miércoles, 7 de agosto de 2013

SURGE la ALIANZA por la SOBERANÍA ALIMENTARIA. Declaración de la I Asamblea: Alianza por la Soberanía Alimentaria. América Latina y el Caribe.

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Luego de un proceso de casi una década de discusión y construcción llegamos a la I Asamblea Continental de la Alianza por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos de América Latina y el Caribe, instancia desde la que esperamos lograr mayor coordinación de luchas y acciones en torno a la construcción de la Soberanía Alimentaria como un eje estratégico, imprescindible para fortalecer el proceso de integración Latinoamericana con carácter popular, con Soberanía popular y democracias fortalecidas ante las arremetidas de las transnacionales y el imperio. El contexto, requiere de máximos esfuerzos de articulación y unidad del campo popular, las crisis, sobre todo la crisis alimentaria y la ambiental están estrechamente ligadas al modelo de la agricultura Industrial y de los agro-negocios.  Este modelo presenta las consecuencias de la ofensiva del capital financiero y las transnacionales en la agricultura que tuvo comienzo en la post guerra con la Revolución Verde, pretexto para lograr que las transnacionales bélicas que fabricaron armamentos, maquinarias y químicos puedan obtener mercados en el mundo agrícola. Desde ese momento vemos el desenlace de diversos mecanismos de destrucción de sistemas locales de producción de alimentos, de desplazamientos de millones de campesinos y campesinas, de mercantilización de la tierra, los bienes naturales y los alimentos. La globalización y la consecuente hegemonía del capital financiero aceleró este proceso, surgieron tecnologías funcionales a las transnacionales como las semillas transgénicas y resistentes a agro-tóxicos. Por primera vez en la historia de la humanidad llegamos a tener mayor población urbana que rural, muchas ferias y mercados locales fueron reemplazados por hipermercados, y los comoditties subordinando territorios nacionales a las transnacionales, los alimentos cotizando en bolsa y sus precios en un aumento sostenido por la presión de los fondos especulativos. El mercado global de alimentos en manos de un puñado de corporaciones que dominan todos los eslabones de la misma. 


La agroecología es una disciplina científica relativamente nueva (década de los setenta del siglo XX), que frente a la agronomía convencional se basa en la aplicación de los conceptos y principios de la ecología, al diseño, desarrollo y gestión de sistemas agrícolas sostenibles.
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En la cumbre mundial de la Alimentación de 1996 , la cifra de 800 millones de hambrientos resultó un escándalo, sin embargo, el lobby empresario, instaló la idea de que el problema era falta de tecnología, proponiendo multiplicar las acciones de promoción y desarrollo de la Agricultura Industrial y su paquete destructor. En cuanto a la urgencia del hambre, esta tendencia de lucro por encima de la vida, propone alcanzar la Seguridad Alimentaria, es decir, terminar con el hambre por medio de donaciones caritativas de alimentos desde los países ricos a los subdesarrollados. En ese momento, en la misma Cumbre se alzó la voz de La Vía Campesina Internacional.  En completo desacuerdo con estas “propuestas de la FAO”. Los pueblos tienen el derecho de producir sus propios alimentos, las campesinas y campesinos han alimentado a la humanidad durante 10 mil años, y aun hoy con tan solo 1/3 de la tierra, alimentamos al 75% de la población mundial, difícil que exista justicia y democracia en pueblos que no tienen autonomía alimentaria. Allí surgió la propuesta de la Soberanía Alimentaria, como respuesta a las evidentes mentiras del capital. La Soberanía Alimentaria, es un plateo político, que considera que los pueblos tienen derecho a producir y consumir sus propios alimentos. Para ello la tierra debe estar en función del bien común, es un bien social y son campesinos, campesinas, pueblos originarios, trabajadores quienes pueden garantizarlo.
“La soberanía alimentaria es el derecho fundamental de todos los pueblos, naciones y Estados a controlar sus alimentos y sus sistemas alimentarios y a decidir sus políticas asegurando a cada uno alimentos de calidad, adecuados, accesibles, nutritivos y culturalmente apropiados. Ello incluye el derecho de los pueblos para definir sus formas de producción, uso e intercambio, tanto a nivel local como internacional”.
La población de los Pueblos Originarios,son permanentes defensores de la alimentación sana, las semillas criollas y sustentabilidad productiva con la Madre naturaleza.
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La crisis ambiental, también está directamente relacionada al modelo agropecuario, casi el 50% de las emisiones de gases con efecto invernadero provienen de la cadena agroindustrial, por el enorme consumo de combustibles fósiles, agro-tóxicos y fertilizantes, y plásticos para el packing. Por eso sostenemos que la Agricultura campesina Enfría en planeta. Nos encontramos en un momento más que interesante en América Latina, con un proyecto de integración , de construcción de la patria grande, bajo principios anti-imperialistas, anticolonialista, con horizonte al socialismo, que se enfrenta en una disputa sin cuartel con proyecto del imperialismo yanqui, del capital reinando con su lógica egoísta y donde todo tiene su precio. En ese marco entendemos que la Soberanía Alimentaria es una piedra fundamental del proyecto popular. Y entonces la disputa de Agricultura campesina vs Agricultura En el continente, se ha agudizado el acaparamiento de Tierras, los desalojos y asesinatos de dirigentes campesinos, indígenas, millones de hectáreas de bosques y selvas son destruidas, aguas contaminadas, pueblos enteros fumigados. Empiezan a morir las abejas... y como dijera Albert Einstein, «Cuando se muera la última abeja, cuatro años después, desaparecerá la especie humana». Según la FAO 1000 millones de hambrientos aproximadamente hay en el mundo hoy, sumando a 500 millones de obesos, esto se acompaña también según la FAO, con que más del 40% de los alimentos de la cadena agroalimentaria industrial se desperdician por descomposición. La soberanía Alimentaria es una propuesta política, económica social y cultural, que solo puede ser alcanzada en el marco del avance del proyecto popular. Industrial – Agro-negocios hace parte de las contradicciones fundamentales.
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La agroecología es una reacción de la sociedad frente a los abusos en la alimentación. Su campo de influencia es muy amplio ya que parte de un derecho básico que, con suerte, realizan todos los seres vivos a diario. Sin embargo, especialmente en las sociedades más desarrolladas económicamente, el
desconocimiento respecto a nuestra alimentación es alarmante. En este panorama comienza una lucha valiente y eficaz para recuperar la soberanía y la seguridad alimentaria de los pueblos.
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SURGE la ALIANZA por la SOBERANÍA ALIMENTARIA.
Declaración de la I Asamblea: Alianza por la Soberanía Alimentaria. América Latina y el Caribe.

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María Noel Salgado.

ALAI. América Latina en Movimiento.

La Soberanía Alimentaria está socavada por las instituciones multilaterales y por el capital especulativo. El control cada vez mayor de las empresas multinacionales sobre las políticas agrícolas ha sido facilitado por las políticas económicas de las organizaciones multilaterales tales como la Organización Mundial del Comercio -OMC-. Frente a esto y desde hace más de una década, los movimientos sociales de pequeños productores de alimentos, han comenzado un proceso de articulación en todos los continentes para defender la Soberanía Alimentaria frente al capitalismo que renueva y recrea formas para condenar a los alimentos a la mera etiqueta de mercancía, sometiendo de esta forma a los pueblos. En este contexto nace, en este proceso de articulación, el Comité Internacional de Planificación por la Soberanía Alimentaria (CIP) como espacio internacional para articular políticamente estas fuerzas.

Las organizaciones y movimientos sociales en nuestra América Latina fueron pioneras/os en este proceso, entendiendo que la restitución de derechos colectivos y sectoriales a los pequeños productores de alimentos es condición clave y necesaria para retomar la soberanía de los pueblos.

La crisis económica-financiera, pero sobre todo ética, marca en el 2006 un alza de los precios de los alimentos, sumiendo aún más en la pobreza a millones de personas del Sur.

En una estrategia manejada por las grandes corporaciones, se hace detonar abruptamente el sistema agroalimentario a nivel mundial, lo que les facilita a ellas y a los gobiernos aliados disparar una serie de medidas especulativas que tienden a fortalecer el control sobre los alimentos con instrumentos avalados por el sistema de gobernanza internacional, como los mercados de futuro, los bancos privados de alimentos, etc.

Frente a esto, el Foro Mundial de Nyeleni, en el año 2007, marca un punto de inflexión en la acumulación de fuerzas continentales y mundiales, y apuntala a los movimientos que recobran energías y redoblan la apuesta de fortalecer nuestras acciones de lucha estratégicas y una profundización del concepto, a partir de las experiencias de luchas y construcción en territorio, ampliando la base social y sectorial de organizaciones que defienden la Soberanía Alimentaria para la Soberanía de los Pueblos.

Los movimientos amplían sus campañas y luchas contra el acaparamiento de tierras, contra la OMC, como órgano supremo de la mercantilización agroalimentaria que destruye las semillas campesinas, contra el sistema de Naciones Unidas que se ensordece ante la voz de los pueblos y va cercando, en forma cómplice con las transnacionales, las agriculturas locales ricas en conocimientos resilientes a los embates del capitalismo.

Se fortalecen transversalmente los movimientos, con acciones y propuestas por la Reforma Agraria, por la Agro-ecología, por las semillas campesinas, por los derechos colectivos de nación, por los derechos campesinos, por el acceso libre al agua, por la lucha por la biodiversidad.


Las costumbres ancestrales, el indígena, el campesino, las semillas criollas, la alimentación sana, todos juntos en  la forja de su Identidad cultural colectiva.- Ese modelo prosperó por millares de años y siempre consiguió producir alimentos y convivir armoniosamente con la naturaleza y los demás seres vivos. 
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Fortalecemos nuestras acciones en defensa de nuestros derechos de acceso a la información y a participar de los procesos de toma de decisiones. Y estos derechos forman la base de una buena gobernanza, responsabilidad e igualdad de participación en la vida económica, política y social, libre de cualquier forma de discriminación.

Los productores de alimentos a pequeña escala deben tener el derecho a participar directa y activamente en la formulación e implementación de políticas agroalimentarias en todos los niveles. Con esta consigna es que vimos con buenos ojos los cambios que comienzan a generarse, a partir de 2009, en el sistema de Naciones Unidas, reformas que atraviesan todas sus agencias, pero especialmente aquellas que tiene que ver con la Agricultura y Alimentación, la FAO, que, en un aliento de apertura y para salvar su mandato (exigida por los pueblos del mundo), abre sus puertas a la sociedad civil, en el marco de la reforma del Comité de Seguridad Alimentaria (CSA). Así, por primera vez, los movimientos sociales llegan, con voz organizada y sostenida, a una asamblea de Naciones Unidas.

En este contexto, los movimientos articulados en el CIP comienzan un tiempo de análisis y reorganización de estrategias regionales y mundiales para profundizar la articulación política y operativa.

En nuestro continente, durante 2 años, se lleva a cabo este proceso mientras aprendimos a participar en forma organizada en este nuevo marco del CSA de la FAO. Este proceso para Latinoamérica culmina con la “III Conferencia Especial para la Soberanía Alimentaria de los Movimientos Sociales y Organizaciones de la Sociedad Civil”, previa a la 32a. Conferencia Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, en la que, por unanimidad, acordamos constituir una instancia de coordinación y articulación a fin de fortalecer las propuestas, acciones y luchas. Allí, las organizaciones lanzamos un nuevo paso en el proceso de fortalecimiento de la lucha: se había creado la Alianza por la Soberanía Alimentaria de los Pueblos de América Latina y el Caribe. La noticia se presentó en el marco de la Asamblea a más de 150 delegados y delegadas de 30 organizaciones regionales y continentales.

