domingo, 31 de agosto de 2014

MARINA SILVA: la ambientalista evangélica que desafía a Dilma Rousseff.. BRASIL: MARINA SILVA Y SU FE EN LA TERCERA VÍA A LA BRASILEÑA.

&&&&&
Marina Silva, la candidata ambientalista, hoy 31 de agosto, encabeza las preferencias políticas. Tiembla el oficialismo. Si Ustedes Presidentes Lula y Dilma hubieran cumplido con su promesa electoral.- además de la lucha contra la pobreza que fue un éxito, sacando a más de 50 millones de ciudadanos del infra-mundo de la pobreza - con el Programa central de la Reforma Agraria, la protección y defensa de la Amazonía, hoy no tendrían este serio y profundo peligro, que Marina Silva los desaparezca políticamente de la Historia.

Fundadora del Partido de los trabajadores, analfabeta hasta los 16 años, hija de esclavos caucheros, trabajadora del hogar. Aprendió a leer en el Convento, terminó la secundaria, sindicalista cauchera, se tituló como Maestra de Historia.  Años después militante trotskista. Hoy defensora de la naturaleza,  ambientalista  - trabajó con el gran Chico Méndez -  evangélica, no compartió el programa de Lula sobre la Amazonía y la construcción de grandes hidroeléctricas, por eso rompió con el P.T. y Lula, siendo su Ministra del Medio Ambiente.

Marina Silva alcanzó el 34 por ciento igualando a la presidenta Dilma Rousseff, según los números de Datafolha. ( Información de hoy domingo 31 de agosto del 2014.) Es muy importante comprender que significa políticamente la "Tercera Vía Brasileña?. Realmente existe, se podrá construir, en el país más desigual económica y social, del mundo, la sexta economía mundial y centro más importante del Movimiento Social Ciudadano de Insurgencia anti-globalización, más importante del sistema mundo.

/////

Marina Silva, la candidata ambientalista, hoy 31 de agosto, encabeza las preferencias políticas. Tiembla el oficialismo. Si Ustedes Presidentes Lula y Dilma hubieran cumplido con su promesa electoral .- además de la lucha contra la pobreza que fue un éxito, sacando a más de 50 millones de ciudadanos del infra-mundo de la pobreza - con el Programa central de la Reforma Agraria y la protección y defensa de la Amazonía, hoy no tendrían este serio y profundo peligro, que Marina Silva los desaparezca políticamente de la Historia.
*****

MARINA SILVA: LA AMBIENTALISTA EVANGÉLICA QUE DESAFÍA A DILMA ROUSSEFF.

*****
(Hace 10 días la Prensa Internacional Opinaba; hoy 31 de agosto cual es el resultado. (segunda parte.)

Gerardo Lissardy

BBC Mundo, Brasil miércoles 20 de agosto del 2014.

En sus 56 años de vida, Marina Silva ha enfrentado varias batallas difíciles: desde enfermedades que cambiaron su rutina hasta pugnas en el gobierno que integró. Pero quizá ahora llegó su mayor reto: esta ambientalista evangélica buscará arrebatarle el empleo a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff.

Silva fue nombrada oficialmente este miércoles candidata presidencial del Partido Socialista Brasileño (PSB) para las elecciones de octubre en lugar de Eduardo Campos, quien murió en un accidente de avión el miércoles pasado.

Contenido relacionado.

La trágica muerte de Eduardo Campos, la promesa de la política en Brasil.
Murió Candidato Presidencial brasileño Eduardo Campos, en accidente aéreo.
Brasil: caja negra no grabó voz del vuelo en el que murió Eduardo Campos.
Temas relacionados.
América Latina.
Brasil.
Medio Ambiente

La designación era esperada, ya que Silva era número dos de Campos por una alianza pactada entre ambos. Pero también supone un verdadero terremoto para la campaña electoral brasileña, que arrancó esta semana por radio y TV.
La primera encuesta realizada tras la muerte de Campos, atribuyó el lunes 21% de las intenciones de voto para Silva. El estudio de Datafolha la ubicó así un punto sobre del candidato socialdemócrata Aécio Neves y 15 puntos abajo de Rousseff.

