lunes, 9 de septiembre de 2013

Valparaíso, ciudadanía patrimonial: Un mandato de orden artificial.

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AREQUIPA, PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD. CONSTRUIR Y FORMAR UNA CIUDADANÍA CULTURAL, PATRIMONIAL e HISTÓRICA.- Definitivamente no tenemos Educación Ciudadana Histórica, Cultural, Intercultural, Patrimonial, Cívica, Comercial, Artística, Arquitectónica, Agraria - y hoy Turística, Inmobiliaria, Hotelera, Migratoria – Interna -, Económico-comercial globalizada, es decir, la Ciudadanía en su visión multidimensional por su propio contenido y complejidad de ser una construcción social y cultural nunca acabada, siempre renovada. Es urgente y necesario forjar y construir  Ciudadanía Cultural  y Patrimonial, con fuertes fortalezas Históricas, para defender y proteger nuestra Ciudad Patrimonio cultural de la humanidad. Nosotros, en Arequipa – al igual que ustedes en el Puerto de Valparaíso y otras ciudades patrimonio histórico de la UNESCO – tenemos los mismos problemas por su complejidad máxima, están destruyendo el ser Arequipa, patrimonio cultural, la Arequipa histórica, la Ciudad del eterno cielo azul. Por un lado arremete el boom inmobiliario y los Moll Comerciales que hoy avanzan incontenibles sobre una realidad patrimonial como es nuestra campiña agraria-ganadera-artesanal, - depositaria de una tradición cultural como las Peleas de Toros, las Picanterías - sin protección alguna, solo con la promesa y la mentira política de los gobiernos locales de proteger el patrimonio de nuestra campiña, pero nada. El boom turístico en su diversas manifestaciones igualmente a convertido a nuestra ciudad en la segunda “ciudad destino” del Perú, ello implica el crecimiento hotelero, grandes Restaurantes, centros de esparcimiento y derivados, que definitivamente se llevan el paisaje arquitectónico del centro de la Ciudad así como la destrucción progresiva de la campiña, tesoro histórico de una vida sana y limpia en plena correspondencia con la naturaleza. (El cielo azul arequipeño)


Otros como la presencia de la llamada “clase media” nueva, emergente, nacida del comercio, del transporte, del contrabando y hoy de la minería legal así como en su mayoría de la minería ilegal e informal; las nuevas fortunas, aparecidas por arte de birlibirloque hoy arrasan nuevos boom inmobiliarios y su ubicación en zonas exclusivas, que dañan la campiña;  también hoy violencia e inseguridad urbana, la contaminación del servicio de transporte, pollerías, lavanderías y nuestro Río Chili, muy contaminado, sin que las autoridades hagan algo, así de simple. La migración interna del campo a la ciudad – Arequipa es el centro y polo de atracción poblacional del sur andino del Perú, origina el surgimiento de cientos de Pueblos Jóvenes donde está presente la pobreza extrema, el desempleo, la informalidad, las enfermedades, el abandono familiar, la violencia social y ahora la total y absoluta descomposición social, familiar, barrial, urbana. Es necesario unir experiencias, trabajar reforzando las instituciones principales de protección, conservación, formación, promoción, puesta en valor y difusión del Patrimonio Cultural de nuestras Naciones, con el objetivo estratégico, para mantener y conservar el patrimonio histórico, la vigencia de la cultura local e identidad cultural colectiva, pleno desarrollo de la cultura cívica para entender el contenido de las redes sociales comunicativas, su múltiple contenido y servicio que hoy tienen atrapada al 90% de la juventud, a fin de ampliar y recrear nuevos escenarios propios para  la resistencia cultural, hoy seriamente puestos en peligro de desaparición por las múltiples formas de penetración y dominación que realizan las industrias culturales y el propio imperialismo cultural o simplemente “globalización cultural”.


Puerto de Valparaìso. La Historia, la Tradición, el  Patrimonio es un gran desafío para la Modernidad, No son antagónicos, existe una relación dialéctica entre pasado y presente, entre la Tradición y la Modernidad.
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Valparaíso, ciudadanía patrimonial: Un mandato de orden artificial.

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Es la ciudad puerto la que dio el origen a todo el relato existente hoy acerca del patrimonio cultural y arquitectónico de Valparaíso, ¿no sería propicio volver al origen del mito reconduciendo la dirección que originó el desvío?

Domingo 8 de septiembre del 2013.

Por Gino Bailey Bergamin.

Sociólogo, Mg Geografía y Procesos Territoriales.

¿Por qué el patrimonio se ha vuelto el tablero hacia donde apuntan todos los dardos del destino de Valparaíso?, o de otro modo, ¿En qué momento la asignación del sitio histórico como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco en el año 2003 se transformó en un modelo global de ciudad para Valparaíso? El sitio de protección ciertamente se extendió, el área de interés que obtuvo originalmente los galardones por la declaratoria el año 2003 hoy es ya pasado, extendiéndose por gran parte del "plan" de la ciudad de Valparaíso como zona de "valor" patrimonial.

Giandomenico Amendola (1997), sociólogo y urbanista fiorentino, problematizó gran parte del fin de siglo la transformación del modelo de las ciudades y la instauración de una nueva ciudadanía, desarrollada en base al relato: una narrativa de la ciudad independiente del contenido complejo de sus habitantes. La nueva ciudad derivaría del relato o imagen del territorio y no de aquella vinculación genuina con la urbs o forma de las ciudades. Este advenimiento o modelo de ciudad posmoderna hoy en día no es ningún misterio, el acierto de Amendola estuvo en evidenciarlo aun cuando este fenómeno no se instauraba con fuerza ni lograba materializarse del todo.

En la ciudad del relato, del deseo, es la proyección de la imagen que se hace de la ciudad más relevante – inclusive- que la construcción y lo que sucede en su interior. La ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, aunque fuese significativa por los galardones históricos significativos, de una ciudad genuinamente avanzada en los albores de las casas de comercio y la formación de una ciudad portuaria, no es más que un relato de la ciudad en la manera que es concebida y llevada adelante. No es la ciudadanía debilitada, activa, marginal, eficiente, eficaz, diversa, democrática, plural o multicultural a la cual se hace alusión, sino a la cornisa de aquella edad dorada que situó la imagen de ciudad patrimonial en el presente, y no el patrimonio en su sentido más profundo. La proyección cultural de esa imagen es por lo tanto el orden vigente con el cual se instaura el mandato del orden Patrimonial y su asignación por la Unesco.

Pensemos en Valparaíso. La ciudad Patrimonio de la Humanidad no siendo en un principio un modelo de ciudad, acaba convirtiéndose en un modelo por el impacto que esta tiene en términos culturales, urbanísticos y económicos.

i).Se incrementa un endeudamiento en formulación de políticas destinadas al patrimonio por parte del municipio y gobierno local. ii) La principal economía que se vuelve dinámica de acuerdo a esto es la turística cultural y turística hotelera, es decir, que el patrimonio tiene un fuerte componente inmobiliario y especulativo. Finalmente, iii) se instaura en el imaginario la idea de que patrimonio es un sector bien específico de la ciudad que logra desarrollarse, tirando a la basura la apuesta conceptual y urbanística que en un inicio dio sentido a la postulación de Valparaíso patrimonio de la humanidad.

Esta asignación convertida en modelo, genera una forma de desarrollo poco democrática, en la medida que no logra distribuir de manera integrada el valor patrimonial como valor económico en los intersticios de la ciudad y no solamente en algunos distritos. Pero fundamentalmente – y es lo que importa al final de cuentas- no tiene cómo contener la economía urbana de gran escala representadas por el Shopping mall y grandes proyectos inmobiliarios que generan polarización económica y una crisis en la sostenibilidad de la ciudad.

¿Existe una contradicción en el modelo de desarrollo que propone la especulación inmobiliaria sin control respecto al modelo patrimonial de boutique hotelera? En ese sentido y como está planteado el modelo habría que asumir que la ciudad patrimonial, más que un apogeo a la memoria y a los entramados históricos y culturales de una ciudad, es decir, más que una propuesta integrada e integral elaborada desde los elementos activos y debilitados del territorio, es un relato, una narrativa de imagen-ciudad hecha ciudad. La correspondencia entre la ciudad y su imagen es solo arquetípica, figurativa, simbólica y no constitutiva.

El modelo patrimonial tal como está, se nos presenta como una vía no contradictoria a la especulación inmobiliaria ya que la activación de la economía “patrimonial” no ha sido significativa en términos inclusivos ni de pequeña escala, no ha promovido una empleabilidad alternativa ni tampoco ha desconcentrado la polarización comercial del eje Barón. Al contrario, como un cluster reconocido de emprendimiento económico en dos distritos específicamente (Cerro Concepción y Alegre) ha instaurado una lógica de polarización similar a la de Shopping Mall, pero a una escala diversa. El emprendimiento hotelero, la reactivación de restaurantes y albergues mixtos de hostales alternativos, los atractivos centros de arte y diseño alternativo, las ex casas de inmigrantes emprendedores puestas a disposición de este rubro, ciertamente modifican el landscape barrial de Valparaíso en algunos autodenominados “cluster” de reactivación económica que hace diez años era parte de algo más bien emergente. Esto se ha replicado últimamente en otros cerros como Bellavista que sigue esta forma de turismo-cultural o turismo inmobiliario cultural que tiene a su más fiel exponente el restaurant minimalista o conceptual.

El principal beneficiario, entendido como este usuario económico de la imagen-patrimonio ha sido el emprendedor hotelero y turístico. La reactivación del modelo patrimonial no ha llegado al “plan” de la ciudad. Allí, en esta paradoja contextual aún se desarrollan prácticas ciudadanas de consumo resistentes a la gran escala. Emporios (Ejemplo: Bacigalupo) y negocios (Ej: La Riviera) siguen sosteniendo un público fiel y considerable en horarios previo al almuerzo o entre las 18 y 21 hrs. Siguiendo esta lógica desigual y poco inclusiva, en cualquier momento estos enclaves del patrimonio cotidiano y con poco maquillaje, se encontrarán frente a una inminente desaparición como ya ha ocurrido con la mayoría de los casos del Barrio Puerto. ¿Por qué el patrimonio como modelo global o post-global no pudo diferenciarse de aquel especulativo inmobiliario?, ¿qué sucedió con la ciudad-puerto que orientó la riqueza y el sentido patrimonial de Valparaíso?

Valparaíso fue una de las primeras ciudades en experimentar ejemplos claros de una economía global a principio del siglo XX, al nivel de Liverpool o Hamburgo. Valparaíso también es una de las primeras ciudades portuarias latinoamericanas en experimentar de un modo fehaciente el relato de una ciudad pos-moderna. Un posmodernismo latinoamericano, donde la guerra de guerrillas se debate entre un simulacro que corre por cuenta propia, mientras el caos social, la marginalización y el empobrecimiento exhaustivo de la población interactúa debajo de dicha imagen-patrimonio.


El puerto de Valparaíso es uno de los tres principales destinos turísticos de Chile. Cruceros y boom inmobiliario, es parte central del proceso de Modernidad del Puerto. La Historia, la Tradición como se conserva y protege.
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Lo que ha logrado en estos diez años el modelo patrimonial es un hito narrativo. El epicentro se sitúa fundamentalmente en dos distritos reconocidos por la gentrificación y en otros segmentos comerciales de “cerros”, no obstante en este caso habría que exculparlos de dicho designio. La ciudad patrimonial como narrativa posmoderna, es constitutiva ya que de un sitio minuciosamente enaltecido, que parte de una zona geográficamente reducida, logra transformarse en una proyección de la ciudad por completo, homogeneizando su totalidad bajo este designio. Y si la ciudad patrimonial obedecía a una demanda que buscaba reposicionar el valor arquitectónico, urbanístico, cultural e histórico de Valparaíso, ¿por qué nunca se abordó la ciudadanía en su complejidad?

Ciertamente aquella ciudadanía que defiende el patrimonio de Valparaíso y se manifiesta en contra de proyectos urbanísticos “Gigantes” – en términos de Carrión (2005)- no es similar al modelo patrimonial. En la mayoría de los casos, las organizaciones ciudadanas están entendiendo de un modo más exhaustivo e integral al patrimonio de la ciudad que la imagen de ciudad patrimonial, producto más bien de los planes de gestión formales de Valparaíso.

Esto corresponde a un tema delicado y fino. El modelo de Ciudad Patrimonio de la Humanidad corre con fuerza por una dirección, la especulación urbanística del desarrollo a gran escala sin mediar el impacto por otro, y por una vía alternativa se encuentra todo lo que escapa a esas tendencias que pueden tener una expresión marginal u organizada, pero que no coincide con los formatos convencionales. Puede ser de demanda ciudadana portuaria, barrial y de negocios; de ciudadana patrimonial; o de habitabilidad y acceso a servicios. Sea la forma u expresión que está adoptando, lógicamente no coincide con el modelo especulativo, menos con el Patrimonial de la Unesco.

Una reformulación a los principios de la ciudad patrimonial que integre el patrimonio de manera económica pero no especulativa sería un punto de partida acorde a las necesidades y urgencias de Valparaíso. Si observamos qué sector en el uso de suelo ha logrado desarrollarse de un modo distintivo en la región no deja de sorprender cómo el sector Turístico Hotelero e inmobiliario encabezan todas las cifras en los últimos cinco años (2009-2013), siendo porcentualmente mayor al mismo desarrollo de este tipo uso de suelo en regiones como la Metropolitana de Santiago o Concepción. Los permisos DOM del municipio colocan a Regiones como la Araucanía y Valparaíso entre las más sensibles al mercado de la construcción en relación a la mano de obra, y las más fluctuantes a la especulación inmobiliaria. Es más, cuando el mercado inmobiliario se incrementa, las tasas de desempleo se reducen y a la inversa sucede la misma correlación.

Por otra parte, en jornadas conmemorativas de la designación patrimonial (2003- 2013) el enfoque de la gestión del patrimonio sigue siendo ejemplar como relato de ciudad posmoderna. Mensajes del tipo “El porteño debe – o tiene- que sentirse un ciudadano patrimonial” enmarca el advenimiento de la ciudad del deseo, la imagen de una ciudad creada en la cual el ciudadano debe acoplarse o adaptarse. Sin ir más lejos G. Amendola le llama a esa co-producción ciudadana “City user” porque más que un ciudadano activo o pasivo, es un usuario que se desplaza para hacer un uso de esa imagen proyectada que se vuelve ciudad. En este caso, el city user porteño deberá olvidar su constitutividad de “porteño” para proyectarse como una imagen de ese ser porteño, tal cual como la de un recuadro de 1910 en donde aparece al interior de un emporio con un ejemplar rostro de felicidad. Ese usuario no camina seguramente por las calles del plan ni experimenta el mosaico urbano con la urgencia y el desastre de la transformación de Valparaíso hoy. El “usuario” patrimonial debe “sentirse” parte de esa proyección. El porteño en esa dirección tiene el mandato de olvidar su relación cotidiana con el presente, y buscar su sentido histórico no con el patrimonio inmaterial que ha heredado en la actualidad, sino con la cornisa de aquel retrato, con una parte deseada de lo que sería más favorable rescatar y convertir en simulacro de dicha “ciudad portuaria y vanguardista”. Se ha cometido el error histórico de hablar de Valparaíso como una ciudad Vanguardista pero intocable, cuando la violencia y la desorganización urbana siempre fue parte inherente desde los albores de la ciudad.

La ciudad muta, ha mutado y seguirá mutando. Los casos ejemplares de patrimonialización a los que se alude como el Edificio Cousiño o la Ex cárcel, no forman parte en si del patrimonio, estos casos son más bien ejemplos tácitos de regeneración urbana, que en cualquier otro contexto del globo acaece de modo similar, sin que la ciudad tenga una nomenclatura patrimonial. El ciudadano no puede sentirse un “ciudadano patrimonial” ni “creerse el cuento” como se especula. “El porteño” tiene que resolver primero necesidades económicas y sociales, que por la forma en que se expresan son mucho más próximas al relato íntimo de un genuino porteño en la manera que éste ha resistido frente a una ciudad catastrófica.

El city user o ciudadano usuario, como un subproducto del relato patrimonial por la Unesco es una inmersión casi obligatoria con la cual se tendrá que convivir. Abajo y arriba, la catástrofe, la emergencia, los incendios, las explosiones y el olvido de una ciudad-puerto que pocos han demandado como base donde debiera posicionarse cualquier intento de desarrollo de la ciudad. Por lo demás, es la ciudad puerto la que dio el origen a todo el relato existente hoy acerca del patrimonio cultural y arquitectónico de Valparaíso, ¿no sería propicio volver al origen del mito reconduciendo la dirección que originó el desvío?

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