En esa oportunidad, organizaciones como CLOCVC, MAELA, COPROFAM, CITI, Amigos de la Tierra LAC, UITA, RAP-AL(1), animaron e invitaron a unirse a todas las organizaciones allí presentes, a articular juntas para ampliar la lucha frente al avance arrollador y sin escrúpulos del sistema imperante, diciendo: somos una alianza política y social de organizaciones, de movimientos y redes regionales y subregionales de Latinoamérica y el Caribe que representan a campesinos, agricultores familiares, a pueblos indígenas, a pescadores, a trabajadores rurales, a campesinos agroecológicos, ambientalistas, consumidores, de mujeres, de jóvenes comprometidos con la lucha por la Soberanía Alimentaria.

Fue un llamado a la profundización de acciones conjuntas y de enriquecimiento conceptual de las organizaciones en torno a su propia historia de lucha y su interacción con la soberanía de los pueblos, para fortalecer el alcance de la Soberanía Alimentaria frente al modelo opresor. Por esto, nuestras acciones van dirigidas a contribuir a la unidad y organización de los pueblos en la lucha por la Soberanía Alimentaria como elemento sustancial en la construcción de un nuevo modelo de sociedad con identidad y Buen Vivir. Ello implica también la resistencia al modelo de desarrollo imperante que artificializa y privatiza los sistemas agroalimentarios a favor de grandes corporaciones, imponiendo estilos de consumo que acarrean desnutrición, hambre, mala distribución y acaparamiento de bienes de la naturaleza en manos de unos pocos para especular con el hambre de muchos y con el derecho a la alimentación, privatizando los alimentos.




Nuestra acción conjunta se basa en defender el Derecho Humano a la Alimentación, a concebirnos en un territorio con identidad local, a tener una tierra para trabajarla por derecho, a (defender los bienes de la naturaleza (semillas, agua, tierra, biodiversidad) como patrimonio de la Humanidad, a proveer alimentos sanos para los pueblos bajo nuestras identidades agroalimentarias. Defendemos nuestro derecho a movilizarnos como organizaciones que mantenemos nuestras plataformas en el ejercicio libre de un marco democrático y en resistencia a todo proyecto que nos afecte, incluyendo la lucha contra la criminalización y represión de la movilización social y popular. Aspiramos a participar, en forma directa, en las políticas públicas sobre alimentación y agricultura, a defender la tierra para que nuestros jóvenes no emigren a las ciudades, a revalorizar la cultura rural de los pueblos y su historia alimentaria, a articular acciones con las organizaciones de consumidores y a sembrar luchas en las urbes.

Nos urgen las líneas centrales de nuestra acción: necesitamos y vamos por una Reforma Agraria Integral, por la transformación del modelo agroalimentario de monocultivo y mono-consumo y por la propuesta de la agro-ecología, que integra a las diversas agro-culturas campesinas e indígenas bajo los principios de biodiversidad, organización territorial, entramados productivos de alimentos sanos y soberanos, los sistemas de recuperación y restitución de semillas, los sistemas de regeneración de agua, así como la reivindicación de la acción política articulada para defender nuestros intereses y la reorganización del comercio de alimentos partiendo de los procesos locales y solidarios.

Nuestra primera Asamblea se realizará en agosto de 2013, en Bogotá, Colombia, donde se definirán los lineamientos políticos que guiarán la articulación, las alianzas, los espacios de representación internacional, así como las principales acciones para fortalecer la lucha coordinada por la Soberanía Alimentaria en el continente. Nos encontramos renovados en la fuerza, en los liderazgos de compañeros y compañeras que han asumido, con fuerza y tesón, el desafío lanzado, que nos imprimen valor y coraje para animar el cambio desde las fuerzas populares.

Desde la Alianza entendemos que la Soberanía Alimentaria no es solo una alternativa al modelo capitalista, es el pilar fundamental para la supervivencia de la sociedad.
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- Maria Noel Salgado es delegada del Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe -MAELA- en el Comité Coordinador de la Alianza.

Artículo publicado en la Edición de julio (487) de la revista América Latina en Movimiento, titulada "La alternativa agroecológica":
Nota:
1.- ) La Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo -CLOC Vía Campesina-; Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe -MAELA-, la Confederación de Productores Familiares -COPROFAM-, el Consejo Internacional de Tratados Indios -CITI-, Amigos de la Tierra/Latinoamérica y Caribe, la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación -UITA- y la Red de Acción contra Plaguicidas América Latina y Caribe -RAP-AL-.
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Declaración de la I Asamblea de la Alianza por la Soberanía Alimentaria de América Latina y el Caribe.
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Lunes 8 de julio del 2013.
ALAI, América Latina en Movimiento.