Pero en un escenario hipotético de segunda vuelta con la presidenta, el sondeo dio a Silva 47% de intenciones de voto contra 43% de Rousseff, que busca la reelección por el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).

Esto sería un empate técnico considerando el margen de error. Pero refleja la gran diferencia que plantea la candidatura de Silva respecto a las encuestas previas, que daban a Campos tercero lejos y a Rousseff con opción de triunfar en primera vuelta.

"Es muy temprano para decir lo que va a pasar, pero Marina configura una posibilidad real de segundo turno en Brasil", dijo Carlos Pereira, profesor de ciencia política en la Fundación Getúlio Vargas, un prestigioso centro de estudios en Río de Janeiro.

Por eso, hoy todos los ojos se enfocan sobre esta mujer que de joven trabajó como empleada doméstica y ahora quiere liderar al gigante sudamericano.

Luchando con la muerte.


Fundadora del Partido de los trabajadores, analfabeta hasta los 16 años, hija de esclavos caucheros, trabajadora del hogar. Aprendió a leer en el Convento, terminó la secundaria, sindicalista cauchera, se tituló como Maestra de Historia.  Años después militante trotskista. Hoy defensora de la naturaleza,  ambientalista  - trabajó con el gran Chico Méndez -  evangélica, no compartió el programa de Lula sobre la Amazonía y la construcción de grandes hidroeléctricas, por eso rompió con el P.T. y Lula, siendo su Ministra del Medio Ambiente.
***
Silva fue ministra en el gobierno de Lula.

Silva nació en la ciudad de Río Branco, cerca de la frontera brasileña con Bolivia y Perú, en una familia pobre descendiente de esclavos africanos e inmigrantes portugueses.

Su padre era recolector de caucho en una zona rural y su madre falleció cuando ella había cumplido 14 años. Tuvo 10 hermanos, pero dos murieron temprano: una por sarampión y otra por malaria.

Silva contrajo hepatitis y fue a tratarse a Río Branco, donde se alfabetizó con 16 años y vivió en un convento católico. Inició labores de empleada doméstica y desistió de su idea de ser monja.

Con el paso de los años se casó y tuvo dos hijos, completó estudios de historia en la universidad, se divorció, volvió a casarse y fue madre dos veces más.

También comenzó a militar como sindicalista junto al líder cauchero y activista ambiental Chico Mendes, con quien fundó una central de trabajadores del estado de Acre antes que éste fuera asesinado en 1988.

En esos años se afilió al PT, por el cual fue electa senadora en 1990, a la temprana edad de 36. Cuando Luiz Inácio Lula da Silva llegó a la presidencia en 2003, Silva fue una de sus primeras designaciones para su gabinete: ministra de Medio Ambiente.

Aquel trajín de niña y joven dejó secuelas en su salud: contrajo hepatitis dos veces más antes de los 20 años y sufrió una contaminación por metales pesados.
"Siempre tuve miedo a la muerte antes de tiempo", dijo a la revista Rolling Stone en 2010. "Luché con ella desde que nací".

Hoy Silva evita consumir carne, lactosa, alcohol o gaseosas, así como usar perfumes y cosméticos, ya que pueden causarle problemas respiratorios o alérgicos.

Se muestra en público con escaso o ningún maquillaje. Su figura es delgada. Siempre lleva el pelo negro recogido y suele usar vestidos largos, camisas o blazers de tonos neutros.

Los analistas creen que su imagen llana y su forma de hablar le ayudan a conectar con un sector del electorado. "El discurso de Marina, principalmente el improvisado, consigue transmitir carisma, emoción y sinceridad", indicó Pereira a BBC Mundo.

Palomas y serpientes.

La muerte de Campos alteró la dinámica de la elección en Brasil.
No es esta la primera elección presidencial en la que Silva compite. Ya lo hizo en 2010, cuando sorprendió captando casi 20 millones de sufragios (19%) como candidata del Partido Verde.

En ese entonces decía que quería ser la "primera mujer negra y de origen pobre" en ocupar la presidencia de Brasil.

Se presentó tras renunciar al gobierno de Lula, en el que se opuso a medidas como la liberalización de semillas genéticamente modificadas y a obras de infraestructura en zonas ambientalmente sensibles.

Durante su ministerio, Brasil redujo la tasa de deforestación amazónica, batió un récord de nuevas áreas preservadas y arrestó cientos de personas por crímenes ambientales. Esa gestión le valió premios de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales.

Uno de los miembros de gobierno con quien tuvo roces fue la entonces ministra Rousseff, que ganó las elecciones de 2010 como candidata del popular Lula. Tras la votación, Silva recomendó a la presidenta electa tener "la simpleza de las palomas y la sagacidad de las serpientes".

Pocos dudaban que buscaría revancha en los comicios de este año, y menos aún después que su popularidad creciera con la ola de protestas callejeras que sacudió a Brasil en junio de 2013--mientras caía la de la presidenta.

Pero el nuevo grupo que Silva creó, la Red Sustentabilidad, fue inhabilitado por faltarle las adhesiones mínimas requeridas para entrar en liza electoral. Así fue que se alió con Campos.

Ahora su inesperada candidatura tiene la difícil tarea de convencer a dirigentes y votantes del PSB con los que existe reticencia mutua, algunos vinculados al poderoso sector de agronegocios.

Su fuerte fe evangélica, que profesa desde 1997, quizá le ayude a captar votos entre los adeptos a la religión que más crece en Brasil. Pero también puede generar reparos entre la mayoría católica o entre los partidarios de cambios sociales que ella rechaza, como la legalización del aborto, el matrimonio homosexual y las drogas.

Por lo pronto, es posible que Silva haya obtenido un impulso con el impacto emocional que ha provocado en Brasil la trágica muerte de Campos, a cuyo entierro el domingo en Recife fueron miles de personas, incluidos los principales candidatos.

Una pregunta ahora es cuánto podrá extenderse este fenómeno de empatía, en tiempo y votos.

"Esa es la gran incógnita: si tendremos una elección más basada en la razón o la emoción", señaló Cristiano Noronha, principal analista político de la consultora Arko Advice, en Brasilia. "Si el lado emocional prevalece, la más beneficiada sin dudas será Marina Silva".


*****


Marina Silva alcanzó el 34 por ciento igualando a la presidenta Dilma Rousseff, según los números de Datafolha. ( Información de hoy domingo 31 de agosto del 2014.) Es muy importante comprender que significa políticamente la "Tercera Vía Brasileña?. Realmente existe, se podrá construir, en le país más desigual del mundo, la sexta economía mundial y el Movimiento Social Ciudadano de Insurgencia anti-globalización, más importante del sistema mundo.
***

BRASIL: MARINA SILVA Y SU FE EN LA TERCERA VÍA A LA BRASILEÑA.

La dirigente evangelista que heredó la candidatura del Partido Socialista Brasileño, iguala en los sondeos a Dilma Rousseff.
*****
La candidata ambientalista brasileña promete construir una nueva política. Su programa está más cerca del mercado que de la izquierda

Darío Pignotti

Desde Brasilia Página /12 domingo 31 de agosto del 2014.
Luiz Inácio Lula da Silva no adscribe a la “nueva política” ofertada por Marina Silva. “Yo no creo en alguien que hace apología de la no política... les pido que no le crean a alguien así, porque no es posible que alguien gobierne Brasil por fuera de la política... esta no es la hora de negar la política.” Como jefe del Partido de los Trabajadores (PT) a Lula le cupo la tarea, políticamente incorrecta, de contrarrestar el aluvión publicitario a favor de la “tercera vía” a la brasileña, un sendero ideológicamente gaseoso, situado más lejos de la izquierda que del mercado, planteado por la candidata presidencial Marina Silva, la dirigente ambientalista más importante del país.
“La nueva política que proponemos –prometió Marina– la vamos a construir sin aceptar las imposiciones de los partidos... la haremos dialogando con los mejores hombres del PT y del PSDB (Partido de la Socialdemocracia Brasileña)”, del ex gobernante Fernando Henrique Cardoso, el cuadro más refinado, y escuchado, del bloque de poder que continúa siendo dominante, aunque esté fuera del gobierno desde 2003. Representante del Partido Socialista Brasileño al que se afilió por compromiso hace menos de un año, Marina alcanzó el 34 por ciento igualando a la presidenta Dilma Rousseff, según los números de una encuesta divulgada ayer por la agencia Datafo-lha. En caso de que nadie supere el 50 por ciento de los votos válidos en la primera ronda del 5 de octubre habrá otra el 26 y allí Marina sería electa con el 50 por ciento contra el 40 de la actual jefa de Estado.
Si esa proyección se confirma el 31 de diciembre marcará el fin del ciclo de gobiernos petistas iniciado el 1º de enero de 2003 con la asunción de Lula da Silva, reelecto en 2006 y su heredera Dilma vencedora en 2010.
Todas las empresas de opinión pública, unas más confiables que otras, coinciden en describir el ascenso de Marina como un huracán surgido el 13 de agosto, cuando se estrelló en el interior de San Pablo el jet Cessna 500, valuado en 9 millones de dólares, a bordo del cual viajaba el entonces candidato socialista, Eduardo Campos.
Para el director de Datafolha no quedan dudas sobre la consistente popularidad de la ex ministra de Medio Ambiente entre 2003 y 2008, aunque resta constatar si resistirá los embates iniciados el jueves pasado por Lula, a los que se sumó Dilma, cuando calificó como “gravísima” la tesis de instaurar un régimen post partidario. “Quien no gobierna con los partidos políticos está coqueteando con el autoritarismo”, lanzó ayer Rousseff.
Como en el ’89
Aunque la honesta evangélica Marina Silva imagine ser la encarnación de lo nuevo, su papel en la narrativa electoral reproduce un libreto al que ya echaron mano las elites para contener a las fuerzas progresistas, populares y nacionalistas que han tenido al PT como su representante político, no el único, desde la década del 80, después de las huelgas encabezadas por Lula, desafiando a la dictadura que se vio obligada a iniciar el repliegue concluido en las elecciones tuteladas de 1985.
En las presidenciales de 1989, ahora sin proscripciones, los socios civiles del régimen, por caso la Federación de Industrias de San Pablo y la cadena Globo, se coludieron para abortar la victoria de Lula al precio que sea. De allí surgió Fernando Collor de Mello, un Frankenstein con partes de Carlos Menem, Alberto Fujimori y Carlos Salinas de Gortari, pero más musculoso que ellos. Amigo sobreactuado de George Bush, Collor asumió el gobierno en 1990 con una base parlamentaria alquilada –como la que deberá rentar Marina si gana en octubre– que lo abandonó poco antes de su renuncia en 1992.
Collor, quien llegó a ser personificado como héroe de una novela de la Globo, se presentó ante el gran público como un “cazador de marajás”: un outsider de la política que habría de luchar sin cuartel contra los corruptos.
Por cierto, la biografía de Marina Silva no se confunde con la de Collor. Ella trabajó junto al dirigente campesino asesinado Chico Mendes, militó en el trotskismo, emigró al PT, fue senadora por ese partido y luego ministra de Medio Ambiente durante el gobierno de Lula, del que se fue en 2008 iracunda por la construcción de represas en la Amazonia. Su enemiga jurada era la ministra Dilma Rousseff, impulsora de grandes obras de infraestructura.
Se cuenta que cuando dejó el Planalto algunos ministros dijeron confidencialmente estar hasta la coronilla con la “santa”, el apodo que recibió Marina por su actitud mesiánica y presunción de superioridad moral. Rompió con el PT en 2009 y en 2010 fue candidata presidencial por el Partido Verde, del que se iría un año después, y con el que recogió sorprendentes 20 millones de votos, en su mayoría de la clase media, media alta, ambientalistas, jóvenes, petistas desencantados y ongueros (de ONG). Surgía una corriente de opinión ecléctica, habituada a militar en las redes sociales, los “marineros”, que participaron en las movilizaciones multitudinarias de junio de 2013.
A pesar de su historia política meritoria, su fuerza de carácter, su compromiso, lo que emparenta a Marina con Collor es la funcionalidad de ambos: ellos representan el antipetismo. En 1989, cuando el PT proponía revisar y condicionaba el pago de la deuda externa, Collor asumía como propios, aunque quizá los hubiera leído en parte, los postulados del Consenso de Washington. Veinticinco años más tarde, transcurridos casi tres gobiernos petistas, Dilma y su agrupación son los “enemigos a vencer”, señala privadamente Cardoso, vocalizando el parecer de banqueros, editores y algunas embajadas, tal el caso de la norteamericana.
Pragmáticos, los dueños del poder se contentan con la ascendente Marina porque su candidato ideal, Aécio Neves (del partido de Cardoso), quedó fuera de juego con el 15 por ciento de las adhesiones. Y Marina acepta, a pesar de su discurso con sabor a clorofila, el pacto con el diablo para llegar al Palacio del Planalto.
En su programa de gobierno redactado contrarreloj, bajo la supervisión de la heredera del Banco Itaú, Maria Alice Setúbal, publicado el viernes pasado, están expresadas las tesis de un modelo pensado para iniciar una era post PT.
El centro de gravedad del programa está en el compromiso de “asegurar la independencia del Banco Central de forma institucional lo más rápidamente posible”, según resumió la agencia Reuters. Es decir, fin de la heterodoxia dilmista, con la implantación de un Banco Central impermeable a cualquier gobierno electo (incluso el de Dilma), garantía para el retorno a los postulados noventistas basados en tasas de interés sin regulación política, superávit primario alto para el pago de los intereses de la deuda a costa de las inversiones públicas y políticas sociales, combate severo a la inflación y cambio flotante. Se propone, además, reducir los subsidios estatales a los bancos de fomento como el Banco Nacional de Desarrollo Econômico y Social y la Caixa Econômica, que financia viviendas populares.
En el plano energético la plataforma “marinera” impone restricciones a la política de expansión de Petrobras, especialmente en la explotación de las reservas gigantes de los yacimientos de aguas profundas, en las que la legislación de 2010 otorga atribuciones especiales a la compañía estatal.
“¿Qué va a pasar si entra en vigor (ese) programa? No sólo va a perder importancia Petrobras, sino que también van a imponer restricciones al BNDES y la Caixa... se acaba (el plan de viviendas) Mi Casa, Mi Vida”, protestó ayer Dilma.
El antipetismo diplomático se resume en dos incisos contenidos en las más de 240 páginas del plan de gobierno para una “nueva política”.
Primero, fin de la cláusula que obliga a los miembros del Mercosur a negociar en grupo acuerdos comerciales con terceros mercados, lo que allana el camino para pactos bilaterales de Brasil con la Unión Europea y, eventualmente, con Estados Unidos. Segundo, posible, por no decir seguro, archivo de las demandas brasileñas a Washington debido al espionaje de la agencia NSA del que fueron objeto Dilma, Petrobras y millones de ciudadanos, según se reveló en los documentos presentados por Edward Snowden. Marina, en su propuesta de política exterior conocida el viernes, considera que “ha llegado el momento de adoptar un diálogo maduro, equilibrado y propositivo que no dramatice las diferencias naturales entre socios con amplios intereses económicos y políticos”.

*****

No hay comentarios: