miércoles, 6 de marzo de 2013

VENEZUELA.FALLECIÓ PRESIDENTE HUGO CHÁVEZ: El líder que encarnó la Revolución Bolivariana. VIVA LA REVOLUCIÓN. Hasta siempre Comandante¡¡¡.

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NUESTRA AMÉRICA ESTA DE DUELO. HA MUERTO UN REVOLUCIONARIO. !! VIVA LA REVOLUCIÓN¡¡. Presidente Hugo Chávez Frías. Descansa en Paz. Cuando un Revolucionario muere, nunca muere, porque nacen mil revolucionarios. Nuestra hermana República Bolivariana de Venezuela está de luto. Ha muerto el Líder de la Revolución, el hombre que en 14 años de conducción política como Presidente, cambió totalmente el país que lo vio nacer, con su fuerza, impulso, energía, valentía, su poderosa confianza en su pueblo, su discurso, mensaje claro y transparente pasó fronteras y hoy el “chavismo” es una realidad en el pensamiento político latinoamericano y mundial. El Socialismo del XXI es un proceso en construcción a mediano y largo plazo conducido por un hombre que entregó toda su vida por una esperanza, por una utopía en la cual estuvo embarcado junto primero a un puñado de revolucionarios y nacionalistas y años después, cuando la presión política y el propio golpe de estado de la derecha mediática el año 2002, logró comprender y asimilar que esta gran tarea y responsabilidad histórico-política era un trabajo colectivo, organizado, con una dirección política centralizada, es decir, ahora (in)surge un Partido Político. El Partido Socialista Unificado de Venezuela, asume la gran tarea histórica, junto a la organización política de su pueblo, la conducción del proceso bolivariano único, como alternativa política frente a la dominación política e imposición de falsas y corruptas democracias etiquetadas como huella y nombre oficial y legal del poder imperial.

Hombre, político, revolucionario y conductor latinoamericano que se enfrentó desde el inicio no solamente a la derecha tradicional y conservadora de su propio país que por decenas de años, junto a los viejos partidos políticos llevaron a su Nación a la más grande y profunda crisis económica, social, política, moral e institucional. La respuesta del pueblo y el joven militar, el Comandante Chávez quedó registrado en la Historia como El Caracazo. Elegido Presidente en 1998, en sufragios claros y transparentes, ejerció la Presidente por 14 años continuados, no producto de una dictadura como fue y sigue siendo la acusación de la derecha política americana y mundial, sino de continuos procesos electorales, únicos que fueron la semilla de una proceso político diferente y diametralmente opuesto al simple proceso eleccionario de la democracia representativa. Por ello se enfrentó al poder de los monopolios globales cuando inicio un proceso de nacionalizaciones de las empresas estratégicas, como fue la poderosa empresa petrolera venezolana. A partir de entonces y cuando se consolidó el proceso de solidaridad revolucionaria con la hermana República de Cuba, con su Revolución y con su líder histórico el Comandante Fidel, la reacción violenta de los felipillos del imperialismo tanto interno como externos le declaran la guerra y la campaña de desinformación mediática nunca vista en la historia. Chávez profundiza su proceso revolucionario bolivariano, con la aplicación de programas sociales al servicio de la población históricamente excluida y explotada. La educación, la salud,  el trabajo, los salarios, los servicios públicos, la cultura, el deporte con el apoyo de profesionales de la revolución cubana – Médicos, Maestros, - en Educación y Deporte -. Hoy la República Bolivariana de Venezuela con su propia Constitución es un camino revolucionario que su pueblo sigue construyendo hacia  la esperanza socialista democrática, el Socialismo del Siglo XXI, una realidad en el sueño del Libertador Simón Bolívar. Y su influencia en varios países de América Latina. El “cambio de Época, Histórica” es una realidad y avanza incontenible con la fuerza, energía y poder de sus pueblos, porque la “revolución no es copia ni calco, es creación heroica dé cada pueblo”.



"Es una realidad política, de Nueva Democracia, donde los movimientos sociales, los ciudadanos, la nueva sociedad civil, real, local, se ha constituido en la fortaleza principal del nuevo proceso revolucionario de Nuestra América. Hugo, Rafael, Dilma, Evo, Cristina, José - Pepe -conducen a sus pueblos por el camino que construyeron los Mártires de la Independencia. 
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Hoy, cuando su pueblo en millones está en las calles y plazas públicas, llorando en homenaje a su gran líder, pero también fortaleciendo el mensaje y enseñanzas del Presidente Chávez, de que el Socialismo del Siglo XXI, de que el sueño del Gran Libertador Simón Bolívar se haga realidad en el proceso de integración latinoamericana. La Unión de Naciones del Sur – UNASUR -, LA Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe – CELAC -,  la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América – ALBA -, es claro el reconocimiento que el Presidente Chávez fue su Gran Conductor, ante el fracaso de las “viejas” instituciones como la OEA, que sólo servían de instrumentos directos de dominación, explotación y justificación histórico-política del imperialismo norteamericano. Ingresó más allá con la finalidad de reforzar este proceso de integración continental sin el Imperio, cuando hoy es una realidad TELESUR – La nueva comunicación en la TV. En nuestra América. El BANCO del Sur, así como en el año 2012, finalmente Venezuela ingresó al mercado latinoamericano EL MERCOSUR. Finalmente, en la última Cumbre de la CELAC, con la Unión Europea, realizada en Santiago de Chile, el reconocimiento a la obra política de este extraordinario Líder Latinoamericano fue Unánime. Hoy América Latina, Nuestra América, Suramérica, sus millones de ciudadanos, - los pobres por los que entregó su vida y su obra – estamos de duelo, pero a la vez reafirmando, fortaleciendo, recreando el pensamiento socialista de un Hombre, de un Líder, de un Revolucionario que nos deja una herencia política como nos dejaron los hombres y líderes que consolidaron nuestra Independencia del yugo colonial español. Hoy decimos Viva la Revolución, construyamos una América Nueva, en un Mundo Nuevo. Viva el Presidente Chávez, cuando un revolucionario muere, nunca muere, porque nacen miles de revolucionarios. Hasta siempre Comandante.
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Hugo Chávez Frías. Presidente Bolivariano. Su obra, su pensamiento revolucionario, su socialismo del siglo XXI,cambió el escenario latinoamericano, forjando y construyendo una Nueva Democracia, un Nuevo proceso Revolucionario: Un "Cambio de Época Histórica" que hoy vive en el corazón y la conciencia de los pueblos de Nuestra América.
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VENEZUELA.FALLECIÓ PRESIDENTE HUGO CHÁVEZ: 

El líder que encarnó la Revolución Bolivariana. 

!! Hasta siempre Comandante¡¡.

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A los 58 años falleció el Presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías. !Cuando un Revolucionario muere, Viva la Revolución¡.
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Desde su niñez en Barinas hasta la academia militar, el golpe fallido que encabezó, su llegada a la presidencia, el intento de golpe sufrido, las peleas con EE.UU., la integración regional, las reelecciones y reformas: una vida memorable.

Por Mercedes López San Miguel
Página /12 miércoles 6 de marzo del 2013.
El presidente venezolano Hugo Chávez murió ayer, después de darle pelea a un cáncer que se le detectó en 2011. Eran las siete de la tarde en la Argentina cuando el vicepresidente venezolano Nicolás Maduro informó la noticia más dura y trágica para él, según sus propias palabras. “A las 16.25 de la tarde de hoy, 5 de marzo, ha fallecido nuestro comandante presidente Hugo Chávez Frías luego de batallar duramente con una enfermedad casi dos años”, dijo Maduro con ojos vidriosos y la voz entrecortada. La muerte del líder venezolano deja al país a las puertas de una elección anticipada, al chavismo ante el reto de cumplir el sueño de Chávez de que continúen encendidos los motores de la Revolución Bolivariana y a la oposición ante el desafío de superar las derrotas electorales del 7 de octubre –cuando Chávez ganó las presidenciales– y del 16 de diciembre, cuando el oficialismo obtuvo 20 de las 23 gobernaciones.
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La noche del 6 de diciembre de 1998 Hugo Chávez cumplía un sueño que desde hacía tiempo venía madurando en su interior: a sus 44 años era elegido presidente con la promesa de lograr una Venezuela sin pobres. Esa noche, la mayoría de los venezolanos llevó al poder a un debutante de la política electoral y castigó a los partidos tradicionales Acción Democrática y Copei. Esa noche, un ex militar recordaba que el Estado arrastraba una deuda histórica con los excluidos y se proponía saldarla. Y Chávez regresó como líder a la tierra que lo vio nacer, el 28 de julio de 1954. Sabaneta de Barinas era una fiesta y Huguito, el hijo del maestro, el muchachito delgado, prometía cumplir los idearios de Simón Bolívar.
Seis años antes, el 4 de febrero de 1992, Chávez había liderado un grupo de trescientos paracaidistas de boinas rojas en un golpe frustrado contra el entonces presidente, Carlos Andrés Pérez. Chávez se rindió con la condición de poder dirigirse al pueblo por televisión. Dijo una frase que quedó grabada en la historia: “No logramos los objetivos... por ahora”. Por el levantamiento militar acabó preso y dos años después el gobierno de Rafael Caldera lo indultó. Pero tuvo que abandonar el uniforme, él que con 21 años se había recibido de subteniente, había estudiado Ciencias y Artes Militares en el área de ingeniería y había logrado alcanzar el máximo grado de teniente coronel.
En el salto a la política, Chávez creó el Movimiento Bolivariano Revolucionario, con el que en 1997 decidió presentarse a las elecciones. Sus lemas de entonces fueron: “Por la Asamblea Constituyente, Contra la corrupción, Por la defensa de las prestaciones sociales, Gobierno bolivariano ahora”. Chávez llegó a la presidencia con el mayoritario voto de los pobres, las clases medias empobrecidas y los eternos excluidos, promoviéndose como el líder que cambiaría el clásico sistema bipartidista que se alternó en el poder en Venezuela desde 1958. Un ex asesor suyo, Juan Carlos Monedero, lo describió ante Página/12 como “una persona muy comprometida con su pueblo, un pueblo que no tuvo cien años de soledad, tuvo quinientos”.
De cuerpo macizo, rasgos indígenas y admirable facilidad de palabra, su figura es seguida por simpatizantes dentro y fuera de su país. Esa elocuencia puede tener que ver con su crianza en el pueblo de Sabaneta: sus padres eran maestros y de ellos aprendió a enseñar. “Chávez habría sido un comunicador de primer orden. Aquí, en el mundo de la televisión, del cine, no hay un tipo como él”, dijo su ex jefe de campaña Alberto Muller Rojas en la biografía Hugo Chávez sin uniforme, escrita por Cristina Marcano y Alberto Barrera Tyszka. En su discurso siempre abundaron las citas de Simón Bolívar y otros próceres de la independencia como Ezequiel Zamora, siempre subrayó la necesidad de la integración latinoamericana y siempre se opuso al neoliberalismo en todas sus formas.
El proceso de cambio que encarnó Chávez desde 1998 apuntó a democratizar y redistribuir el ingreso petrolero. “Por allá, en los años ’60, comenzaron a repartir tierras y títulos. No llegó a los campesinos el beneficio del petróleo. No puede ocurrir más: ése es uno de los principios de la Constitución Bolivariana y Revolucionaria”, dijo Chávez en un discurso sosteniendo una Carta Magna tamaño miniatura. En un referéndum, la mayoría de los venezolanos aprobó la nueva constitución en 1999. Era la primera de una serie de consultas populares que el gobierno de Chávez ganaría.
Lo que sucedió en Venezuela entre el 11 y el 14 de abril de 2002 fue un punto de inflexión en la vida política del líder bolivariano: fracasó un golpe de Estado, la Fuerza Armada lo destituyó y restituyó en el cargo, hubo veinte muertos y más de 110 heridos. Chávez cree que fueron tres los disparadores de lo sucedido: la actitud de la embajada de Estados Unidos, alentando a la oposición venezolana, la aprobación de unas leyes que legislaban sobre recursos esenciales del país como hidrocarburos y tierras y la conformación de un grupo de militares que se alió con la oposición. Los autores de Chávez sin uniforme señalaron otro aspecto: la pelea de Chávez con los medios de comunicación. Grandes medios privados como VeneVisión, Radio Caracas TV (RCTV) y Globovisión se destacaron por legitimar la ruptura democrática. A fines de 2002, Chávez también enfrentó y venció un paro petrolero que llevó al mínimo la producción de crudo.
A nivel latinoamericano, Chávez se lanzó a la política de integración. La Cumbre de Mar del Plata de 2005 resultó en un hito en la historia reciente por el contundente rechazo de los países de la región al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que proponía el republicano George W. Bush. “ALCA... al carajo” dijo Chávez a una entusiasta multitud, parado junto a su par boliviano Evo Morales. Al año siguiente, Chávez, con su habitual desparpajo, dijo desde el podio de la Asamblea General de la ONU que olía a “azufre”, en alusión a que había estado allí Bush hijo. A esa altura su enemistad con Washington formaba parte de su retórica habitual.


Fidel, Hugo y Raúl grandes e históricos líderes revolucionarios latinoamericanos. Su obra, su lucha y su pensamiento revolucionario hoy está presente en el "cambio de época histórica" que vive Nuestra América. La América de Túpac Amaru, Simón Bolívar,  José Gervasio Artigas, José Martí, Augusto César Sandino, José Carlos Mariátegui, Ernesto "Che" Guevara, Salvador Allende G. y otros cientos de revolucionarios.
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Las misiones sociales impulsadas por el chavismo a partir de 2003, en estrecha alianza con Cuba, mejoraron la salud y la educación de los venezolanos y redujeron notablemente la pobreza. El concepto de socialismo del siglo XXI es una de las fases de la Revolución Bolivariana de mayor aceptación entre los seguidores del proceso de cambio. Fue en mayo de 2005 cuando Hugo Chávez anunció que se dirigía hacia la construcción de un socialismo. Durante ese período, la Asamblea Nacional, entonces monolítica dado que la oposición no se había presentado a las legislativas, aprobó leyes de nacionalización de todos los proyectos petroleros en el país.
El líder bolivariano, que la oposición tilda de antidemocrático, se presentó ante el electorado unas quince veces y sólo perdió en el referéndum de 2007 sobre la reforma constitucional. Ese año el gobierno no le renovó la licencia a Radio Caracas Televisión –RCTV– por violar la ley que regula el ejercicio del periodismo (Ley Resorte). A esa altura, su pelea con los grandes medios de comunicación se le había vuelto una obsesión.
Con el tiempo, la imagen de Chávez en su país pasó a ser casi omnipresente. Surgió otro sueño: el de trascender. “Es siempre cómodo para los ciudadanos elevar a un dirigente a la categoría de santo –afirma su otrora asesor, Monedero–. Esa condición de liderazgo orienta al país, refuerza conseguir que las cosas funcionen, pero también alimenta la pereza de la ciudadanía, que no asume su responsabilidad. El proceso no puede recaer en los hombros de una sola persona.”
Eso se volvió más evidente cuando comenzó a tener problemas de salud. El 9 de mayo de 2011 suspendió una gira internacional por la región con el anuncio de que tenía una lesión en una rodilla. Al mes, retomó esa gira, pero nuevamente le surgieron otras afecciones por las que terminó pasando por el quirófano dos veces en Cuba: una para extraerle un absceso pélvico y otra para intervenirlo de un tumor en la pelvis.
Desde principios de 2012 Chávez siguió yendo a La Habana para realizarse un tratamiento de radioterapia al que debió someterse después de ser operado en febrero para que se le extrajera un nuevo tumor cancerígeno, recurrencia de la enfermedad. La poca información difundida sobre su estado de salud no hizo más que alimentar la morbosidad de los periodistas de los medios y blogs opositores, quienes anunciaban el peor de los pronósticos.
Pero la enfermedad no fue un impedimento para que Chávez continuara con la campaña para la reelección que le asegurara un nuevo período hasta 2020, año en el que alguna vez proyectó su retiro. Sus apariciones públicas no eran tan asiduas como lo eran las de su joven rival Henrique Capriles Radonski, candidato de una oposición que se presentó unida. Los medios de comunicación opositores tuvieron claro qué mensaje dar: mostraban a un Capriles vital, que recorría el país de punta a punta, frente a un candidato presidente que agonizaba. Sin embargo, Capriles no logró conectar con la mayoría de los venezolanos, sobre todo las clases bajas, y el 7 de octubre Chávez volvió a ganar con la promesa de profundizar el proceso revolucionario.
Sin embargo, dos meses después debió viajar otra vez a La Habana para realizarse un tratamiento hiperbárico. Y regresó a los pocos días con el anuncio menos esperado por el 55 por ciento de venezolanos que lo votó: dijo que era imprescindible volver a operarse porque habían reaparecido células malignas en la misma zona afectada. Más aún, admitió por primera vez que podría tener dificultades para continuar en el cargo y, al encomendarse a Dios, le pidió a su pueblo que en el caso de no estar, eligieran a Nicolás Maduro. “Se los pido de corazón”, dijo.
La operación se realizó el 11 de diciembre y el gobierno anticipó que a Chávez le esperaba un proceso post-operatorio duro y complejo. Una semana después, el presidente padeció una infección respiratoria. Al mismo tiempo, los venezolanos se preguntaban si el presidente electo iba a poder asumir el nuevo mandato el 10 de enero. No fue posible. Poco después, el 18 de febrero, Chávez regresó a Caracas, para continuar con el tratamiento, pero su estado de salud no evolucionaba como se esperaba. En la noche del 4 de marzo, el gobierno informó que el líder bolivariano sufría una segunda infección respiratoria y su estado era “muy delicado”. Menos de veinticuatro horas después, Maduro anunciaba su fallecimiento.
Nils Castro, escritor y ex asesor del general de Panamá Omar Torrijos, considera que Chávez tuvo la virtud de ser el primero que puso en marcha un proceso de cambio y aclara que ese proceso ya venía gestándose. “Chávez fue el primer dirigente outsider que confrontó el sistema. La alta popularidad le permitió llevar adelante un proceso de transformación. Ser el primero lo pone como un bicho raro: el que hizo lo que no se suponía. Pero no hay que confundir la personalidad con la legitimidad del proceso sociopolítico que se está dando, que ha venido desde antes de Chávez.”
Nils ubica el antecedente de este proceso en el Caracazo, la imparable reacción popular a las medidas de ajuste decretadas por Carlos Andrés Pérez, en 1989. “Había un sistema político, que se agotó, que impedía cambios cuando la gente ya no estaba dispuesta a sostenerlo. Con el Caracazo comenzó a prepararse un proceso de protesta y reforma de la sociedad venezolana. Chávez no había entrado en escena todavía. El proceso es mayor que el individuo.” Un individuo que cumplió muchos de sus sueños.



"Dios libre a nuestro hermano pueblo peruano de un truhán como éste, de un corrupto de siete suelas, como lo es Alan García, el Carlos Andrés Pérez del Perú". Abril del 2005, al entonces candidato presidencial peruano.
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HUGO CHÁVEZ: Más grande que lo posible.
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Mario Wainfeld
Página /12 miércoles 6 de marzo del 2013.
Si hay un lugar común pavote y mediocre es hablar de (o esperar) un veredicto de la Historia sobre los líderes o grandes dirigentes. No existe ese tribunal impersonal (ejem), “independiente”. Los que van juzgando son los pueblos, portadores y defensores de intereses. El presidente Hugo Chávez se fue glorificado en las urnas por su pueblo, revalidado en numerosas ocasiones, repuesto en su lugar por movilizaciones masivas tras el nefasto golpe de 2002. La última elección fue una más (porque ratificó una tendencia) y fue única porque se produjo en medio de su enfermedad: quedó como el pronunciamiento final y tajante. Lo que Chávez fue para Venezuela lo plebiscitaron sus compatriotas. Los números y la recurrencia hablan solos, poco hay que agregar.
Tenía un gran manejo mediático e histriónico... Lo que concretó es bien tangible. Es difícil mensurar la proporción internacional de Chávez sin puntualizar que Venezuela no es una potencia económica ni militar. Que jamás un presidente de ese país fue tan conocido, amado u odiado, funcionando como referencia en esta América y en el mundo. Hay que saber mucha política, tener mucho don de mando y capacidad de negociación para conseguir tanto con una “base material” tan acotada.
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En la región fue un líder formidable y constructivo. Central para un nuevo diseño del Mercosur, que aglutinó a los tres países con mayor PBI. Determinante para el “No al ALCA”, que sepultó una propuesta política norteamericana en la Cumbre de Mar del Plata.
El hombre, claro, supo aliarse. Primero que nada, con Argentina y Brasil. La narrativa dominante sobre esta etapa se saltea la conjunción entre los dos países más relevantes de América del Sur, durante las presidencias de Lula da Silva, Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rousseff. La unión estratégica es un eje de la época, que en estas pampas se subestima o se niega para demostrar que lo de Brasil es formidable y lo nuestro un engendro. La sincronía en tantas medidas, la articulación y comunicación permanentes refutan esa lectura perezosa.
Chávez captó ese cuadro de situación y supo jugar dentro de él. Un ejemplo redondo fue la mentada Cumbre de Mar del Plata, donde aceptó (divertido, desde ya) hacer de chico malo cuando Kirchner y Lula se lo pedían o manejar la extensión de sus discursos para dilatar o acortar una reunión. El saldo fue el rechazo a una tremenda iniciativa imperial, conseguido a pulso.
Otro logro, chocante con la caricatura que dibuja la derecha, es cuán importante fue Chávez para la sostenida paz en la región. Y para el firme rechazo conjunto a la violencia norteamericana en Medio Oriente o la instalación de un centro de detención y tortura en Guantánamo. Entre tanto “el concierto de las naciones” acompañaba, hacía de comparsa o, en el mejor de los casos, miraba para otro lado.
Se habla de un bravucón (que podía serlo de palabra, si venía al caso), pero fue un pilar en tiempos de trabajosa integración regional, connotada por la ausencia de conflictos bélicos relevantes.
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A la hora de la hora, el orador impenitente sabía escuchar. Aceptó, a instancias especialmente de Kirchner, someterse al referéndum revocatorio: una elección a todo o nada durante un mandato vigente, algo que casi no existe en ninguna Constitución del mundo. Debía descomprimir la tensión interna. El mejor camino eran las urnas. Supo entender, le sobró cuero para jugarse. Y ganar, esa arte tan esquiva para varios republicanos de opereta que sólo convocan minorías.
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Venezuela, como tantos países, se benefició con el alza sideral del petróleo. No hay datos de otras naciones que, sin ser potencias y arrastrando necesidades importantes, usara esa riqueza para trabar relación con otros menos afortunados, para ayudarlos. De nuevo, abundan traducciones esquemáticas, provenientes de aquellos que no registran los cambios históricos y usan siempre las mismas categorías. El ladrón cree que todos son de su condición; el imperialista, también. Por eso subestiman o encasillan mal lo que concretó Chávez trasfundiendo petróleo a precio de regalo a aliados vecinos: Nicaragua o Cuba son los más característicos. O hasta ideológicos: llegó a vender nafta barata para abaratar el bus de Londres cuando lo gobernaba Ken Livingstone, un cuadro izquierdista apodado “el alcalde rojo”.
Venezuela no se constituyó en una metrópoli sino en una peculiar variación de aliado. El ejemplo de Cuba es el más complejo y evidente. Iba dinero a Cuba, desembarcaban médicos y maestros cubanos en Venezuela, se formaban médicos de toda la región en La Habana con financiamiento venezolano. ¿Había pujas por ver quién “conducía” a quién en esta relación o en la que lo ligó con Brasil y Argentina? Seguro que la hubo, siempre está presente entre aliados o compañeros de ruta. Pero no se plasmó en la relación imperio-colonia.
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"Obama eres un fraude total. Si yo pudiese ser candidato en Estados Unidos te barrería, te ganaría 80 a 20, te ganaría con todo ese pueblo bueno que tienes".  Además expresó: "¿Sería extraño que hubieran desarrollado una tecnología para inducir el cáncer y nadie lo sepa y se descubra esto dentro de 50 años? No lo sé, eso lo dejo a la reflexión".
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Citaba a Bolívar, a Tupac Amaru, a Fidel, a Mariano Moreno, a Dorrego, a San Martín, a Salvador Allende... Ninguno de los presidentes argentinos de los últimos años evoca tanto al ex presidente Juan Domingo Perón en sus modos retóricos ni lo cita tanto en sus discursos. Era un autodidacta ávido y se aggiornaba continuamente, vaya a saberse en qué momentos o ratos libres. Regalarle al presidente Barack Obama Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, fue un gesto ingenioso, pleno de simbolismo. Conocía la historia de nuestro país mejor que la mayor parte de los dirigentes argentinos actuales. Alguna vez se enzarzó con Cristina en una charla sobre el revisionista Jorge Abelardo Ramos, lo tenía en su biblioteca.
Sus discursos eran largos, seguramente caribeños, podían albergar un tramo musical cantado a voz en cuello o un gesto teatral, como cuando se sacudió el azufre dejado por George Bush en las Naciones Unidas. Pero distaban mucho de la parodia, al contrario, eran ejemplo de comunicación de masas. Conjugaban la lógica de la retórica dirigida a pueblos y militantes: síntesis histórica, semblanza y glorificación de los próceres. Nadie se iba sin tener una pintura de lo que quiso expresar, sin un par de consignas, de mensajes para trasmitir a sus compañeros o en sus barrios.
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Cuando el rey de España le espetó “por qué no te callas” sinceró una verdad honda, que trascendía la levedad de la anécdota. En el centro del mundo querían acallarlo, anularlo. No porque fuera exagerado y ruidoso, sino por lo que decía y representaba. Lo aborrecieron en Estados Unidos y en la Europa central. No odian a los dictadores: auparon a muchos. No odian la violencia que ellos ejercieron en Irak o Afganistán. Odian el desafío político e ideológico que le propuso nuestro Sur, en una era de relativa independencia y autonomía, sin un ápice de olor a pólvora.
El cronista le debe al periodista y ensayista Ernesto Semán esta caracterización del antagonismo ideológico, que tiene más de cien años y reflorece vital en el siglo XXI: “Chávez capturó como pocos un común denominador regional que precede al populismo: una idea de republicanismo, que pone en el centro político los derechos sociales e ideas de bien común (que muchas veces pueden ser al mismo tiempo inclusivas y autoritarias) por sobre ideas de libertad individual y derechos de propiedad privada que caracterizan al liberalismo en su versión norteamericana”.
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Se lo evocará mostrando una edición de bolsillo de la Constitución bolivariana, bailando, abrazando a sus pares, pronunciando palabras conmovedoras frente al féretro de Kirchner. El cronista se lleva en la memoria un acto realizado en Ferro, en contrapunto con la presencia de George W. Bush en Uruguay. Este escriba corría contra el cierre. El discurso se rizaba y era imposible saber cuándo llegaba a su fin. La razón profesional del cronista le ordenaba partir, para darle al teclado. Su corazón lo clavaba ahí. Le era imposible, como a muchos millones de latinoamericanos, no quererlo y disfrutar de su palabra.
Que no era hueca, además. Esa vez describió a “Cristina y Néstor” como “mis hermanos porque somos hijos de la misma crisis”, una frase tan afectuosa como precisa. Y agregó que creía más en los procesos históricos que en los hombres providenciales. Que si Bolívar hubiera muerto de disentería en la infancia o si San Martín no hubiera regresado de España, la independencia de sus países hubiera llegado igual. Tratemos de combinar, a pluma alzada, las dos afirmaciones. El determinismo absoluto no existe, las condiciones propicias sí.
La sincronía de gobiernos de matriz popular, críticos de los desvaríos y de la entrega noventista, es consecuencia de un marco general: el fracaso del neo-conservadorismo. En cuanto a lo de los dirigentes providenciales, acaso no existan, estrictamente. Y por cierto de nada sirven si no “embocan” el momento histórico en que les toca vivir. Pero hay protagonistas que llegan al tope de las posibilidades disponibles. Que saben interpelar a sus pueblos y articular alianzas como pocos o nadie. Chávez fue uno de ellos, en ese sentido es irremplazable. En todo lo demás, se abren todos los enigmas acerca de cómo se suple, en pleno proceso de cambio, a un jefe carismático consagrado merced a sus acciones rompiendo la tradición y reformando a fondo las instituciones. Instituciones y tradición marchitas y estériles, por si hace falta resaltarlo.
Entre tanto, seguramente sin mayor originalidad, pero presumiendo que en sintonía con los lectores de este diario, el cronista llora a su modo la pérdida de un compañero y de un referente.
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