domingo, 12 de abril de 2015

PANAMÁ. CUMBRE LAS AMÉRICAS. CUBA Y ESTADOS UNIDOS. “Tenemos muchas diferencias pero vamos a avanzar”

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CUBA-ESTADOS UNIDOS. VII CUMBRE DE LAS AMÉRICAS.- Podemos pensar en este momento que terminó el “ultimo” bastión destructor, salvaje e inhumano de los tiempos de la Guerra Fría. Por un momento podemos reflexionar profundamente que Panamá como Ciudad anfitrión de la VII Cumbre de las Américas, fue el escenario – con la asistencia de Cuba después de más de 50 años (1962, por orden de los Estados Unidos fue expulsada del seno de la OEA, como sanción política para traerse abajo la Revolución Cubana) imponiendo políticas salvajes como el Bloqueo Económico, que no le sirvió absolutamente, tan sólo para chantajear e imponer políticas destructivas, intervencionistas, espionajes, falsas y fracasadas protestas internas, o ataques cobardes de delincuentes a vuelos aéreos y otras cien formas de intentos fallidos de acabar con la Revolución Cubana. Pero lo que nunca comprendió y menos entendió el imperio, fue que cuando un pueblo es dueño, actor y protagonista de su revolución, nada ni nadie podrá derrotarlos, porque su energía, su fuerza es invencible, su soberanía y dignidad representa lo más grande y sagrado de nuestros pueblos.

Podríamos exclamar después de 53 años, terminó en definitivo el bloqueo económico, la más ruda, salvaje y bestialidad de las políticas del imperio de los tiempos de la Guerra Fría. (Pensar que la Guerra Fría “oficialmente” el 9 de noviembre de 1989, cuando el pueblo de Alemania Oriental, derribó el último bastión de un “socialismo realmente no existente terminó”: La Caída del Muro de Berlín. Y pensar acaso optimistamente que el sábado 11 de abril del 2015, en el seno de la VII Cumbre de las Américas- Ciudad de Panamá,- con la Reunión Bilateral entre los Presidentes Raúl Castro y Barack Obama, terminó la “Guerra Fría” en América – el último “cañón” militar del imperio. No aún tienen que destrabarse varias ataduras históricas que hicieron que el imperio siempre estuviera – y aún sigue presente – tal como lo expresó el Presidente Obama “Cuba dejó de ser un país, peligro para la paz mundial”. La expresión y el concepto no será a la inversa: Estados Unidos hoy es el verdadero peligro para la paz mundial. (Un alto, y echémosle una mirada al mundo: Rusia-Grecia; (entre el bloqueo económico a una potencia, por una corporación de potencias occidentales y la opresión colonial por medio de la deuda a otro país); Medio Oriente. Palestina e Israel; por lo menos se aparenta una tregua con Irán (cuánto durará?. El ataque el Estado Islámico (la brutalidad más salvaje) la nueva guerra en los estados árabes. El ataque cobarde y salvaje de la derecha conservadora latinoamericana – golpista y militarista – contra los gobiernos de izquierda, progresistas y democráticos y la intervención violenta de la CIA o la propia política del imperio sobre Venezuela y su intento de traerse abajo la “Revolución Bolivariana”. Históricamente la VII Cumbre de las Américas consolida el nuevo escenario político de Nuestra América, La Patria Grande, el Cambio de Época, histórica,  un escenario profundamente contestatario, autónomo de la mayoría de países – no es el tiempo de la OEA, el patio trasero de Estados Unidos o el “Ministerio” de las Colonias” – hoy es el escenario complejo, múltiple, turbulento – en un Mundo Multipolar – de los grandes cambios sociales y transformaciones políticas: Otro mundo sí es posible: Un mundo Socialista, Democrático, Participativo y de profundo respeto a nuestra Madre Naturaleza.

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PANAMÁ. CUMBRE LAS AMÉRICAS.
“Tenemos muchas diferencias pero vamos a avanzar”
Histórico acercamiento de Cuba y Estados Unidos después de medio siglo de enfrentamientos.
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La frase de Raúl Castro resumió la actitud de amistad de su reunión con Barack Obama en la Cumbre de las Américas, la primera a la que asiste Cuba. Los dos mantuvieron que “hay diferencias”, pero que los países pueden hablar. El embargo y la inclusión de Cuba en la lista del terrorismo.
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Por Fernando Cibeira
Desde Panamá domingo 12 de abril del 2015.
La palabra “histórico” fue de las más escuchadas durante estos días de Cumbre de las Américas, en Panamá. Pero es difícil encontrar una mejor manera de considerar el encuentro que Barack Obama y Raúl Castro mantuvieron ayer aquí, el primero en más de medio siglo entre un presidente de Estados Unidos y otro de Cuba, que sirvió para ratificar la normalización encarada en el vínculo bilateral. Con todo, ambos se encargaron de subrayar que eso no quiere decir que no sigan manteniendo diferencias en varios campos. “Hemos concluido que podemos concertar en un espíritu de respeto y civilidad. Y, a lo largo del tiempo, juntos podremos dar vuelta la página e iniciar una nueva relación”, sostuvo Obama, con Castro sentado a su lado. “Es lo mismo que pensamos no-sotros. Creo que todo se puede discutir y se hace con mutuo respeto a las ideas del otro”, avaló el presidente cubano.
El escenario del encuentro no tuvo nada de especial. Se hizo en uno de los austeros docks previstos por la organización de la cumbre para los encuentros bilaterales. Una silla de cada lado y una mesita redonda en el medio, con un florero con flores blancas como mudo testigo. El último encuentro por el estilo databa de 1958. Al otro año ganaba la revolución en Cuba, que en 1961 anunciaba su adhesión al socialismo y en 1962 era expulsada de la OEA.
“Obviamente hay profundas diferencias entre ambos gobiernos. Hablaremos sobre nuestras preocupaciones sobre democracia y derechos humanos, y ellos también hablarán de sus preocupaciones con respecto a la política estadounidense”, indicó ayer Obama. Con los traductores a un costado y sus colaboradores sentados a unos metros, los presidentes hablaron brevemente con la prensa. “No hay que hacerse ilusiones, tenemos muchas diferencias. La historia de nuestros países es complicada, pero estamos dispuestos a avanzar en la amistad de nuestros pueblos, en las reuniones que estamos llevando a cabo, abrir nuestras embajadas, visitarnos mutuamente”, consideró Raúl Castro.
El encuentro fue el corolario de un proceso que se inició en diciembre pasado cuando se anunció la reanudación del vínculo bilateral. Pocos días después, Panamá invitaba a Cuba a participar de la Cumbre de las Américas por primera vez en su historia. En la edición anterior, realizada tres años atrás en Cartagena de Indias, varios países habían advertido que no volverían a participar si no asistía Cuba. Desde diciembre, hubo tres reuniones de negociadores para avanzar en la normalización de la relación. Todavía falta mucho. Obama consideró ayer que espera que en algún momento puedan anunciar la apertura de la embajada estadounidense en La Habana y la cubana en Washington.
En los últimos días se trabajó en el bordado diplomático para llegar con éxito a la cumbre. Obama y Castro mantuvieron un diálogo telefónico el miércoles y sus encargados de Relaciones Exteriores, John Kerry y Bruno Rodríguez, se encontraron a la medianoche del jueves en Panamá, en un encuentro que ya de por sí era un hito. El cuidado continuó durante la sesión de ayer, donde ambos se refirieron muy respetuosamente al otro.
Sesión
Obama estuvo entre los primeros en hablar en la sesión de presidentes de la cumbre, realizada en el centro de convenciones Atlapa. Raúl Castro lo hizo inmediatamente después. El presidente norteamericano incluyó la normalización del vínculo con la isla como parte del “nuevo período” que prometió iniciar en su primera participación en estas cumbres a sólo tres meses de asumido, en 2009. “La idea es que Estados Unidos no será prisionero del pasado. Más que nada, miramos al futuro”, explicó. Esa intención de pasar por alto la pesada historia de intervenciones norteamericanas en la región fue criticada por varios presidentes, incluyendo Cristina Kirchner. Con todo, no podía ser de otra manera, la reanudación del vínculo de los dos países fue celebrada de manera unánime.
“Las nuevas relaciones entre Estados Unidos y Cuba crearán nuevas oportunidades en la región para la seguridad, prosperidad, salud y dignidad de nuestros pueblos”, evaluó Obama en su mensaje, en el que también mencionó las diferencias “significativas” (un término que el presidente norteamericano usa todo el tiempo) entre los dos países. “Nosotros seguiremos hablando de valores universales que para nosotros son importantes”, subrayó.
“Ya era hora”, dijo Raúl Castro cuando le dieron la palabra. Contó que le habían dicho que los presidentes tenían ocho minutos para hablar. “Pero me deben seis cumbres, así que seis por ocho cuarenta y ocho”, dijo. Lo dijo en broma pero lo cierto fue que habló 48 minutos. Hizo un repaso por la historia de Cuba, inseparable del hostigamiento norteamericano, que contó con varios detalles. Por ejemplo, reveló que a John Ke-nnedy lo mataron el mismo día que había llamado a Fidel Castro para iniciar conversaciones. Colocó como un hito la Cumbre de las Américas de 2005 que rechazó el ALCA y consideró “una nueva etapa” en el continente la aparición de la Celac, en 2011, un organismo continental que, a diferencia de la OEA, no integran ni Estados Unidos ni Canadá. En el racconto de la dura historia de agresiones norteamericanas, el presidente cubano se preocupó siempre de dejar a salvo a Obama. “Le pido disculpas porque el presidente Obama no tiene ninguna injerencia en todo esto. Hubo diez presidentes antes que él, todos tienen deudas con nosotros menos el presidente Obama”, lo rescató. Por momentos, el tono de Castro recordó al del uruguayo José “Pepe” Mujica. Contó que había leído dos libros biográficos sobre el jefe de la Casa Blanca. “No completos, eso lo haré con más calma”, comentó, generando la risas de sus pares. Dijo que consideraba a Obama “un hombre honesto” y que creía que eso se debía a su origen humilde, que era algo que siempre comentaba con los presidentes con quienes se reunía en La Habana. “Estas palabras las medité mucho para decirlas. Incluso las tuve escritas, las quité, las volví a poner y las volví a quitar. Y al final las dije, y estoy satisfecho”, concluyó. Obama miraba hacia abajo en ese momento.
Castro planteó los dos principales reclamos que mantienen contra Washington. Uno, que se elimine a Cuba de la lista de países que patrocinan al terrorismo. Se sabe que el Departamento de Estado ya emitió un informe al respecto y la decisión está en manos de Obama, aunque todavía espera el resultado de una ronda de consultas. El otro, “el bloqueo económico, comercial y financiero que se aplica con toda intensidad contra la isla”, definió. Pero no sólo le quitó responsabilidad a Obama por esto, sino que instó a “seguir luchando y apoyando” al presidente norteamericano en su intención, cuya decisión final está en manos de su Parlamento.
En un saloncito apartado de un centro de convenciones en Panamá, Barack Obama y Raúl Castro dieron ayer un primer paso. En ese rumbo, puede marcar un antes y un después en la historia del continente. Sí, repetirlo una vez más, “histórico”.

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