sábado, 4 de octubre de 2014

BRASIL: IMPACTO Y CONSECUENCIAS POLÍTICAS.- SOCIÓLOGO EMIR SADER: EL REFERENDO BRASILEÑO.

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Elecciones en Brasil, Dilma, -5 de octubre - Bolivia, Evo, - 12 de octubre - y Uruguay, Tabaré Vasquez - 26 de octubre -marcan un acontecimiento histórico en América Latina.
Si ganase la derecha en Brasil juntando todos sus votos en la segunda vuelta, en caso que la haya, modificaría la relación de fuerzas en el MERCOSUR, en la UNASUR, sería una gran conquista de EE. UU., empujaría aún mucho más a la derecha al gobierno del Frente Amplio con Tabaré Vásquez que en el pasado ya quería hacer un TLC con EE. UU., pero si Dilma se mantiene, como es posible incluso ganando en el caso de una segunda vuelta, por poco, pero ganando, más un triunfo aplastante de Evo que no tiene oposición y una izquierda que ya está planteando cuestionamientos a Tabaré aún antes que pueda ser presidente con las acciones sindicales del PIT-CNT y la creación de una izquierda a su interior, el viraje moderado no se produciría. Por eso son muy importantes estas tres elecciones porque está en juego hacia dónde va el eje de los llamados gobiernos “progresistas”, a la derecha, al centro-derecha o se mantienen más o menos como hasta ahora en el centro-izquierda.

Exactamente. En Brasil es una ofensiva clara de la derecha para desestabilizar la economía y tratar de voltearla a Dilma y acabar con el gobierno del PT y en Uruguay lo mismo donde los blancos, por fortuna demasiado diferenciados de los colorados, quieren acabar con el gobierno del Frente Amplio que ha tomado algunas medidas mucho más limitadas, pero que de todas maneras aparece mejorando los salarios reales, aumentando el poder adquisitivo interno, aunque todo eso mezclado con el desarrollo de las pasteras, la gran minería y la destrucción del suelo en Uruguay. De todas maneras, no es un gobierno de la oligarquía tradicional uruguaya que quiere transformar el país nada más que en una plaza financiera para la especulación y la fuga de divisas de Argentina. En Bolivia sería interesante saber cuáles serán los cambios internos porque Evo anteriormente había perdido en Tarija, Beni y Santa Cruz y ahora ganaría también en esas regiones. Hay un avance y un retroceso de la extrema derecha.

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La intervención del ex presidente Lula en la etapa final del proceso político electoral en Brasil, le dio un profundo contenido político con  la finalidad no de oponerse o combatir a Marina Silva, sino a los poderes facticos que están tras ella. En especial medios de comunicación, empresas y corporaciones transnacionales del poder imperial actual.
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BRASIL: IMPACTO Y CONSECUENCIAS POLÍTICAS.
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Walter Mignolo *

Página /12 sábado 4 de octubre del 2014.
Durante su presidencia, Dilma Rousseff aumentó el distanciamiento entre Brasil y EE.UU., distanciamiento que comenzó durante la presidencia de Ignacio Lula da Silva. Dos acontecimientos importantes, en el pasado reciente, aumentaron tanto la distancia como la tensión entre los dos estados: Rousseff canceló su visita a Washington al hacerse público que Estados Unidos espiaba al gobierno de Brasil y, en julio de este año, la reunión de los Brics en Brasil, que incluyó el fuerte apoyo de Rousseff a la creación del banco de ese grupo de naciones.
Cuando la iniciativa del banco de los Brics fue criticada como una iniciativa contra el FMI y el Banco Mundial, Rousseff fue citada diciendo que la propuesta no era en contra de nadie, sino “a favor de nuestros intereses”. “Nuestros intereses” se refería a los Brics y a los estados que el banco apoyaría tanto para su consolidación económica como para evitar que las draconianas tasas de intereses y los delincuentes legales como Paul Singer mantuvieran a estados emergentes bajo la esclavitud de la deuda.
Marina Silva surgió a la notoriedad después del accidente de aviación que acabó con la vida del candidato presidencial Eduardo Campos, el 13 de agosto de 2014. Hubo mucha especulación y no faltaron las teorías conspirativas en el análisis del accidente y sus consecuencias.
El 27 de septiembre, el periódico español El País publicó un artículo con este título: “La candidatura de Silva apuesta por una actitud más cercana a Estados Unidos”. El título trajo a la luz lo que ya se sabía, pero andaba dispersado en la campaña de Silva: su inclinación política hacia la reoccidentalización y, en consecuencia, la posibilidad de que bajo su presidencia Brasil se una a la Alianza del Pacífico junto a Colombia, México, Perú y Chile, que mantiene una posición ambigua en este asunto desde que Michelle Bachelet asumió la presidencia. Un giro semejante en la política exterior de Brasil abriría un signo de interrogación sobre su rol en la Unasur.
Hay, sin duda, mucho en juego en estas elecciones; mucho más de lo que presupone toda elección presidencial. Brasil se ha convertido en el Estado líder en Sudamérica, Centroamérica y el Caribe. Al mismo tiempo, el orden mundial global ha llegado al punto del no retorno en la creciente afirmación de tendencias desoccidentalizantes (Brics, Indonesia, Turquía) y las respuestas reoccidentalizantes (Estados Unidos y la Unión Europea en Ucrania, en Siria, en Medio Oriente).
En los últimos dos años, Rusia y China detuvieron la invasión estadounidense a Siria en el Consejo de Seguridad de la ONU. Por otra parte, India “conmocionó al mundo” (según los titulares mediáticos) al unir fuerzas con Rusia y China contra las expectativas de Estados Unidos. Occidente (EE.UU. y los países centrales de la Unión Europea) está perdiendo los privilegios ganados en 500 años de consolidación y expansión y, como es de esperar, perder privilegios es duro. Los signos de la batalla por mantener el liderazgo global no son sólo evidentes en Siria, Ucrania y Medio Oriente, sino que incluso el presidente Barack Obama lo dijo explícitamente en su discurso en la reciente asamblea de la ONU.
Un aspecto notoriamente ausente en la campaña en Brasil y en su cobertura por los medios es la configuración racial de ambas candidatas. Nadie se confundiría al decir que Dilma Rousseff es “blanca” y Marina Silva es “negra”. Escribo estas palabras entre comillas debido a las ambigüedades de su significado, al mismo tiempo que tienen una presencia innegable en conversaciones diarias. Pero la “raza” no fue un tema notorio en esta campaña. Tal vez después del entusiasmo inicial con la presidencia de Obama, y lo que siguió, la gente y los medios de comunicación se dieron cuenta de que una cosa es tratar el racismo en la sociedad civil y otra muy diferente tener expectativas de que una persona pueda modificar en uno o dos períodos presidenciales la estructura político-económica de la forma Estado.
Los ciudadanos brasileños votarán según sus intereses nacionales, personales e institucionales, y no según si Rousseff es blanca y Silva, negra. Algunos votantes pueden estar al tanto del significado y los intereses que respaldan a las candidatas. Los votantes, presumo, no emitirán tampoco su voto considerando si el Estado brasileño en el próximo ciclo presidencial seguiría la ruta de los Brics o giraría hacia EE.UU. y Europa; es decir, si Brasil continuaría en la ruta desoccidentalizante o daría un giro aliándose a la re-occidentalización.
Si la mayoría de los posibles votantes no especulará sobre estas consecuencias, el resultado de la elección tendrá sin lugar a dudas un impacto significativo en América latina y, desde luego, en el orden mundial.

* Profesor de la Universidad de Duke (EE.UU.) y de la Universidad Andina Simón Bolívar (Ecuador).



Brasil.- Dilma Rousseff. Presidenta actual. Va por la reelección como candidata del Partido de los Trabajadores. PT. Según última encuesta en Primera Vuelta llega al  40%. Marina Silva, Ecologista, evangélica conservadora, antigua militante del PT. Va por el Partido Socialista con el 27% y Aecio Neves de Partido Social Demócrata Brasileño con el 20%, PSDB, representa a la Derecha. Definitivamente todos opinan que habrá Balotaje. Segunda Vuelta.
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SOCIÓLOGO EMIR SADER: EL REFERENDO BRASILEÑO.

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Emir Sader (ALAI)

Viernes 3 de octubre del 2014.

Las elecciones de este domingo en Brasil se resumen a un referendo sobre si el país ha ingresado en un buen camino a partir del gobierno Lula, en 2003, o si está en un camino equivocado y debe cambiar de rumbo de forma radical e inmediata. La primera alternativa encuentra tan solamente en Dilma Rousseff su expresión, para quien hay que mejorar y profundizar las trasformaciones realizadas por los gobiernos de Lula y el suyo. Para todos los otros -candidatos de derecha o de extrema izquierda-, habría que dar vuelcos drásticos en la política brasileña.

Después de idas y vueltas es como si el campo electoral retornara a su inicio, con el favoritismo de Dilma y - esta es la única novedad - la disputa entre los dos principales candidatos de la derecha: Aecio Neves y Marina Silva, por el segundo puesto. Cambió la forma del enfrentamiento, cuando Marina se proyectó, en un momento, como la principal candidata de la oposición, defendiendo una plataforma claramente neoliberal, idéntica, en lo esencial, a la de Aecio Neves. Se mantuvo, por lo tanto, el choque entre un proyecto neoliberal e uno posneoliberal.

Después de ser también afectada por el impresionante lanzamiento de la campaña de Marina, por alrededor de un mes, desde el sospechoso accidente aéreo del 13 de agosto, Dilma recuperó sus niveles de apoyo anteriores y hasta los ha superado, liderando en todas las cinco regiones del país. Marina, después de pasar de un nivel muy bajo de rechazo - cuando heredó el grueso de los votos anti-Pt de Aecio - a más del doble en ese renglón, paró de aumentar su apoyo y empezó un no menos impresionante declive, que la hace disputar todavía el segundo lugar con Aecio.

Porque la campaña se encaminaba hacia una victoria de Dilma en la primera vuelta, cuando se dio el accidente aéreo, inmediatamente la derecha volcó sus votos de Aecio hacia Marina, que parecía avanzar de forma indetenible. Marina inmediatamente correspondió a ese movimiento y difundió principios netamente neoliberales que orientarían su campaña, así como el equipo que la coordinaba, con la misma fisionomía de esos principios. Reveló que su “educadora” - en sus palabras - es simplemente la heredera del Banco Itau, uno de los dos más grandes bancos privados de Brasil, que fue quien anunció el planteamiento de un Banco Central independiente de parte de Marina.

La candidatura de Aecio bajó a índices insignificantes, con su caudal de votos transferido hacia Marina, con la derecha apostando fuertemente a ella. La campaña de Dilma, recobrada del golpe, retomó iniciativa, buscando desenmascarar el sentido de la candidatura de Marina, más allá de sus planteos de una “nueva política” más allá de la izquierda y la derecha, de que iría gobernar “con los mejores” de cada partido, etc., etc.

Los llamados de Marina no tardaron en encontrar eco en los lobbies mediáticos internacionales, así como en el mismo Estados Unidos, que inmediatamente erigieron a Marina como su candidata, aparentemente imbatible.

La contraofensiva de Dilma no tardó en tener sus efectos. Se empezó a demostrar el carácter neoliberal de la candidatura de Marina, que vendía una imagen que no correspondía a la realidad, que hacia alianza con los peores tipos de la vieja política, que sus planteamientos significarían alinear el gobierno a los bancos privados y Brasil a Estados Unidos en el plano externo. Que Marina no solo es incoherente, sino contradictoria e incapaz de construir una dirección política para el país.

No tardó mucho para que Marina parara de crecer y empezara a caer, mientras Dilma volvía a aumentar sus apoyos. En un cierto momento Marina había alcanzado, según encuestas, a tener 10 puntos de ventaja sobre Dilma en la segunda vuelta. A partir de ahí su crecimiento se frenó, sus niveles de rechazo fueron aumentando, su candidatura perdió la iniciativa y tuvo que dedicarse a contestar las acusaciones, quedando en la defensiva.

El escenario en que se llega al final de la primera vuelta es el de una amplia ventaja de Dilma en la primera vuelta - alrededor de un 15% de las preferencias -, con una ventaja de por lo menos 4 o 5 puntos, llegando a 9 o 10, en dependencia de las encuestas, en la segunda vuelta. Con la tendencia de Dilma creciendo - ya está liderando en todas las cinco regiones del país, incluso entre los jóvenes, reforzando su liderazgo de siempre entre los más pobres y en las regiones nordeste y norte del país.

Con la caída acentuada de Marina, vuelve Aecio a disputarle el segundo lugar. No queda claro ni si Dilma puede triunfar en primera vuelta, ni contra quien pelearía en segunda vuelta, en caso de que ésta sea necesaria. Lo que es cierto es que, a pesar de la suma de por lo menos una parte de los votos de Marina y Aecio en segunda vuelta, Dilma es favorita para ganar.

En ese caso, triunfaría el modelo de desarrollo económico con distribución de renta implementado por Lula y continuado por Dilma, así como la política internacional actual de Brasil, completando por lo menos 16 años de gobiernos del PT, el ciclo más largo de gobierno dirigida por una misma fuerza política, en democracia. El fantasma que maneja la derecha, además de una cuarta derrota consecutiva, es el del retorno de Lula en el 2018, incluso para más de un mandato, completando casi un cuarto de siglo de gobiernos del PT.

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Emir Sader, Sociólogo y Cientista político brasileño, es coordinador del Laboratório de Políticas Públicas de la Universidade Estadual do Rio de Janeiro (Uerj).


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