martes, 13 de octubre de 2015

LA IZQUIERDA EN LA ENCRUCIJADA. DIVIDIDA SOMOS CERO. UNIDA SEREMOS RESPETADOS.

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PERÚ. LA IZQUIERDA DIVIDIDA SOMOS CERO. UNIDA SEREMOS RESPETADOS. Para forjar y construir la Unidad de la Izquierda Peruana – progresistas, demócratas socialistas, revolucionarios – es un trabajo a mediano y largo plazo, no es asunto sólo de tiempos electorales – esa unidad es acomodada, interesada, falsa, por lo general descansa sobre “muros de papel” – en cambio cuando decimos a mediano y largo plazo, es un trabajo que debe comenzar desde abajo, desde los propios cimientos sociales de la sociedad, es decir, desde el colectivo social, el barrio, el distrito, el asentamiento humano, la Provincia, converger con fuerte dosis de doctrina política en la Región, que en la vida cotidiana del quehacer político debe ser el gran “muro” de construcción y resistencia de la Unidad de la Izquierda en el Perú. Pero la Unidad solo será posible si trabajamos con la CONFIANZA que nos brinda – don que nos entrega nuestro pueblo – la transparencia – no ocultar absolutamente nada, de cara a la verdad, cueste lo que cueste y si verdaderamente estamos seguros de retomar y reconstruir la IDENTIDAD  de la Izquierda y el     COMPROMISO social y político de trabajar todos en unidad y cohesión, por un Perú Nuevo en un Mundo Nuevo. Debemos asumir con modestia, respeto y honestidad con los sagrados intereses de nuestro pueblo, asuntos pendientes internos en la izquierda, con la finalidad de iniciar el proceso de construcción de  UNIDAD, con bases sólidas y lo suficiente compartidas por todos quienes tenemos pertenencia a esta comunidad del pensamiento político de la izquierda peruana. (Por ahora sólo los enumero).

PRIMERO.- Los dirigentes Nacionales con pertenencia a determinadas organizaciones políticas – que han hecho política electoral desde 1990 – tiempos del FREDEMO y de Fujimori, 2001, gobierno constitucional de Toledo, Gobierno de García, 2006 y gobierno de Humala 2011. Formular un proceso de “auto-crítica” política de izquierda de su activa participación – apoyo o parte de gobierno – con la finalidad de “limpiar” de cara a nuestro pueblo, amigos, simpatizantes, camaradas y militantes – de su participación en el gobierno de turno -.

SEGUNDO.-  Desarrollar un  proceso local-regional-nacional de deslinde político-ideológico inter-generacional. Es muy fácil expresar los “viejos” deben dar un paso al costado. NO, eso no es político, es liquidación personal y generacional. Se puede despreciar a unos por los errores cometidos o por los “enjuagues” seudo-políticos que realizaron, sigan o continúen vegetando en las filas de la izquierda, realmente como “viejos” de mal ejemplo, esos si deben de irse, en cambio los pocos que son un verdadero ejemplo, aquellos líderes que entregaron su vida con pasión, servicio, honestidad y dignidad al servicio de los derechos intereses de nuestro pueblo. Esos deben seguir estando presentes en la Izquierda no sólo como Símbolos  y Paradigmas de respeto, dignidad y orgullo de nuestro pasado de gloria y honor de los “cientos” de procesos revolucionarios. Respeto, cariño y admiración. Si son Generación 68 – París 68 – mi respeto y admiración, porque son verdaderamente nuestro mejor capital político y nuestro más grande ejemplo de Ciudadanía Política Patrimonial.

TERCERO.- Es urgente, prioritario, principal en  el proceso de construcción de la Unidad de la Izquierda Peruana, recuperar, no solo la Confianza de nuestro pueblo, que nos otorga en su representación y que nosotros le devolvemos a diario con mayor participación, organización desde el propio Poder Popular Local – el escenario de escenarios de las clases y la lucha de clases – en lo central reconstruir la IDENTIDAD POLÍTICA DE LA IZQUIERDA. Nosotros los que estamos en la Comunidad Política Socialista, tenemos una identidad de clase, identidad ciudadana, identidad política, identidad democrática, Identidad de ser de Izquierda, porque siempre estamos y seguiremos estando al servicio de los intereses sagrados de nuestro pueblo. Nosotros no pertenecemos a la comunidad política de izquierda peruana, para servir a nuestros intereses individuales, o desde allí escalar posiciones nefastas y patronales.

CUARTO.- Desde el inicio del proceso de reconstrucción de la Unidad Política de la Izquierda, sustentar con claridad meridiana, que no aceptamos y ni aceptaremos en el más mínimo detalle o denuncia por actos DE CORRUPCIÓN; nosotros la Izquierda, hemos nacido en la calle, en la plaza pública – ese es nuestro recinto histórico, ese es nuestro hogar de la lucha diaria junto a nuestro pueblo – La corrupción con sus mil rostros visibles invisibles no entra, es imposible que ingrese por cualquiera de los caminos por donde transita nuestro pueblo. Así como también por el propio origen de nuestro nacimiento, crecimiento y desarrollo en las calles y plazas públicas, en el local sindical, gremial, político, la IZQUIERDA nunca se manchó con lo más mínimo o elemental de todo el colorido de lo que es la corrupción. Un  hombre (Mujer) de izquierda, un Militante, un Camarada, un Gobernante (Presidente, Congreso, Ministro, Región, Alcalde, etc.) su vida, su pasión y lucha por la defensa de nuestro pueblo, es absolutamente incompatible con cualquier acto de Corrupción. Somos y debemos seguir siendo inmunes a la corrupción.

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LA IZQUIERDA EN LA ENCRUCIJADA.
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Por Nicolás Lynch.

Otra Mirada lunes 12 de octubre del 2015.


La cita electoral para el 2016 se presenta propicia para una opción progresista en el Perú. La crisis de la continuidad neoliberal sin vuelta en el corto plazo, la multiplicación de movimientos sociales producidos por esta y la aguda crisis en las alturas, plagada de corrupción, entreguismo y dictadura, son los elementos que nos brindan una oportunidad. Todos ellos están llamados a crear las condiciones para una opción amplia, de centro izquierda, que le dé otro rumbo al país.

Sin embargo, estos factores no van junto con la construcción de una voluntad política acorde con las circunstancias. Por un lado, la mayor parte de los medios de comunicación buscan minimizar, si no desprestigiar abiertamente, cualquier opción cuestionadora del modelo. Pero, por el otro, y quizás lo más importante para los que trabajamos por una opción distinta, no hemos estado a la altura de las circunstancias. Ellos nos lleva, aunque sea aún temprano en la campaña, a un escasísimo porcentaje en las encuestas.

La primera cuestión que debemos considerar es que nos enfrentamos a un sistema político cerrado, que no nos quiere dentro y que si, por cualquier circunstancia, logramos colarnos en él, hará todo lo posible por botarnos. Las reformas electorales, que nadie quiere aprobar en el actual Congreso, son una muestra de ello. La inconsciencia sobre esta situación lleva al fenómeno de los “dueños de la pelota”. Me refiero a algunos líderes y organizaciones progresistas que, amparados en una legislación anterior, han conseguido su inscripción electoral y actúan en consecuencia en los frentes o alianzas políticas que promueven. “Si no me dejan poner las reglas del juego, recojo mi pelota y me la llevo a mi casa.”

Pero el fenómeno de los dueños de la pelota nos lleva a otras dos cuestiones: el sectarismo político que esconde intereses personales y de grupo, y la cerrazón programática de los dueños, ya no solo de la pelota, sino también de la verdad. El sectarismo político se expresa en el veto a las personas o a las organizaciones por tal o cual razón del pasado sin tomar en cuenta que en política las alianzas están dictadas por los adversarios y/o enemigos a enfrentar y no por la pulcritud biográfica de los potenciales aliados. La cerrazón programática, por otra parte, busca imponer puntos de vista, por más que sean minoritarios, confundiendo política con ideología y queriendo llevar la certeza del predicador al arte de lo posible, con resultados ciertamente desastrosos.

Estas cuestiones de sectarismo y cerrazón han buscado disfraces, el más importante de los cuales ha sido la pugna intergeneracional. Pertenezco a una generación que se abrió paso temprano y extrañó no haber tenido, sino solo por excepción, maestros. Sin embargo, me veo en la paradoja de observar a otra generación naciente que, con algunas excepciones también, ha optado por denunciar a los pocos mayores en actividad como uno de los obstáculos para su ascenso. Empero, la orfandad de contenido en esta pugna señala la denuncia como falsa dejando desnudos y resfriados a sus protagonistas.

La consecuencia es que el sectarismo, la cerrazón y los disfraces en un sistema político cerrado vienen cumpliendo sus objetivos, el más importante de los cuales es la ausencia de una alternativa progresista en la escena nacional. Ni Únete, ayer aliado del Partido Humanista y hoy de Democracia Directa, ni el Frente Amplio, a pesar de sus elecciones internas, parecen estar en disposición de ganar, cada cual por su lado, el favor del pueblo izquierdista. Ni qué decir del trabajo mayor, hegemónico, de alianzas hacia el centro político y la opinión pública hastiada de neoliberalismo. Ninguno, separado, parece despegar para poder realizarlo. Necesitamos, por lo tanto, de una herramienta más poderosa que sea un mejor punto de partida. Ya no por nostalgia con el pasado remoto, sino por exigencia del presente, para poder partir y enfrentar con posibilidades a los que quieren seguir medrando a costa de nuestro pueblo.

Esa herramienta no es otra que el llamado “frente de frentes”. La urgencia de unir en una sola propuesta las corrientes hasta ahora separadas, principalmente las que se nuclean alrededor del Frente Amplio y de la alianza Únete-Democracia Directa. Esto permitiría comenzar un posicionamiento para una alternativa progresista con esperanza de maduración en el corto plazo. En esta confluencia encontrarían realidad y debate los precandidatos del momento para llegar por el método de elecciones primarias abiertas supervisadas por la autoridad electoral a tener un candidato común. Seguir mirándose en el espejo y haciendo las preguntas del cuento de hadas ya no nos lleva a ninguna parte y, lo que es peor, impide que tengamos alguna opción para el 2016.

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