jueves, 23 de febrero de 2012

G-20: Repensar las Instituciones Internacionales.- “El gran desafío construir la nueva arquitectura institucional global”.

&&&&&.- Una “Nueva Arquitectura Mundial”. El G-20 y sus innumerables Cumbres, con sus problemas abordados que no dieron absolutamente ningún resultado frente a la crisis y la recesión. No solo en La Cumbre de Cannes de diciembre último sino que viene desde la Cumbre de Washington de Noviembre del 2008, en pleno epicentro de la crisis global, acordaron por unanimidad construir una “Nueva Arquitectura Institucional Mundial”, que debería sustituir a las “viejas” y caducas instituciones internacionales post- Segunda Guerra Mundial. El problema central radica para nosotros en que las instituciones mundiales post- Segunda Guerra, fueron construidas, fundadas, inauguradas en un escenario absolutamente diferente, distinto al de nuestro tiempo: La NN.UU., el B.M, el FMI, la OMC, la OCDE, para nosotros la OEA, el BID, etc, “salieron al mundo capitalista” en tiempos de la Guerra Fría, de la lucha mundial entre Capitalismo y Comunismo, entre Moscú y Washington; escenario del viejo capitalismo industrial, las empresas multinacionales y del imperialismo. Tiempos de capitalismo del Estado de Bienestar, del capitalismo social – 30 años de oro del capitalismo - tiempos históricos y políticos de la construcción del Modelo Social Europeo, la más grande contribución política, democrática que Europa aportó al mundo. Llegó a su fin en la década de los 80’ y se cerró la “puerta de la Historia” de la Bipolaridad con la Caída de Muro de Berlín”.


Ahora estamos en una nueva fase del capitalismo, comenzó a construirse la Unipolaridad global, con Estados Unidos como la cabeza del “Estado Corporativo global”. Murió el viejo capitalismo industrial, fue sustituido por el capitalismo financiero-especulativo, el poder de los bancos, aseguradoras, bolsas, Wall Street, el de la globalización neoliberal, el pensamiento único, el dogma fundamentalista, fase también del Consenso de Washington – la globalización de las políticas neoliberales, fase de las empresas transnacionales, Corporaciones y mega-corporaciones transnacionales, hoy también en crisis estructural, multidimensional. A fin de poder abordar este nuevo escenario mundial, existió el interés de crear, fundar, nuevas Instituciones local-global – que sustituyeran a las actuales que se encuentran en plena crisis terminal, sin representación, sin credibilidad, plenos de absoluta desconfianza, y ausencia de legitimidad en la Opinión Pública. –


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Construcción de la nueva azrquitectura institucional de las Americas: MERCOSUR, Cumbre de las Américas. UNASUR, ALBA, CELAC.

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En América latina, al encontrarnos en una fase de expectativa mundial, el alto y continuo crecimiento de las economías y el modo pre-capitalista, extractivo, primario exportador de nuestras economías y paralelamente una profundización, extensión histórica de la desigualdad económico-social – pobreza, desempleo, sub-empleo, informalidad, pésimos niveles de educación y asistencia en salud, desnutrición crónica de millones de niños, falta de agua, luz y servicios de desagüe, inseguridad y violencia ciudadana, etc.. Este nuevo escenario continental-nacional-regional, local desde el (in)surgimiento de nuevas Democracia políticas contestatarias al neoliberalismo dogmático, hoy como respuesta al nuevo modelo de acumulación mundial del capitalismo, el capitalismo por despojo, saqueo o pillaje de nuestros recursos naturales, se ha producido un “Cambio de Época” histórica, la respuesta de nuestro pueblos: Los Conflictos Sociales, una nueva Sociedad Civil, Real, emergente, plural autónoma, democrática, el poder local hoy (in)surge a través del proceso de “Desenclave” cultural, - resistencia cultural histórica, cultura local, identidad local, social y cultural - nuevas Ciudadanía Múltiple, nuevos liderazgos interculturales y nuevos lenguajes políticos y democráticos. La sistematización dialéctica de este proceso histórico político está conduciendo hoy a los Gobernantes de América Latina y el Caribe – con el apoyo, solidaridad, movilización o colaboración democrática de los Movimientos Sociales Anti-gloglobalización Latinoamericanos ) a construir una Nueva Arquitectura Institucional Latino-Americana: MERCOSUR, Cumbre de las Américas, Unión de Naciones del Sur – UNASUR – Naciones del ALBA, La Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe – CELAC-. El camino es muy largo y con miles de obstáculos, pero la fuerza, energía, capacidad, fortaleza, dignidad, compromiso, responsabilidad y fe en el futuro de nuestro pueblo nos llevará a la Gran Avenida de la libertad, la igualdad, la justicia, la dignidad para construir una nueva civilización humana.


Sin embargo, poderosos intereses dominantes, poderes fácticos globales, han logrado bloquear todo intento de reforma, modernización o “show” institucional, con la poder hacer frente al proceso mundial de construcción del nuevo Multilateralismo global en relación y respuesta a los “Nuevos” Poderes Regionales descentralizados y el “poder” de las nuevas economías emergentes – los BRIChS - que implemente una nueva orientación, conducción y liderazgo estratégico, institucional mundial en torno, relación y respuesta a la nueva realidad sistémica, múltiple, compleja, multipolarizada. ( desestructurada, informal, xenofóbica, turbulenta, -economía criminal, economía de la guerra - racista y anomia generalizada). Pablo Raúl.


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¿ La nueva arquitectura financiera internacional?.
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G-20: Repensar las Instituciones Internacionales.


“El gran desafío construir la nueva arquitectura institucional global”.


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Pierre Charasse.


La Jornada. Miércoles 23 de febrero del 2012.


La crisis económica y financiera que explotó en 2008 fue un duro golpe al proceso de globalización y un revelador de la extrema complejidad del manejo de un mundo dominado por la finanza. En los años recientes hubo una cantidad impresionante de cumbres de jefes de Estado o de reuniones de ministros (en la UE, el G-7, el G-20…), todas con las mismas conclusiones: más liberalismo, más austeridad y menos regulación por parte de los estados. A pesar de los grandes desastres financieros y sociales de los pasados meses, la maquinaria internacional no se pone de acuerdo para imponer un mínimo de regulación a los flujos de capitales y, peor aún, se multiplican las relaciones incestuosas entre los gobiernos, los bancos centrales (ahora todos independientes de los gobiernos) y el sector financiero privado, permitiendo la impunidad total de grandes actores privados que a través de operaciones de alto riesgo o francamente fraudulentas, ponen en peligro todo el sistema financiero internacional. Con la globalización entramos en un sistema de pensamiento único, como definió Ignacio Ramonet en Le Monde Diplomatique, con un grado impresionante de dogmatismo.


Al mismo tiempo que se expande el pensamiento único se multiplican los foros informales donde un número muy limitado de jefes de Estado o ministros toman decisiones que comprometen el futuro de la humanidad (asociando actores no-estatales como las empresas o la sociedad civil). La cuestión es muy seria, porque como dijo el presidente Sarkozy, el sistema de las Naciones Unidas que tiene toda la legitimidad para representar a los 192 países del planeta está agotado y no responde más a las exigencias de un mundo económicamente interdependiente. En los pasados 20 años todos los intentos de reformar el sistema de las Naciones Unidas, empezando por el Consejo de Seguridad, fracasaron. Por tanto es inevitable y urgente repensar las instituciones internacionales. El tema de la arquitectura institucional del mundo estaba en la mesa de la cumbre del G-20 en Cannes en diciembre, y sin duda será discutido en la próxima cumbre en Los Cabos, como reclamaron los cancilleres en su reunión del 20 de febrero.


Coexisten hoy dos sistemas paralelos de instituciones inter-gubernamentales, las del viejo mundo con la Organización de las Naciones Unidas en su centro, donde todos los estados tiene igualdad de derechos, y los nuevos foros como G-7 y G-20, que reagrupan los países industrializados y emergentes en un marco totalmente informal. Ahí está el verdadero poder. Igualmente el Fondo Monetario Internacional, muy desprestigiado en los años 80, es hoy la institución financiera de mayor peso en el mundo. Lo fundamental en el proceso de globalización empezado en los años 90 es que los grandes países industrializados occidentales se organizaron para no dejar a ningún otro grupo de países la capacidad de formular modelos alternativos de desarrollo. El G-7, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la OCDE, controlados por las potencias occidentales, fijaron las nuevas reglas del juego en los países ex comunistas sin encontrar resistencias, para después generalizarlas a todo el mundo. El tercer mundo se desintegró, y ni China ni Rusia, convertidas al capitalismo, han tenido hasta la fecha el peso suficiente y la voluntad de hacer contrapropuestas al esquema occidental. Sobre todo China, que está todavía en una fase de incorporación a la economía mundial para satisfacer las necesidades de crecimiento de su pueblo, avanzando con mucha prudencia para no desestabilizar el orden económico y financiero mundial.


Le interesa sobremanera la estabilidad de un sistema que le da acceso a todos los mercados y fuentes de materias primas, y le permite tomar el control de muchas grandes empresas de Estados Unidos o Europa, protegiéndose al mismo tiempo de los excesos de la desregulación financiera. China tiene una política a muy largo plazo y decidirá en el momento oportuno si le conviene o no provocar un cambio fundamental en el pilotaje del mundo globalizado. Por eso tiene un perfil relativamente bajo en el G-20; prefiere las discusiones bilaterales, en particular con Estados Unidos.


Mientras, vivimos una situación paradójica: los grandes países industrializados atraviesan una profunda crisis, pero conservan todo su poder de influencia, al lado de economías emergentes en crecimiento rápido que no encuentran todavía el lugar que les corresponde en los procesos de toma de decisión. Eso fue uno de los puntos más significativos abordado por algunos cancilleres en Los Cabos.


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