martes, 31 de julio de 2012

VOCES: Lo estatal y lo privado / Lo público y lo íntimo (una aproximación).

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No estamos diciendo que en nuestros Estados capitalistas (hablamos de Latinoamérica), antes el “asesinato” de la subjetividad social no existiera, pero, y aquí conviene una muy breve reflexión: las luchas dadas por los trabajadores y los estudiantes (sólo para recordar, estamos pensando en Argentina; anarquistas, sindicalistas de fines del siglo XIX y principios del XX; - aún con la Semana Trágica a cuestas - y la autonomía universitaria en 1918), lograban reacomodar algunas fichas del tablero estatal para continuar la pulsión de la partida. El discurso del Estado se impone de manera “natural” con sus mecanismos y estructuras institucionalizadas; entre las más importantes: la escuela.

Y Marx (1) dijo al respecto: “Eso de educación popular a cargo del Estado es absolutamente inadmisible. Una cosa es determinar, por medio de una ley general, los recursos de las escuelas públicas, (...) y otra cosa completamente distinta es nombrar al Estado educador del pueblo. Lo que hay que hacer es más bien substraer la escuela a toda influencia por parte del gobierno y de la Iglesia. ... el Estado es el que necesita recibir del pueblo una educación muy severa”. Incluso el escritor austríaco, Tomas Bernhard (2) dijo: “La escuela es la escuela del Estado, donde se hace de los jóvenes criaturas del Estado. Cuando entraba a la escuela, entraba en el Estado (...) y me ha vuelto dócil a él, y ha hecho de mí un hombre estatizado, un hombre reglamentado y registrado y dirigido...”, seguramente parece exagerado y mueva a la sonrisa, pero si pensamos detenidamente tanto el enunciado de Marx como el de Bernhard...
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El acuerdo entre lo estatal y lo privado.
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VOCES: Lo estatal y lo privado / Lo público y lo íntimo (una aproximación).
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Darío Balvidares

El Estado es una comunidad humana que
reivindica con éxito el monopolio de la
violencia física en un territorio
determinado.
Max Weber

ARGENPRESS.info Martes 31 de julio del 2012.

La idea de este artículo es continuar con la búsqueda que muchos estamos realizando, con aportes no sólo desde el campo de la educación, sino desde distintas áreas relacionadas con el campo social y en especial con el campo popular; resignificando, o mejor, buscando nuevos sentidos que nos permitan continuar abonando el pensamiento y la práctica crítica frente a la producción simbólica del discurso dominante que desde sus estructuras y mecanismos específicos institucionaliza tanto la violencia física como la simbólica: el Estado.

Estamos hablando, en este artículo, del Estado de las democracias modernas y liberales; cuanto más hoy, pensando junto con Noam Chomski, de las democracias empresariales que desde mediados de los años ’80 del siglo pasado se instalaron con el proceso político llamado globalización, hacia su superación absoluta: el Mercado, como máscara de dominación mundial.

Y es en ese el contexto en el que se travisten las “nuevas” formas de esclavitud que operan en el imaginario social: laboral (físico) y cultural (simbólico), para resumir.

No estamos diciendo que en nuestros Estados capitalistas (hablamos de Latinoamérica), antes el “asesinato” de la subjetividad social no existiera, pero, y aquí conviene una muy breve reflexión: las luchas dadas por los trabajadores y los estudiantes (sólo para recordar, estamos pensando en Argentina; anarquistas, sindicalistas de fines del siglo XIX y principios del XX; - aún con la Semana Trágica a cuestas - y la autonomía universitaria en 1918), lograban reacomodar algunas fichas del tablero estatal para continuar la pulsión de la partida.

El discurso del Estado se impone de manera “natural” con sus mecanismos y estructuras institucionalizadas; entre las más importantes: la escuela.

Y Marx (1) dijo al respecto: “Eso de educación popular a cargo del Estado es absolutamente inadmisible. Una cosa es determinar, por medio de una ley general, los recursos de las escuelas públicas, (...) y otra cosa completamente distinta es nombrar al Estado educador del pueblo. Lo que hay que hacer es más bien substraer la escuela a toda influencia por parte del gobierno y de la Iglesia. ... el Estado es el que necesita recibir del pueblo una educación muy severa”.

Incluso el escritor austríaco, Tomas Bernhard (2) dijo: “La escuela es la escuela del Estado, donde se hace de los jóvenes criaturas del Estado. Cuando entraba a la escuela, entraba en el Estado (...) y me ha vuelto dócil a él, y ha hecho de mí un hombre estatizado, un hombre reglamentado y registrado y dirigido...”, seguramente parece exagerado y mueva a la sonrisa, pero si pensamos detenidamente tanto el enunciado de Marx como el de Bernhard...

Estos dos enunciados nos permiten ilustrar la hipótesis de la confusión y plantearnos algunas preguntas: ¿por qué la educación estatal se define como pública? ¿cuál es el rol del Estado en la Educación? O más: ¿cuál es el rol del Estado en el campo del espacio público? Y, tal vez la pregunta que permita abrir el espacio de lo que propone poner este artículo, entre otros conceptos, en crisis:

¿Es la voz del Estado, la voz pública?.

Es probable que se vayan sucediendo otros interrogantes que enriquezcan la hipótesis de la confusión; pero para lo que nos ocupa no procederemos “ordenadamente” sino, más bien tratando de buscar el sentido de lo espontáneo, es decir, de aquello que se puede poner en palabras porque ya ha sido un hecho; esos hechos que aunque parezcan aislados construyen significación.

Proyecto de Estado: Breve instantánea finisecular.

Durante los ’90, la década finisecular, se produjeron las llamadas transformaciones reconocidas como la era neoliberal que de la mano de la estética posmoderna, estética que impone el Mercado, con las políticas de Estado mediante, irrumpen en nuestra vida. Aquí una salvedad, algunos de los argumentos críticos fueron: el Estado está ausente... y por eso nos pasa lo que nos pasa: desocupación, pobreza, indigencia...

El Estado, que no estuvo ni está ausente, y que su presencia es indispensable para los fines políticos, económicos y sociales, dispuso leyes que legalizaron la entrega de los activos estatales (¿o deberíamos decir públicos?): cierre de la mayor parte de los ramales de trenes y transferencia a intereses privados de los ramales rentables, pero con un fuerte subsidio estatal (¿o debería decir con los fondos públicos?, es decir nuestros, que se mantienen hoy); Repsol y otras corporaciones se quedan con YPF, es decir con el petróleo (energía no renovable) del Estado argentino (que estaba desde antes, el petróleo, claro; incluso desde antes que nosotros, los humanos, habitáramos el planeta, antes de la creación de los Estados que auguraban el bienestar general mediante la administración de la cosa pública). Los servicios públicos se privatizaron y continúan privatizados.

Las leyes mineras que autorizan el desastre ambiental y el saqueo metalífero / mineral, no sólo no fueron derogadas, sino que están en plena vigencia; al igual que las que autorizan la entrega de las tierras fiscales (¿deberíamos decir públicas?) a los intereses privados para “emprendimientos” particulares, incluso con la expulsión de los Pueblos Originarios de esos territorios, violentando el derecho ancestral.

Así como la reforma educativa, que hoy continúa su profundización puesto que esas políticas globales de “transformación” implican compromisos del Estado a varios años con organismos internacionales, como la UNESCO, el BID o el Banco Mundial.

Voz del Estado, voz pública.

Existen varias posiciones sobre la noción de lo público, entre ellas la de esfera pública (Habermas) (3) que, en una apretada síntesis, plantea que es por donde circula el discurso público, pero no olvidemos que remite al orden burgués y en consecuencia es el discurso de la burguesía (clase) el que circula como discurso público y se oficializa desde el Estado.

Otra de las posiciones respecto de la problemática que plantea el tema de la esfera pública, y básicamente desde una mirada crítica al análisis de Habermas, es la de Nancy Fraser (4) que afirma “que una concepción adecuada de la esfera pública requiere no simplemente una puesta entre paréntesis de las desigualdades sociales, sino, su eliminación (...) una multiplicidad de públicos es preferible a una sola esfera pública (...) una concepción viable de la esfera pública debe aceptar no la exclusión sino la inclusión de intereses y temas señalados como “privados” por la ideología burguesa y masculinista (...) esta teoría debe hacer visible las maneras en que la desigualdad social vicia la deliberación dentro de los públicos de las sociedades del capitalismo tardío...”

Es importante destacar que estamos tratando de destrabar algunas nociones que se han naturalizado desde los efectos que históricamente ha producido el discurso del poder, que en definitiva no es más que el discurso del Estado, donde parecen confluir una cantidad de voces de orden privado.

La noción de privado la relacionamos con los intereses particulares pero en función de la esfera pública, es decir en relación con el poder del Estado que alternativamente se identifica con un gobierno o con sectores pertenecientes a la esfera pública que compiten por el poder.

Sin embargo, es necesario despejar algunos otros conceptos como el de espacio público, físico o simbólico que algunos autores lo piensan en relación con el consumo, es decir que identifican el espacio público como el espacio del mercado.

Ahora bien, para los fines de este artículo – muy acotado por cierto – el espacio público lo identificamos como el lugar de la “no apropiación”, es decir, el lugar donde el sistema se disuelve para dar lugar a la subjetividad: “Cuando el sistema se transforma en una estructura autorreferente el ‘actor’ (el obrero asalariado, la colonia ante la metrópolis, la mujer ante el varón, el educando ante el sistema educativo bancario, etc.), si quiere ser fiel a su “función sistémica”, debe negar al sujeto autoconsciente, a su subjetividad como gozo, a su corporalidad viviente. El sistema con su “disciplina” – diría Foucault -, o con su alienación – Marx -, o como represión pulsional – Freud -, niega la subjetividad corporal del sujeto en nombre de la sistematicidad del sistema. Prácticamente es el dolor de la corporalidad (el hambre del obrero, el castigo sufrido por el esclavo negro, la violencia u humillación de la mujer, la disciplina escolar agobiante del educando, etc.) el que significa la injusticia. El ‘cierre’ del sistema (la institución, que de reproductora de la vida humana se convierte en victimaria) es negación del sujeto, de la subjetividad, de la corporalidad. (...) La víctima de la institución o del sistema autorreferente, excluida como sujeto, subjetividad y corporalidad en el ‘actor’ funcional dominado, se ve desafiada por su propia lengua, cultura y símbolos...”

Esta cita de Dussel (5) nos permite ir acercándonos a lo que este trabajo intenta dejar planteado como aproximación en otra perspectiva del debate sobre la hipótesis de la confusión. Junto con Dussel podemos comenzar a ampliar la noción de lo íntimo como generación de lo público y desestabilizante de las estrategias y mecanismos específicos de orden estatizante que institucionalizan tanto la violencia física como simbólica que de la mano de la corporación privada se alinean en la construcción y ejercicio de poder.

Aquí haremos un señalamiento antes de avanzar en una aproximación a la noción de lo íntimo. Fraser en su trabajo crítico sobre la esfera pública dice: “Permítanme acordar que es central en la versión de Habermas que la esfera pública burguesa sería un escenario discursivo en el cual ‘personas privadas’ deliberan sobre ‘cuestiones públicas’. Hay muchos sentidos diferentes de lo ‘privado’ y de lo ‘público’ que están en juego aquí (...) hay otros dos sentidos de lo privado: lo referente a una propiedad privada (...) lo referente a la vida doméstica íntima o personal...”

Acordamos con Fraser en cuanto a la crítica que realiza sobre Habermas pero nos parece pertinente dejar planteado que desde nuestro trabajo la noción de lo privado se relaciona con la alianza de poder que sostiene el mundo corporativo con el Estado desde sus instituciones. Incluso reafirmamos el concepto de privado como negación de lo público, puesto que los intereses privados se apropian del espacio público, para no abundar.

Dicho esto, proponemos retomar la noción de lo íntimo, que Fraser desde su posición la reduce casi a la vida familiar, sin embargo Dussel nos ilustra sobre la amenaza del sistema sobre el sujeto, la subjetividad y la corporalidad; esa amenaza tiene su origen en los cuerpos legales, es decir las leyes que surgen del parlamento como institución del Estado y en términos de Habermas donde se constituye la esfera pública, y donde en escasas ocasiones (por presión de contrapúblicos, lo veremos después) esas decisiones “públicas” repercuten en el bien común.

Pero dicho de otra manera, la esfera se cierra sobre sí misma se hace autorreferencial y paradógicamente amenaza lo que dice representar: el espacio público y por añadidura el espacio íntimo. Justamente, y por razones de significación no tomamos la noción de esfera porque implica cierre; sí la de espacio en el sentido que nos permite permeabilizar las fronteras de lo íntimo a lo público y viceversa.

La amenaza se materializa como violencia institucionalizada desde el Estado que controla y vigila desde la esfera pública, la territorialidad del espacio público. 


Se agudiza la polémica universitaria de lo "público" y lo "privado".


Del Estado al asesinato.
Para comenzar a ampliar nuestro análisis veamos esta reflexión de Walter Benjamin (6): “... con el derecho a huelga se concede a las asociaciones obreras no un derecho a la violencia sino más bien el derecho a sustraerse de la violencia (...)

En lo que respecta a las luchas de clase, la huelga debe ser considerada (...) como un medio puro.”

El asesinato del docente neuquino, Carlos Fuentealba, nos habilita a reflexionar sobre las nociones que este trabajo intenta analizar (por lo menos en una primera aproximación): de acuerdo con el desarrollo que venimos realizando, el atroz acontecimiento de Neuquén nos permite fundamentar lo expuesto.

La huelga que venían realizando los docentes neuquinos, en función de condiciones de trabajo y salariales los enfrentaba al estado provincial que desplegaba de acuerdo con sus “legitimidades” los mecanismos y estrategias represivas para “sofocar” la “violencia” ejercida por los maestros.

Ahora bien, repasemos: la huelga es un derecho legalizado desde la propia jurisprudencia estatal. Junto con Benjamin sostenemos que el derecho a huelga es un derecho a sustraerse de la violencia; pero es obvio que no lo es para el estado provincial neuquino (en lo que concierne a este caso, para no extendernos sobre lo acontecido en la provincia de Santa Cruz, también con los docentes, al igual que en otras provincias argentinas; así como a nivel nacional a lo largo de nuestra historia).

Es decir que el Estado violenta el derecho a no violentar por parte de los trabajadores, desde la esfera pública oficial, de donde se sigue que el accionar estatal que se resguarda con el falso argumento de resguardar el bienestar general, no sólo expone su connivencia con las corporaciones de intereses privados (algunas cámaras empresariales de la región que estaban molestas con el ejercicio del derecho de los trabajadores) sino que decide mostrar que el espacio público, es espacio estatal y esa confusión es la que le ha permitido a los grupos privados tener el control sobre el espacio público tanto físico, como simbólico y además decidir cuando privatizarlo, es decir negarlo como público en función de sus propios intereses. Al mismo tiempo, se disuelven nuestras subjetividades en la razón estatal que nos manipula – en términos de Dussel – bajo la categoría de actores sociales.

Del discurso íntimo al discurso público.

Desde el dolor, desde el discurso íntimo, Sandra Rodríguez, la compañera de Carlos Fuentealba, construye discurso público, genera espacios, donde se suman (en términos de Fraser) contrapúblicos subalternos de la esfera pública oficial que dejan al desnudo la violencia que legitima el Estado desde sus mecanismos y estrategias.

Ese discurso íntimo se hace público, cruza el dolor y la denuncia, abre significaciones, desmaquilla las intenciones de la esfera pública oficial.

Veamos: “No bastó con la muerte de mi compañero, del padre de mis hijas, no bastó con la muerte de un maestro honesto y lleno de valores. Se siguió reprimiendo la libertad de expresión de los compañeros, en relación con este tema, se hizo una cacería de brujas (...) intenso dolor de gran injusticia; había mucha participación dentro de la asamblea y esto le molestaba al gobierno.

Hago un llamado a los papás de mis alumnos, a los papás de los alumnos de Carlos, a las agrupaciones y a los partidos políticos quiero convocarlos a la no impunidad y el juicio y castigo a los culpables ideológicos y materiales de este hecho...” (7)

Por supuesto que hay mucho más, pero creemos que este fragmento ilustra lo que intentamos, con esta primera aproximación, poner en crisis: la hipótesis de la confusión.

Continuaremos trabajando para profundizar aun más estos conceptos en función de aportar más elementos para recuperar la corporalidad, la subjetividad privatizada y travestida en actor social.

Convencidos de que el discurso íntimo es generador de colectivos sociales, es decir contrapúblicos, voces que recuperan las corporalidades que la esfera pública oficial controla, vigila y disciplina con sus mecanismos y estrategias.

El discurso íntimo como lugar de producción de discurso público, liberador; frente al discurso estatizado producido desde los grupos de intereses privados para la dominación.

Seguramente, habrá que pensar la Educación desde las nociones de lo público y lo íntimo, si pretendemos seguir hablando de la formación en el pensamiento crítico de un sujeto liberado y no liberalizado como actor social.

Seguramente tendremos que repensar, una vez más, la función de los medios masivos de comunicación (privados y estatales) en el espacio público.

Seguramente, también habrá que redefinir qué es la producción pública de medicamentos.

Seguramente, las resistencias de las poblaciones afectadas por la megaminería contaminante construye contrapúblicos que forman nuevas subjetividades colectivas, al igual que los pueblos fumigados por los agronegocios de la trangénesis y sus pesticidas.

Seguramente, las fábricas recuperadas cumplen un rol social distinto porque generan efectos de sentido que producen subjetividad: desde lo íntimo (la pérdida del trabajo) a la construcción contrapública (la recuperación): “Zanon es del pueblo”

Seguramente, los Pueblos Originarios son otro de los ejemplos de recuperación desde lo íntimo de la territorialidad, su lengua y su cultura, es decir su corporalidad.

Seguramente Las Madres y Las Abuelas de Plaza de Mayo son la mejor explicación de cómo el discurso íntimo se hace discurso público. Seguramente habremos de seguir explorando para demostrar que lo íntimo, no es sólo un fragmento del discurso amoroso.
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Publicado en la revista Mate amargo Nª 21 noviembre/diciembre 2007.

Notas:
1) Marx Karl: Critica al programa de Gotha, Biblioteca de Filosofía. Libronauta. Buenos Aires 2002.
2) Thomas Bernhard en “Génesis y estructura del campo burocrático” de Pierre Bourdieu 1993 (versión electrónica).
3) Habermas J. Historia y crítica de la opinión pública. Barcelona. G. Gili, 1981.
4) Fraser N. “Habermas y la esfera pública”. Universidad de Carolina del norte. Conferencia. 1989. En Cuaderno del FEIA 2 . 2004.
5) Dussel E. “Sobre el sujeto y la intersubjetividad: el agente histórico como actor en los movimientos sociales” artículo publicado en revista Pasos 1999. (versión electrónica)
6) Benjamin W. “Para una crítica de la violencia” artículo. (versión electrónica)
7) Reportaje (fragmento) realizado por Omar López para la revista “Mate amargo” Nº 20. 2007.

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Privatización de países. El neoliberalismo en su crisis final.

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Hoy, la política de la UE transforma a sociedades vitales en países residuales. Los países dejan de existir como entidades políticas soberanas para transformarse en máquinas recaudatorias para tranquilizar a los financistas. En el nuevo esquema de poder que se está ejecutando en Europa, los países intervenidos por las autoridades europeas dejan sus principales políticas en manos de la burocracia de Bruselas, que a su vez responde especialmente a los principales gobiernos del norte, que están tomando como causa nacional las necesidades de los bancos y los capitales acreedores. En esa región, las políticas públicas se están privatizando a través de una extendida y difusa cadena de mandos. El crecimiento, el Estado de Bienestar y la propia esencia de la democracia –el autogobierno de la sociedad – están siendo derogadas hasta nuevo aviso.
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Privatización de países. 

El neoliberalismo en su crisis final. 

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 Por Ricardo Aronskind *

Página /12 lunes 30 de julio del 2012.

