jueves, 21 de agosto de 2014

SOCIÓLOGO: Falsedades de la partidocracia neoliberal: Globalización es pacífica.

&&&&&
La globalización neoliberal desde sus propios orígenes a principios de la década de los 70’  del siglo XX – globalización ha habido a lo largo de toda la historia de la humanidad – como neoliberal, es producto de las grandes revoluciones en la estructura del "viejo" capitalismo industrial: la revolución tecnológica, comunicación electrónica y del transporte, así como las políticas sistémicas a favor del capital financiero, la apertura de los mercados de los países en vías de desarrollo y del tercer mundo, las políticas proteccionistas de las economías de los países globalizadores (G-7): la economía única de libre mercado. El "Cambio de Época, histórica", está presente en el sistema-mundo. Las condenatorias frases de la Primer Ministra Inglesa sra. Thatcher, del Presidente norteamericano Reagan. “El Estado no es la solución, el Estado es el problema”. Paralelamente, el trabajo político de la Comisión Trilateral del Congreso Americano, dirigida por el Académico Samuel Huntington, el francés  Crozier y el japonés Watanuki sobre la doctrina de la Gobernabilidad, como políticas de Estado viables, seguras, oportunas, democráticas en el objetivo de la estabilidad política de los Estados, la misma que se sintetiza, en la década de los 80’, conjuntamente con el trabajo sobre el liberalismo económico y político del siglo XVIII y XIX, el fin de La Guerra Fría, con la Caída del Muro de Berlín, el fin del "socialismo" soviético y las políticas de apertura política o Perestroika y de claridad informativa o Glasnost, sumado a ello los grandes cambios sociales que experimenta la sociedad en dicha década producto del empuje de los Nuevos Movimientos Sociales y la Nueva Sociedad Civil que emerge del epicentro del proceso de la llamada “revolución conservadora”. Las Políticas del Consenso de Washington – 1990 -, oficializan, consolidan e imponen en todo el sistema-mundo la ideología y política del neoliberalismo, como políticas multidimensionales de la globalización en la última década del siglo XX.  


Obviamente, la globalización neoliberal desde su origen – como concepto polisémico – tiene un carácter multidimensional: económico, financiero, comercial; tecnológico, social, cultural, político, militar e institucional. Cometemos un grave error al centralizar que la globalización neoliberal solamente tiene un contenido unidimensional: económico-financiero-comercial; o político – democracia liberal, representativa – o militar – guerras, espionaje, militarismo, economía de la guerra o economía criminal – lavado de  activos, corrupción, narcotráfico, narcoterrorismo, prostitución de menores, migración ilegal, Paraísos Fiscales, evasión de impuestos, etc. – No es uno sólo es todo en conjunto, de ahí su carácter de capitalismo salvaje, de economía de casino, capitalismo del desastre o simplemente la era de la transnacionalización de los monopolios imperialistas La globalización neoliberal en sus más de tres décadas de hegemonía, jamás, así con mayúsculas JAMAS ha creado, forjado o construido cultura y a desarrollado o cultivado valores o ha fomentado la paz (Miren el mundo hoy como está). Al contrario, por la violencia, verticalismo (salvajismo inhumano) como impone sus políticas asimétricas en todo el sistema-mundo, la globalización ha destruido y sigue destruyendo la cultura local, regional y nacional de las naciones, las identidades de los pueblos, pero sus ejecutores, implementadores y colaboradores, no pensaron, menos tenían previsto, que la defensa más importante, digna y soberana de una nación, de un pueblo o una comunidad está precisamente en la infinidad de formas de resistencia cultural  y ahora en el siglo XXI, está presente, el llamado “Desenclave cultural”, por el cual millones de culturas locales, pelean, se enfrentan al poderoso y defienden lo que es nuestro, lo que les pertenece, el patrimonio cultural de su pueblo, comunidad o Nación. Valores, la globalización, en sí lo que impone destruyendo todo, son los anti-valores del fundamentalismo neoliberal, la codicia y el recetario consumista del casero y consumidor,  destructor de Ciudadanía.
/////

SOCIÓLOGO: Falsedades de la partidocracia neoliberal: 
Globalización es pacífica.
*****


José Luis Vega Carballo.

El País. Cr  jueves 21 de agosto del 2014.

Columna “Pensamiento Crítico”

La globalización desregulada = la desregulación a escala global.

Si se proclama que la globalización es un proceso generador de prosperidad que obedece a fuerzas naturales, objetivas e ideológicamente neutras, y que por eso se impone como si se tratara de un proceso apolítico que realiza su tarea a escala mundial de una manera ordenada, pacífica y benevolente. O sea, sin apelar al uso de la intimidación o el miedo, y lo más importante: sin necesidad de recurrir a medios coercitivos de tipo represivo o militar. Pero ¿será cierto que la globalización es tan pacifista y persuasiva a la hora de afirmar su contundencia como la pintan sus partidarios?

