión Sindical y Popular en Wisconsin.

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Estados Unidos. Protesta de sindicalistas y empleados públicos. Protestas sindicales de los últimos días en Wisconsin (norte de Estados Unidos) se extendieron a los Estados de Indiana, Tenesí y Ohio.

Todd Richmond. Madison, Wisconsin. AP.
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Los demócratas en la legislatura estatal de Wisconsin aceptaron un acuerdo en la madrugada del jueves para limitar el debate y someter a votación una iniciativa que despoja a los empleados públicos de su derecho de negociación colectiva de sus contratos laborales.

El objeto del acuerdo fue obligar a votar sobre el proyecto del gobernador republicano Scott Walker luego de más de 42 horas de debate iniciado el martes. La minoría demócrata no tiene votos suficientes para detener la iniciativa.

Sin embargo, el proyecto sigue detenido en el Senado, del cual huyeron los demócratas para no verse obligados a votar. La batalla por los derechos sindicales se agudiza en todo el país, donde nuevas mayorías republicanas deben hacerse cargo de problemas presupuestarios.

Las iniciativas republicanas han provocado fuertes protestas de los sindicatos y en los estados de Wisconsin e Indiana los legisladores demócratas han huido para bloquear las medidas.


Los afiliados sindicales constituyen una gran parte de la base demócrata y sus votos serán indispensables en las elecciones del año próximo.

Los republicanos de ambos estados afirman que las medidas limitarían el gasto al dar a los gobiernos locales mayor flexibilidad para lidiar con los trabajadores. Los demócratas y los sindicatos alegan que son ataques políticos contra aliados demócratas. La contienda prepara además el escenario político para las elecciones de 2012, con la oportunidad de que los republicanos frenen a los sindicatos que apoyan a demócratas como Barack Obama.

Toda una semana de protestas

La disputa en Wisconsin es seguida por el resto del país, puesto que en caso de que el gobernador Walker se imponga en Wisconsin, otros gobernadores republicanos conservadores tratarían de enfrentar a los poderosos sindicatos de los trabajadores del estado como parte de sus políticas de reducción presupuestaria.

Las multitudinarias protestas sindicales de Wisconsin de los últimos días terminaron contagiando a otros estados, como Ohio, donde miles de sindicalistas y empleados públicos se congregaron alrededor del Capitolio de la capital, Columbus, ante la posible discusión de una propuesta de ley similar. En Indiana, parte de los senadores demócratas imitaron a sus colegas de Wisconsin y no comparecieron al Congreso del estado.
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