Pasados ya cuatro años del estallido de la crisis económica mundial, los bancos privados y públicos de Europa y Estados Unidos están fuertemente cargados de deudas de otros bancos dudosos, de títulos públicos en deterioro y de derivados financieros aún más volátiles. También las personas y las empresas están fuertemente endeudadas, y no pueden reducir los compromisos que comprimen sus capacidades de consumo e inversión.
Todas las perspectivas de crecimiento bajan, mientras la crisis se prolonga sin soluciones reales a la vista. Las deudas públicas crecen sin poder ser contenidas.
A diferencia de la caída de 2009, en donde se apeló a una mezcla de mega-salvataje financiero con una gigantesca operación de marketing global de “ya llega la recuperación”, la declinación actual está lastrada por la caída en la actividad real, el reforzamiento de las políticas neoliberales duras, la evaporación de los pronósticos optimistas superficiales y la conciencia general del agotamiento de los instrumentos utilizados hasta el momento.
Una de las características llamativas de la crisis es que no se resuelve ningún problema de los que van surgiendo, y simplemente se amontonan desequilibrios y nuevos conflictos.
En Estados Unidos el desempleo sigue alto, y si algo ha bajado en relación con los peores momentos, es por el desaliento y abandono de quienes hace un tiempo buscaban algún puesto de trabajo. Las ventas se mantienen en un estado de languidez, mientras los mercados inmobiliarios no se recuperan. La dura puja partidaria en torno al “techo” de endeudamiento público no ha terminado. Los “mercados” –o sea, los capitales especulativos – demandan a la Reserva Federal una nueva “relajación cuantitativa”, eufemismo de una tercera emisión masiva de fondos para estimular el mercado accionario. Y allí se agota el repertorio de políticas públicas anticrisis.
La caída del precio del petróleo en los últimos meses está mostrando tanto el nivel de actividad decreciente a nivel global como las expectativas sombrías sobre el escenario próximo. Ni China ni India están pudiendo evitar los impactos contractivos y América del Sur deberá reforzar aceleradamente sus políticas defensivas y de estímulo de la actividad interna para mitigar el impacto de esta nueva contracción del escenario global.
Los réditos de la inseguridad.
Cada punto que se incrementa el costo de la deuda de los países que dependen del financiamiento internacional es un punto de ganancia adicional para el capital financiero. Cuanto más se degradan las deudas soberanas, más rentabilidad tienen los prestamistas. Luego del escandaloso episodio con el banco Barclays, uno de los mayores de Gran Bretaña, que ha manipulado nada menos que la tasa Libor –referencia para múltiples operaciones financieras a nivel global –, sería interesante indagar sobre qué significa y qué funcionalidad tienen las sucesivas rondas de “incertidumbre” que aquejan a “los mercados” y los llevan a incrementar sin pausa las tasas que les cobran a casi todos los Estados, incluido Estados Unidos. Es claro que hay una circularidad en todo este proceso, y que es necesario dejar de pensar a los “mercados” como actores pasivos y objetivos de una realidad sobre la que no intervienen. Son actores principales, y responsables centrales del drama económico mundial.
Así como la incertidumbre y el miedo incrementan la ganancia de los “mercados”, también se acentúa el poder político de Alemania en la Eurozona, al constituirse en el único dador de seguridad simbólica, aunque generador de inseguridad material por las políticas que impone a los países avasallados.
Soluciones que no solucionan.
Es difícil resumir la cantidad de cumbres y reuniones de los últimos meses en las que se estuvo por arribar a soluciones “definitivas” que concluyeron en la nada. La ilusión más importante que sobrevuela Europa es la “mutualización” de las deudas, o sea, que el conjunto de las deudas públicas de la Zona Euro sean asumidas por todas las economías de esa zona, o dicho más crudamente, por Alemania y otros países ricos del norte. Es claro que, en el corto plazo, la emisión de “euro-bonos” en reemplazo de los títulos de deuda individual de los países de la Zona Euro bajaría la fiebre especulativa contra España, Italia y otros países, proporcionando un nuevo motivo de algarabía transitoria a los mercados. Pero no solucionaría el problema, y sobrecargaría con costos financieros más elevados y exigencias contractivas a los países que menos han estado sometidos a los “mercados” financieros. Alemania se niega a eso, y reclama que Bruselas controle rigurosamente –en su nombre – la política monetaria y fiscal de toda la Euro zona, haciendo cirugía institucional en los países del área, como paso previo a considerar alguna solución más convincente. Los nuevos controles previstos por la tecnocracia europea incluyen nuevos recortes presupuestarios y desestímulos a la economía real en toda la región. Si bien Francia ha intentado recientemente introducir un discurso más expansivo, políticas de estímulo serias no aparecen. La morosidad para adoptar las medidas que se van acordando contribuye a que sucesivos países pasen a ser hostigados por los prestamistas y puestos en dirección de la cesación de pagos. Para evitar el “peligro”, se introducen reformas neoliberales de largo alcance, sin que se supere el problema original.
Países residuales.
En Grecia ya no tiene sentido hacer análisis económicos. La economía griega simplemente no puede aguantar las medidas que le impuso la tríada UE-BCE-FMI. La muy alta votación en las recientes elecciones del frente antiajuste Syriza lo coloca como un claro protagonista político en el corto plazo. Es característico de esta coyuntura que ese frente de “izquierda radical”, como trata de estigmatizarlo la prensa, haya representado la sensatez económica y social, mientras que los partidos “moderados” representen hoy el fundamentalismo del mercado, que no acepta soluciones realistas que afecten sus “derechos de propiedad”. La trabajosa victoria de los partidos que aceptan el “memorándum” no ha despejado el camino hacia la salida de la crisis del país. Es tan sólo el comienzo de una serie interminable de problemas que irán surgiendo a medida que se acentúen los daños económicos y sociales, y no se aporte ningún alivio concreto.
En España, la situación patrimonial de la banca es sumamente endeble, dado que una parte significativa de sus activos se ha evaporado debido al derrumbe de la cotización de las propiedades inmobiliarias, y los deudores hipotecarios muestran crecientes dificultades para el pago de las cuotas. El préstamo de 100 mil millones de euros que ha otorgado la UE alejará la posibilidad de impagos por parte de la banca española... a los bancos de los países del norte de Europa. Es por ese “salvataje” que el gobierno español admitió la cesión a la Eurozona de instrumentos clave de su política económica. La tecnocracia europea ya tiene enfocados diversos “costos” a suprimir en la economía española, entre los que figuran los de las “autonomías” y el seguro de desempleo.
Quieren avanzar en reducir los gastos de las administraciones regionales en las que se ha basado el equilibrio político español de la etapa pos-franquista. Para viabilizar los pagos externos, pondrían políticamente en crisis al país. También reducirán las prestaciones por desempleo, haciendo más precario y dramático el cuadro social. La UE exige que las entidades financieras pasen a pérdida las deudas con decenas de miles de pequeños ahorristas españoles, que verán drásticamente recortado su patrimonio. Los consumidores, a su vez, observarán un salto en los precios producto del aumento del IVA, mientras se contraen sus ingresos, especialmente los de los funcionarios públicos.
La fundamentación técnica de las medidas es insostenible, pero no cabe duda de que es el sueño de ingeniería social más retrógrado que la derecha española y europea pudieran imaginar. Y sienta precedentes para nuevas rondas de degradación en otros próximos países a ajustar.
Conclusiones.
Los países que reciben el “rescate” quedan con su economía intervenida por una tecnocracia externa, sometidos a severos planes de recortes presupuestarios, de reducción de derechos sociales y a políticas de contracción económica permanente. Deben limitarse a administrar ordenadamente el estancamiento, cuando no la decadencia. Se provoca la degradación de las condiciones materiales de la mayoría de la población y los jóvenes son despojados de un horizonte de progreso, aunque sea mínimo.
Hoy, la política de la UE transforma a sociedades vitales en países residuales. Los países dejan de existir como entidades políticas soberanas para transformarse en máquinas recaudatorias para tranquilizar a los financistas.
En el nuevo esquema de poder que se está ejecutando en Europa, los países intervenidos por las autoridades europeas dejan sus principales políticas en manos de la burocracia de Bruselas, que a su vez responde especialmente a los principales gobiernos del norte, que están tomando como causa nacional las necesidades de los bancos y los capitales acreedores. En esa región, las políticas públicas se están privatizando a través de una extendida y difusa cadena de mandos. El crecimiento, el Estado de Bienestar y la propia esencia de la democracia –el autogobierno de la sociedad – están siendo derogadas hasta nuevo aviso.
El experimento ultraconservador europeo está contribuyendo a estancar la economía global y a crear desafíos mayores para las regiones no subordinadas a esa lógica de dominación. Las perspectivas globales son de una creciente conflictividad social, renovada incertidumbre económica y una mayor tensión sistémica, que inducirá a nuevas rupturas y configuraciones que hoy sólo son juegos de política ficción.
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* Economista.
El presente artículo fue desarrollado en el marco del Programa Interdisciplinario para el Seguimiento de la Crisis del Orden económico mundial (Pisco), que el autor coordina en la Universidad Nacional de General Sarmiento.
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lunes, 30 de julio de 2012

ENTREVISTA AL INTELECTUAL NOAM CHOMSKY”: “La democracia debe sustituir a la hegemonía de los Estados Unidos”.

