lunes, 20 de julio de 2015

AMÉRICA LATINA EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL.

&&&&&
Hoy América latina no es considerada en ninguno de los dos caminos o alternativas que se van construyendo a nivel sistémico en torno al Nuevo Orden Mundial – o el modelo capitalista Occidental con el patrocinio y dominación del imperio y secundado por la Unión Europea – y el último despertad “militar” del Japón – o el “modelo” capitalista corporativo ruso-chino Oriental - . por considerar que atraviesa – al margen de su década de crecimiento macro-económico, que forjó un elite comercial-exportadora o que hoy sea considerada como el escenario continental donde están “floreciendo” muchos movimientos políticos autónomos, nacionalistas, progresistas y son Gobierno, pero uno de los aspectos determinantes que tiene “dos cabezas” es sin duda por un lado que América latina es la Región de mayor profundidad y extensión de la desigualdad económico social – el mismo que ha generado al interior de sus “mega-ciudades” una violencia delincuencial imparable y de inseguridad ciudadana, de sicarios y bandas armadas de delincuentes; y junto a esta grave situación estructural esta hoy destruyendo las instituciones la grave situación de la corrupción política que principalmente está comprometiendo directamente a los líderes progresistas o a su entorno o al Partido en el Gobierno, lo cierto es que la derecha golpista hoy está en las calles - en Brasil, Venezuela, Chile, Argentina, Chile, Ecuador, -.Acusando a los gobernantes de turno de estar totalmente comprometidos con los graves hechos de corrupción. La gran debilidad política de los gobiernos progresistas es que han abandonado el trabajo sobre políticas estratégicas de orden geopolítico en un mundo multipolar de clases y lucha de clases.
El último fin de semana los gobernantes del MERCOSUR han celebrado una Cumbre en Brasil, con la finalidad de “dar un nuevo impulso” a la economía regional, establecer Nuevos Tratados Comerciales y – nos parece importante el ingreso de Bolivia al MERCOSUR – una economía muy importante en la estructura productiva de Nuestra América, desarrollando un “modelo de socialismo andino” del “vivir bien”. Sin embargo, es necesario considerar, otro aspecto negativo que va minando la “supuesta Integración Continental” que se fundamentó desde las Instituciones forjadas para asumir esta gran tarea política (el compromiso Bolivariano) y responsabilidad constitucional: La Integración Política de Sudamérica a través de UNASUR y la propia Integración Continental a partir de la CELAC, objetivos políticos estratégicos en “grave peligro” por el avance del neoliberalismo y el apoyo “invisible” del imperio, como el la Alianza del Pacífico (ALPA), por lo general gobiernos acusados de serias responsabilidades v de “violación de los Derechos Humanos” y corrupción política. Cuidado que esta alternativa avanza – con el apoyo de las potencias imperiales, los Tratados y las propias políticas de control de los mercados -. Finalmente consideramos, que América latina, puede ser un excelente “socio” estratégico en el proceso global de la forja y construcción del Nuevo Orden Mundial, escenario de las Políticas del Multilateralismo –económico, social, político, cultural, ambiental e institucional – coyuntura mundial donde están en juego no solo el salir de la poli-crisis que destruye el mundo capitalista desarrollado, el control de los mercados, abordar las consecuencias dramáticas e inhumanas que hoy ya están presentes del Cambio Climático Global, o el problema de las guerras regionales.

/////


AMÉRICA LATINA EN EL NUEVO ORDEN MUNDIAL.
*****

Raúl Zibechi.

rcci.net/globalización.

Julio del 2015.

Nación o región que no tenga proyecto estratégico, y mantenga el timón con firmeza en las peores tormentas geopolíticas, está destinada a ser arrastrada por los vientos dominantes. América Latina está dejando pasar la oportunidad de romper con su papel de subordinación como patio trasero del imperio, precisamente por carecer de ambas condiciones: proyecto y firmeza política.

América del Sur, la región que está en mejores condiciones para romper con el molde impuesto por Estados Unidos, se encuentra dividida y los países que podrían enfocarse hacia nuevos rumbos están paralizados. En su conjunto, ha perdido peso en la arena internacional y en los principales foros.

El documento Estrategia militar nacional de Estados Unidos 2015, difundido recientemente y enfocado a la contención de China y Rusia, menciona en varios pasajes todas las regiones del planeta, pero hace alusiones apenas laterales hacia América Latina y el Caribe. Lo que no quiere decir que el Pentágono no tenga una política hacia la región, sino que no vislumbra problemas mayores en su patio trasero, donde sólo se preocupa por las organizaciones criminales trasnacionales.