En representación de 23 redes, movimientos y organizaciones de América Latina y el Caribe y acompañados por 11 organizaciones nacionales, hemos llegado a Bogotá mujeres y hombres integrantes de organizaciones continentales y regionales de campesinos y campesinas, de la pesca artesanal, la agricultura familiar, trabajadores y trabajadoras rurales, jóvenes, pueblos originarios, afro-descendientes, movimientos agroecológicas, de derechos humanos y ecologistas, para sellar nuestro compromiso de culminación de la creación de la Alianza por la Soberanía Alimentaria de América Latina y el Caribe.

Nuestra Alianza emerge de un proceso histórico. Tenemos una historia de encuentro de más de 16 años. Tenemos una historia que abonamos con esfuerzo y con luchas que data de mediados de los 90. Donde en medio de una crisis que nos condenaba al hambre y a la desnutrición, los gobiernos y la FAO nos daban como respuesta la seguridad alimentaria, propuesta que no daba cuenta ni de nuestras demandas ni dimensionaba la crisis por la que el planeta atravesaba. Desde el nacimiento del concepto de Soberanía Alimentaria que se discute y define por primera vez en la II Conferencia Internacional de la Vía Campesina, realizada en Tlaxcala, México, en abril de 1996, hemos recorrido un largo camino enriqueciendo este concepto para convertirlo en un legado.

Cuando hace un año decidimos realizar esta Asamblea en Colombia lo hicimos con la decisión de apoyar a las organizaciones sociales colombianas y al pueblo de Colombia que desde la resistencia y la articulación buscan una salida justa y definitiva al conflicto armado, a los desplazamientos de millones de campesinos, indígenas y afro-descendientes y a la devastación ambiental y territorial. Lo hicimos con plena consciencia de la importancia que tenía reunirnos en un país atravesado por conflictos y disputas por los territorios desde hace décadas que resultan emblemáticos del modelo de apropiación de territorios, destrucción de la naturaleza y expulsión de nuestros pueblos que con diferentes matices e intensidades son llevados adelante por los poderes corporativos en todo el continente. Esto cobra hoy mucha mas relevancia ante la posibilidad cierta de la finalización del conflicto armado con la concreción de la puesta en marcha de las negociaciones de paz.

Estamos seguros que los próximos meses pondrán a Colombia en el centro de la escena latinoamericana en la cuestión de tierras y la agricultura frente a los escándalos por el acaparamiento de tierras por parte de corporaciones como Cargill que demuestran la continuidad del modelo de despojo y apropiación apoyado por el gobierno nacional.

Desde el 2002 a la fecha participamos de tres Conferencias Especiales donde logramos llevar la voz de la sociedad civil y la posición política a los gobiernos y la FAO, participamos de la Conferencia de Reforma Agraria y Desarrollo Rural, de las Directrices Voluntarias por la Tierra y el Territorio, de la Conferencia Interparlamentaria sobre derechos a la seguridad alimentaria, de los Mecanismos de la Sociedad Civil del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial. En cada una de estas Conferencias llevamos a cabo Foros Paralelos de articulación y debate donde elaboramos nuestras propias propuestas, iniciativas y fortalecimos nuestros mecanismos de articulación logrando en el año 2012 que la FAO se comprometa a discutir la soberanía alimentaria, entre otros logros.


Campiña, la andenería ancestral es parte del territorio de nuestra Región, aún no valorado en su verdadera importancia y trascendencia de la vida diaria del campesino, agricultor , ganadero y artesanos de nuestro país..
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Todo este transitar nos sirvió como organizaciones y movimientos que promovemos y defendemos la soberanía alimentaria para fortalecer nuestras alianzas, construir confianza y propuestas. Como resultado de este proceso, sentimos central profundizar la acumulación de fuerzas populares para nuestra soberanía alimentaria. Para ello entendimos necesario transformar la forma de organizar la articulación y en marzo de 2012 fundamos, en Buenos Aires, la Alianza por la Soberanía Alimentaria de América Latina y el Caribe.

La Alianza que hoy consolidamos en esta primera Asamblea constituye una confluencia de redes regionales y subregionales que se propone ser una fuerza de unidad de los pueblos que luchan por la Soberanía Alimentaria como elemento sustancial en la construcción de un nuevo modelo de sociedad basada en el Buen Vivir y la Soberanía Popular. Nuestra Alianza está llamada también a contribuir a la resistencia al modelo de desarrollo imperante que privatiza los sistemas alimentarios, la cultura, saberes y conocimientos a favor de las grandes corporaciones. Desde estas posiciones nos definimos autónomos, miembros del Comité Internacional de Planificación para la Soberanía Alimentaria CIP y con voluntad de diálogo para con los gobiernos y los organismos internacionales.

Nuestra compromiso es llevar adelante la lucha por la Soberanía Alimentaria asumiéndola como principio, visión, legado, derecho y deber construido por los Pueblos Indígenas, campesinos, agricultores familiares, pescadores artesanales, mujeres, afro-descendientes, jóvenes y trabajadores rurales, que se ha convertido en una plataforma aglutinadora de nuestras luchas y en una propuesta para la sociedad en su conjunto.

Asumimos la defensa de nuestros Territorios que incluyen las tierras, los océanos, las aguas y los bosques, para fortalecer la lucha contra el acaparamiento y la explotación a gran escala; el extractivismo y privatización de bienes; la agricultura industrial a gran escala, fomentada desde la lógica del sistema capitalista es el modelo predominante en nuestros países que mercantiliza la vida y precariza las relaciones laborales, debilitando las condiciones de vida de los asalariados. No nos resignamos a ver nuestros territorios, nuestros mares y nuestros ríos contaminados y degradados por la aplicación de agro-tóxicos, medicamentos y miles de productos químicos producidos por este modelo de muerte y seguiremos luchando contra su imposición y para mantener libres de ellos a los mismos. 


Trigo, más trigo, semilla criolla, ancestral - casi en proceso de desaparición en nuestra Región y país. En el siglo XIX y mitad del siglo XX, fuimos grandes productores de trigo. Vino la agricultura industrial y desapareció: Porque? A quienes les interesó?. Hoy somos importadores absolutos.
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Esta lucha por el Territorio conlleva el derecho a la autodeterminación y el derecho al Consentimiento libre, previo e informado de los pueblos. Y va ligada indisolublemente a la lucha por una Reforma Agraria Integral que impulse la restitución y reconstrucción territorial, rural, urbana y acuática, y la tenencia de la tierra de los pueblos indígenas, originarios.

En este caminar nos hemos encontrado en la defensa de nuestra Biodiversidad a partir de las prácticas agrícolas tradicionales de nuestros pueblos con base agroecológica que son una respuesta concreta a los graves problemas globales que sufre nuestro planeta. Nuestros sistemas productivos tienen la capacidad de enfriar el planeta, de producir alimentos respetando y alimentando la biodiversidad y nuestros bosques y de cuidar y alimentar nuestros suelos que están siendo desertificados gravemente como consecuencia de la imposición de la agricultura industrial.

La lucha por la Biodiversidad incluye la protección de las semillas y el conocimiento tradicional, libre de patentes y de propiedad intelectual. Nos manifestamos contra las tecnologías tales como los transgénicos, la geo-ingeniería, etc., que amenazan, socavan, destruyen los ecosistemas terrestres y acuáticos y se apropian o contaminan los saberes ancestrales. Así mismo, estamos definitivamente comprometidos en recuperar y defender la diversidad silvestre y cultivada, especialmente de las semillas y animales como patrimonio de los pueblos.

Ello implica también contribuir a la resistencia al modelo de desarrollo imperante que artificializa, privatiza y mercantiliza los sistemas alimentarios. Rechazamos el sistema capitalista, patriarcal, y cualquier tipo de discriminación, reafirmando nuestro compromiso en lograr una equidad total entre hombres y mujeres. Este sistema es el que hoy produce como resultado la violencia, la militarización y la criminalización de nuestras luchas y resistencias.

Elegimos la vía de la Agro-ecología como modo de vida que recupera todo lo que hemos perdido, una conexión con los saberes ancestrales. Es una fuerza que enfrenta al modelo capitalista; rescata los mercados locales como parte fundamental de preservar los valores, saberes de las comunidades; pone en discusión los precios, fomenta el intercambio y el trueque como modelo económico de una economía social y solidaria basada en la sustentabilidad, redistribución y la reciprocidad. Es una propuesta alternativa al cambio climático que afecta principalmente a los productores de alimentos locales.

La alimentación no es una mercancía sino un derecho humano reconocido por los Estados a partir de diversos instrumentos jurídicos internacionales. Reconocer este derecho plantea la obligación de los Estados de respetar, proteger y garantizar el Derecho a la Alimentación de los pueblos y en especial de los productores de alimentos, que se garantice el derecho al trabajo y empleo dignos, al salario justo basado en los principios de justicia social y dignidad humana. 


“La agroecología se ocupa de mantener una agricultura productiva que optimice el uso de recursos locales y minimice el negativo impacto medioambiental y socioeconómico de las nuevas tecnologías. En los países industrializados, la agricultura moderna con su maximización de rendimientos y alto uso de insumos genera problemas medioambientales y a la salud que a menudo no suplen las necesidades básicas ni de productores ni de consumidores. En países en desarrollo, además de promover la degradación ambiental, las tecnologías agrícolas modernas han desconsiderado las circunstancias y las necesidades socioeconómicas de un gran número de agricultores de escasos recursos”.
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El camino que hemos emprendido, tal como lo hemos compartido, es fruto de casi dos décadas de construcciones colectivas en diferentes ámbitos que hoy nos permiten asumir este nuevo desafío que dejando de lado diferencias puntuales nos hace unirnos en la diversidad para fortalecer y lograr un potente accionar colectivo transformador.

Un componente estratégico en estas luchas por Soberanía Alimentaria desde los territorios es la comunicación, entendida en su rol transformador, unificador, creador de sentidos y valores que representan nuestros objetivos políticos y no como mercancía como la entiende el mercado informativo. En ese sentido, la Alianza reivindica el papel de la comunicación desde los movimientos sociales y comunitarios, que visibilice los procesos de resistencia y la construcción de propuestas, con carácter colaborativo, solidario y complementario.

Asumimos plenamente el compromiso de seguir a partir de hoy fortaleciendo esta Alianza y alimentarla con la integración de nuevas articulaciones para desde el internacionalismo, la solidaridad, la defensa del bien común, el respeto por la autonomía y la autodeterminación de los pueblos lograr las transformaciones que la crisis presente y el compromiso con las futuras generaciones nos demandan.

Expresamos nuestra solidaridad y compromiso con todos los movimientos sociales de Colombia con el convencimiento de que una paz duradera solamente será posible cuando se escuche la voz de las organizaciones, su demanda por una Reforma Agraria Integral basada en el respeto por los derechos colectivos territoriales y libres de explotación de proyectos de agronegocio o extractivistas donde la restitución de las tierras a las comunidades desplazadas se haga efectiva sin artilugios que legitimen la usurpación.

Celebramos con entusiasmo el renacer de la unidad de los movimientos sociales en América Latina en lucha por la Soberanía Alimentaria y en lucha por la vida durante la última década y los logros que hemos tenido en el camino de reivindicar la dignidad, la justicia y el buen vivir de nuestros pueblos. El paso que estamos dando es trascendental en la lucha por lograr las transformaciones profundas que nuestro Continente requiere frente al agotamiento de un modelo de desarrollo que sobre la base del extractivismo en sus diferentes formas marca la continuidad de siglos de despojo y exterminio.
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 ¡Construyendo la Unidad de los pueblos latinoamericanos y caribeños para la Soberanía Popular y Alimentaria!

5 y 6 de agosto de 2013, Bogotá, Colombia.

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