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Esa es la antesala a una charla con uno de los pensadores más prolíficos de la historia contemporánea, que a los 83 años mantiene incólume el fanatismo por su trabajo y su acérrima crítica a las políticas de Estados Unidos. Chomsky -considerado el padre de la lingüística moderna, filósofo y activista- repasa los eventos que sacudieron el planeta en los últimos años, reflexiona sobre el futuro y ofrece, sin sutileza, un panorama cuando menos lúgubre. "Si miro el mundo objetivamente, por momentos no dar tregua a la realidad o a la humanidad. Crudo y punzante, Chomsky b. Pero luego, cuando habla de las luchas protagonizadas por cientos de miles de jóvenes en Medio Oriente, Europa, Estados Unidos, México o Chile, suelta algo de optimismo, quizás empujado por su espíritu anarquista. No lo expresa con gestos o cambios en su tono de voz, y recuerda luchas del pasado, los cambios que vio como profesor en Cambridge, el movimiento por los derechos civiles o el feminismo, y repite, varias veces, dos cosas: no se puede vislumbrar el desenlace de las batallas actuales, y ese desenlace depende de la gente. Del 99%, no del 1% que el movimiento Occupy Wall Street puso en el banquillo.
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NOAM CHOMSKY: El intelectual que revolucionó la lingüística moderna en los años 60 ha sido un feroz crítico de Estados Unidos, en particular, de su política exterior. "La mejor forma de evitar el terrorismo es dejar de practicarlo".
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ENTREVISTA AL INTELECTUAL NOAM CHOMSKY”:
“La democracia debe sustituir a la hegemonía de los Estados Unidos”.
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Rafael Mathus Ruiz.
La Nación. Rebelión lunes 30 de julio del 2012.

El intelectual norteamericano, siempre crítico de las políticas de su país, se entusiasma con los movimientos de protesta popular en varios lugares del mundo, mientras advierte sobre un planeta en riesgo ecológico: "Podemos estar yendo a un precipicio", afirma.

Cinco estantes cargados de libros recorren una pared de punta a punta en las oficinas de Noam Chomsky en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Cada tanto, se ven etiquetas escritas a mano con un marcador, pegadas en los estantes con cinta adhesiva transparente: 1955, 1975, 1993, y así, hasta llegar casi hasta el presente. Descansan allí más de cien títulos, algunos en inglés, otros en español, japonés, hebreo o árabe. Todos llevan el nombre del mismo autor: Noam Chomsky.

Esa es la antesala a una charla con uno de los pensadores más prolíficos de la historia contemporánea, que a los 83 años mantiene incólume el fanatismo por su trabajo y su acérrima crítica a las políticas de Estados Unidos. Chomsky -considerado el padre de la lingüística moderna, filósofo y activista- repasa los eventos que sacudieron el planeta en los últimos años, reflexiona sobre el futuro y ofrece, sin sutileza, un panorama cuando menos lúgubre. "Si miro el mundo objetivamente, creo que será un milagro si los seres humanos sobreviven en un mundo decente dentro de cien años", afirma.

Crudo y punzante, Chomsky parece por momentos no dar tregua a la realidad o a la humanidad. Pero luego, cuando habla de las luchas protagonizadas por cientos de miles de jóvenes en Medio Oriente, Europa, Estados Unidos, México o Chile, suelta algo de optimismo, quizás empujado por su espíritu anarquista. No lo expresa con gestos o cambios en su tono de voz. Mantiene, siempre, la misma cordialidad. Sólo identifica progresos sutiles, y recuerda luchas del pasado, los cambios que vio como profesor en Cambridge, el movimiento por los derechos civiles o el feminismo, y repite, varias veces, dos cosas: no se puede vislumbrar el desenlace de las batallas actuales, y ese desenlace depende de la gente. Del 99%, no del 1% que el movimiento Occupy Wall Street puso en el banquillo.

La entrevista con Chomsky comenzó con una recomendación, implícita, a un libro: Falla de diseño ( Failure by design ), de Josh Bivens, economista integrante del Instituto de Política Económica, un centro de investigación que hizo varios análisis sobre la rampante desigualdad de Estados Unidos mucho antes de que cientos de jóvenes acamparan en el Parque Zuccotti, en Nueva York.

"Recorrieron las políticas de los últimos 30, 35 años, y las describieron como un fracaso, pero un fracaso clasista. Hay una falla de diseño, que surge de las clases sociales, que refleja las preocupaciones y los intereses de quienes diseñaron esas políticas. Para ellos, ha sido un gran éxito. Si se utiliza el imaginario del movimiento Occupy... , que por supuesto es sólo imaginario, para el 1% es un gran éxito; para el 99%, es un fracaso. Pero eso es lo que cabría esperar. Las políticas están determinadas por un estrecho sector de poder y privilegio. Funcionan para ellos, pero mire lo que sucede para todos los demás."

Esa falla de diseño, sostiene Chomksy, es la que llevó a cientos de miles a rebelarse en varios rincones del planeta.

¿Está despuntando un nuevo modelo? En busca de algunos indicios en ese sentido, Chomsky menciona, primero, algunas "propuestas de políticas", como ciertas reformas al corazón de Wall Street, o medidas para atacar la corrupción corporativa, que comenzaron a surgir tras la gran recesión de 2008. Luego, habla de un cambio "profundo, mucho más profundo", que él ve como lo más significativo del movimiento Occupy Wall Street : el desarrollo de comunidades.

"Eso es bastante significativo. Este es un país altamente atomizado. Las personas están básicamente solas. Se puede odiar todo lo que está pasando, pero no se cree que se pueda hacer nada al respecto. Romper con eso, y construir comunidades de apoyo mutuo en todo el país, eso en sí mismo es un avance significativo. Si puede ser sostenido ante la represión previsible, y puede crecer, puede hacer una gran diferencia."

Sobre esa idea, agrega que hay nuevos modelos que han ganado atención: el desarrollo de empresas en manos de trabajadores, de tipo cooperativo. "Eso parece estar aún en una etapa muy temprana, pero podría desarrollarse. Y no es una utopía. Podría ocurrir", afirma.



En América Latina, los ciudadanos de hoy tenemos una gran responsabilidad política de carácter estratégico, la lucha permanente por transformar la democracia liberal representativa, en una  Democracia de Ciudadanos, profundizando las prácticas participativas, ampliando los espacios para la comunicación intercultural, forjando un nuevo Liderazgo y descentralizando la representación, consenso en las decisiones, acuerdos y resoluciones políticas".
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-¿Cómo cree que será el desenlace de este conflicto entre la sociedad civil y el poder tradicional que se ve en las protestas en distintos lugares del mundo?

-Nunca se pueden predecir esas cosas. Si alguien hubiera preguntado hace un año qué pasaría si un par de jóvenes ocupaban el Parque Zuccotti, la predicción racional, lo que yo hubiera dicho, es que iban a ser expulsados por la policía al día siguiente y que todo habría terminado. Bueno, eso no sucedió. Se encendió. Acabo de reunirme con un grupo de activistas de Chile. Si alguien hubiera preguntado un año y medio atrás qué pasaría si un grupo de estudiantes marchara en las calles para oponerse al grotesco costo de la educación y su sistema educativo clasista, hubiera recibido la misma predicción. No pasará nada. Pero resulta que sí pasó, lleva años, atrajo a otras personas, y está desafiando las bases del régimen que dejó Pinochet por primera vez. Y lo mismo en la Plaza Tahir. ¿Quién puede hacer predicciones? El desenlace dependerá de lo que haga la gente.

-¿Cuál es el cambio más significativo que provocaron las protestas?

-Hay varias diferencias entre Egipto, España, Chile, Estados Unidos y los demás. Pero hay algunos elementos comunes. En su mayor parte, es una rebelión contra el neoliberalismo, que fue un fracaso por su diseño. Es un sistema diseñado para el beneficio de un pequeño sector de privilegio y poder. Ha sido un desastre en casi todas partes. Después de un par de décadas de graves, graves desastres, finalmente, hace unos diez años, América latina ha ido levantándose. La Argentina fue uno de los primeros, de hecho. Pero Bolivia, Ecuador, Venezuela, Brasil, han estado saliendo. En Africa del Norte, en la "primavera árabe", una gran parte de las revueltas fueron en contra del neoliberalismo. Las medidas neoliberales han sido impuestas por los culpables de siempre: el FMI, el Banco Mundial, el Departamento del Tesoro, y así sucesivamente. Los países fueron muy elogiados por las instituciones internacionales, como la Argentina, que fue alabada por su economía magnífica justo el día antes de que se derrumbara totalmente. Eso es normal. Y, de hecho, el sistema fue bueno para algunos. Hubo crecimiento, y el crecimiento fue, como de costumbre, muy concentrado. Para la mayoría de la población, significó el estancamiento, y la disminución o eliminación de los sistemas de apoyo, las consecuencias habituales. También la corrupción, tremenda, que siempre viene aparejada. Y la población simplemente se levantó contra eso. En Túnez, y lo mismo en España y Grecia, y los Estados Unidos y Chile. Hay variantes diferentes, pero la misma falla de diseño.

-En América latina muchos ven dos modelos, uno vinculado a Venezuela y el otro a Brasil, ¿cuál cree que puede prevalecer?

-Depende de dónde estén las presiones y de lo que haga la gente. Otro modelo es la Argentina. Canceló, en efecto, su deuda, ante el rechazo de las instituciones internacionales y la denuncia de los economistas que advertían que iba a ser un desastre total. Pero la diferencia más extrema que yo veo es entre Bolivia y Colombia. En Colombia, por primera vez hay una voluntad seria de condenar las atrocidades de los paramilitares. Washington está siendo expulsado de todas sus bases militares en América latina, aunque está tratando de mantenerse en Colombia. Brasil es un caso interesante. En el discurso contemporáneo de Estados Unidos, es el buen ejemplo. Pero si uno echa un vistazo a las políticas de Lula, no son muy diferentes de las del gobierno de [João] Goulart en la década del 60. Bueno, la reacción de los Estados Unidos en ese momento fue organizar un golpe que estableció el primer Estado de seguridad nacional al estilo neonazi en la región, y se extendió como una plaga. Ahora la reacción es darle una palmada en la cabeza y decir "ustedes son los chicos buenos". Eso es un signo de los cambios. El poder de Estados Unidos para intervenir no es cero, pero ha declinado, y la conciencia es cada vez mayor en América del Sur, y, en cierta medida, en América Central, de que no se tiene que aceptar esa dominación.

-¿Quién cree que puede sustituir a los Estados Unidos?

-En un escenario óptimo, lo reemplazarán los propios países. Es como preguntar quién debe sustituir a una dictadura. Bueno, no otra dictadura. La democracia y la libertad deben sustituir la hegemonía de Estados Unidos. No hay necesidad de una hegemonía mundial. Y no hay nadie en el horizonte. El poder de los Estados Unidos está disminuyendo, pero Estados Unidos es abrumadoramente más poderoso que cualquier otro país del mundo.

-Pero, ¿cree que es esperable que el multilateralismo tenga éxito? Vemos estancamiento en Siria, la cumbre de Río fracasó, y en Europa, los líderes no parecen atinar a dar una respuesta contundente...

-En Europa hay más fallas de diseño. Las políticas de austeridad en la recesión casi con garantía dañarán a las economías, aunque el Banco Central Europeo está empezando a reconocer eso. Es una falla clasista que perjudica a la población y está desmantelando el contrato social. Los derechos laborales están siendo destruidos. El poder privado ha aumentado. No tiene que ser así, hay otras opciones. De hecho, Estados Unidos tuvo una política más progresista que Europa continental para responder a la crisis. Eso no es muy bueno, pero al menos es algo. Hubo medidas aquí para evitar la depresión. Y hay un crecimiento muy, muy lento. Europa es lo contrario, se dirige hacia una depresión. Ahora está cambiando, y se está hablando de hacer lo que debería haber hecho en primer lugar. Pero éstas son opciones. No son leyes de la naturaleza.

-¿Es optimista respecto del futuro?

-Si miro el mundo objetivamente, creo que será un milagro si los seres humanos sobreviven en un mundo decente dentro de cien años. No por lo que estamos hablando. Estas son cosas que se pueden solucionar. Creo que con mejores políticas se podrían mitigar algunos de estos problemas, tal vez cambiarlos radicalmente si hay, por ejemplo, un movimiento serio que se proponga trabajar en empresas que estén en manos de comunidades. Pero hay otros problemas que no son fáciles de solucionar. Podemos estar yendo hacia un precipicio. La cumbre de Río es un buen ejemplo. No pasó nada. Había aspiraciones muy bajas, y los resultados fueron irrisorios. Somos como lemmings caminando a un precipicio. Es un problema muy serio.

-¿Cómo se puede evitar eso?

-Puede ser demasiado tarde para evitarlo. Pero una cosa es clara: cuanto más esperemos, más duro será. Y vamos en la dirección equivocada. Hay un montón de entusiasmo y euforia ahora por las nuevas fuentes de combustibles fósiles, por ejemplo en Brasil y en Estados Unidos. De hecho, Obama habló con mucho entusiasmo de que podamos tener un siglo de independencia energética debido a la explotación de combustibles fósiles. The Financial Times publicó un informe sobre las grandes perspectivas para el siglo de la independencia energética de los Estados Unidos. La única cosa que ninguno de ellos preguntó es ¿qué clase de mundo va a ser después de un siglo de explotación de los combustibles fósiles, que están destruyendo el medio ambiente?


La democracia yanqui, la democracia de los misiles y la guerra tiene que se desterrada para siempre, pero con el trabajo, decisión y mayor participación ciudadana, políticas de consenso y liderazgo comunitario".
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-Lleva más de medio siglo en el MIT, ¿no cree que las nuevas generaciones, los jóvenes, sus alumnos actuales, puedan resolverlo?

-No se puede predecir eso. Cuando llegué aquí, en los 50, era una década muy pasiva. No pasaba nada. Si usted caminaba por los pasillos del MIT cuando llegué aquí en 1955, veía hombres blancos bien vestidos, obedientes, indiferentes, haciendo su tarea, sin interés en nada. Dé un paseo por los pasillos ahora. La mitad son mujeres, un tercio son minorías, y hay una gran cantidad de activismo estudiantil en todo tipo de temas. Hay un grupo dedicado al cambio climático aquí, muy bien considerado, que disiente del consenso internacional porque lo considera demasiado conservador. Piensan que la situación es mucho peor que lo que se cree. Estos cambios son muy significativos. ¿Podría alguien haberlos previsto? No.

-Usted dijo que el progreso es lento, pero dramático en períodos largos de tiempo. Después de la crisis global, ¿qué progresos cree que ha hecho el mundo?

-Hay progresos. Por un lado, el discurso general, incluso en los medios tradicionales, y en los medios económicos, ha cambiado. Ahora hay atención en temas que estaban ocultos hace un año, temas como la desigualdad, la corrupción corporativa, el vapuleo del proceso político con la cantidad de elecciones que se compran. También el tema ambiental se ha acercado al primer lugar de la atención pública y al centro de las preocupaciones. Eso ya es un cambio. ¿Puede haber un cambio en la implementación de políticas? No en tres meses. Hay que ver. Hay ejemplos para pensar. Tome 1960. Cuatro estudiantes negros de un colegio negro en Carolina del Norte se sentaron en una cafetería y pidieron ser servidos, algo que era ilegal. Fueron arrestados, por supuesto, y tratados de manera muy dura. Eso podría haber sido el final, al igual que el Parque Zuccotti podría haber terminado el primer día. Bueno, no lo fue. Otros los reemplazaron. Muy pronto el movimiento popular se expandió y se introdujeron cambios sustanciales. Eso no se podía predecir. Más tarde, en la década de 1960, pequeños grupos de mujeres, jóvenes sobre todo, comenzaron a formar grupos para crear conciencia, en los que hablaban acerca de si la represión bajo la cual vivían era una ley de la naturaleza. Muy pronto, usted tuvo un movimiento sustancial de mujeres que probablemente cambió la cultura en todo Occidente más que cualquier otro movimiento. No se pueden predecir estas cosas. Yo estaba en Argentina en 1999, y no había forma de predecir lo que pasó en la década siguiente. Fue una sorpresa total.

-Habla sobre todo de fenómenos que pasaron en Estados Unidos. En 2003, dijo que era el mejor país del mundo. ¿Aún lo cree?

-Dije que en algunos aspectos, lo es. Hay aspectos en los que es el país más libre del mundo, con un montón de buenas características. Hay otros aspectos en los que ha hecho cosas terribles.

MANO A MANO

En su oficina, Noam Chomsky vive rodeado de libros, plantas y fotos de su mujer, sus hijos y sus nietos. Una imagen gigantesca del filósofo Bertrand Russell domina el ambiente. En la entrada, colgada al lado de la puerta, está enmarcada la portada de la revista The American Prospect de abril de 2005. "Entre Chomsky y Cheney", reza el título, acompañado de una caricatura en la que ambos se miran con furia.

El intelectual que revolucionó la lingüística moderna en los años 60 ha sido un feroz crítico de Estados Unidos, en particular, de su política exterior. "La mejor forma de evitar el terrorismo es dejar de practicarlo", atizó, luego de los atentados del 11-S. Chomsky no ha atenuado sus críticas: hace poco, dijo que el presidente Barack Obama era peor que George W. Bush, y que sólo lo votaría si Massachusetts fuera un Estado en disputa, con el fin de impedir el regreso de los republicanos a la Casa Blanca.

Vestido con pantalón y camisa de jean y zapatillas blancas, se lo ve un poco más gordo que hace unos años. Chomsky revela en seguida su cordialidad cuando interrumpe la primera pregunta para pedirle a este corresponsal que le cuente sobre su vida. Luego, generoso, deja que la charla se estire unos minutos más allá de los 20 acordados en un intercambio de correos electrónicos con su asistente, Bev Stohl, y se presta para algunas fotos mientras intenta comunicarse por Skype con una alumna en Europa para discutir su tesis.
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