Estos días se suceden dos reuniones en Ufá, en los Urales del sur: la cumbre de los países BRICS y de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS). Para el periódico chino Global Times, la doble reunión –en realidad se trata de convergencia de intereses– refleja un cambio profundo en la situación euroasiática con capacidad para influir en todo el mundo, a través de mecanismos potentes como el Banco de Desarrollo BRICS, el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda y el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura ( Global Times, 8 de julio de 2015). En ambas cumbres el papel de la región latinoamericana es también marginal.

Ni América Latina está presente en la coyuntura internacional, ni los grandes poderes globales, los tradicionales o los emergentes, la toman en cuenta como actor global. Es cierto que la región nunca tuvo presencia global, aunque Brasil jugó años atrás cierto papel en varios escenarios y en instituciones como los BRICS, pero lo destacable es el retroceso, en particular de Sudamérica, como actor independiente. Hay siete razones que explican este paso atrás.

La primera, y la más importante, es la parálisis de Brasil, fruto de la combinación de crisis económica y crisis política. La potente ofensiva del sector financiero, la derecha y las clases medias contra el PT y el gobierno de Dilma Rousseff, sumada a la corrupción en la estatal Petrobras, los colocaron a la defensiva y no es fácil que puedan retomar la iniciativa.

Brasil era el país que había conseguido diseñar una estrategia nacional y regional, que incluye el desarrollo de un complejo industrial-militar autónomo y una política exterior independiente. La prisión de algunos destacados directivos de las grandes constructoras, como Marcelo Odebrecht, presidente de la empresa clave en la construcción de submarinos convencionales y nucleares, pone en peligro toda la estrategia brasileña. El papel que tuvo Brasil como líder regional, con fuertes inversiones en infraestructura, tiende a ser sustituido por la creciente presencia de China.

La segunda es la crisis de Venezuela, en particular la económica, seguida de la crisis de liderazgo, que le impide seguir siendo un referente en la región. Las elecciones parlamentarias de diciembre pueden agravar las crisis que atraviesa el país.

La tercera es el fin del ciclo kirch­nerista en Argentina, cuya sucesión puede ser resuelta favorablemente en las próximas elecciones presidenciales, el 25 de octubre, pero aun así será difícil que recupere la pujanza que mostró hasta ahora, en particular en las relaciones internacionales.

La alianza estratégica Brasil-Argentina-Venezuela conforma la masa crítica capaz de conducir al conjunto de la región en una dirección más independiente de Washington, trascendiendo Sudamérica con proyectos como la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).

En cuarto lugar está la parálisis del Mercosur, donde la crisis brasileña abre grietas en los acuerdos comerciales con Argentina y Venezuela. El cambio del ciclo económico con la baja de precios de las commodities coloca al Mercosur ante la necesidad de transitar hacia otro modelo productivo, que hasta ahora no se está registrando en ninguno de ellos.

En quinto lugar, el acercamiento de Paraguay y Uruguay hacia las políticas promovidas por Washington. El primero está reviviendo una vieja alianza con fuerte impronta militar, mientras el segundo quiere integrarse en la Alianza del Pacífico. En ambos casos se registra un viraje negativo respecto al Mercosur y la integración regional.

La sexta cuestión se relaciona con las dificultades que atraviesa la UNASUR, que le impiden jugar un papel activo en la resolución de los conflictos, así como en el desarrollo de algunos procesos de integración que lucen paralizados. El Banco del Sur, las obras de infraestructura y los proyectos del Consejo de Defensa Suramericano están estancados o avanzan con demasiada lentitud en relación con la aceleración geopolítica que vive el mundo.

Por último, cabe destacar la falta de debates estratégicos en la región, que afecta a los institutos especializados, las academias, los partidos de izquierda y progresistas, y también a los movimientos sociales. Las urgencias del momento han relegado los temas de fondo, que incluyen desde la inserción de cada país y la región en un mundo que cambia, hasta los diversos proyectos nacionales. Se ha perdido una década, en gran medida por el facilismo de seguir detrás de los altos precios de las materias primas, que actuaron como narcóticos paralizando la voluntad de transformaciones estructurales.

Los movimientos son parte del problema. Desaparecidos los foros sociales como espacios de encuentro y debate, el vacío está siendo llenado por el Vaticano. Nada bueno puede salir de la carencia de proyectos estratégicos.


*****

No hay comentarios: