domingo, 31 de marzo de 2013

SOCIOLOGÍA DEL CUERPO. “De la violencia física a la violencia simbólica”. “La jaula digital”.

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En el campo de la sociología del cuerpo, los espacios de análisis han transitado por la actitud corporal, los ademanes, la vestimenta, actos comportamentales, expresiones del gesto, timbre de voz y otras esferas que son propias de los hombres que conforman los ámbitos socio genético y psicogenético. Sin embargo, los avances en la Sociología incorporan otros terrenos que competen al lenguaje y el discurso, hasta quedar estructurado el cuerpo como un territorio donde el dolor, la maldad, el odio, el malestar, la tensión, el signo y la política encuentran un espacio de expresión en quién lo habita y quién lo enajena.  Desde esa perspectiva, sería plausible observar en los cuerpos cómo se expresa el malestar social y la crisis de relaciones sociales, a partir de considerar que el problema de la expropiación del poder del cuerpo o del dominio del cuerpo, se produce porque históricamente se constituye un ámbito de relaciones sociales que visibiliza eso y el otro ámbito de relaciones sociales que lo obstaculiza.

El cuerpo contiene subjetividad, ideas, racionalidad, intencionalidad, sentido y pertenencia a un territorio; nombre, apellido, ideología y es un banco de conocimiento. Ese cuerpo al construir vínculos afectivos, identitarios o axiológicos crece, expande sus fronteras y es blanco de políticas públicas, como de reconocimiento, simpatía, identidades colectivas hasta llegar a ser una tipología de cuerpos acorde a las relaciones sociales prevalecientes que al crecer y consolidarse, dan base para una corporeidad culturalmente hegemónica. Lo interesante del cuerpo es que es el núcleo residente de emociones, sensaciones donde el pudor, la vergüenza, el dolor y las alegrías son construcciones sociales que derivan de procesos socio-económicos, políticos y mentales… De ahí que todo cuerpo ocupa un lugar-tiempo, moldeado por las relaciones sociales que lo disciplinan, lo agreden, lo ajustan pero también internaliza ideas, lo desarma y arman instintos, pasiones, valores que son inculcados a través de pautas de comportamiento, de un cuadro axiológico o sentidos que aparecen como normales o aun sanciones, pero socialmente aceptadas o compartidas.




“Investigación Social del Cuerpo y las Emociones”.- Las exigencias actuales emanadas de las crisis capitalistas obligan a una producción de cuerpos ajustados a ideales requeridos para complejas competencias. El cuerpo deviene objeto político de la realidad general de las sociedades modernas y lo particular de un individuo que se presenta al mundo para relacionarse e interactuar. El cuerpo muestra la operación racional del poder donde confluyen religión y política, para llenarlo de contenido metafísico en su posibilidad de experimentar el mundo. Dicha racionalidad también opera en las prácticas de violencia política definidas en experiencias inscritas en un Estado que castiga, masacra, extermina; la eficacia de la barbarie organizada ha precisado del sufrimiento y del dolor de los cuerpos; las emociones que lo invaden para enfrentar su reducción a objeto biológico, las que lo seducen en su permeable intimidad como mercancía”. Objetivo principal, tener una mirada desde distintas “disciplinas, examinar al cuerpo como objeto y sujeto de la investigación y la reflexión social. Para ello se le abordará desde teorías clásicas y contemporáneas con el objetivo de examinar problemas sociales, políticos, económicos, estéticos que le atañen y proponer herramientas de investigación para explorarlo y analizar las prácticas que lo involucran. Reflexionaremos reconociendo el carácter corpóreo en nociones como moral, racionalidad, biopoder, habitus; en teorías feministas y de género. Las perspectivas del racismo, la medicina, el derecho, la estética, el sufrimiento y el castigo contribuirán a develar, entre otros, aspectos del cuerpo como carne, origen, sexo, sufrimiento, dolor y vergüenza; como espacio productor de significaciones, del individuo obsesionado por su forma, color, tamaño o edad para someterlo a las variaciones del medio, a las prácticas de la sociedad normalizadora, forjándolo como huella de lo ineludible. Universidad de Chile.
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Las garras del imperialismo y las más sofisticadas formas de dominación, explotación, destrucción de sociedades, violación permanente de los derechos humanos e imposición burda y salvaje de democracia "novelada" y mediática.
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SOCIOLOGÍA DEL CUERPO.
“De la violencia física a la violencia simbólica”. “La jaula digital”.
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Robinson Salazar.

Universidad Autónoma de Sinaloa/México.

rcci.net/globalización. Marzo del 2013.

INTRODUCCIÓN.

El cierre de ciclo del Siglo XX encapsuló la certidumbre, todos los esfuerzos, avances científicos, los logros de las luchas políticas y las instituciones que el Estado fue creando para ofrecer un ambiente de seguridad y bienestar en lo posible fue abortado con el advenimiento del Siglo XXI, cuyo binomio Globalización de mercados y modelo neoliberal desarticuló todo el armazón que sostenía la certeza, sembró en la subjetividad colectiva la sensación de una levedad en grandes segmentos sociales. Las acciones improntas despacharon por la borda la construcción de sentido, los hechos significativos de la vida que fueron elementos coadyuvantes para armar el entramado de la sociedad, tales como la amistad, el amor, las solidaridades, el lazo social, la convivencia comunitaria, la familia, el cuadro axiológico en su conjunto, fueron desvaneciéndose ante la fuerza demoledora de la ideología del consumo, la individualidad, la competencia y la libertad basada en el dinero.

No hubo campo de las emociones del cuerpo que no fueran atendidas por la ideología del poder plutocrático, que desde los centros de operaciones habilitaron los resortes y estrategias para incidir de maneras rotunda en el pensamiento, propagaron sobre la amplia capilaridad social un modelo de producir pensamiento seductor y sin complejidad, donde lo instantáneo evita construir procesos, indagar el pasado, revisar articulaciones y lógicas de encadenamiento. La síntesis es lo más importante dado que es el producto que no tiene explicación y atrae la atención de todos por los atributos que ofrece, sin embargo su vida está periodizada porque dentro de poco, en otro instante, será remplazado por otra síntesis o producto de mayor velocidad, utilidad y propiedades novedosas. La duración deja de ser un valor y se constituye en un defecto.

Es un modelo de pensamiento que desecha, remplaza, destruye y consume con voracidad lo nuevo, no le da importancia a lo sustituido, porque el pasado no tiene significancia y el futuro es el presente prolongado de acuerdo con el horario que tenga internalizado el actor en su vida cotidiana, porque el largo plazo fue desconectado de su laboratorio de ideas y por vez primera, los modelos adelantan el calendario y lo acomodan de tal forma que hacen pensar que puedes vivir el futuro antes de que llegue.

Torcieron la historia a su antojo, el tiempo perdió la batalla, todo es inmediato y la búsqueda del éxito abrió la competencia de manera desordenada, sin mediar preparación ni objetivos; lo importante es ganar dañando a todos y trascender sin conocer hasta dónde.

El nuevo individuo con estas debilidades y sin soporte social, fue blanco de certeros mensajes mediáticos, vulnerable en su condición humana, punto de atracción para aplicar violencia física y simbólica y destino del miedo y terror.

Ahora bien, en una sociedad desvertebrada y quebrantada en sus hilos asociativos, el sujeto no suma, queda expuesto a los vendavales de los enemigos y su única herramienta de lucha es su cuerpo, mediante el cual exhibe sus prendas de vestir, joyas, colores y bellezas que el mundo del consumo le brinda, pero a su vez es el muro de contención de golpes, violencia física y psicológica, destino de los mensajes del miedo y el terror, blanco de estrategias intimidatorias y núcleo receptor de todas las vejaciones que pretendan infringir sobre él. La individualidad deja en indefensión absoluta al hombre, lo aísla de todo soporte y los otros lo ven, al momento que es ultrajado, como un cuerpo que recibe castigo o merecedor de su situación infausta porque trasgredió alguna norma vigente del Estado o quebró la débil línea de la convivencia social.

Entonces vivir en el aislamiento nos deja en situación de riesgo permanente, eres vulnerable ante los represores pero tus congéneres dudan de tu reputación al momento que eres agredido, dado que el otro es ajeno o es visto como un potencial agresor o transgresor del orden. 


La tortura física en los calobozos de las dictaduras y de varios gobiernos "democráticos" como políticas de destrucción del ser humano y permanente violación de los Derechos Humanos.
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DE LA VIOLENCIA FÍSICA A LA VIOLENCIA SIMBÓLICA.

La violencia física o simbólica a través de la historia siempre fue y sigue percibiéndose como un acto bochornoso, abominable y censurable desde toda perspectiva humana. Todo acto de violencia indica que se trata de un ejercicio de coerción doloroso que experimenta un cuerpo ante la acción del ejecutor; el actuar intencionalmente sobre el otro lleva y no cuenta con la anuencia de la víctima, así que es un acto contra la voluntad del agredido.

Pero va más allá del acto de coerción, sino que tiene una finalidad, una meta que puede ser la venganza, el odio, el desprecio, la obtención de un beneficio económico y político o la ostentación del poder. Toda violencia busca debilitar, reducir y doblegar al otro hasta conseguir un propósito, ya sea moral, de honor o económico-político, pero el interés siempre está en la expectativa del acto violento.

Existe la violencia física que es observable empíricamente a través de los golpes, lesiones en el cuerpo, muerte propinada, tortura, secuestro, entre otras; también hay espacio para la violencia simbólica que pasa por los mecanismos de vigilancia y control como le denominada Foucault en su memorable libro Vigilar y Castigar, donde el castigo y sadismo administrado en el Siglo XVIII, fue remplazado por el celo, la persecución, el miedo y el control del cuerpo, del individuo, lo que abrió el sendero de glorificar la violencia con ausencia de dolores visibles pero lesiones perdurables en el subconsciente de los hombres.

La violencia simbólica es más efectiva, aunque no es directa ni es detectada por registros de golpes o lesiones, pero con el tiempo asume el papel de violencia estructural porque poco a poco va filtrándose por la capilaridad institucional, por los vasos comunicantes del Estado y trasciende por los ramales que entroncan con los distintos segmentos de la sociedad. Es tan eficaz que los individuos la asumen como algo natural, la legitiman con su aceptación, no la cuestionan y, aunque impide que desarrollemos todas nuestras habilidades y derechos humanos, es incuestionable por nuestras conciencias.

Hoy los dos tipos de violencias conviven, no se excluyen, antes por el contrario, son complementarias y ambas van dirigida al mismo objetivo. La violencia física está encargada de la agresión para provocar dolor y la violencia simbólica “desestructura la vertebración del pensamiento, construye escenarios de riesgos insertados en la subjetividad de los colectivos humanos. El objetivo es alterar los estados de ánimo en las personas que conduzcan a desordenarle las coordenadas que dan estabilidad a la vida cotidiana, puesto que la angustia, el temor y la sensación de estar en peligro los lleva a estados depresivos y de angustia colectiva”.

En el campo de la sociología del cuerpo, los espacios de análisis han transitado por la actitud corporal, los ademanes, la vestimenta, actos comportamentales, expresiones del gesto, timbre de voz y otras esferas que son propias de los hombres que conforman los ámbitos socio genético y psicogenético. Sin embargo, los avances en la sociología incorporan otros terrenos que competen al lenguaje y el discurso, hasta quedar estructurado el cuerpo como un territorio donde el dolor, la maldad, el odio, el malestar, la tensión, el signo y la política encuentran un espacio de expresión en quién lo habita y quién lo enajena.

Desde esa perspectiva, sería plausible observar en los cuerpos cómo se expresa el malestar social y la crisis de relaciones sociales, a partir de considerar que el problema de la expropiación del poder del cuerpo o del dominio del cuerpo, se produce porque históricamente se constituye un ámbito de relaciones sociales que visibiliza eso y el otro ámbito de relaciones sociales que lo obstaculiza.

El cuerpo contiene subjetividad, ideas, racionalidad, intencionalidad, sentido y pertenencia a un territorio; nombre, apellido, ideología y es un banco de conocimiento. Ese cuerpo al construir vínculos afectivos, identitarios o axiológicos crece, expande sus fronteras y es blanco de políticas públicas, como de reconocimiento, simpatía, identidades colectivas hasta llegar a ser una tipología de cuerpos acorde a las relaciones sociales prevalecientes que al crecer y consolidarse, dan base para una corporeidad culturalmente hegemónica.

Lo interesante del cuerpo es que es el núcleo residente de emociones, sensaciones donde el pudor, la vergüenza, el dolor y las alegrías son construcciones sociales que derivan de procesos socio-económicos, políticos y mentales… De ahí que todo cuerpo ocupa un lugar-tiempo, moldeado por las relaciones sociales que lo disciplinan, lo agreden, lo ajustan pero también internaliza ideas, lo desarma y arman instintos, pasiones, valores que son inculcados a través de pautas de comportamiento, de un cuadro axiológico o sentidos que aparecen como normales o aun sanciones, pero socialmente aceptadas o compartidas. 2

TORTURA.

Ahora bien, si concebimos la tortura como el aniquilamiento del sujeto por parte de fuerzas represivas u opositoras a través de golpes, instrumentos sofisticados para producir dolor físico, vejación, destrucción anímica hasta llegar a punto de inflexión en la resistencia de la víctima, es el cuerpo y su contenido descrito, el blanco de toda acción violenta.

Los ataques físicos tienden a producir vivencias de aniquilamiento y destrucción del esquema corporal, lo que implica una pérdida de reconocimiento de la identidad personal. El objetivo es que la persona agredida se sienta desindentificada consigo mismo, donde el vehículo que lo desconfigura es el dolor y por tanto las consecuencias mismas en el cuerpo de él o de otros torturados, tiene un mensaje que es: “así quedarás marcado por tu comportamiento” o “así quedarás si no haces lo que te pedimos”.

La parte medular de un ejercicio de tortura es la vejación, donde el primer paso es romper la vertebración valórica, esto es, desnudar a la víctima para vulnerar la intimidad, sus secretos, su espacio privado resguardado ante los ojos escrutadores del otro; al ser rasgado el velo queda expuesto al vacío, la incertidumbre y al pudor devaluado. Aunado a todo esto está la deprivación sensorial y motriz que funge como maquina demoledora del esquema de resistencia, no sólo porque limita a la víctima a movilizarse o hacer sus necesidades básicas fisiológicas y que aun peor, está atenida a los permisos del custodio y vigilancia de su desnudez.

Es una situación que tiene el movimiento pendular entre la muerte y el mañana; no sabe si vivirá el día siguiente, aunque en su mente tenga borrada la temporalidad y espacialidad por el encierro, los golpes y pérdida del don de la ubicuidad. Lo pendular es una ventana de soledad, aun si está en un recinto acompañado. El desconocer al otro o a la intencionalidad o situación de quien vive esta experiencia común, la confianza queda rota porque no se percibe como un colectivo o producto social, sino como un individuo aislado, sin elementos de defensa y expuesto a la fuerza del secuestrador y a los límites de tu resistencia.

Todo esto orilla a destruir también la autoestima del secuestrado a través de la humillación, vejación sexual, gritos, golpes, ofensas y culpabilidad que le inculcan cada vez que sufre un dolor o tortura. La autoestima es la idea de quién soy y mis valores que dan soporte a la idea de mí mismo. Es la valoración que un sujeto posee de sí, desde una perspectiva psicoanalítica es un producto de la relación entre el Yo y el ideal del Yo. Esto está conformado de acuerdo con determinados valores a los que aspira cumplir el sujeto. El resultado es traumático porque cae en el abismo de las depresiones, angustia y hasta intento de suicidio por la desvalorización o denigración sufrida.

Otro aspecto que no podemos desdeñar es el silencio guardado una vez liberados, que muchas veces es percibido como la prolongación del secuestro, dado que no superan la experiencia registrada frente al horror infringido en su cuerpo, pudor deshilado, la rabia contenida y rumiada en su resistencia impotente, el desconcierto de tu pasado con el presente, el futuro como ser vejado y resentido socialmente y la imposibilidad de ordenar todas las vivencias, cargas de sentido y compartirla con alguien que guardará el secreto o le ayude a dotarla de sentido. Es todo imposible por estar roto el lazo de confianza, que es un mecanismo de reducción de la complejidad y de la incertidumbre en la medida que abre caminos de diálogos, acompañamientos y acciones conjuntas en el futuro. Es una apuesta hecha en el presente hacia el futuro y fundamentada en el pasado; debido a que el cúmulo de experiencias vividas y los beneficios obtenidos en lo personal y en el ámbito colectivo, son tierra fértil para sostener la creencia de que confiar en otra persona en el presente puede ser útil en el futuro.

Indudablemente, la confianza equivale a una suerte de cuenta corriente, de la cual es posible gastar hasta un cierto monto, pero es necesario depositar para evitar caer en la falta de fondos. Existe, por consiguiente, un cierto umbral que, si es traspasado, conduce a la pérdida de confianza.3 No toda traición a la confianza conlleva a la desunión, todo reside en la gravedad del incum-plimiento y capacidad de resarcir el daño con acciones futuras de reconstrucción de confianzas deterioradas o lastimadas.

El silencio esconde sufrimiento y dolor, oculta verdades y es una fortaleza íntima en el torturado que blinda sin palabras y oculta en el pasado el rostro de la amargura. Especialistas en el tema de la tortura han señalado 4 posibles mecanismos que dan cuenta del porqué del silencio:

1/ En la tortura, por el intenso y prolongado dolor, se produce un shock neurogénico que conlleva a estados de inconsciencia en diversos grados, desde la obnubilación (enturbiamiento y estrechamiento de la conciencia) hasta el estupor (estado de inercia, vacío o suspensión de la actividad psíquica). Esta situación afecta la memoria de fijación durante el episodio traumático y la memoria evocativa subsecuente. Se produce así una amnesia lacunar, con vacío de la memoria que puede persistir largo tiempo, incluso de por vida. Posteriormente conlleva a situaciones esporádicas o continuas de angustia.

2/ El ataque al cuerpo (trauma corporal) afecta el núcleo básico de la identidad que es el Yo-Corporal. La persona se encuentra en un estado de indefensión extrema que remite a las experiencias corporales primitivas de desamparo y desnudez. Es una regresión con secuela de escotomas en el registro de lo vivido.

3/ Produce una disociación esquizoide defensiva. La disociación es un mecanismo de defensa características de los niveles mentales más primitivos y son instrumentados frente a vivencias de aniquilación en actos de tortura. La representación del propio cuerpo es escindida y proyectada al exterior, “el cuerpo no me pertenecía”, la persona no es la misma que era antes y no es siempre consciente de esta diferencia.

4/ Los sentimientos de pudor, vergüenza, humillación, que dificultan la comunicación de lo ocurrido durante la tortura, están vinculados a ciertas vivencias “intimas” en las que queda comprometida la relación del Yo y el Ideal del Yo, produce una fisura entre la imagen y la realidad de mi cuerpo y desata los bloqueos del silencio. 4 Por lo anterior, el silencio es un vestido protector que aparece por la quebradura de la cofia que cubría el pudor y la vergüenza y jurídicamente es difícil contabilizar el monto o dimensión del daño ocasionado al torturado porque muchos de los sufrimientos y lesiones son de carácter psíquicos y quedan refugiados en el rincón del silencio miedo o sepultado en la soledad del torturado.

En síntesis, la tortura, como actividad mafiosa, producto de la debilidad estatal si hablamos de secuestros, pero terror si la practica el Estado, busca lucrar, obtener información y silencio, doblega a las comunidades, es eficaz como estrategia de intimidación y asegura la viabilidad de un gran negocio (industria del secuestro) si está ligada a las trampas de la corrupción. De todas maneras la tortura veja, lastima, destruye vectores de la vida y obnubila a la victima para llevar a cabo una convivencia sana, pulveriza su autoestima y deja como resultado un despojo humano sin horizonte en el futuro.



El acoso sexual en el trabajo, como forma de dominación y destrucción del ser humano.
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ACOSO LABORAL Y TORTURA PSICOLÓGICA.

La destrucción del Estado por parte de los grandes poderes que dan soporte al modelo neoliberal, no sólo pretendía desregular las economías nacionales, sino que su ambición estaba por encima de lo meramente comercial, pretendía dominar el mundo saqueando las riquezas del ente político a fin de evitar un proceso político reversible. Esto es, si una fuerza política adversaria arribaba al poder, no contaba con los recursos para sobrevivir, porque el Estado no tenia activos públicos, tampoco suficiente dinero para dotar de certidumbre a la sociedad. Un Estado en bancarrota, supeditado a los organismos y finanzas internacionales no representaba ningún riesgo si lo gobernaba la izquierda, derecha o cualquier fórmula política, dado que el capital está fuera de las esferas pública y cuenta con una constelación de organismos multinacionales que aíslan o boicotean todo intento emancipador desde el estado.

La formula elaborada y puesta en práctica desnutrió al Estado para que no garantizara derechos, des-ciudadanizara a la población, borrara de su imaginario los referentes institucionales que avalaban los postulados de justicia necesarios para la convivencia social y el desarrollo humano. Arrojaba al individuo a una situación de inequidad, sin privilegios y expuesto a la inseguridad y abuso de la autoridad despótica.

Así fue asomándose el acoso laboral bajo la estrategia de la crisis económica que sobresaltó los pronósticos por indisciplina fiscal, déficit presupuestario excesivo, endeudamiento desproporcionado, insolvencia por falta de liquidez de los bancos o desequilibrio en la balanza de pago y el comercio, escenario caótico que conlleva a recortar derechos sociales, disminuir el salario, y también desaparecer prestaciones sociales en aras de mantener la fuente laboral.

Esta es una estrategia que a corto plazo genera riquezas a los empleadores, pero a mediano plazo las políticas de austeridad no son eficaces, son económicamente ineficientes. Permítame explicarme. ¿Qué pasa con las políticas de ajuste, de austeridad? Se reducen los salarios, se disminuyen las pensiones, se destruyen los servicios públicos. Todo ello desemboca en una contracción de la economía. La gente consume menos porque tiene menos poder adquisitivo. Entonces las empresas reducen su producción porque baja la demanda. Si se reduce la producción despiden a empleados, lo que aumenta la tasa de desempleo. Por consiguiente, el Estado tendrá que gastar más dinero en ayudas a los desocupados y tendrá menos ingresos puesto que los parados dejarán de pagar impuestos.5

Es ante todo, entonces, un modelo de represión que busca con el miedo hacer que la gente no proteste, no asita a las manifestaciones porque se va a encontrar con problemas, y crea miedo entre los propios activistas porque se están jugando la piel porque “vamos a ir por vosotros”. Se intenta separar la opinión pública mayoritaria de los sectores más activistas, pero esto a veces les puede funcionar y otras veces no y puede tener un efecto inverso al deseado. Hasta ahora la represión ha sido tan desproporcionada que en algunos lugares ha detenido la indignación, en otros han fracasado en su intento. 6

Es una comunicación hostil, coactiva, sin reserva ética orientada de manera sistemática por jefes de área de recursos humanos y empresarios hacia el grupo o segmento de trabajadores, acosándolos psicológicamente hasta disminuirles su potencial deliberativo; arrinconan sus espacios de cavilación, fragmentan las ligas de diálogo, revientan las fibras de resistencia colectiva para encerrarlo en un mutismo donde, intercambiar opiniones o argumentos con otro trabajador, lo coloca en la bandeja de la vulnerabilidad y el despido. Es un estado de indefensión absoluta, quebrando de entereza analítica y arrinconada bajo el paraguas del acoso que poco a poco mina su capacidad de respuesta, pero ante todo un estado anímico y de salud.

Millones de trabajadores de diversos rincones del mundo están en situación de riesgo de salud, producto de la estrategia del miedo, acoso y represión psicológica que responde a la coerción adocenada que impera en los centros de trabajo. Y sólo la han confrontado las movilizaciones, que de otra manera, es la estrategia de persecución que desmonta derechos, aniquila los gremios sindicales, derrota la movilización política y encierra en la jaula del mutismo a los que aceptan la amenaza del desempleo.


Los miedos y el poder de los medios como parte del poder factico global.
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LA TORTURA PSICOLÓGICA DE LOS MEDIOS.

2001 fue el inicio del Siglo XXI y también la nueva era de los medios en el campo de la guerra, con las disputas por mantener incólume el modelo neoliberal. Las incursiones que habían logrado en el terreno cultural, en los años 80 del Siglo XX, fueron reforzadas al principio de la nueva centuria con el fin de convertir a los medios de comunicación en la artillería de primera línea, cuyo fin es la de desarticular las memorias colectivas, quitar el freno a la ambición consumista, sembrar el escenario de mercancías descartables, liberar de toda atadura la “libertad del mercado” y ante todo, obnubilar las mentes de los pobladores de las ciudades y comunidades a donde los medios llegaran.

Algunos escritores le han denominado el Plan Cóndor mediático, dado que su incursión en la política fue y sigue apareciendo frontal, sin solapamiento ni hipocresía, aunque disfrazado con un vestido confeccionado con epidemia lenguaraz de independencia, imparcialidad y supuesto apego a la democracia. Esta es la era de la mentira y el ocultamiento de verdades que prevalecen en la realidad social.
Indudablemente, la asunción de los medios en la cadena de torturas fue posible porque los grandes centros de poder tomaron conciencia que el Estado como ente político y de cohesión social, entraba en una fase de implosión por la expansión del capitalismo en su fase denominada globalización, cuyas frontera porosas fueron desaforadas por diversos agentes: entre ellos las empresas multinacionales, crimen organizado, guerras y las transacciones comerciales que dejaron sin fuerza al Estado para vigilar su territorio. Pero aún hay más, con el avasallamiento de los contagios de la globalización, incontrolable por los mismos creadores y que idearon la construcción ideológica-política de Seguridad Democrática, cuyo vector es situar la amenaza como cuña incómoda que desestabiliza el sistema emocional y de equilibrio en cualquier persona.

La amenaza es una representación, una señal o signo, una disposición, gesto o manifestación que aparece en el subconsciente colectivo o individual, percibido como el anuncio de una situación de riesgo, malestar, de inseguridad o deterioro no deseado y además, que vulnera en quien lo percibe, la coraza de certeza y lo pone en peligro absoluto y cercano a la muerte.
Es una atmosfera de miedo perpetuo, de movilidad recortada, de ausencia de propiedad sobre el espacio, temeroso del tiempo, ciego ante las oportunidades e inflexible para articular posibilidades de escapatoria o nuevos escenarios. Es una jaula de acero invisible que atrapa no sólo el cuerpo de las personas, sino el pensamiento y la libertad de imaginar.

Las amenazas son multivariadas, súbitas, atemporales y mortales; van desde el terrorismo, revolución, limpieza social, crimen, contaminación, enfermedades desconocidas y emergentes, crisis económica y alimentaria, de bienes de consumo como el agua, energía, transporte, pandillas, vendetta, narcotráfico, militarismo, envenenamiento nuclear, bombas entre otras, que son sobredimensionadas o magnificadas por los medios para controlar estallidos sociales o reclamos ciudadanos.

El sistema emocional está secuestrado por la TV, periódicos, la Internet y la radio, cuyos mensajeros actúan bajo la férula de los empresarios y magnates que controlan el mundo y les interesa gobernar y dirigir el universo de los negocios bajo e paraguas del caos. El caos es una forma de administrar la política de dominación en la medida que mantienes influencia en los factores vitales que mueven el mundo (economía, tecnología, armamento, recursos naturales estratégicos y medios de comunicación) y los hace invisible ante los enemigos, manipulando el comportamiento de cada uno de los elementos mencionados y asignándole de manera irreal, trayectorias erráticas que descontrolan la percepción de los adversarios y cargan de inseguridad al enemigo.

Entonces vivimos en un universo inestable, errático, con trayectorias inverosímiles que nos lleva a un estado de angustia, temor y tortura, toda vez que carecemos de la certeza necesaria para emprender una acción determinada. Sin la confianza pertinente, el perceptor de señales e información no cuenta con la disposición y voluntad para interactuar, ni tampoco puede compartir u opinar sobre los temores introyectados en la subjetividad, revelando así un estado de bloqueo en sus facultades asociativas y de dialogo con otros.

Alguna de las veces despersonaliza afectando la paranoia y esquizofrenia como rasgos de su personalidad; los actos compulsivos son frecuentes y la dársena de la soledad le pide que ancle ahí los años de vida que le quedan. Ahora bien, los medios de manera permanente nos dejan caer una lluvia de amenazas, cuyo proceso de mentalización pasa por varias etapas. En la primera, se produce un derrumbe de la organización mental cercana al pánico y terror. En la segunda, se busca dar un nombre o encontrar signos mediante los cuales semantizar la manera de intentar resolverla, evitarla e implementar sistemas defensivos para controlarla, anularla. Luego en la etapa siguiente, se produce una oscilación entre denegación y concientización, y en el mejor de los casos, se restablece una organización vital cuyo eje ilusorio es impedir la efectivización de la amenaza. Los mecanismos de adaptación imponen la vida a cualquier precio. Es probable que éste sea el momento en el cual el agredido se entrega al agresor en un intento de salvar su vida. Es también el momento de la creación de baluartes o mitos que conllevan a la fatalidad.7

Las amenazas suelen aparecer en coyunturas favorables para el gran capital y casi siempre están cerca de procesos electorales riesgosos para los mercados, bajo el techo de asonadas de movimientos sociales, decisiones de gobiernos con perfil popular, insolvencia financiera de los bancos, instauración de una situación de guerra, interés por militarizar regiones y privatizar recursos públicos. Justo en esos contextos están las fuentes borboteantes de los miedos, temores y amenazadas que torturan las subjetividades colectivas.

El carácter coyuntural, la incertidumbre que predomina en lo que va del Siglo XXI, el agotamiento del modelo neoliberal y la política guerrerista que el coloso del norte instrumenta, son los factores que torturan, en la medida que agotan la capacidad de resistencia de la humanidad; no hay lugar seguro, las confrontaciones bélicas aumentan, los actos homicidas súbitos, la crisis financiera que utilizan para desemplear y negar derechos. La tendencia incremental del crimen organizado nos pone en una nube que puede desprenderse en una lluvia que ahogue las pocas esperanzas ancladas en las comunidades y colectivos humanos.

La certeza ausente y la confianza deteriorada, nos deja sin una apuesta hecha en el presente para afianzar el futuro, porque la ruptura del eje conectivo del tiempo nos desalojó el pasado de la memoria. No hay referentes seguros de las anteriores certezas que nos ayuden a otear la sociedad futura; tampoco un ideal para luchar o un horizonte político y una ideología cimentada en hechos históricos. Hoy quedamos huérfanos y toca luchar en medio de la oquedad de la política, del vaciamiento de las instituciones y de la debilidad del estado. Justo ahí, el mercado y su constelación de consorte como son los banqueros, los medios, los partidos políticos, el sistema judicial y las organizaciones internacionales, se juntan en forma de guirnalda y encapsulan las esperanzas y siembran la incertidumbre y el caos.

La desestructuración de la confianza fue el blanco de los medios, que descalabrada al momento que irrumpieron en el cuerpo social para vejar y deteriorar las comunidades y gremios; con la destrucción de las comunidades se atacó de manera contundente la confianza, devenida de las relaciones sociales cargadas de reciprocidades para intercambiar saberes, intereses y bienes. Si el marco de interacción social está influenciado por el individualismo, el lucro, el consumo y el hedonismo, la confianza se desvanece: las comunidades paralizan la red de intercambios y la fragmentación aflora, hasta arrojar una comunidad imaginaria pero que en la realidad es sólo un lote de fragmentos humanos que viven pero no comparten.

Y así viven miles de comunidades en la tortura de la inseguridad y la vocería de los medios; se distingue claramente los miedos por el temor al crimen y a los malhechores. Predomina la desconfianza en los demás y en sus intenciones, así como también la actitud que niega o considera imposible tener fe en la constancia y en la fiabilidad del compañerismo humano. Castel atribuye esta situación al individualismo contemporáneo; sugiere que la sociedad de hoy, al suprimir las comunidades y corporaciones estrechamente unidas, que antes, las mismas leyes delimitaban y velaban por su cumplimiento, las sustituye ahora por el deber de ocupase cada uno de sí mismo y de sus propios asuntos: se ha edificado sobre el terreno pantanoso de la incertidumbre. En una sociedad de este tipo es inevitable que la inseguridad y el temor a peligros acaben siendo males endémicos. 8

Por lo anterior, las vorágines que existe en la actualidad nos invita a vivir inseguros, angustiados, presos de las noticias que alojan la incertidumbre en el subconsciente y rodeados de desconocidos, sin un lazo social habilitado, fragmentado en el ancho cuerpo del planeta y en permanente riesgo real o imaginario, pero seguro de que nuestras vidas están en una situación de peligro. 




LA VIDA INCONMENSURABLE Y LA TORTURA DE LA MUERTE.

Finalmente, los miedos en los medios, han desnaturalizado la información; las fuentes de opinión que se constituían en el fragor del debate público fue desalojada por la pre-fabricada en gabinetes de empresarios y directores de noticias, ligados a consorcios, grandes negocios y monopolios de la economía de portafolio, hasta convertir la televisión en un medio con características de “jaula digital” donde la realidad importa poco. Los intereses de las mayorías se invisiblizan, las demandas populares son criminalizadas y el espacio público privatizado para enjaular a la ciudadanía en los reductos del espacio privado y tenga como único interlocutor a la caja de resonancia con sus mentiras y argumentos falaces que desvertebran el pensamiento crítico.

La “jaula digital” está diseñada de manera tal que busca ahuyentar toda crítica de la mente de la audiencia; desmentaliza al auditorio, impone la imagen como único recurso que remplaza el argumento y tiene mayor validez por el manipuleo que se haga de ella. Conjeturar, sentar premisas, reflexionar y elaborar dilemas no es oficio de un comunicador, es cosa del pasado; ahora interesa hablar menos, seducir con la imagen e incentivar el consumo como herramienta de movilidad social: si no consumes, no eres parte de la dinámica de la sociedad.

Otro factor que esgrimen es la desideologización del discurso, en caso de que haya reclamos, réplicas o exigencias de la audiencia. La ideología es un tema del Siglo XX, y no tiene lugar ni impacto, según el criterio de los comunicadores: lo que importa es comprar, vender, consumir y sentir placer de hacer esas actividades que el modelo neoliberal nos quiere ofrecer como la culminación del desarrollo humano y la calidad de vida deseada. 


El Conflicto de la teoría Social: "fuerte represión policial contra manifestantes, por la visita del Presidente Bush".
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Develar la ideología que hay tras de los medios, del mensaje, la noticia, el sesgo informativo, los melodramas, los culebrones telenovelescos, los programas de entretenimiento es un asunto de imaginación distorsionada, porque los medios no están sujetos a que les cuestionen esa parte de la intencionalidad oculta. Ellos prefieren desdeñar la ideología y presentarla como una actitud de conflicto en los seres humanos que aun viven en predisposición de crear zonas de incertidumbre o zozobra en las relaciones humanas. Es menester desmontar toda postura ideologizada, porque todo escenario que se intente analizar sin contar con un reservorio ideológico, con seguridad nos lleva a un conocimiento plano, corto, simplista de una situación determinada y por consiguiente, fácil de llegar a aceptar la opinión de los medios como la verdad y la ventana que nutre con veracidad lo que acontece en el entorno inmediato.

Vista así, la incertidumbre es la espada que obnubila y venda los ojos; también puede vestir de frivolidad el mundo y de disfrazarlo de oportunidad o sembrar incertidumbre. Los medios son los ojos de muchos ciudadanos que prefirieron descansar sin pensar y entregaron a los instrumentos mediáticos la confección de verdades y mentiras, de los mundos inciertos y peligros súbitos que nos enmudecen y atribulan hasta convertirnos en entes temerosos y encerados en el espacio privado o intimo.

Entonces tienen la oportunidad extensa de construir ideológicamente más sobre riesgos permanentes; sus programas televisivos siembran con persistencia que no hay lugares seguros, que nada nos protege y vivimos la vulnerabilidad absoluta: de ahí que la seguridad está en encerrarnos, comprar seguros de todo tipo y privilegiar los lugares cerrados y privados.

La inseguridad, vulnerabilidad e inexistencia de lugar seguro, prefigura un mundo donde la vida es incommensurable y no podemos medir con ningún parámetro las enfermedades emergentes, el terrorismo, las crisis económicas, el desempleo, el crimen organizado y los desastres naturales. Éstos son parte de la amplia constelación que está articulada en el mapa de riesgo, donde las dos salidas que tenemos son: Inseguridad y contingencias.

Crimen, narcotráfico y terrorismo cubren el ala de la inseguridad y las contingencias son dibujadas por virus, enfermedades emergentes, accidentes, desastres naturales, crisis de sistemas de seguridad social, de salud, riesgos de la vejez, nuevas epidemias, crisis alimenticia y la muerte súbita. Al final de cuentas, no hay argumentos que valide lo enunciado: lo instantáneo e inesperado se impone y el temor por arriba de la subjetividad a través de los medios de comunicación, se instala como miedo percibido, cuyas características son: la fuente del temor, la inseguridad o contingencia que está invisibilizada; la noticia que propagan es conspiratoria, manipulante y fragmentadora y quien la recibe, de inmediato busca un lugar seguro, estar a salvo primero él antes que los demás. Lo que conlleva, con el devenir de los años, será una alteración del genoma de las relaciones sociales, donde el otro pierde su significancia y el individualismo prevalence; la muerte es una sombra que nos acompaña, la vida es súbita y las contingencias están a la orden del día y en cualquier momento, la muerte nos arranca la vida.
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NOTAS

1) Salazar, Robinson, 2006, Visibilizando al enemigo: EE.UU Vs América Latina. En revista Utopía y praxis latinoamericana. Universidad del Zulia, Venezuela, pag. 87-102, Año II, No 33, abril-junio
2) Marín, Juan Carlos, Forte Gustavo, Pérez Verónica, Antón Gustavo y otros, 2010, El cuerpo territorio de poder, Ediciones P.i.c.a.s.o, Argentina.

3) Ídem
4) Rodríguez Mansilla Darío, 1996, Introducción a libro Confianza, de Luhmann Niklas, Universidad Iberoamericana y Anthropos, España.
5) Kordon Diana, Edelman Lucila, Lagos Darío y Kersner Daniel. 2005, La tortura, más allá de la extrema soledad en Efectos psicológicos y psicosociales de la represión política y la impunidad. Ediciones Madre de Plaza de mayo, Argentina.

6) Lamrani, Salim 2012, “Las políticas de austeridad son económicamente ineficientes” leído 4 de mayo 2012 en http://www.kaosenlared.net/america-latina/item/17139-salim-lamrani.
7) Antentas J.M. y Vivas E. 2012) “La crisis es un punto de inflexión, nunca se vuelve al antes de la crisis”, entrevista a Josep Maria Antentas y Esther Vivas a raíz de la publicación de "planeta indignado. Ocupando el futuro".
8) Puget Janine 2006, La violencia social y psicoanálisis. De lo ajeno estructurante a lo ajeno ajenizante, en Puget janine y Kaës René, Violencia de Estado y psicoanálisis, Lumen, Argentina.
9) Bauman, Zymunt, 2006, Confianza y temor en la ciudad. Vivir con extranjeros. Edit. Arcadia, España.
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viernes, 29 de marzo de 2013

TESIS SOBRE LAS AMÉRICAS Y EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI.

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El imperialismo y las burguesías autóctonas son muy conscientes tanto de la tendencia al alza de las prácticas emancipadoras, como del enriquecimiento de las lecciones teóricas. Por esto, desde hace unos años lanza una contraofensiva general que ya ha sido estudiada en otros textos, y que tiene como uno de sus objetivos licuar y reducir a la nada las lecciones teóricas elaboradas. Sin embargo, entre muchos otros ejemplos que demuestran la necesidad de la teoría para comprender la historia, y para transformarla, ahora mismo sólo voy a citar cuatro, empezando por los más recientes: uno, el significado de la muerte de Chávez y del nuevo papado de Francisco; dos, los procesos abiertos por las FARC-EP; tres, el décimo aniversario de la invasión de Irak; y cuatro, los ciento treinta años de la muerte de Karl Marx. ¿Qué relación existe entre estos acontecimientos aparentemente tan distintos y qué importancia tienen para las Américas y para el socialismo en el siglo XXI? La teoría marxista explica que la única forma existente de que el imperialismo salga de su crisis actual no es otra que una estrategia cuádruple: aumentar la explotación de la humanidad trabajadora todo lo que sea necesario; derrotar de algún modo a las potencias sub-imperialistas para que se sometan a las exigencias del imperialismo occidental; exprimir la naturaleza hasta sus últimos recursos aun a costa de acelerar la catástrofe socio-ecológica; e introducir a la fuerza una revolución tecno-científica que refuerce al imperialismo occidental a pesar de los terribles costos sociales que ello acarreará. La cuádruple estrategia variará puntual y formalmente en cada región del mundo, en cada bloque imperialista o sub-imperialista, pero en esencia es básicamente la misma para todo el planeta. Pues bien, para las Américas los ejemplos que hemos escogido muestran que la estrategia imperialista se mueve dentro de sus constantes históricas asentadas desde comienzos del siglo XX e incluso varias de sus expresiones más elementales desde el nacimiento histórico definitivo del capitalismo en el siglo XVII. Por tanto, inciden a la vez en la lucha de clases entre el capital y el trabajo y, a la fuerza, en la adecuación del socialismo a las características del modo de producción capitalista en el siglo XXI. La muerte de Chávez, sea inducida o no, permite un relanzamiento del terrorismo en todas sus formas contra la revolución bolivariana, sobre todo el terrorismo de provocación directa tal y como ha advertido el gobierno venezolano sobre los intentos de asesinato de Capriles: el imperialismo sabe cómo legitimar invasiones atroces utilizando crímenes terroristas organizados por sus servicios secretos.
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TESIS SOBRE LAS AMÉRICAS Y EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI.
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Iñaki Gil de San Vicente.
Rebelión jueves 28 de marzo del 2013.

Tesis para las V ª Jornadas de Debate sobre la Crisis 2013: Relaciones Internacionales de Dominación, celebradas en León el 22 de Marzo de 2013.

1.- Uno de los problemas teóricos decisivos es el de la perspectiva histórica, del mismo modo que uno de los problemas históricos decisivos es el de la perspectiva teórica. Historia y teoría forman una unidad a la vez que mantienen una separación ya que la historia sólo se entiende desde una teoría, pero esta sólo existe si es corroborada por la historia. La teoría nos aporta los conceptos claves, esenciales, que nos permiten comprender la historia, sus contradicciones y sus tendencias evolutivas fuertes, aquellas sobre las que debemos y podemos incidir para guiarla hacia objetivos emancipadores. Sin los conceptos teóricos elementales no podemos hablar de historia mundial, sino de caos interpretativo.

2.- Muy sucintamente dicho y en el problema que ahora tratamos, la teoría nos aporta tres niveles interpretativos que confluyen en un todo: el capitalismo como modo de producción dominante en el mundo; las formaciones económico-sociales específicas que existen; y las influencias que en estas formaciones concretas tienen los restos de modos de producción precapitalistas.

3.- La lucha antipatriarcal, la de emancipación nacional, la de clases, así como todas aquellas movilizaciones relacionadas con la defensa o recuperación de los bienes comunes, de las propiedades colectivas y públicas, de los recursos del pueblo, del excedente social colectivo sea material o simbólico, con los componentes horizontalistas y comunalistas de la cultura popular, estas y otras luchas recorren internamente los tres niveles expuestos en el Pt º 2. No son por tanto un cuarto bloque teórico autónomo ni menos aún independiente de los tres restantes, sino que forma parte consustancial al enfrentamiento entre el capital y el trabajo a nivel planetario y en los Estados, naciones y pueblos concretos, aunque con plasmaciones específicas según los casos particulares.

4.- La teoría en cuanto tal es como el hilo de Ariadna que nos guía a grandes rasgos por el Laberinto del Minotauro: sin su guía el monstruo, la irracionalidad capitalista, termina devorándonos. Y frecuentemente cuando deambulamos desorientados dejándonos llevar por los sugestivos cantos las Sirenas hacia las promesas del poder, entonces este otro componente de la realidad, el de la amarga experiencia de la lucha elevada al carácter de teoría, hace lo que Circe con Ulises, advertirnos de que la credulidad en el opresor siempre se paga con la derrota, y muchas veces con la vida.

5.- Siendo coherentes con lo aquí dicho hasta ahora debo proponer como tarea colectiva la relectura crítica de un texto mío de agosto de 2010 sobre esta misma problemática, titulado «La aportación de las Américas a la revolución mundial», a libre disposición en la Red. Lo propongo porque la esencia dialéctica de la teoría marxista exige siempre la crítica y la autocrítica de lo dicho y hecho con anterioridad, exigencia ineludible pero que apenas practicamos. En ese texto, que no tiene todavía tres años, sostengo que las aportaciones revolucionarias de las Américas se sustentan en tres grandes prácticas mantenidas contra viento y marea: una, la independencia de pensamiento de las fuerzas liberadoras y revolucionarias, emancipándose del colonialismo intelectual sufrido hasta comienzos del siglo XX, y del neocolonialismo intelectual aplicado por el imperialismo desde entonces hasta ahora; dos, la decisiva importancia histórica y presente de la defensa de lo común y de lo colectivo, como eje tanto del avance del socialismo del siglo XXI como de la fuerza autoorganizada cotidiana de las clases trabajadoras y de los pueblos oprimidos; y tres, la igualmente decisiva pero casi desconocida, silenciada y hasta negada, importancia histórica y presente de la lucha de las mujeres, en especial de las que sufren la explotación sexo-económica y etno-cultural y nacional.

6.- Sobre esta base iniciada prácticamente desde el primer día de la invasión europea, que incluso hunde parte de sus raíces en las luchas nacionales y sociales precolombinas, las masas oprimidas han ido generando multitud de lecciones prácticas, que no podemos resumir aquí obviamente, desde las cuales se pueden extraer como mínimo cinco lecciones teóricas de decisiva trascendencia para el socialismo del siglo XXI en las Américas pero también en el resto del planeta, siempre que se apliquen correctamente en cada formación económico-social dada. Las lecciones versan sobre: uno, no sólo la recuperación de todas las formas de propiedad comunal sino sobre todo su extensión a la total propiedad colectiva de los medios de producción; dos, muy especialmente la extinción del papel de la mujer como «instrumento de producción» cualitativamente único en propiedad exclusiva del hombre; tres, la superación de la cosmovisión occidentalista basada en la propiedad privada y en el «ego conquiro» aplicado contra la naturaleza en su conjunto; cuatro, la interacción de todas o casi todas las formas de resistencia según muy correctas evaluaciones estratégicas, políticas y éticas; y cinco, la mundialización revolucionaria basada en una brillante visión antiimperialista de los próceres latinoamericanos, sobre todo de Bolívar.

7.- El imperialismo y las burguesías autóctonas son muy conscientes tanto de la tendencia al alza de las prácticas emancipadoras, como del enriquecimiento de las lecciones teóricas. Por esto, desde hace unos años lanza una contraofensiva general que ya ha sido estudiada en otros textos, y que tiene como uno de sus objetivos licuar y reducir a la nada las lecciones teóricas elaboradas. Sin embargo, entre muchos otros ejemplos que demuestran la necesidad de la teoría para comprender la historia, y para transformarla, ahora mismo sólo voy a citar cuatro, empezando por los más recientes: uno, el significado de la muerte de Chávez y del nuevo papado de Francisco; dos, los procesos abiertos por las FARC-EP; tres, el décimo aniversario de la invasión de Irak; y cuatro, los ciento treinta años de la muerte de Karl Marx. ¿Qué relación existe entre estos acontecimientos aparentemente tan distintos y qué importancia tienen para las Américas y para el socialismo en el siglo XXI?

8.- La teoría marxista explica que la única forma existente de que el imperialismo salga de su crisis actual no es otra que una estrategia cuádruple: aumentar la explotación de la humanidad trabajadora todo lo que sea necesario; derrotar de algún modo a las potencias subimperialistas para que se sometan a las exigencias del imperialismo occidental; exprimir la naturaleza hasta sus últimos recursos aun a costa de acelerar la catástrofe socioecológica; e introducir a la fuerza una revolución tecnocientífica que refuerce al imperialismo occidental a pesar de los terribles costos sociales que ello acarreará. La cuádruple estrategia variará puntual y formalmente en cada región del mundo, en cada bloque imperialista o subimperialista, pero en esencia es básicamente la misma para todo el planeta.

9.- Pues bien, para las Américas los ejemplos que hemos escogido muestran que la estrategia imperialista se mueve dentro de sus constantes históricas asentadas desde comienzos del siglo XX e incluso varias de sus expresiones más elementales desde el nacimiento histórico definitivo del capitalismo en el siglo XVII. Por tanto, inciden a la vez en la lucha de clases entre el capital y el trabajo y, a la fuerza, en la adecuación del socialismo a las características del modo de producción capitalista en el siglo XXI. La muerte de Chávez, sea inducida o no, permite un relanzamiento del terrorismo en todas sus formas contra la revolución bolivariana, sobre todo el terrorismo de provocación directa tal y como ha advertido el gobierno venezolano sobre los intentos de asesinato de Capriles: el imperialismo sabe cómo legitimar invasiones atroces utilizando crímenes terroristas organizados por sus servicios secretos.

10.- Aquí, la teoría es una vez más incuestionable porque resume y sintetiza las lecciones históricas. Es en el contexto de tendencia al alza de las luchas populares y obreras en las Américas, que el imperialismo ha decidido cambiar de táctica vaticana dando la Tiara Papal a un cardenal que no puede esconder su conservadurismo colaboracionista bajo los gestos de caridad fútil y denuncia abstracta de la pobreza. Con la muerte de Chávez y el nuevo papado ultraconservador y demagógico, el imperialismo intenta ampliar e intensificar la lucha teórica, ética y moral, política, cultural y religiosa contra el socialismo en todas las Américas, incluida la del norte, en donde la oficial Iglesia católica es una fuerza decisiva del imperialismo en su contraofensiva mundial.



11.- Uno de los objetivos de la contraofensiva es el de debilitar al máximo a las FARC-EP para que cedan en las actuales negociaciones. Además de otros instrumentos de presión, la situación abierta en Venezuela, que se estabilizará pronto con la victoria de Maduro, pero sobre todo la incrementada beligerancia reaccionaria del nuevo papa buscarán debilitar la incuestionable legitimidad de las FARC-EP. La teoría marxista entiende el recurso al derecho humano a la rebelión contra la tiranía en su forma de lucha armada, porque hay otras formas, como un instrumento táctico utilizable en determinadas condiciones y contextos, y siempre sujeto a la valoración política y ética de sus resultados en cuanto impulsores de la emancipación o retardadores de ésta, pero nunca rechaza el derecho a su empleo ni lo condena, aunque no lo practique porque haya valorado que se puede avanzar más rápidamente hacia el momento crítico de la revolución mediante otros métodos de lucha.

12.- Las masas trabajadoras americanas observan atentas el desenlace de las conversaciones en Cuba, porque saben que significan uno de los puntos críticos para la emancipación del continente. Saben que las FARC-EP se han recuperado de las derrotas tácticas sufridas en el pasado, que han desarrollado nuevas tácticas y estrategias, más movilidad y fuerza de choque de difícil localización y, sobre todo, que la burguesía colombiana empieza a comprender que no puede vencer militarmente pese a la ayuda yanqui y a los enormes e improductivos gastos militares, que frenan el desarrollo económico. También saben que el pueblo colombiano, su juventud obrera y popular, estudiantil, sus movimientos populares y sociales, sus medios intelectuales críticos, etc., se están autoorganizando y creciendo, perdiendo el miedo al terrorismo y a la represión, y pasando incluso a la ofensiva en muchas reivindicaciones. Para ese amplio y creciente movimiento obrero y popular, la victoria política de las FARC-EP, basada en su clara recuperación militar, en las conversaciones en Cuba supone un tremendo espaldarazo a su proyecto emancipatorio.

13.- Las masas trabajadoras americanas, y en especial las colombianas, también saben que se han producido cambios secundarios en el bloque de clases dominante en el país, que son parte de otros cambios similares en todas las Américas, como veremos. Por un lado, la vieja y arcaica burguesía latifundista y terrateniente, aliada incondicional de los EEUU, está perdiendo algo de poder y de fuerza frente al ascenso de una nueva burguesía interesada en distanciarse un poco de los EEUU para crecer autónomamente acercándose a Brasil y Argentina, e incluso un poco a la «boliburguesía» venezolana, y sectores de la ecuatoriana y boliviana. De este modo, y con el apoyo de China, integrar sus intereses financieros y agroindustriales con la gran corriente económica en ascenso del eje-Pacífico y africano.

14.- No es esta una fracción burguesa progresista, en absoluto, y jamás estará dispuesta a un choque político duro con los terratenientes y narco-paramilitares, sus hermanos de clase; además está cediendo políticamente en decisiones importantes ante las presiones de esta ensangrentada burguesía que recompone día a día su política a la espera de dar el golpe, bien apoyando un giro ultraduro del presidente Santos, simultáneo a su abandono de las conversaciones en Cuba, bien desplazándolo del poder con maniobras clásicas de los servicios secretos yanquis. Hay que decir muy claro que las contradicciones entre estas fracciones hermanas no son irreconciliables, sino secundarias, resolubles mediante negociaciones del reparto de la tarta, de los suculentos narcodólares, del reparto de tierras y de otros favores mutuos, todo ello para intensificar un ataque terrorista masivo contra el pueblo colombiano si no sigue avanzando en sus luchas.

15.- Las FARC-EP tienen toda la razón cuando tantean a esta fracción burguesa y, en especial, cuando se adelantan para poner el centro del debate, por ahora, en la decisiva cuestión agracia. Las FARC-EP saben que el capitalismo mundial en crisis necesita apropiarse de toda la tierra latinoamericana y mundial, como veremos luego, y que la independencia socialista de Colombia dentro de la Patria Grande bolivariana sólo puede sostenerse sobre la propiedad socialista de la tierra y de las fuerzas productivas. La propiedad de la tierra ya fue un tema decisivo planteado por Marx y Engels en su tiempo, y la historia les está dando la razón. Por esto, la política de las FARC-EP va directamente al corazón del modelo de socialismo del siglo XXI en todas las Américas, y del resto del planeta.

16.- Para el socialismo en el siglo XXI a escala planetaria, estos procesos suponen una confirmación de la teoría en general y a la vez su enriquecimiento porque atañen a realidades muy diversas aunque aplastadas por el mismo enemigo, el imperialismo, como sucede con el décimo aniversario de la invasión para destruir Irak y convertirla en un espacio desestructurado sometido al saqueo implacable del capitalismo occidental. La teoría marxista muestra que las lecciones históricas necesitan de un tiempo para ser plenamente entendidas. Aunque ya antes de la invasión sabíamos de sobra qué buscaba el imperialismo, solamente cuando se ha desarrollado su brutalidad metódica podemos captar su criminal alcance estratégico en todos los sentidos. La teoría ya nos lo había advertido en lo sustantivo, pero una década después lo conocemos en todos sus detalles, desde la masiva destrucción de las libertades de las mujeres hasta el expolio cultural, pasando por el energético y económico, así como por las torturas, asesinatos y otros crímenes de lesa humanidad.

17.- Y es así porque la historia es la única jueza de la teoría, la condena y niega, o la confirma y mejora, como sucede siempre con los veredictos de la historia con respecto a la teoría marxista. Pues bien, enriquecidos por estas lecciones histórico-teóricas, debemos saber que el imperialismo no ha descartado en modo alguno aplicar la misma «solución» a zonas de las Américas, y de facto lo ha hecho de manera directa como en Honduras o de manera indirecta mediante presiones de todo tipo, sea para instalar bases militares o ampliar las existentes, para relanzar la neocolonización económica y cultural, etc. La teoría como la historia nos enseñan que el imperialismo aprende de sus errores y de nuestras victorias, así que lo más probable es que adapte a las condiciones actuales de las Américas las tácticas empleadas hace diez años contra Irak, y el ataque a Honduras así lo demuestra, por citar un único pero decisivo caso.

18.- Marx no se hubiera sorprendido en absoluto por estos acontecimientos, y Engels tampoco, y menos todavía por los conflictos militares. Me refiero al Marx y al Engels que pulieron y mejoraron su esquema teórico conforme transcurrían los años y según sus primeras ideas eran superadas y criticadas por la acelerada expansión capitalista y por las luchas sociales de todo tipo que se libraban en su interior. Los ciento treinta años transcurridos desde la muerte de Marx nos enseñan seis cosas básicas sobre lo que ahora tratamos: una, que su inicial eurocentrismo ha sido muy dañino para la emancipación de los pueblos; dos, su inicial economicismo ha sido igualmente dañino; tres, la síntesis de eurocentrismo en versión de «rusocentrismo» y de economicismo determinista creada por la URSS a partir de finales de la década de 1920, unida al dogma de la «burguesía nacional antiimperialista» ha sido muy dañina para los pueblos; cuatro, la fuerza del dogma stalinista más la efectividad de la represión imperialista y burguesa autóctona retrasó mucho la recuperación del marxismo dialéctico en sí mismo y del llamado «marxismo maduro», o «último»; cinco, pese a esto la recuperación y recomposición de las luchas se hizo confirmando lo esencial de este marxismo dialéctico y negando sus tergiversaciones mecanicistas; y seis, la gravedad de la actual crisis refuerza la necesidad de un marxismo abierto, crítico, dialéctico y, por tanto, revolucionario.




19.- Tras repasar tan rápidamente estos cuatro ejemplos vemos que tienen una esencial identidad válida para cualquier parte de las Américas: solamente los pueblos explotados, las clases trabajadoras, las mujeres, las masas empobrecidas, etc., pueden crear las dinámicas sociales capaces de avanzar al socialismo y a la Patria Grande latinoamericana, la única alternativa capaz a su vez de integrar a los llamados «sectores intermedios», «clases medias» viejas y nuevas, el grueso de las fracciones de la pequeña burguesía y en definitiva a todos los sectores sociales machacados por el imperialismo y por las grandes burguesías autóctonas, que nunca se enfrentarán a los EEUU ni al euro-imperialismo, y que tenderán a establecer alianzas o pactos de media duración por sub-imperialismos emergentes para presionar al imperialismo occidental.

20.- Los pueblos de las Américas tienen en la actualidad cinco grandes retos que superar: uno, la necesidad angustiosa del imperialismo occidental por apropiarse de sus recursos globales. Tengamos en cuenta la rapidez del agotamiento de los recursos naturales a escala mundial, los efectos negativos de la crisis socio-ecológica, las exigencias salvajes de las grandes corporaciones energéticas y de agro-combustibles, agroindustriales y alimentarias, de la sanidad y biotecnología, de la «bioeconomía» y de las industrias punteras en I+D+i que necesitan materiales estratégicos, tierras raras, y un largo etc. Si a esto le unimos las necesidades de bases militares, guerra electrónica e informática, etc.; sin olvidarnos de las exigencias implacables del capital financiero para poder depredar a sus anchas por todo el mundo, así como su creciente necesidad de aumentar la explotación económica, por ejemplo, la necesidad del debilitado sub-imperialismo español por volver a enriquecerse gracias a la sobreexplotación de las Américas, viendo todo esto, comprendemos los espeluznantes peligros que acechan a sus pueblos.

21.- Dos, las decisiones de las burguesías colaboracionistas dispuestas a ceder con tal de mantener sus propiedades privadas y derrotar estratégicamente a sus pueblos, especialmente de las más débiles, las que más necesitan de las fuerzas armadas y de las ayudas económicas directas del imperialismo occidental. Estas burguesías, que irán creciendo en número estatal conforme la economía tarde y tarde en recuperarse un poco, conforme aumente la lucha obrera y popular y conforme aumenten las presiones imperialistas, tenderán cada vez más a la derecha. Debemos considerar la experiencia de Honduras, el golpe contra Lugo en Paraguay, el empeoramiento de la situación social y el aumento del narco-capitalismo en Centro América y otras áreas. Estas débiles burguesías estatales tienen también «hermanas de clase» en fracciones burguesas en retroceso en Estados latinoamericanos más poderosos, como es la fracción burguesa narco-paramilitar liderada por el criminal ex presidente Uribe, y otras fracciones idénticas en Perú, México, Venezuela y en general en todo el continente. El imperialismo occidental tiene en estas burguesías un fiel peón.

22.- Tres, las presiones menores, sólo económicas pero inquietantes a largo plazo de sub-imperialismos como el japonés y el chino fundamentalmente, y en menor medida el ruso, el indio, el surcoreano, y otros, que buscan quedarse con todos los recursos posibles pero manteniendo las formas, las apariencias, ayudando con préstamos e inversiones menos onerosas y duras que las del imperialismo occidental. No hay duda de que el grueso de la nueva burguesía latinoamericana idéntica a la colombiana descrita, tiene claros intereses de acuerdos con estos sub-imperialismo que van más allá de lo simplemente económico para buscar incluso una cierta legitimación propagandística cara a sus pueblos, intentando así aumentar su fuerza electoral y debilitar a las fuerzas de izquierda institucional y reformista, y sobre todo a la revolucionaria. De cualquier modo hay que dejar nítidamente claro que estos sub-imperialismos se opondrán a los procesos revolucionarios una vez que estos amenacen sus intereses en las Américas, y que no dudarán en apoyar medidas represivas para salvaguardar sus beneficios.

23.- Cuatro, la política de las burguesías brasileña y argentina fundamentalmente, y parcialmente uruguaya, pero con simpatías y apoyo en otras fracciones burguesas, dispuestas a establecer alianzas para contrarrestar el poder occidental, pero que en modo alguno aceptarán un recorte serio de sus beneficios y jamás la pérdida de sus propiedades. Como toda burguesía, también estas tienen sus fuerzas militares y policiales, sus servicios secretos, y sus conexiones internas con el imperialismo occidental, con las Flotas yanquis, con sus Fuerzas de Intervención Rápida, y con sus instrumentos de terrorismo, ese que el «demócrata» Obama ha fortalecido y ampliado.

24.- Y cinco, las presiones sistemáticas del imperialismo occidental para impedir el despegue económico de esas burguesías latinoamericanas, manteniéndolas como secundarias, productoras de materias primas y energías baratas, de bienes de baja calidad, con poca o nula base tecnocientífica propia. Occidente siempre ha empobrecido y arrancado de raíz cualquier despegue productivo e industrial de Estados, regiones y continentes enteros que pudieran llegar a serle un serio competidor en el futuro. El caso de Japón y Alemania tras la II GM es excepcional, porque fueron fortalecidas sólo como baluartes contra China Popular y la URSS, respectivamente. El trato dado a Sudáfrica es muy esclarecedor al respecto: con la ayuda de los insoportables errores de la izquierda sudafricana, el imperialismo occidental sigue mandando en esta zona geoestratégica.

25.- La política de «asesinato económico» de pueblos y Estados que podían haber llegado a serle competidores –recordemos cómo y por qué fracasó la estrategia de la «burguesía nacional» latinoamericana de «sustitución de importaciones» entre 1940-70, que de asentarse hubiera dado un giro al capitalismo mundial--, se basa también en la manipulación estratégica de las grandes decisiones económicas mundiales dictadas por los poderes imperialistas diseñados por los EEUU entre 1944-48, con los acuerdos de Bretton Wood como referencia, así como reforzadas posteriormente, desde la segunda mitad de 1980 con la liberalización financiera, así como con el Consenso de Washington, por no extendernos en lo ya sabido.

26.- Estas y otras intervenciones diseñadas a medio y largo plazo, desconocidas casi siempre para la grandísima mayoría de la población estrujada hasta su último aliento, inciden dentro de las leyes tendenciales de evolución del capitalismo, en especial en lo relacionado con el sobredimensionamiento del capital financiero, del muy correctamente denominado capital-ficticio por Marx, en detrimento del capital industrial, el produce valor y plusvalía, y vital a la larga para la supervivencia del capitalismo como modo de producción. De este modo, las leyes tendenciales del capitalismo orientadas en tal o cual sentido por la burguesía en la medida de lo posible, que condenaron a la miseria al mal llamado «tercer mundo» son las que actúan en el subsuelo de la historia mediante la lucha de clases, y las que irrumpen con devastadora fuerza en la superficie en los período de crisis en los que la lucha de clases plantea ya, a estas alturas, el dilema de comunismo o caos.

27.- Cualquier reflexión sobre el socialismo en el siglo XXI que no parta de lo aquí visto, y sobre todo, del hecho de que el capitalismo mundial ya ha condenado a la miseria relativa y en algunas cuestiones también absoluta a los pueblos del «tercer mundo», y cada vez más también a los del «primero», está condenado al fracaso. Antes de seguir conviene recordar algunas cifras: el 60% de las personas mayores latinoamericanas no cobran pensión alguna; más del 30% de las familias malviven en chabolas precarias; la cesión de la independencia económica mexicana a los EEUU está suponiendo el empobrecimiento brusco de otros doce millones de mexicanos, país en el que hay más de 20.000 agentes yanquis reconocidos; el 45% de la infancia y adolescencia peruana malvive en la pobreza y el 75% de entre 11-16 años no tiene seguro médico; entre 2006 y 2009 la pobreza en Chile aumentó del 13,7% al 15,1%, y sigue en aumento; según la CEPAL en 2010 el 63% de los niños eran pobres, y en 2010 en Buenos Aires 2 millones de personas malvivían en las «villas miseria»; en 2010 un quinto de la población latinoamericana acaparaba el 60% de los recursos mientras que el 20% más pobre sólo el 3,5%.

28.- La complejidad, diversidad y diferencias internas que caracterizan a las Américas hacen imposible que ofrezcamos aquí un modelo de socialismo para el siglo XXI. Además sería una pretensión engreída típica de la prepotencia euro-céntrica; sería una intromisión ignorante con efectos negativos al crear confusión artificial, y como toda ingerencia exterior, sería contraproducente. Teniendo esto en cuenta, voy a enumerar sólo cuatro aspectos generales que por ello mismo pueden ayudar a una reflexión que siempre debe ser examinada por las prácticas concretas. 




29.- El primero consiste en recordar los límites políticos y teóricos insalvables que separan de forma irreconciliable al socialismo del capitalismo. Son estos: la teoría de la explotación asalariada, de la producción de plusvalía y de beneficio que se apropia la burguesía en detrimento del pueblo trabajador; la teoría del Estado como instrumento decisivo en manos del capital contra el trabajo, instrumento clave que está por encima y al margen del parlamentarismo y de la democracia burguesa, y cuya efectividad última no es otra que la aplicación de la violencia extrema, del terrorismo, para salvar la propiedad privada; y la teoría del conocimiento, el método dialéctico materialista, que sostiene que se puede conocer y transformar la realidad opresora, destruyéndola.

30.- De un modo u otro, el reformismo ha negado estas tres cuestiones elementales, optando por versiones burguesas más o menos sofisticadas o burdas. El reformismo ha optado por alinearse con el capitalismo al relativizar la explotación asalariada, al creer que el Estado es una administración neutral y pacífica, «al servicio de la ciudadanía» y controlable por esta mediante las elecciones periódicas y el «juego parlamentario»; y ha optado por variantes neokantianas, que relativizan o niegan la posibilidad de conocer y destruir el capitalismo. Las diferencias irreconciliables ya surgieron en el último tercio del siglo XIX elaboradas con detalle, y desde entonces han marcado nítidamente la frontera insuperable entre práctica socialista y capitalista, sea reformista o contrarrevolucionaria.

31.- Por tanto, cualquier reivindicación, movilización, programa, lucha o estrategia política que no avance hacia el fin de la explotación asalariada, del Estado burgués y de la dominación ideológica y cultural burguesa, debe definirse como reformista si sólo pretende cambiar algo insustancial para mantener lo decisivo del capitalismo, y como reaccionaria y contrarrevolucionaria si abiertamente opta por el fortalecimiento de la burguesía y la derrota del proletariado. Desde luego que la aplicación práctica de esta línea absoluta de demarcación debe realizarse en cada situación concreta, siendo imposible y totalmente negativo querer imponerla desde fuera de los pueblos, desde las alturas burocráticas de partidos separados de las clases explotadas.

32.- El segundo es que estas tres diferencias se desarrollan más concretamente en otras que han ido creciendo con el transcurso del tiempo, en base a las lecciones aprendidas en las luchas. Hablamos de, por ejemplo, el rechazo frontal al patriarcado y la sistemática lucha para la emancipación de las mujeres, ya que siguen siendo «instrumentos de producción» de propiedad masculina incluso después de haber sido parcialmente derrotado el capitalismo. Nunca se desarrollará el socialismo en un sistema patriarcal. Otro tanto hay que decir de la opresión nacional, y del mantenimiento de una forma de vida centrada en el consumismo y en la destrucción de la naturaleza.




33.- Cualquier práctica de lucha en cualquier reivindicación o problema social que no sea coherente en estas tres decisivas confrontaciones con el imperialismo, está reforzando indirectamente el sistema explotador porque está fortaleciendo la propiedad privada masculina sobre las mujeres, la propiedad imperialista sobre las naciones oprimidas y la propiedad burguesa sobre la naturaleza. Estas tres formas de propiedad se unen a otras formas de propiedad burguesa ya vistas, como la de las fuerzas productivas, del Estado y de los sistemas culturales, de modo que, como resultado se extiende la propiedad capitalista.

34.- El tercero que es la lucha contra las múltiples formas de propiedad burguesa --económica, estatal, ideológica, patriarcal, nacional y natural, además de otras menores--, sólo puede realizarse con efectividad concienciadora si las clases explotadas van aprendiendo mediante su propia práctica autoorganizada y mediante sus relaciones con las organizaciones revolucionarias. Hablamos de la pedagogía de la praxis colectiva y de la pedagogía del ejemplo de las organizaciones revolucionarias. Hablamos de la estrategia de generalización en la medida de lo posible dentro del capitalismo de la autogestión social, hasta que choque frontalmente con el Estado burgués, cosa que se produce bien pronto si la autogestión social tiende a generalizarse desbordando los muy estrechos y coercitivos márgenes de la democracia-burguesa.

35.- Hablamos de autogestión social en términos amplios y extensos porque cada zona, cada barriada, villa, pueblo, ciudad, fábrica y taller, hospital y centro sanitario, escuela y universidad, servicios públicos y sociales, asociaciones vecinales y barriales, cooperativas de todo tipo, de viviendas, de producción y consumo, de educación, de transporte, etcétera, semejante red de redes que el pueblo trabajador va entretejiendo en medio de su lucha de clases contra la burguesía debe buscar la construcción de «islotes de socialismo» dentro del océanos capitalista, islotes conectados entre sí a modo de archipiélagos que van cubriendo de rojo la realidad social. En el interior de esta dinámica debe avanzarse deliberadamente en la recuperación de todo lo colectivo y público, de todo lo comunal, que ha sido expropiado por la burguesía y convertido en propiedad privada suya. Autogestión social y bienes comunes significan lo mismo.

36.- La práctica de la autogestión social dentro de lo posible en el capitalismo dominante, que es muy poco, ha de ser muy consciente de la interrelación de todas las formas de lucha por los derechos y las necesidades, alternándolas, posponiendo unas según las circunstancias, y desarrollando otras en momentos precisos; pero siempre ha de estar preparada para los momentos críticos, en los que chocan los derechos de la burguesía con los derechos del proletariado, los derechos del explotador a ejercer su opresión, y los derechos del explotado a defenderse y emanciparse. La teoría marxista enseña que cuando chocan dos derechos iguales pero antagónicos, entonces decide la fuerza, sea la contrarrevolucionaria o se la revolucionaria.

37.- La diferencia cualitativa entre el ascenso de la autogestión social y la autogestión socialista no es otra que el paso revolucionario, el salto cualitativo del poder burgués al poder popular organizado en Estado obrero. La autogestión socialista sólo puede expandirse cuando el poder popular construye su propio Estado tras conquistar el poder político. Hay que construir un nuevo Estado, destruyendo los componentes políticos, económicos, represivos, culturales, etc., del viejo Estado, y transformando cualitativamente sólo aquellos que son vitales para la administración social, es decir, infraestructuras, carreteras, sanidad, energía, comunicaciones, a la vez que se depura implacablemente al funcionariado estatal y se disuelven las fuerzas militares y represivas, aplicándoles la justicia popular garantizada por el pueblo en armas. A la vez, se construye un Estado cualitativamente diferente que debe estar vigilado desde fuera por el poder popular autogestionado para impedir todo atisbo de burocratización corrupta y degenerativa. El poder popular extraestatal es el encargado de dirigir el proceso de autoextinción del Estado conforme se llega al socialismo.

38.- El Estado obrero unido al poder popular, planificará el desarrollo económico hacia el socialismo, el plan económico estratégico al que se supeditarán los planes locales tácticos, con autonomía dependiente de los intereses generales del pueblo socialista. Tendrá que organizar la defensa del pueblo en armas, así como las relaciones internacionales en el proceso hacia el socialismo. Desconocemos las condiciones que reinarán en el siglo XXI, pero en base a la experiencia anterior, será decisiva la permanente intervención rectora del pueblo mediante la democracia socialista, intervención facilitada por la gran reducción del tiempo de trabajo necesario y el enorme aumento del tiempo libre, creativo y crítico, el único que garantiza el desarrollo de la potencialidad emancipatoria. La autogestión socialista y el Estado obrero no son contradictorios sino complementarios durante el período de vida del segundo hacia su autoextinción, durante el cual se extinguirá también la ley del valor-trabajo, el valor de cambio, y el dinero, y la desaparición histórica del valor para quedar sólo la producción socialmente planificada de los valores de uso.

39.- Y el cuarto y último es el contenido mundial e internacionalista proletario de cualquier lucha por pequeña que sea, aunque se realice en una aldea rural, un pueblito apenas conocido y sea realizada por una remota asociación de amas de casa, de mujeres, que exigen mejoras básicas, elementales, y en apariencia no revolucionarias sino reformistas. El socialismo es mundial o no es. No hay posibilidad alguna de «construir el socialismo en un solo país, aunque cada pueblo debe avanzar lo más posible al socialismo. La más pequeña lucha revolucionaria que empiece superando el reformismo y rozando siquiera los límites de la tolerancia estatal, esta lucha tiene en sí misma un contenido mundial latente, al margen de lo que opinen sus practicantes. Es así porque, como hemos dicho, el modo de producción capitalista domina a escala planetaria y tarde o temprano una lucha en un rincón lejano que afecta a la estructura capitalista empieza a engarzar con otras luchas ayudando a desencadenar el efecto «bola de nieve». Para que esta bola adquiera velocidad es decisiva la capacidad comunicativa de las izquierdas revolucionarias.

40.- Las Américas están en especiales condiciones para avanzar al socialismo superando la mortal trampa del «socialismo en un solo país» porque la extensión de las luchas en el continente, la fuerza del sentimiento antiimperialista y el arraigo creciente del ideal de la Patria Grande, facilitan que las fuerzas progresistas impulsen dinámicas de cooperación regional e interestatal, aun dentro del marco actual, que pueden aumentar la conciencia continental antiimperialista, primer paso para pensar y realizar un socialismo continental, como única salida factible a la opresión imperialista y a los riesgos de las «ayudas» de los sub-imperialismos. Los esfuerzos de Chávez han sido magistrales en este sentido, pero falta mucho que hacer, y el Movimiento Continental Bolivariano debe aportar un generoso esfuerzo creativo imprescindible para saltar de la conciencia continental antiimperialista a la conciencia socialista continental, y de esta a la conciencia comunista mundial.

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