jueves, 26 de enero de 2012

PIERRE BOURDIEU: El Capital Social. HOMENAJE DE LOS SOCIOLOGOS PERUANOS AL MAESTRO, COLEGA Y AMIGO.

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Para la sociología, el capital social es aquello que posibilita la cooperación entre dos partes. La noción no implica necesariamente algo positivo, ya que los contactos entre las personas pueden dar lugar a hechos negativos (como las sociedades mafiosas, por ejemplo). El capital social mide, por tanto, la sociabilidad de un conjunto humano y aquellos aspectos que permiten que prospere la colaboración y el uso, por parte de los actores individuales, de las oportunidades que surgen en estas relaciones sociales. Una sociabilidad entendida como la capacidad para realizar trabajo conjunto, la de colaborar y llevar a cabo la acción colectiva. Sin embargo, como hemos apuntado, en los últimos años se han destacado tres “fuentes” principales del capital: la confianza mutua, las normas efectivas y las redes sociales. A pesar de las posibles diferencias en la forma de definir y medir estos atributos, el capital social siempre apunta hacia aquellos factores que nos acercan como individuos y a cómo este acercamiento se traduce en oportunidades para la acción colectiva y el bienestar del grupo.


No se debe olvidar que el capital social está mediado por la cultura ya que ésta determina los principios de reciprocidad, confianza, solidaridad, cooperación, etc. Formas de Construir Capital Social “El capital social es el resultado de estrategias de inversión, intencionales o no intencionales, orientadas a la constitución y reproducción de relaciones sociales duraderas, capaces de procurar, con el tiempo, lucros materiales y simbólicos”. El capital social puede ser construido de diferentes maneras dependiendo de las características iniciales con que se generan las relaciones. El capital social puede considerarse como el conjunto de las relaciones sociales de las que en un determinado momento dispone un sujeto individual (por ejemplo, un empresario o un trabajador) o un sujeto colectivo (privado o público)”. El capital social se acumula, se crea, se mantiene y se destruye. Es el único capital que no disminuye o se agota con el uso, al contrario, entre más se usa, más crece. Pero, como todo capital, necesita de constantes inversiones, genera costos (tales como tiempo, dinero, atención, información, etc.) y beneficios (como información compartida, actividades coordinadas, toma de decisiones colectivas, buenos canales de comunicación, veeduría social, seguridad, etc.). Asimismo, facilita la consecución de fines que de otra manera no serían alcanzados o tendrían un costo mucho más alto. Y esto es en esencia el valor del capital social: que al utilizar nuestra red de relaciones y ponerla a funcionar, podemos alcanzar nuestros objetivos de una manera más sencilla y eficaz.


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PIERRE BOURDIEU: El Capital Social.


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HOMENAJE DE LOS SOCIOLOGOS PERUANOS AL MAESTRO, COLEGA Y AMIGO.


PABLO RAUL FERNANDEZ LLERENA.


SOCIOLOGO. POLITOLOGO.


Definición.


Trabajar, analizar, interpretar el amplio contexto social que hoy comprende las Teorías sobre el Capital Social es un escenario muy amplio, complejo y en pleno proceso de “desarrollo”. La primera construcción de un concepto relativo al «capital social» realmente impactante fue realizada por Pierre Bourdieu, propone una definición simple: «El capital social es el conjunto de recursos actuales o potenciales relacionados con la posesión de una red durable de relaciones más o menos institucionalizadas de entre-conocimiento y entre-reconocimiento; o, en otros términos, con la adhesión a un grupo …» Bourdieu, tratando entonces de renovar la reflexión marxista sobre los fenómenos sociales modernos, agrega una cuarta forma de «capital» a su aparato analítico que le permite una descripción más realista de las clases sociales francesas que el economismo marxista ortodoxo. Además del clásico «capital económico», un individuo dispone también de su «capital cultural» (su currículo con diplomas de escuelas más o menos afamadas) y «simbólico» (el prestigio que le otorga la adhesión a ciertos grupos sociales).


El capital social puede considerarse como el conjunto de las relaciones sociales de las que en un determinado momento dispone un sujeto individual (por ejemplo, un empresario o un trabajador) o un sujeto colectivo (privado o público)”. El capital social se acumula, se crea, se mantiene y se destruye. Es el único capital que no disminuye o se agota con el uso, al contrario, entre más se usa, más crece. Pero, como todo capital, necesita de constantes inversiones, genera costos (tales como tiempo, dinero, atención, información, etc.) y beneficios (como información compartida, actividades coordinadas, toma de decisiones colectivas, buenos canales de comunicación, veeduría social, seguridad, etc.). Asimismo, facilita la consecución de fines que de otra manera no serían alcanzados o tendrían un costo mucho más alto. Y esto es en esencia el valor del capital social: que al utilizar nuestra red de relaciones y ponerla a funcionar, podemos alcanzar nuestros objetivos de una manera más sencilla y eficaz.


El capital social refiere a los recursos que uno puede movilizar a través de sus amigos, allegados o relaciones más lejanas. Estos incluyen no solamente bienes materiales o financieros, pero también informaciones, contactos influyentes, protección, etc. Se trata de una manera «sabia» de designar una realidad bien conocida de la vida social. Lo que resulta nuevo en este enfoque es la importancia teórica inédita en un marco marxista y estructuralista que se otorga a la trama de relaciones personales comunes de la vida cuotidiana. Los marxistas (asimismo que los funcionalistas discípulos de Parsons aunque por razones diferentes) habían siempre despreciado este nivel de epifenómenos sociales que se consideraba supeditado a la macro dinámica de relaciones de clase.


El concepto de «capital social» entra así en el ámbito de ciencias sociales aunque su influencia quede acotada por la audiencia de Bourdieu. Cinco años más tarde (1990), un otro sociólogo, James Coleman, lo transforma en un fenómeno de moda científica que invade todas las ramas de ciencias sociales. En las revistas sabias asimismo que en los congresos, las referencias a este concepto se vuelven omnipresentes. El capital social parece explicarlo todo. ¿Por qué hay países (regiones, comunidades) ricos? Porque tienen mucho capital social. ¿Por qué la gente es sana, feliz, educada, respetuosa de las leyes, etc.? Porque vive en lugares donde el capital social abunda. Se trata de una panacea del desarrollo económico y social que, una vez empotrado en la estructura del grupo, acarrea todos los beneficios imaginables.


El concepto de Capital Social es una forma útil de pensar los recursos humanos que pueden estar disponibles para un programa de educación al votante. Desafortunadamente, es un término que se ha convertido en una palabra de moda en los círculos políticos así que requiere alguna discusión teórica. Una vez entendida, puede usarse para proveer información adicional sobre un país (ver Examen Minucioso de Recursos y Capacidades). En esta sección se observarán los factores que constituyen el capital social y la forma en que puede ser utilizado en programas de educación electoral con el fin de mejorar las prácticas democráticas dentro de los países y sus comunidades. También se examinarán brevemente sus deficiencias como herramienta de aproximación a una comunidad para lograr niveles más altos de democracia.


Su aparición en la política moderna llega al tiempo que un continuo juicio en términos económicos de todos los aspectos de nuestra existencia. ¿Estamos siendo "productivos" como empleados? ¿Está "cumpliendo" el gobierno? ¿Estamos generando suficientes "insumos" en las prácticas sociales? Las democracias alrededor del mundo han venido evaluándose en los 90. A pesar del optimismo de principios de la década, hay cierto escepticismo frente a la durabilidad de las democracias que surgieron recientemente.


En estos días la gran pregunta en la política gira alrededor de la forma como se puede fortalecer y consolidar la democracia. ¿Cómo puede el éxito de la democracia en un área transferirse a otra parte del mundo donde no ha sido exitosa, aún existiendo, por décadas? Uno de los factores que surgen de este interrogante tiene que ver con el papel de la sociedad civil en países democráticos. Como enfatiza Robert Putnam en la mayoría de sus escritos y especialmente en Hacer que la Democracia Funcione: Tradiciones Cívicas en la Italia Moderna, los niveles de interacción entre la sociedad civil y el gobierno determinan los niveles de democracia dentro de un país. Esto implica que entre más altos sean los niveles de interacción, más fuerte será la democracia y viceversa. Tradiciones cívicas rastreo veinte años de vida política y asociativa en Italia, comparando los resultados de las regiones del norte con aquellas del sur. Putnam concluyó que las regiones del sur eran menos democráticas que las del norte dada la existencia de relaciones patrón - cliente con la mafia. El norte por el contrario se apoyaba más en organizaciones y grupos de mentalidad cívica.

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El Capital Social, las Ciencias Sociales y Políticas.


El concepto de capital social fue iniciado por James Coleman y más adelante desarrollado por Pierre Bourdieu. Coleman utilizó el término para describir un recurso de individuos que emerge de sus "lazos sociales", y Bourdieu lo usó para referirse a las ventajas y oportunidades que obtienen las personas al ser miembros de ciertas "comunidades".


La definición de capital social es bastante sencilla. Es la moneda que permite que una sociedad opere efectivamente. Esto incluye factores intangibles tales como valores, normas, actitudes, confianza, redes, y semejantes. Putnam afirma que el capital social está comprendido por aquellos factores que se encuentran dentro de una comunidad y que facilitan las coordinación y cooperación para obtener beneficios mutuos. Esto significa que si uno trabaja en una comunidad donde hay confianza, valores, redes y aspectos similares, el resultado será más efectivo que el trabajo realizado dentro de una comunidad donde no existan estos factores. Esto tiene gran impacto sobre las interacciones entre las organizaciones no gubernamentales y la comunidad en lo referente a la educación electoral.


Francis Fukuyama, el autor de El Fin de la Historia y del /ltimo Hombre, Confianza, las Virtudes Sociales y la Creación de la Prosperidad, y un gran número de artículos, cree que "la vitalidad del [capital social] es esencial para el funcionamiento del mercado y la democracia." Esto significa que tanto el gobierno como las comunidades deben asegurarse que los altos grados de confianza, normas y valores existentes se mantengan y alimenten dentro de esa sociedad, con el fin de facilitar su trabajo y lograr que sea más exitoso.


La educación electoral está diseñada para conocer las inquietudes que tienen la mayoría de los votantes frente a las elecciones antes de que éstas se realicen. Éste es un esfuerzo costoso. Consecuentemente, aquellos que están en el negocio de conducir programas de educación electoral buscarán medios para minimizar los costos. Si el capital social facilita la cooperación dentro de una comunidad entonces seguramente esos factores deben utilizarse para facilitar la educación al votante y lograr que su alcance sea más efectivo.


Normas y Valores


Las normas y valores dentro de una comunidad hacen referencia a las actitudes entre los ciudadanos que facilitan sus interacciones. Si todos los ciudadanos en una comunidad, por ejemplo, creen que cada persona debe ser tratada con respeto y valorada como un participante, la comunidad involucrará a todas las personas en las discusiones sobre asuntos que afecten a la totalidad de la ciudadanía. Estas actitudes se evidenciarán en las normas de esa sociedad. La gente respetará la propiedad privada, los puntos de vista y los derechos de las otras personas. También podemos decir que estos ciudadanos conocerán y entenderán que tienen que pagar sus impuestos, pagar por los servicios y participar en las discusiones democráticas.


Cuando una organización conduce programas de educación electoral dentro de esa sociedad, su trabajo será mucho más sencillo puesto existen normas y valores establecidos. Los educadores no tendrán que abogar por la tolerancia, la creación de espacios seguros de discusión, ni recordarle a las personas el cumplimiento de su deber cívico al votar. La comunidad ya posee todos esos valores y normas. El capital social de esta sociedad puede utilizarse para facilitar la transferencia de información sobre el proceso de votación. Los educadores deben hacer uso de las normas y valores existentes dentro de esa comunidad con el fin de facilitar el aprendizaje. Aquellas normas y valores deben reforzarse con ejemplos sobre las labores que deben desempeñar los ciudadanos en un proceso de votación.


Las normas igualmente se refieren a aquellas prácticas comunes dentro de las comunidades y organizaciones. La gente puede tener ciertas prácticas que están culturalmente determinadas. En sociedades africanas tradicionales, por ejemplo, el jefe es la persona más poderosa. Si éste no ha sido consultado, la comunidad no puede abrirse a determinado programa, tanto física como psicológicamente. El equipo de trabajo del programa puede ser excluido del área de entrada, así mismo los ciudadanos pueden pensar que el equipo no respeta su cultura y prácticas y, por ende, no escuchará la información que ellos brinden. Es importante para los educadores conocer las prácticas de una comunidad, respetarlas y apegarse a ellas mientras se trabaja en esa área.


Algunas áreas pueden también tener líderes informales. Estas personas deben ser consultadas para facilitar el trabajo dentro de esa comunidad. Algunas veces los líderes religiosos tienen este status, así como los profesores o los trabajadores de la salud. Para los educadores es clave conocer a éstas personas y respetar las normas y valores propias de la comunidad.

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Redes Sociales comunitarias, tradicionales, históricas..


Un segundo factor que compone el capital social es el sistema de redes. Cada sociedad tiene sus propias redes. ...estas pueden tejerse alrededor del trabajo, la iglesia, el deporte y cualquier club o grupo existente en la esa sociedad. Las redes pueden utilizarse para lograr que los programas de educación al votante resulten más efectivos frente al costo y lograr que alcancen un mayor número de personas con una mínima cantidad de insumos de parte de los educadores.


Las redes involucran a gran cantidad de personas que se identifican con una causa, interés u objetivo común. Aquellos que trabajan en el sector salud (doctores, enfermeras, personal clínico, voluntarios), por ejemplo, pueden formar una red con el fin de dar a conocer información en relación con su trabajo. La red permite igualmente que las personas difundan su experiencia dentro de un sector y transfieran sus destrezas.


Existen extensas redes que abarcan a un gran número de personas de diferentes sectores de una comunidad y con diferentes intereses. Los educadores electorales pueden utilizar esas redes para diseminar su información. Un punto de entrada en la sociedad es todo lo que se necesita. Un club de futbol puede reunirse una vez a la semana. Los educadores electorales pueden reunirse con ese grupo una vez. La información de esa reunión puede ser retransmitida socialmente por los miembros a través de las redes a las que pertenecen. Un miembro puede ser parte de un grupo de lectura mientras que otro puede ser parte de un grupo de cocina. Esta información puede entonces extenderse a lo largo de la comunidad a través de dichas redes.


Los educadores electorales deben emplear estratégicamente estas redes y suplir suficiente información (impresa y verbal) hasta el punto que ésta impacte de la mejor manera posible a la comunidad. Los panfletos informativos deben entregarse en la entrada de un sitio que gran afluencia de personas. La información debe estar igualmente disponible en puntos de reunión tales como centros comerciales, iglesias, colegios y gimnasios para complementar transmisión verbal. En comunidades rurales donde la tradición oral (narrativa) todavía persiste y el analfabetismo es alto, las redes pueden ser muy efectivas. Los educadores electorales quienes probablemente no podrán quedarse en el área por un largo periodo de tiempo, pueden empero, informar a aquellas personas que mantienen más contacto con la mayoría de la comunidad, tales como profesores, líderes religiosos, trabajadores de la salud e incluso dueños de almacenes.


Confianza social e institucional. La pérdida de confianza personal, el mal social y político del siglo XXI.


Cuando en la vida social, en las relaciones sociales personales, familiares o cuando en las relaciones sociales y políticas en la representación, se pierde la confianza, es muy difícil recuperarla o volver a tener confianza. Este contexto social y político, atravesado por la desconfianza, se transforma en serios cuestionamientos, críticas permanentes no necesariamente correctas, decepción en quién se confió y genera por ese camino una profunda desconfianza que tiende a generalizarse y nos puede conducir hacia el caos, la anarquía y la anomia general como el mal social y político del siglo XXI y hoy es una de las grandes crisis: la Crisis de Confianza multidimensional.


Por ello es que la confianza es un factor importantísimo para el éxito de la democracia. Francis Fukuyama considera que la gente que no cree en la otra termina cooperando solo bajo un sistema de reglas y regulaciones formales, que deben ser negociadas, acordadas, litigadas y cumplidas muchas veces bajo medios coercitivos. La confianza solo puede obtenerse a través de prácticas de largo plazo. Las personas solo confían unas en otras después de mantener relaciones por un período de tiempo. La confianza debe ser establecida por medio de la experiencia y repetición. Si usted le cuenta a otra persona un secreto y esa persona lo guarda, por ejemplo, la confianza entre los dos se fortalecerá. La próxima vez, uno depositará en la otra persona un nivel más alto de confianza.


El flujo de información será más efectivo en las sociedades si existen altos grados de confianza. Las personas confiaran en lo que el educador les dice y por ende es mucho más probable que crean en la información que se les suministra. La confianza es inherente a las redes, y por ello, los dos factores son complementarios. Dentro de una red es un interés grupal mantener altos niveles de confianza. Los educadores pueden aprovechar esos niveles de confianza para el desarrollo de su programa. Es importante trabajar con las personas en las que confía la mayoría de la comunidad. Dado que las personas confían en ellos, es muy probable que los escuchen sin dudas ni desconfianza.


Los educadores electorales deben utilizar el capital social existente en las sociedades. Éste puede asistirlos a la hora de cumplir la importante pero difícil tarea de informar a la gente sobre las elecciones. Aunque el capital social tiene numerosos aspectos positivos, también hay puntos negativos que pueden surgir.


Problemas individuales y colectivos.


La existencia de normas y valores supone que la gente las conoce y las sigue. Si una persona nueva llega a una comunidad, sin embargo, deberá aprender y asimilar estas normas y valores antes de que sea aceptada. Esto significa que, en cualquier momento, puede haber gente excluida debido a su falta o limitado conocimiento de las normas aceptadas. Algunas veces esas normas no son obvias, y los educadores accidentalmente pueden ignorarlas o incumplirlas y así molestar a la comunidad. De igual manera así como los valores pueden ser muy específicos, también pueden ser muy complicados.


Las redes pueden igualmente implicar exclusión. Si alguien pertenece a un grupo con una red, esto significa que hay personas externas al grupo que no pertenecen a la red. Estas estructuras tienden a asistir solo a aquellas personas que pertenezcan a la red. No ser miembro, por ende, pueden situar a algunos sectores de la comunidad en desventaja. Aquellas comunidades que son muy unidas serán obviamente más difíciles de penetrar que aquellas que están abiertas a influencias externas. Los educadores deben examinar cuidadosamente cada comunidad para aprender cuales son las redes más constructivas y efectivas. Éstas pueden ser las que tengan más contacto con la gente.


Para las personas externas, la confianza puede ser difícil de establecer, como por ejemplo para un educador de una organización como un cuerpo estatutario que no está representado dentro de la comunidad. En este caso, los programas de capacitación deben ser desarrollados para los capacitadores que están dentro de la comunidad. ...stos capacitadores locales deben ser personas aceptadas y en las que la comunidad confíe, con el fin de que faciliten la transmisión de información a su respectivo grupo de personas.


Para que se pueda construir capital social es necesario que en las relaciones que se establecen sea posible la existencia de una identidad más o menos duradera y que ésta sea reconocida por quienes participan de la relación. Además, los participantes deben hipotetizar formas de reciprocidad o de solidaridad. Para que esto se dé, es preciso que exista un mayor o menor grado de confianza entre los participantes y unas normas sociales básicas de reciprocidad. El capital social es el capital de las relaciones, pero no todas las relaciones construyen capital social. El capital social es neutro, no es ni bueno ni malo y siempre va a generar un beneficio para quienes actúen en una relación. Pero los efectos del capital social no son siempre positivos, en términos sociales, políticos y de desarrollo económico; en algunos casos las acciones que se cometen gracias a esa red de relaciones pueden ser perjudiciales para el resto de la sociedad y pueden generar dependencia política, clientelismo, corrupción y economía criminal.


La riqueza, en términos de capital social, está dada por el número de relaciones que posee un individuo, una colectividad o una sociedad y por el nivel de dependencia entre unos y otros. Entre más conectada esté una sociedad a través de mecanismos de solidaridad y de reciprocidad, mayor será su reserva de capital social y serán mejores las condiciones de bienestar para los sujetos que vivan en ella. Esto es posible porque el capital social puede influir en la valoración y crecimiento del capital humano y del capital financiero. El capital social es un concepto con gran potencial que permite a los educadores pensar en formas efectivas de comunicación. Aquellos involucrados con la educación cívica también desearán considerar caminos a través de los cuales puedan explotar los beneficios del capital social.


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5 comentarios:

Unknown dijo...

Bien interesante tanto por los conceptos como por los ejemplos utilizados para su explicación.

Unknown dijo...

Interesante el texto. Me nace la reflexión de incorporar algo de Antropología dado lo cultural del concepto; esencialmente para llevar esta reflexión a las comunidades nativas que han logrado sobrevivir al colonialismo debido a su capital social construido sobre aspectos culturales que les son comunes.

Mich dijo...

Hola buenas tardes, disculpe ¿podría facilitarme la referencia de donde extrajo la definición que propone Bourdieu de capital social?
Muchas gracias, su texto me gustó es claro y accesible para los que no estudiamos el área de la sociología.

Mich dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Buenas noches, agradecer y reconocer su trabajo, me gustaria su apoyo con las referencias bibliográficas