jueves, 2 de abril de 2015

OTRO VERANO GOLPISTA EN LA REGIÓN. GOLPISTAS Y POLÍTICOS DECADENTES.

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GOLPISTAS O POLÍTICOS DECADENTES.- La derecha “política” – económico-financiera-exportadora – latinoamericana, se la juega por completo, políticamente, se le va de las manos el control absoluto del poder tradicional, fundado absolutamente en formas tradicionales extractivo primario exportadoras, que ha coincidido totalmente con el carácter central – el sumun de la política neoliberal – de las políticas del Consenso de Washington, pero ambas hoy – derecha neoliberal conservadora y políticas del Consenso de Washington – en encuentran en un escenario múltiple, complejo, turbulento, en un mundo Multipolar – en plena crisis (se diría crisis final? No.) En su desesperación, vacilación, falta absoluta de ideas, políticas “democráticas” hoy fácilmente recurre, a las formas arcaicas y tradicionales de los años 60, 70’ del siglo XX, es decir al golpismo político. Es una minoría social, pero con poder financiero-especulativo-exportador – no supo aprovechar la coyuntura de las dos últimas décadas donde le favoreció el crecimiento macro-económico, simplemente, vegetó, exploto de la codicia fundamentalista del capital corporativo global.

En este escenario latinoamericano, está presente, “otra derecha” moderna, partidaria del juego democrático – participa activamente en los procesos electorales – no es golpista – pero sí también logra desesperarse políticamente ante la irrupción política de nuevos sectores sociales – una clase media entre dos objetivos, una minoría que los acompaña, pero una mayoría muy cuestionadora, crítica del modelo político –Estado, Democracia, Instituciones vigentes hasta el presente .- Sector social eminentemente contestatario que reclama mejores servicios y calidad en la educación, asistencia en salud, - servicios públicos, transporte, comunicación, calidad en el trabajo y salarios decentes, que  en forma definitiva el actual sistema del capitalismo salvaje, del capitalismo del desastre no se lo puede brindar y menos hacer realidad en las condiciones económico-sociales actuales. Muy simple sigue con el crecimiento económico – que solo favorece a una élite muy pequeña, salvaje y explotadora – y no ha tenido la capacidad – que está aún dentro de su propio terreno y horizonte, como es el desarrollo económico social (la diversificación productiva)  pero la salvaje, violenta e inhumana codicia lo “animaliza” hasta el paroxismo endemoniado del “dios” mercado.


América Latina. Nuestra América. Inicio histórico de una "Nueva Democracia en América latina". Líderes Históricos, Políticos que "logran" superar, o salir de las cadenas del neoliberalismo. Chávez - Hasta siempre Comandante - Lula, reconocido Líder Político Mundial, Néstor Kirchner - extraordinario demócrata y ex presidente argentino. Hoy continúan el camino autónomo, de la izquierda progresista, democrática, nacionalista.  Dilma en Brasil, Maduro en Venezuela, Bachelet en Chile, Evo en Bolivia, Correa en Ecuador, Cristina en Argentina, ayer el "Pepe" Mújica y hoy Tabaré en Uruguay. En la historia latinoamericana de 200 años de República, jamás como en los primeros tiempos del siglo XXI, hubo esta "nueva" realidad de "Nuevas Democracias" Participativas, de Ciudadanos, Progresistas, Nacionalistas - no son copias, ni calco, son creación heroica de sus pueblos -. Cada proceso político es la expresión de sus pueblos, políticas anti-neoliberales y fuera del control del viejo imperio imperialista.
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En la coyuntura política de A.L. ha  logrado forjar y construir su propio escenario político y hoy pelea en las calles y plazas públicas en busca de Derechos Sociales y políticos, por el reconocimiento, defensa y protección de su Patrimonio Territorial, que el “viejo” modelo de Estado aún subsistente siempre le negó, o lo sigue explotando, saqueando con formas diversas y cada vez más sofisticadas. Ante la crisis estructural de la política – y la muerte lenta de los partidos políticos – la columna vertebral del Nuevo Proceso Político Latinoamericano,  representan hoy Los Nuevos Movimientos Sociales Anti-globalización, movimientos sociales anti-neoliberales – hoy llamados en A.L. “Conflictos Sociales” – Los procesos políticos de Izquierda Progresista, Democrática – unos anti-neoliberales “absolutos” como Venezuela o Bolivia; otros forjando su “propio proceso político” – más allá del neoliberalismo – como Ecuador, Brasil, Argentina, Uruguay, representa hoy un “Nuevo Mapa Política en Nuestra América”.

Esta es la razón principal, fundamental que no aceptan ni las derechas conservadoras, los poderes facticos transnacionales y por su puesto el imperio – el “viejo” imperio que impone sus políticas o en tiempos de crisis y violencia descarnada – el neoliberalismo en Chile, Argentina, Brasil, Uruguay – o en tiempos de crisis estructural, económico-financiera – como en Perú, Bolivia, Ecuador, Colombiao mediante el golpismo político – como fue en varios países de Centro América, Venezuela, Paraguay -. Estas formas político-impositivas-tradicionales, entraron en crisis final (Las carta de la Democracia de las Américas lo prohíbe y condena al aislamiento político). Pero ahora la lucha, oposición está desde dentro y para ello se juega totalmente con tres grandes opciones “anti-políticas”. Primero el poder desde los medios de comunicación, que en varios países de “democracias” débiles, formales, mediáticas, ( Democracias de baja intensidad) han logrado concentrar el poder e imponer una verdadera “dictadura política”; Segundo, ahora la calle y la plaza pública “es de ellos” –nos la arrebataron en varios países –han logrado concentrar un conjunto de sectores sociales muy disímiles – incluso en la realidad no los une absolutamente nada – como desocupados (los sectores dominantes, las élites empresariales, son los responsables de que hoy esté presente una nueva forma de mundialización, como es el desempleo), otros, básicamente estudiantes, juventud que es movilizada y radicalizada en objetivos políticos estratégicos que no son suyos; logran también movilizar a los “viejos” sectores lumpen, excluidos, marginados por el propio capitalismo – radicales, violentos, sicarios y parte de la economía criminal; Tercero, acusar e implementar “una poderosa” campaña nacional mediática –por lo general mentirosa – acusando a los líderes políticos de actos de corrupción y descomposición moral del Estado, las Instituciones y el propio sistema democrático. Decimos mentirosa, engañosa, porque la corrupción estructural, institucionalizada es una “política” hegemónica traída por el neoliberalismo desde los años 90’ y hoy atravesada en todo el sistema, virus y cáncer que está terminando con su propio modelo neoliberal.

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El "golpismo" de la derecha latinoamericana - desesperada, violenta, oscura, sin ideas, sin política, contra los Mandatarios y gobiernos progresistas, izquierdistas, democráticos -utilizan todo el poder de su "dios" mercado, codicia absoluta y formas diversas de corrupción, utilizan la "prensa" corporativa, amarilla, amarrada, encadenada de los "sipayos". La SIP. (La Sociedad Interamericana de Prensa, han logrado en varios países imponer una “dictadura mediática”. Se llaman y se consideran los defensores de la libertad de expresión- léase libertad de empresa - para generar violencia, inestabilidad, crisis impuestas, con la finalidad de traerse abajo a los gobiernos progresistas y democráticos de Nuestra América. Para ello cuentan con el apoyo directo de la CIA – la Central de Inteligencia de Norteamérica – el financiamiento subterráneo, mafioso y corrupto de  los poderes fácticos globales y por su puesto con la “bendición” del Imperio.
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OTRO VERANO GOLPISTA EN LA REGIÓN.
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Por Nicolás Lynch

Otra Mirada martes 31 de marzo del 2015.

En el 2015 parece repetirse a escala ampliada la ofensiva reaccionaria del 2014 en Venezuela. Ahora son guarimbas en toda América del Sur y hasta los gringos arman su guarimba y amenazan con “Decreto Ejecutivo” al continente. El guión se repite en la misma Venezuela y pasa al Brasil de Dilma Roussef y a la Argentina de Cristina Kirchner. Pero hay una nueva e inesperada invitada a la fiesta del descrédito: Michelle Bachelet. El guión es simple, casi todos son dictadores o en camino de lograrlo, además de corruptos y algunos, como Maduro y Cristina Kirchner, asesinos.

El objetivo es el derrocamiento, no importa si violento, de los gobiernos progresistas elegidos y reelegidos democráticamente en los últimos quince años en la región. La pauta la da, una vez más, la derecha venezolana. Allá la oposición se encuentra dividida en dos, el sector mayoritario que compite electoralmente y apuesta a una salida democrática a la polarización política y otro minoritario, que desconoce la Constitución y plantea el derrocamiento del gobierno de Maduro. Los grandes medios, paradójicamente, apuestan al sector violento. Esta pauta se sigue en el Brasil de Dilma Roussef donde ya se habla de “juicio político” para destituirla, a pesar de haber sido reelegida hace pocos meses y continúa con tono “destituyente” en la Argentina, donde infructuosamente y a pocos meses de las elecciones generales, se insiste en relacionar a la Presidenta Cristina Kirchner con el asesinato de un fiscal, cuyas acusaciones han sido desechadas reiteradamente por diversas instancias judiciales.

Por supuesto que ninguna ofensiva política se da por casualidad. En Venezuela hay una polarización política en la que buena parte de la responsabilidad recae también en el gobierno de Maduro. Meter presos a líderes opositores, por más conspiradores que sean, no creo que sea la más sabia de las opciones y desafortunadamente parece haberse convertido en el ejemplo de un conjunto de reacciones autoritarias. Asimismo, el combate a la corrupción, que se hereda y se reproduce, no parece haber sido, tanto en Venezuela como en el Brasil particularmente eficaz. Por último, la dificultad para superar el rentismo extractivista, que ya sea con el petróleo, la minería o los granos, atraviesa todas nuestras economías, es una debilidad estructural que se hace más claramente patente en momentos de guerra económica contra estos procesos transformadores.

Las razones de fondo, sin embargo, son las grandes reformas sociales producidas en América Latina, como nunca en nuestra existencia como repúblicas. Hablaremos solamente de dos. La primera es el espacio de autonomía logrado frente a los Estados Unidos. Ello permite el desarrollo soberano de mecanismos de integración propios como Unasur y Celac, que nos dan quizás si la única posibilidad de integración ventajosa como bloque regional a la dinámica planetaria.  La segunda es la extraordinaria profundización de la democracia. Ya no estamos a fines de la década de 1950, cuando para hacer cambios de fondo se necesitaba el asalto al poder y el partido único como ocurrió con la revolución cubana. Tampoco en la década de 1970, cuando todavía en plena guerra fría, Salvador Allende se atrevió a ganar una elección para construir el socialismo en democracia y pagó la osadía con su vida y la de miles de sus compatriotas. Hoy se producen grandes transformaciones sociales con elecciones sucesivas, innegable competencia política y nuevos mecanismos de participación. Es más, el punto de la confrontación es lo que antes faltaba en nuestros países: los derechos sociales y culturales para las mayorías. La izquierda los afirma y la derecha los niega. El resultado es que se ha trasladado poder a los ciudadanos que nunca lo tuvieron, se ha desarrollado un sujeto popular movilizado y se ha repolitizado la sociedad. Podrán golpear a los gobiernos pero les va a ser muy difícil extirpar del pueblo la nueva identidad conquistada.

Al revés de lo que nos quieren hacer creer se pone sobre la mesa la existencia de diferentes intereses sociales que entienden la democracia de manera distinta. Las mayorías que ganan y vuelven a ganar y, por lo tanto, que quieren llevar adelante la voluntad mayoritaria, y las minorías que pretenden, no solo obtener respeto, indispensable en cualquier democracia, sino continuar –como siempre ha ocurrido- con su poder de veto sobre la decisión de las mayorías.

Lo malo y lo feo de esta situación es la postura violentista de cierta derecha latinoamericana que ha infectado al Perú. La última resolución de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso peruano sobre Venezuela, con la adhesión de 57 representantes, niega los caminos democráticos en los que insiste Unasur y a los que se aúna la OEA para solucionar la polarización en la que se encuentra dicho país e insiste en la barbarie. Nos encontramos con los papeles cambiados, al menos formalmente, frente a lo que ocurría cincuenta años atrás. Hoy la derecha está por la violencia y la izquierda por la democracia.

Sin embargo, desde todas las tiendas políticas debemos insistir en el diálogo. Como dice el ex Presidente uruguayo José “Pepe” Mujica, cualquier salida autoritaria, de izquierda o de derecha, sería muy negativa para el proceso latinoamericano. Esta es la única manera en que los nuevos sujetos populares, llámense chavismo en Venezuela, peronismo renovado en la Argentina o Partido de los Trabajadores en el Brasil, a la par que varios otros en el gobierno y la oposición, sean el eje de la construcción de sociedades democráticas en sus países que le den un futuro a nuestra América Latina.


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