viernes, 30 de octubre de 2015

EL 1% MÁS RICO TIENE EL 50% DE LA RIQUEZA MUNDIAL.SE RADICALIZA LA DESIGUALDAD ECONÓMICO SOCIAL PARA EL 2016.

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EN EL 2016 SOLO EL 1% DE LA POBLACIÓN SERÁ 

DUEÑO DE LA RIQUEZA DEL MUNDO.

OXFAM INTERNACIONAL. La información de la ONG, OXFAM es realmente demoledora para los defensores y escribas del neoliberalismo y sus políticas absolutamente fracasadas en el mundo. Sin embargo, es bueno remarcar, que la riqueza mundial del 1%, es producto de la propiedad privada sobre los medios de producción, concentrados hoy en las corporaciones transnacionales, del capital corporativo global, si hasta el 2007-2008 – años de la explosión de la actual crisis global,  fue el capital financiero especulativo de las Políticas del Consenso de Washington; en la coyuntura actual es producto de las nuevas formas de acumulación mundial del capitalismo, la desposesión de los recursos naturales y la política del Consenso de los Commodities. No es como se argumenta a nivel mundial, solamente una mala distribución de la riqueza, es en realidad la concentración de la propiedad monopólica mundial, sobre los medios de producción y las nuevas formas de explotación de la mano de obra. Están inmersos en este mundo subterráneo, proceso global de explotación y destrucción de los derechos sociales – y liquidación de los derechos laborales – los mil millones de trabajadores, los “nuevos esclavos asalariados del siglo XXI”, 100%  jóvenes (mujeres en su mayoría) como en los tiempos de inicios del capitalismo hace 4 siglos.

"Según el reporte de una organización mundial, la riqueza se concentra cada vez más, en un grupo reducido; en tanto, una de cada nueve personas no tiene para comer. En un reporte divulgado antes de la Reunión Anual de esta semana de la élite internacional en el Foro Económico Mundial de Davos Suiza, la organización caritativa contra la pobreza, Oxfam advirtió que más de la mitad de la riqueza mundial estará en manos de sólo el 1% de la población para el 2016. Según los registros de los últimos años, la concentración en pocas manos de la riqueza mundial se ha acrecentado- En el 2009, el 1% de la población tenía el 44% de la riqueza, mientras que para el 2014, este porcentaje ya había ascendido al 48%. Si se cumplen los pronósticos que auguran el fuerte aumento de la desigualdad global, la proporción superará en 50% bel 2016.

Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de Oxfam, que co-presidirá la Reunión Anual del Foro Económico Mundial – dijo que la explosión en desigualdad, estaba impidiendo el avance de la lucha contra la pobreza  y cuestionó el sistema que privilegia a tan pocos en detrimento de la gran mayoría: ¿Realmente queremos vivir en un mundo donde el 1% tenga más que nosotros?.  Cada miembro adulto del 1%  más rico del planeta tiene una riqueza promedio de U$S de 2,7 millones, afirmó Oxfam, mientras uno de cada nueve personas del mundo no tiene lo suficiente para comer y mil millones de personas tienen que sobrevivir con menos de 1.25 centavos de dólar por día.



En declaraciones al Diario The Guardian, Byanyima afirmó: “Queremos llevar un mensaje de la población de los países más pobres al Foro de los Líderes Empresariales y políticos del mundo, y ese mensaje es que el  incremento de la desigualdad es peligroso. “Los pobres reciben un doble golpe por el aumento de la desigualdad: reciben una proporción menor del pastel económico y que debido a que la desigualdad extrema perjudica el crecimiento, hay menos pastel para repartir”, expresó. Según Oxfam 80 personas más ricas del mundo, tienen hoy la misma riqueza que el 50% de la población más pobre. Es decir, que si las 3,500 millones de población más pobre del mundo juntarán toda “su riqueza”, alcanzarían a sumar lo mismo que tienen hoy, lo mismo que tienen las 80 personas más ricas. Esta concentración es aún mayor que la de hace un año, cuando la mitad de la riqueza mundial estaba en manos de las 85 personas más acaudaladas del mundo. Para ampliar la Investigación Oxfam usó los datos de Credit Suisse Global Wealth Datebook, 2013 y 2014 y las informaciones de la Revista Forbes, respecto a la lista de los más multimillonarios del mundo.


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Las 80 personas más ricas del mundo, suman lo mismo que 3,500 millones de pobres. Pero estos pobres del mundo, tienen riqueza monetaria, propiedades, comercio, corporaciones, Qué tienen los niños, los ancianos, las madres?, tienen riqueza? Por supuesto que tienen una “inmensa” riqueza social, cultural, humana, que no es propia, y menos valorada en el mundo de la globalización neoliberal?

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EL 1% MÁS RICO TIENE EL 50% DE LA RIQUEZA MUNDIAL.
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Ernesto  Carmona. Proyecto Censurado.

(Las noticias más censuradas 2014-2015.

El 1% más rico de la población mundial ya posee tanta riqueza como el 99% restante combinado, según la proyección para 2016 de un estudio difundido en enero 2015 por Oxfam, una organización internacional sin fines de lucro que tiene como objetivo eliminar la pobreza.

Este informe fue ignorado y/o tergiversado por los grandes medios, que casualmente también pertenecen al 1%, también propietario del aparato mundial de información, entretenimiento y grandes negocios de lavado de cerebro universal. Algunas estaciones de televisión difundieron noticias del informe, pero fragmentadas y/o tergiversadas y en un horario poco amistoso, entre la 1:00 y las 4:00 de la madrugada, cuando hay escasos televidentes frente a las pantallas. Proyecto Censurado indagó en la cobertura de los medios independientes y alternativos como Guardian, Take Part y las propias páginas web de la ong Oxfam.

Para esta organización, la desigualdad extrema no es inevitable, pero en los hechos resulta de decisiones políticas y económicas establecidas y mantenidas por la élite del poder, los individuos ricos, cuya poderosa influencia mantiene el status quo amañado a su favor.

Junto con entregar las últimas cifras sobre desigualdad económica global y sus consecuencias, el estudio de Oxfam esbozó un plan de nueve puntos que los gobiernos podrían aplicar a la hora de establecer nuevas políticas para hacer frente a la pobreza y la desigualdad económica.

La proporción de la riqueza mundial que pertenece al 1% aumentó del 44% en 2009 al 48% en 2014 y se prevé que alcance el 50% en 2016. En octubre de 2014, el informe previo de Oxfam “Iguales: acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas” reveló que el número de multimillonarios en todo el mundo se había más que duplicado desde la crisis financiera de 2009. Eso muestra que los de arriba se han recuperado rápidamente, en tanto la gran mayoría de la población mundial está lejos de cosechar beneficios de cualquier recuperación económica reciente. Aún más asombroso es que las 85 personas más ricas del mundo tengan ahora los mismos haberes que la población más pobre de la mitad del mundo. "El fracaso para hacer frente a la desigualdad dejará atrapados innecesariamente en la pobreza cientos de millones", advirtieron los autores del informe.

A través de sus informes y la campaña "Iguales", Oxfam describe nueve acciones específicas para abordar la desigualdad económica:

1. Hacer que los gobiernos trabajen para los ciudadanos y hagan frente a la desigualdad extrema.

2. Fomentar la igualdad económica y los derechos de las mujeres.

3. Pagar a los trabajadores un salario digno y reducir las diferencias con las desorbitadas remuneraciones de los ejecutivos.

4. Distribuir la carga tributaria de forma justa y equitativa.

5. Subsanar los vacíos legales en la fiscalidad internacional y las deficiencias en su gobernanza.

6. Lograr servicios públicos gratuitos universales para todas las personas en 2020.

7. Modificar el sistema mundial de investigación y desarrollo (I+D) y de fijación de los precios de los medicamentos para garantizar su acceso a todas las personas.

8. Establecer una base de protección social universal.
9. Destinar la financiación para el desarrollo a la reducción de la desigualdad y la pobreza, y fortalecer el pacto entre la ciudadanía y sus Gobiernos.

Oxfam calcula que un gravamen a los multimillonarios de sólo 1,5 por ciento de su riqueza podría recaudar $ 74 mil millones de dólares al año, suficientes para llenar los vacíos presupuestarios anuales necesarios para que todos los niños vayan a la escuela y se presten servicios de salud en los países más pobres del mundo.

La cobertura corporativa de los informes Oxfam de octubre 2014 y enero 2015 fue mínima en cantidad y problemática en calidad, concluyó Proyecto Censurado. Algunas grandes cadenas de televisión corporativas, como CNN, CBS, MSNBC, ABC, FOX y C-SPAN cubrieron el informe de enero de Oxfam, según la TV News Archive. CNN ofreció la mayor cobertura con aproximadamente siete segmentos transmitidos del 19 al 25 de enero 2015. Sin embargo, estas noticias se difundieron entre las 2:00 y 3:00 de la madrugada, lejos del horario estelar. Otra cobertura que se centró en el empuje de Obama a la reforma fiscal apareció cuatro veces en segmentos de CBS y MSNBC transmitidos el 20 y 21 de enero 2015 entre la 1:00 y las 4:00 de la madrugada, con la excepción de una historia de MSNBC, emitida exactamente a las 12 de la medianoche del 19 de febrero 2015. ABC cubrió la historia una vez, el 19 de enero 2015. FOX también la cubrió una vez, el 19 de enero 2015, pero cuestionando los motivos de Oxfam para liberar el informe justo antes del Foro Económico Mundial que reúne anualmente a una buena parte del 1% en Davos, Suiza.

La revista estadounidense Forbes, especializada en el tema de las grandes fortunas, fue consistentemente crítica en su cobertura de los dos informes de Oxfam. Por ejemplo, su columnista Tim Worstall resumió en estos términos su comentario sobre el informe Oxfam de octubre 2014: "Los últimos 40 años de fundamentalismo de mercado han dado lugar a la mayor reducción en la pobreza absoluta en la historia de la raza humana. Oxfam, una organización benéfica que pretende estar preocupada por la pobreza absoluta, por lo tanto, insiste en que hay que revertir el fundamentalismo de mercado". La cobertura Forbes posterior a la emisión del informe de enero fue, si cabe, aún más desdeñosa. USA Today cubrió el informe Oxfam de enero, pero sin mencionar ninguna de las soluciones propuestas por la organización para reducir la espiral de la desigualdad.

En resumen, gran parte de la cobertura de noticias corporativas fue breve, se transmitió a horas intempestivas (ya sea por la noche o temprano en la madrugada, cuando no hay muchas personas viendo televisión), cuestionaron el informe y / o se centraron en las reformas fiscales de Obama en lugar de informar sobre los contenidos del documento de Oxfam. En contraste con la cobertura de noticias independientes, ninguna de las historias televisadas abordó detalles de los informes de Oxfam, como el plan de nueve puntos de la organización. Los estudios de Oxfam recibieron un mejor tratamiento en la cobertura de la prensa internacional.

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jueves, 29 de octubre de 2015

DOS POLITÓLOGOS: ARGENTINA: UN BALOTAJE CRUCIAL PARA AMÉRICA LATINA. NÉSTOR, LULA Y LA SEGUNDA VUELTA.

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NÉSTOR, LULA Y LA SEGUNDA VUELTA. Politólogo. Emir Sader. (Brasil). Estábamos en la campaña de la segunda vuelta en Brasil, en 2010, cuando nos fulminó la noticia de la muerte de Néstor. Lula corrió a representarnos a todos nosotros, cuando todos nuestros corazones se volcaban hacia Néstor, hacia todos los argentinos, hacia Cristina en particular. Sabíamos todo lo que Néstor representaba, cómo junto a Hugo Chávez y Lula, había sido fundamental para lanzar el proceso de integración regional y cerrar el paso al ALCA. Sabíamos cómo Néstor había sido fundamental en el rescate de Argentina de la peor crisis de su historia.

Este aniversario de la muerte de Néstor nos lleva a aquel momento y a la forma en que Lula afrontó una situación similar a la que afronta ahora la Argentina. Ante el nuevo desafío electoral que se abría en aquellos días para nosotros, Lula nos sorprendió de nuevo. Nos dijo: “Siempre es mejor ganar en segunda vuelta, porque la contraposición de planteamientos es más clara, y de esta manera el presidente es elegido con más apoyo”.

Politólogo y Maestro Universitario. Emir Sader. Brasil.

En ese momento, sus palabras nos parecieron nada más que un consuelo, una racionalización por nuestra incapacidad para triunfar en 2002, en 2006, en 2010 –y, ahora, más recientemente, en 2014–. Pero después nos hemos convencido de que hay una lógica política importante en esos planteamientos. En la primera vuelta –en Brasil, en Argentina, o en otros países– hay una proliferación de candidatos, de planteamientos, que dificultan la comprensión de los grandes dilemas propuestos a nuestras sociedades.

La segunda vuelta fue fundamental para el triunfo de Lula en 2006 y de Dilma en 2010 y en 2014. Los dilemas centrales de nuestras sociedades se estructuran alrededor de la superación o no del neoliberalismo. No por casualidad los países de la región que han decidido la superación de ese modelo –privilegiando las políticas sociales, la integración regional, el rescate del rol del Estado– han avanzado en el combate a la pobreza y a la miseria, en la defensa de la soberanía nacional y de la autoestima de la gente. Con los países que mantienen el modelo centrado en los ajustes fiscales, en la centralidad del mercado, en el libre comercio, pasó lo contrario.

En la segunda vuelta las alternativas económicas y el rol de las políticas sociales se vuelven centrales en el debate entre dos candidatos y de sus planteamientos. En general los candidatos de la derecha tratan de esconder los fundamentos de su propuesta económica diciendo incluso que van a mantener los avances sociales logrados por los gobiernos progresistas. Es fundamental explicitar en los debates de segunda vuelta la contradicción entre esa promesa y los fundamentos de su propuesta económica.

A pesar de prometer que mantendrían las políticas sociales de los gobiernos del PT, en Brasil, los candidatos neoliberales hacían afirmaciones tales como: “La economía no crece porque el salario mínimo es muy alto”, (sic), “de los bancos públicos no va a quedar casi nada” (como si las políticas sociales pudieran ser implementadas por bancos privados). Eran las contradicciones de los candidatos de la derecha cuando expresaban sus verdaderas intenciones.

Además, en la segunda vuelta siempre se han podido realizar grandes actos y movilizaciones de artistas, intelectuales, movimientos sociales, fuerzas de izquierda en general. Y siempre tomando como eje las dos grandes opciones de nuestras sociedades: avanzar en la superación del neoliberalismo, o el retroceso brutal en lo económico, en lo político, en lo social y en lo cultural, con la represión correspondiente. En la experiencia brasileña, las campañas en segunda vuelta han sido decisivas para las victorias electorales, para evitar los retrocesos y para avanzar en la profundización de los procesos de construcción de sociedades más justas, más solidarias, más humanas. Página/12.

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Politólogo y Maestro Universitario. Atilio A. Boron. Argentina.


ARGENTINA: UN BALOTAJE CRUCIAL PARA AMÉRICA LATINA.
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Politólogo: Atilio A. Boron. (Argentino).-

Rebelión jueves 29 de octubre del 2015.


El resultado de las elecciones del pasado domingo no fue un rayo en un día sereno. Un difuso pero penetrante malestar social se había ido instalando en la sociedad al compás de la crisis general del capitalismo, las restricciones económicas que impone a la Argentina el agotamiento del boom de las commodities y la tenaz ofensiva mediática encaminada a desestabilizar al gobierno. Era, por lo tanto, apenas cuestión de tiempo que esta situación se expresara en el terreno electoral. Ya las PASO (elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) celebradas el 9 de Agosto habían sido una voz de alarma, pero no fue escuchada y analizada por el oficialismo con la rigurosidad requerida por las circunstancias. Prevaleció una actitud que para utilizar un término benévolo podríamos calificar como “negacionista”, gracias a la cual la autocrítica y la posibilidad de introducir correctivos estuvieron ausentes, con las consecuencias que hoy estamos lamentando.

Me ceñiré, en este breve análisis, a algunos aspectos más relacionados con la estrategia y la táctica de la lucha política adoptadas por el Frente para la Victoria en los últimos meses. Dejo para otro momento la realización de un balance de la experiencia kirchnerista en su integralidad y con sus múltiples contradicciones: asignación universal por hijo y concentración empresarial; extensión del régimen jubilatorio y regresividad tributaria; desarrollo científico y tecnológico (ARSAT I y II, etcétera) y sojización de la agricultura; orientación latinoamericanista de la política exterior y extranjerización de la economía. Algo he dicho al respecto en el pasado y no viene al caso reiterarlo en esta ocasión. Volveré sobre este tema en un escrito futuro, sin el apremio del momento actual. Tampoco me referiré, por ejemplo, a cuestiones que remiten a un arco temporal que trasciende la actual coyuntura electoral, como por ejemplo la llamativa ineptitud para construir un sujeto político y hacer de “Unidos y Organizados” una verdadera fuerza plural y frentista y no un cascarón vacío cuya única misión fue apoyar, sin ninguna eficacia práctica, las medidas del gobierno. O a la asombrosa incapacidad para preparar, al cabo de doce años de gobierno, un liderazgo de recambio que no fuera Daniel Scioli, un político nacido del riñón del menemismo. O a la suicida actitud, seguida hasta hace unos pocos meses, de descalificar y hasta ridiculizar a quien, al final del camino, era el único candidato con el que contaba el kirchnerismo a la hora de enfrentar la riesgosa sucesión presidencial. Es decir, se vapuleó a una figura, contra la cual no se ahorraron ninguna clase de ofensas y humillaciones, sin percibir, en la alegre ofuscación de los cortesanos del poder, que era la única carta con la que contaban y que poco después deberían vergonzosamente aferrarse a ella, cual clavo ardiente, en una desesperada tentativa por salvar “el proyecto”. Dejo a la imaginación de los lectores la calificación de esta actitud.

Más cercano en el tiempo se cometieron varios errores de estrategia política de incalculables proyecciones: para comenzar, la decisión de no apoyar a Martín Lousteau en el balotaje por la jefatura de gobierno de la ciudad de Buenos Aires en contra de Horacio Rodríguez Larreta, el delfín de quien hoy aparece como el probable verdugo del kirchnerismo. De haberse actuado de esa manera, dejando de lado un absurdo fundamentalismo, el macrismo habría perdido la ciudad de Buenos Aires y se le habría propinado un golpe -si no mortal, al menos demoledor- a la candidatura presidencial de Mauricio Macri. Esta ofuscación del FPV, de la cual participaron desde la Casa Rosada hasta el último militante, fue una bendición para la derecha ya que le permitió nada menos que conservar en su poder a la ciudad de Buenos Aires y salvar el futuro de su principal espada política. Pocos casos de miopía política pueden igualarse a este.

Pero la carrera de errores no se detuvo allí. Con la intención de salvaguardar la pureza ideológica de la fórmula kirchnerista, y ante la desconfianza suscitada por Daniel Scioli y su sinuosa trayectoria política no se tuvo mejor idea que proponer como candidato a vicepresidente a Carlos Zannini. Al optar por el Secretario Legal y Técnico de la Presidencia se configuró una fórmula “kirchnerista pura”, buena para aplacar la ansiedad de los propios pero absolutamente incapaz de captar un solo voto por fuera del universo político del kirchnerismo. Esta decisión pasó olímpicamente por alto todo lo que enseñan los manuales de la sociología electoral, que dicen que para obtener una mayoría hay que presentar una oferta política capaz de atraer la voluntad no sólo de los ya convencidos -el núcleo duro de una fuerza partidaria- sino también de quienes podrían ser atraídos por otras razones: rechazo a las fuerzas anti-kirchneristas, cálculo oportunista o tendencia a “votar a ganador”, entre muchas otras. Pero la fórmula Scioli-Zannini cerraba todas estas puertas, como se comprobó el pasado domingo y se quedaba enclaustrada en el voto kirchnerista, importante para insuficiente para obtener la diferencia que hubiera evitado el temido balotaje.


Argentina. Balotaje electoral . Scioli de la "izquierda progresista" y Macri, la "unidad" de la derecha. Dos "modelos políticos diferentes. Dos Argentinas enfrentados en un proceso electoral muy difícil y de alternativas políticas contradictorias.
A lo anterior se agregó otro yerro inexplicable: el empecinamiento en proponer como candidato a la gobernación de la crucial provincia de Buenos Aires, que con casi el 38 % del padrón nacional es la madre de todas las batallas políticas en la Argentina, al Jefe de Gabinete de Ministros de la Presidenta Cristina Fernández, Aníbal Fernández. Este fue víctima de una tenaz e inmoral campaña de desprestigio que lo convirtió en el personaje con mayor imagen negativa de la provincia. Pese a ello se insistió tercamente en una candidatura que solo representaba a los propios y que perdía por completo de vista el complejo panorama electoral de la provincia. El resultado fue una derrota inapelable a manos de una candidata opositora, María Eugenia Vidal, que carecía por completo de experiencia en ese distrito ya que se había desempeñado en los últimos ocho años como Vice Jefa de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, acompañando a Mauricio Macri. Justo es reconocer que en esta derrota existen responsabilidades concurrentes: la mala imagen de Fernández se articuló con la pobre gestión de Scioli en la provincia. Si esta hubiera sido algo mejor Vidal no podría haberse alzado con la gobernación. Por ejemplo, si en lugar de dotar a la provincia con los tan publicitados 85.000 nuevos policías el gobernador saliente hubiera designado una cifra igual de nuevos maestros seguramente otro habría sido el resultado. En todo caso, cuesta entender las razones del tan pernicioso como costoso empecinamiento en sostener una candidatura como la de Fernández en esas circunstancias.

Por último, en este breve racconto, otro error fue la decisión de hacer que Scioli desplegase una campaña en la cual fuera lo más parecido posible a Cristina y cuyo eje central fuese la cerrada defensa de la gestión presidencial, sin ninguna proyección a futuro. Contra quienes proponían como slogan el cambio -de ahí el nombre de la alianza derechista: “Cambiemos”- o quien como Macri demagógicamente exaltaba la “revolución de la alegría”, Scioli aparecía como un político triste y titubeante, a la defensiva, e históricamente maltratado por la presidenta y su entorno, debilitado por las críticas recibidas desde la Casa Rosada, la Cámpora, Carta Abierta y con un libreto que lo condenaba a posicionarse como un acérrimo defensor del “proyecto”, sin la menor posibilidad de aludir a todo lo que faltaba hacer en el mismo, como una reforma tributaria integral, la estatización del comercio exterior y la implementación de una heterodoxa política antiinflacionaria que evitase la licuación de una parte nada desdeñable de la cuantiosa inversión social del gobierno de Cristina Fernández. 
Los resultados están a la vista.
Habría otras cuestiones por señalar, como el faltazo ante el debate con los otros candidatos presidenciales, que lo disminuyó aún más antes los ojos de la opinión pública y el oportunista anuncio, hecho sobre la hora, de duplicar el piso salarial para el impuesto a las ganancias, algo que el gobierno nacional tendría que haber hecho hace mucho. En todo caso, parecería que ciertos cambios habidos en la estructura social argentina y en el clima cultural imperante en el país, fuertemente semantizados por el terrorismo mediático lanzado por la derecha; cambios producidos precisamente por las políticas de inclusión social del gobierno de CF, no operaron en la dirección de otorgarle mayor sustentabilidad al proyecto sino todo lo contrario, en línea con tendencias ya observadas en países como Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela y que es incomprensible que hubieran sido pasadas por alto en la Argentina. No necesariamente los sectores populares que mejoran su situación socioeconómica y cultural gracias a la acción de los gobiernos progresistas y de izquierda luego lo recompensan con su voto, y en la Argentina del pasado domingo esto fue muy elocuente. Hace tiempo que hemos venido advirtiendo que, ante la ausencia de una sistemática labor concientizadora y de formación ideológica –la célebre “batalla de ideas” de Fidel- el boom de consumo no crea hegemonía política sino que termina engrosando las filas de los partidos de la derecha.

Dado lo anterior, revertir lo ocurrido en la primera vuelta electoral aparece como una empresa muy difícil aunque no imposible. Habrá que intentarlo, para evitar que la Argentina sea la punta de lanza de un proceso que, ahora sí, podría ser el inicio del “fin de ciclo” progresista en la región, algo que hasta hace unos pocos días parecía poco probable. De hecho, si el candidato del kirchnerismo es derrotado en el balotaje sería la primera vez que un gobierno progresista o de izquierda es vencido en las urnas desde el triunfo inaugural de Hugo Chávez en diciembre de 1998. Hasta ahora, todos esos gobiernos fueron ratificados en las urnas y sería lamentable que la Argentina rompiera con esa positiva tendencia. Tenemos una responsabilidad regional de la cual no podemos sustraernos: una victoria de Macri sería un golpe mortal para la UNASUR, la CELAC y el mismo Mercosur. Además, la Argentina se realinearía incondicionalmente con el imperio y este redoblaría su ofensiva en contra de los gobiernos bolivarianos, cada vez más privados de apoyos externos. Como latinoamericano y marxista no puedo ser indiferente ante la amenaza que representa un eventual gobierno de Macri que se uniría de inmediato a Álvaro Uribe, José M. Aznar y sus mentores norteamericanos en su pertinaz cruzada para erradicar de la faz de la tierra al chavismo, a los gobiernos de Evo y Correa y para propiciar el “cambio de régimen” en Cuba. Es decir, para liquidar definitivamente todo rastro de antiimperialismo en América Latina. Nadie situado genuinamente en la izquierda política podría contemplar distraídamente esta posibilidad ni dejar de hacerse cargo de enfrentarla con todas sus fuerzas. Desgraciadamente, llegados a este punto, no tenemos mejores opciones que la de apoyar al FPV para aventar el riesgo de un mal mayor, sabiendo empero que si lográsemos triunfar en este empeño tendríamos que darnos de inmediato a la tarea de construir una verdadera alternativa política de izquierda porque el kirchnerismo, con sus aciertos, sus errores y sus limitaciones ideológicas, no lo es y no puede serlo.

¿Podrá Scioli doblegar a su contrincante en el balotaje? Dependerá de cómo diseñe su estrategia de campaña para estas semanas. Los dos debates con Macri pueden ser la llave del triunfo, si es capaz de pasar a la ofensiva y demostrar que tras la vaguedad discursiva de su oponente se esconde un brutal programa de ajuste. Pero no le bastará con eso. Tendrá también que dejar de circunscribir su discurso a la defensa de la obra del kirchnerismo (algo para lo cual la presidenta Cristina Fernández no necesita ayuda porque lo hace infinitamente mejor que él), definir nuevas prioridades y salir con propuestas concretas en materia económica, social, cultural e internacional que le permitan persuadir a la opinión pública que podrá ser el presidente que comience a hacer todo aquello que el kirchnerismo, en otros momentos, reconocía que aún restaba por hacer y no hizo. Y que lo diga con convicción, sin pedirle permiso a nadie ni esperar la palmadita afectuosa de la Casa Rosada. Es una tarea difícil pero no imposible. Enfrente suyo no tiene a un De Gaulle o un Churchill sino a un insulso producto de un astuto marketing político, apoyado por el aparato publicitario de la derecha imperial. Difícil, repito, pero lejos de ser imposible. Ojalá que le vaya bien porque, aunque algunos se empeñen en negarlo, en este balotaje también se juega el futuro de los procesos emancipatorios y de las luchas antiimperialistas en América Latina.

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miércoles, 28 de octubre de 2015

AMÉRICA LATINA. MINERÍA A LA BAJA. UNA OPORTUNIDAD PARA LOS PUEBLOS?.

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La crisis se genera y profundiza en América latina, no sólo por la baja de los precios de los Commodities en el mercado mundial mercado chino nuestro principal comprador – sino que además, está presente la corrupción que logrado atrapar, capturar y hasta destruir las instituciones, al igual que la inseguridad ciudadana – un verdadero peligro para la seguridad de la población en general – además este proceso dependiente tiende a consolidarse como consecuencia de que la mayoría de países de Nuestra América nos hemos podido salir de la herencia colonial, el modelo tradicional extractivo exportador de materias primas. La década de crecimiento macro-económico una vez más ha sido perdida, solamente ha beneficiado a una élite financiero-exportador-empresarial ( una nueva oligarquía comercial exportadora), situación que en la coyuntura actual está originando – primero, malestar, segundo protesta y tercero criminalización de los movimientos sociales como la única respuesta político-policial de los gobiernos de turno, muchos de ellos que incluso hoy son fieles aplicadores de las políticas del Consenso de Washington – a pesar de su crisis final – y otros por  la propia dependencia al sistema, es realmente una continuidad del modelo y de ello su dependencia.

“El modelo extractivo minero es un problema de poder y por tanto político”, dice en su último informe el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL). A pesar de la caída de los precios internacionales de los minerales, la región sigue recibiendo la mayor parte de la inversión en exploración minera a nivel mundial. El informe agrega: “El extractivismo minero es un problema de derechos humanos”, ya que las grandes empresas multinacionales aprovechan la desatención de las obligaciones del Estado “para promover una imagen de responsabilidad social que satisface necesidades de la población”.  El OCMAL llega a esta conclusión luego de constatar que “es falso que las empresas mineras desarrollen infraestructura para las comunidades, ya que hacen obras para que transiten los equipos y el personal de las empresas mineras; que atiendan el derecho a la salud o educación de las comunidades, cuando lo que hacen es mercadeo con la pobreza, deducible de impuestos, contaminando el ambiente y desmejorando a corto, mediano y largo plazo la salud y las condiciones de vida de la gente”.
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AMÉRICA LATINA. MINERÍA A LA BAJA. UNA OPORTUNIDAD PARA LOS PUEBLOS?.
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Raúl Zibechi.

Programa de las Américas.

Rebelión miércoles 28 de octubre del 2015.


Por primera vez en muchos años, la minería retrocede en América Latina. A la caída de los precios internacionales y al aumento de los costos de producción, con la consiguiente disminución de las ganancias, se le suma la creciente resistencia de la sociedad por los impactos ambientales y sociales.

“El modelo extractivo minero es un problema de poder y por tanto político”, dice en su último informe el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL). A pesar de la caída de los precios internacionales de los minerales, la región sigue recibiendo la mayor parte de la inversión en exploración minera a nivel mundial.

El informe agrega: “El extractivismo minero es un problema de derechos humanos”, ya que las grandes empresas multinacionales aprovechan la desatención de las obligaciones del Estado “para promover una imagen de responsabilidad social que satisface necesidades de la población”.

El OCMAL llega a esta conclusión luego de constatar que “es falso que las empresas mineras desarrollen infraestructura para las comunidades, ya que hacen obras para que transiten los equipos y el personal de las empresas mineras; que atiendan el derecho a la salud o educación de las comunidades, cuando lo que hacen es mercadeo con la pobreza, deducible de impuestos, contaminando el ambiente y desmejorando a corto, mediano y largo plazo la salud y las condiciones de vida de la gente”.

El 15 de octubre de 2015 la CEPAL informaba que la región latinoamericana ha visto descender las entradas de inversión extranjera directa en un 21% en el primer semestre del año, por “la caída de las inversiones en minería y en hidrocarburos por la reducción de los precios internacionales, la desaceleración de China y el crecimiento económico negativo de la región”.

La inversión extranjera ya había caído en 2014 un 16%, lo que muestra que no se trata de un descenso coyuntural sino que el tipo de inversiones centradas en la extracción de materias primas tiende a deteriorarse. Por países, Brasil concentra el mayor descenso, una caída del 36%, en gran medida por la crisis que afecta el mercado interno. En Chile, Colombia y Perú la caída se concentró especialmente en el sector minero.

Tres son las razones que explican esta caída: la consistente baja de los precios internacionales de los minerales, el aumento de los costos de explotación y la fuerte oposición que enfrenta la minería por parte de las comunidades indígenas y campesinas, que está llevando a los gobiernos a ser más exigentes con las multinacionales del sector.

¿Un paso atrás?.

Muchos gobernantes y analistas lamentan el retroceso en las inversiones mineras, pero en realidad se trata de una nueva oportunidad para alcanzar un crecimiento sostenible. El informe anual de la CEPAL sobre inversión extranjera señala que la caída de los precios de los minerales comenzó en 2012, dos años antes que la caída del petróleo y que eso se refleja en menores inversiones a partir de 2014.

El índice del precio de las commodities elaborado por Bloomberg, que incluye oro, petróleo y soya, ha caído a la mitad desde su máximo histórico del primer semestre de 2011. La multinacional Glencore-Xstrata, que controla la mayor parte de la producción de minerales y de granos en el mundo, registró pérdidas en la Bolsa de Londres superiores al 30% a fines de setiembre, totalizando una caída del 74% en lo que va de este año.

No es el único caso. “En la misma tendencia estuvieron, entre otras transnacionales, AngloAmerican, con pérdidas del 10% en septiembre y de 60% en el año, BHP Billiton con caídas del 40% anual y Antofagasta Minerals con bajas del 33%”. La crisis del sector minero implica cierre de minas para reducir la producción con el objetivo de recuperar los precios, y masivas pérdidas de puestos de trabajo.

En octubre el grupo Goldman Sachs informó que los precios de los minerales seguirán bajando. En el caso del cobre, la principal producción mineral latinoamericana, en agosto el precio cayó a 4.968 dólares la tonelada, el mínimo en varios años, pero se espera que a fines de 2016 sea de apenas 4.200 dólares. Según los especialistas, los precios de mercado se acercan cada vez más al precio de producción (4.000 dólares la tonelada en el caso del cobre) pero las empresas no están pudiendo frenar la caída.

“Los presupuestos de prospección experimentaron una reducción del 26% entre 2013 y 2014, y del 47% respecto a 2012”. Otros datos del mismo informe, confirman la caída: en 2010 se había alcanzado 389 “hitos mineros” mundiales, como la apertura de nuevas minas, pero en 2014 sólo se produjeron 96 hitos.

Por otro lado, los costos de producción en el mundo se vienen incrementando. El costo medio mundial de extraer una libra de cobre creció de 1,37 dólares en 2009 a 2,11 dólares en 2012[8]. Se trata de un aumento del 54% en los costos, lo que sumado a la caída de los precios provoca una situación de crisis. Ambos datos confirman que no estamos ante un descenso coyuntural, sino ante un ciclo a la baja de precios, inversiones y producción.

América Latina casi triplica la media mundial de inversiones mineras. El porcentaje de inversión extranjera directa que llega a los recursos naturales del mundo no pasa del 10%, pero en la región es del 26% y en países como Bolivia y Chile supera el 50%. Cuanto más industrializado es un país, menos inversión llega a los recursos naturales.

En Bolivia, de las 17 empresas privadas registradas en trabajos mineros, sólo tres tienen utilidades, según el analista Héctor Córdova, de la Fundación Jubileo, mientras que la minería en general tuvo una caída del 50% en sus ganancias en ese país[9]. En Chile, la estatal Codelco hizo este año sus menores aportes en décadas a las arcas del Estado, siendo la mitad que los de año 2014.

Un mar de conflictos.

Pero la crisis del sector minero no se debe solamente a la caída de los precios. Un factor decisivo son las resistencias de las poblaciones que muchas veces consiguen cerrar o frenar las minas. Según la CEPAL, los conflictos mineros se producen en todo el mundo, “pero América latina concentra una cantidad desproporcionada”.

En cada país los conflictos se procesan de modos diferentes. En Uruguay y Chile, por ejemplo, suelen canalizarse a través de la justicia. En abril de 2013 la canadiense Barrick Gold debió suspender indefinidamente la explotación de la mina de oro Pascua Lama, en la frontera entre Argentina y Chile, por un fallo judicial que recogió la demanda de las comunidades indígenas que acusaron a la empresa de perjudicar su acceso al agua.

Es el mayor proyecto minero suspendido en el continente, que supuso pérdidas para la empresa de 5.000 millones de dólares. En Colombia el gobierno paralizó las exportaciones de carbón de Drummond, de los Estados Unidos, por contaminación marina, mientras otros proyectos fueron retrasados por las protestas. En Uruguay sucedió algo similar con el proyecto de mineral de hierro de la india Zamin.

En Perú las comunidades han debido apelar a la acción directa, que ha conseguido paralizar la mina Yanacocha, así como otros proyectos en el norte y el sur del país. Este país se ha convertido en el epicentro de la conflictividad minera. Regiones enteras, con decenas de alcaldes involucrados y miles de campesinos, han sido arrastradas a graves conflictos con un rosario de heridos y muertos.

El fuerte crecimiento de las inversiones y la multiplicación de los proyectos no alcanzan para explicar el aumento vertiginoso de la conflictividad. Hay tres razones adicionales.

La primera es que las comunidades afectadas tienen mayor acceso a información y muestran una renovada capacidad para hacer escuchar sus voces. Campesinos e indígenas han tejido redes de solidaridad con ONGs ambientalistas y organizaciones sociales, tanto rurales como urbanas, y cuentan con apoyos institucionales en organismos de derechos humanos, alcaldes afines y autoridades estatales de todos los niveles, así como con medios de comunicación.

La segunda, es el Convenio 169 de Organización Internacional del Trabajo (OIT), un importante instrumento legal aprobado por 15 países de la región, que obliga a los gobiernos a consultar a los pueblos indígenas cuando los proyectos afecten a las comunidades. Casi todos los pueblos indígenas apelan a este mecanismo en su proceso de empoderamiento ante los gobiernos.

La tercera se relaciona con la percepción de fuertes daños ambientales en los lugares donde ya existen emprendimientos mineros y la certeza de que las multinacionales del sector tienen enormes ganancias. Por un lado, están los fuertes pasivos ambientales y la grave contaminación de las aguas. Por otro, las industrias extractivas consumen mucha energía. Hay un “uso más intensivo de la energía porque los yacimientos en explotación tienen cada vez menos cantidad de mineral por volumen de material extraído”.


Las Bambas: el último gran conflicto.

Cuando aún no se han apagado los ecos del conflicto entre la población de la sureña región de Arequipa y la minera Tía María (Perú), con su secuela de muertos y heridos, con la ocupación militar de pueblos y ciudades, en la región de Apurímac, en el centro-sur andino, se produjo una nueva masacre con la muerte de cuatro personas en medio de un paro de protesta contra la mina Las Bambas.

Los hechos sucedieron en la tarde el 28 de setiembre, cuando la policía reprimió a balazos a los pobladores de la provincia de Cotabambas, donde se registraron además doce heridos de bala.

Las Bambas es el mayor proyecto minero del país, con una inversión de 10.000 millones de dólares que a partir de enero de 2016 producirá 400 mil toneladas de cobre al año. Sólo la producción de esa mina elevará el PIB anual del país en 1,5%. El 60% de las exportaciones peruanas provienen de la minería que es la principal fuente de ingresos del Estado. Los numerosos emprendimiento mineros se localizan en las regiones más pobres del país, habitualmente en la sierra andina. En la región de Apurímac la pobreza supera el 40% de la población.

La mina Las Bambas fue comprada en abril de 2014 por el consorcio chino-australiano MMG a Glencore-Xstrata por 6,5 mil millones de euros, una de las transacciones más importantes en la historia del Perú. El complejo minero comenzó a construirse hace diez años con la promesa de mejorar las condiciones de vida de la población local. Durante la construcción de este colosal complejo, se necesitaron 10 mil trabajadores que ahora quedarán cesantes, ya que el funcionamiento de la mina necesita dos mil empleados de elevada calificación.

Pero la vida de la población no mejoró. Un informe de la página Lamula.pe destaca que luego de una década “la mitad de la población no puede cubrir sus bienes y servicios esenciales, la tasa de analfabetismo alcanza al 24%, el 40% de los niños menores de 5 años tiene anemia y la desnutrición crónica afecta al 27%, según datos oficiales”.

Pero la rabia de la población se disparó por un grave incumplimiento de la empresa. El estudio de impacto ambiental consultado con la población y aprobado por ésta, preveía la construcción de mineroducto bajo tierra de 206 kilómetros que trasladaría el cobre hasta la vecina provincia de Cusco, donde Xstrata tiene un complejo de procesamiento. Pero al ser vendida a MMG, ésta decidió cancelar el ducto y construir un planta procesadora en las proximidades de la mina Las Bambas.

Esta decisión no fue consultada con las poblaciones afectadas. El problema es que cada año circularán camiones trasladando miles de toneladas de cobre por carreteras que atraviesan decenas de comunidades campesinas, generando impactos que no estaban previstos en el estudio original. Además la mina consumirá 800 litros de agua por segundo del río Chalhuahuacho. Las comunidades se sintieron burladas y lanzaron la protesta.

La respuesta del gobierno fue declarar el estado de emergencia, como lo ha hecho decenas de veces ante conflictos mineros, lo que supone la militarización de provincias enteras. La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos recuerda que ya son 49 muertos en los cuatro años de gobierno de Ollanta Humala en la represión de conflictos sociales. Desde 2006 son ya 125 civiles muertos, la inmensa mayoría en conflictos mineros.

El “Informe Anual 2014-2015” de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, difundido en agosto pasado, asegura que “el 95% de las víctimas fallecieron por impacto de proyectil de arma de fuego”, lo que le permite asegurar que “nos encontramos por lo tanto ante una práctica de carácter sistemático, que involucra responsabilidades al más alto nivel del Estado”.

Alguna de las conclusiones del capítulo dedicado a la criminalización de la protesta social, revelan un patrón común: “El gobierno de Ollanta Humala ha desplegado una estrategia frente a la conflictividad social que combina la criminalización de la protesta social, junto con otra estrategia llamada de “diálogo”, pero que está orientada a disminuir el nivel de movilización de los ciudadanos, sin dar una salida de fondo a los problemas estructurales, esto es, la vulneración de derechos”.

Durante la presentación del informe, la entonces secretaria ejecutiva de la Coordinadora, Rocío Santisteban Manrique, aseguró que en todo el continente “se sigue usando el derecho penal para desmovilizar a los sectores de vanguardia, deteniendo a los dirigentes, hostigando y desprestigiando a los defensores de derechos humanos y defensores ambientales”.

Es posible que la crisis de la minería sea una oportunidad para los pueblos, si se consiguen sentar las bases para un modelo económico diferente: menos volcado a las exportaciones de commodities y más inclinado hacia el mercado interno y regional; menos agresivo con la naturaleza y las comunidades; con más trabajo especializado involucrado en la elaboración de productos de alta calidad.

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Raúl Zibechi es analista internacional del semanario Brecha de Montevideo, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor a varios grupos sociales.

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