Lo primero a reconocer es que el axioma de que la prosperidad genera seguridad ha sido invertido por el globalismo como ideología al servicio del poder, principalmente del anglosajón que se ha vuelto hegemónico. Ahora se vocea desde los altos círculos neoliberales que, en los tiempos actuales, la seguridad se ha vuelto la fuente de la prosperidad y no al revés, como el gran eje central de la acumulación del capital transnacionalizado, o capitalismo ultraliberal sin fronteras.

La tesis anterior viene de dando aliento a un nuevo y pujante determinismo militar, donde se confunde la guerra total con la paz universal, el armamentismo y el militarismo con el poder político y la diplomacia, la imposición de dictaduras y dictablandas (por tanto, el autoritarismo respaldado militarmente) con la promoción de la democracia, la paz y la libertad, todo de la mano con la expansión de los mercados y el libre comercio.   

Lo segundo a tener en cuenta son las causas generadoras de la inseguridad que hacen a la búsqueda de seguridad el pilar de la nueva prosperidad y bienestar humano-social en medio de la globalización. Y para sorpresa de unos y disgusto de otros, resulta ser que las causas de las perturbaciones y nuevas guerras emanan directamente de la misma globalización, por ser ésta un proceso desregulado y anárquico dependiente del ciego devenir de las fuerzas productivas y financieras del capitalismo y los mercados que funcionan incontrolados. Un escenario plagado, por lo demás, de “efectos colaterales” sociales, políticos, culturales y ambientales muy difíciles de poner a raya y provocadores de múltiples contradicciones y desequilibrios sistémicos que son fuente pertinaz e indomable de grandes amenazas, riesgos y conflictos internacionales, como lo estamos presenciando nítidamente en la zona de Eurasia, el Medio Oriente y varios puntos de África.

Y cuando tales fuerzas desestabilizadoras se salen de ciertos límites donde pueden manejarse con costos normales y razonables por los sistemas políticos, sean éstos de los países centrales o periféricos, en ese momento es cuando aparece otro recurso de poder y control. Nos referimos a los aparatos militares, policiales y de inteligencia de última generación, sean los internos o los externos a los límites del fallido Estado en alguna zona de la periferia donde se pongan en riesgo los intereses del eje EEUU-Inglaterra-Unión Europea alemana-Japón y otros aliados de menor rango del Imperio Occidental, resguardados por organismos como el Pentágono, los diez US Regional Commands y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN, mejor conocida por sus siglas en inglés como NATO), que han extendido sus operaciones por todo el orbe. Es cuando se habla de que ese Estado se ha transformado  en una amenaza para la seguridad global, situación anómala que exige una dura respuesta e intervención a fin de restablecer el orden (recordar los casos de Ucrania, Siria, Libia, Iraq, Afganistán, Kosovo, entre otros).

La cara militarizada de la globalización neoliberal.

Como dicen los anglosajones - que por cierto saben mucho de esta materia dada su larga vocación guerrera y colonialista -, when the going gets tough, the tough gets going” (cuando las cosas se ponen difíciles o duras, el matón se pone en marcha). Es cuando la otra cara de la moneda (y de la globalización) se hace más visible y presente, al entrar los aparatos militares y de inteligencia en acción. Aparatos que se han globalizado siguiendo la ruta de los agentes del gran capital corporativo y bancario.

Esa globalización del militarismo y el espionaje, muy acelerada en los años posteriores a la Guerra Fría y la caída del imperio soviético en 1992, queda bien ejemplificada por aparatos como el Pentágono, la Central Intelligence Agency o CIA, la National Security Agency, o NSA, los mencionados US Commands (Comandos Regionales usa-americanos) y la OTAN. Son estos actores represivos y con gran poder destructor quienes pasan a hacerse cargo de restablecer el orden y recomponer la marcha de las cosas, o “the going”, en beneficio de los actores e intereses hegemónicos en la esfera del Sistema-mundo y apoyándose en serviles agentes locales.

El espacio militar nacional vulnerado por el vasto “Complejo Industrial-Militar” (CIM)

Para explicar el antes señalado cambio de fórmula imperial a inicios de años de 1990, comencemos por recordar aquella trama que denunciara el presidente Eisenhower en su famoso discurso de despedida de 1961 como un peligro para los EEUU, porque ciertamente este Complejo Industrial-Militar (así calificado por él) no se ha quedado en casa. Más bien, ha subordinado unas veces y absorbido en otras, a los poderes militares otrora nacionales o locales, tanto en los centros metropolitanos como en las periferias del Sistema-mundo capitalista. Por lo que en la actualidad, la expansión del peligro no tiene fronteras, al igual que sus destructivas consecuencias materiales y no-materiales, incluidas las culturales y morales.

Examinemos primeramente lo dicho premonitoriamente por el general Eisenhower, jefe de los aliados durante la II guerra Mundial, en su discurso presidencial de despedida el 17 de enero de 1961:

“[La] conjunción de un sistema militar inmenso y de una gran industria armamentística es algo nuevo en la experiencia estadounidense… En los consejos de gobierno, debemos guardarnos bien de que el complejo industrial militar no llegue a tener una influencia injustificable, sea o no alentada. Hay potencial, y seguirá habiéndolo, para que se produzca ese desastroso aumento de poder a todas luces inapropiado.” (Dwight D. Eisenhower [1890-1969], 34º presidente, discurso de despedida, 17 de enero de 1961)

Ya en 1953 había mostrado sus temores respecto al armamentismo, del cual dijo:
“De seguir como va, lo menos que podríamos esperar es una vida en perpetuo temor y tensión…

Y, en una conferencia ante la “American Society of Newspaper Editors” el 16 de abril de 1953, anticipó que de seguir las cosas como iban y no se controlaba la carrera armamentista a escala mundial,

“lo mejor a esperar sería vivir una vida en perpetuo miedo y tensión, con el peso de las armas drenando la riqueza y el trabajo de todos los pueblos; un desperdicio de energías que desafía al sistema Americano tanto como al Soviético impidiéndoles alcanzar la abundancia y la felicidad para la Humanidad”.

Y agregó:

“Cada arma que se fabrica, cada barco que se lanza al mar, cada cohete disparado, en su sentido final, es un robo contra aquellos que tienen hambre y no son alimentados, tienen frío y no son abrigados. [Y] esta no es manera de vivir en su verdadero sentido. Bajo la nube de la amenaza de guerra, equivale a una Humanidad colgada de una cruz de hierro.”

 Igual se habían pronunciado antes otros líderes políticos y militares de EEUU.

Por ejemplo, el par de Eisenhower en la II guerra mundial y la de Corea, el general Douglas MacArthur, en su célebre discurso del 15 de mayo de 1951 manifestó: “Que nuestro país vaya ahora encaminado hacia un modelo de economía basada en las armas, es parte del modelo general de una política desacertada, alimentada con ayuda de una psicosis inducida artificialmente de histeria de guerra y nutrida a partir de una propaganda incesante alrededor del miedo.”  

Más aún, muchísimo antes de los generales, nada menos que George Washington, el primer presidente usa-americano, se había pronunciado críticamente respecto del factor militar, también en su discurso de despedida:

“Los gobiernos…deben evitar el tener necesidad de sistemas militares desmesurados que, bajo cualquier modalidad de gobierno, mantienen actitudes de rechazo hacia la libertad y que deben ser considerados como hostiles a la Libertad Republicana.”

Y otro ilustre firmante de la “Declaración de Independencia” Samuel Adams, nos alertaba así:

"Aún cuando haya necesidad del poder militar dentro del territorio, un pueblo sabio y prudente estará siempre con un ojo vigilante y celoso abierto sobre él.” 

El complejo-militar industrial de Eisenhower revisitado y actualizado.

Debemos, en consecuencia,  considerar que, en la actualidad, al complejo hay que agregarle la superpotente red globalizada de firmas y lobbies financiero-bancarios controlada desde Wall Street y la City de Londres, operante en el sempiterno eje imperial surgido después de la II guerra mundial. De tal modo, que lo rebautizamos aquí como “Complejo Industrial-Militar y Financiero”.

Finalmente, no perdamos de vista tampoco a los aspectos culturales y éticos del militarismo imperial porque forman parte funcional del ultra-poderoso Complejo. Si no veamos lo que al respecto opina la doctora en Sociología Laura Finley, de la Universidad de Barry sobre la manera como los EEUU ha desarrollado una cultura ensalzadora de la fuerza y violencia:  

“Estados Unidos es una cultura violenta, militarista que, en prácticamente todas las instituciones, muestra la violencia como un medio para solucionar los problemas... Despliega una ideología que privilegia ciertos valores, incluida la jerarquía, la competencia, el autoritarismo y la obediencia, entre otros.”
Y termina diciendo: “Esta ideología militarista ha diseñado la estructura de nuestras escuelas, lo que enseñamos y cómo nos lo enseñan. Afecta a nuestros medios de comunicación... degradando al ‘enemigo´ siempre que sea posible. La ‘cultura´ y los ‘valores´ que la escuela implanta en los niños están basados en el miedo, en la violencia y en la mentira.”

Verdaderamente, un problema de suma gravedad con consecuencias alrededor de todo el mundo; y del que nadie puede escapar actualmente, dejando muy en claro que la globalización del capitalismo no tiene nada de pacífica ni de humanitaria, mucho menos de apolítica y espontánea, habiéndose transformado en un peligro para la Humanidad y la sobrevivencia de la Tierra al andar tan de la mano del militarismo como nueva estrategia de conquista imperial.

*****

(*) Sociólogo.


*****

No hay comentarios: