domingo, 31 de enero de 2016

“FRANCISCO USA LA DIPLOMACIA DE LA PLEGARIA”.

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Los poderes espirituales son planetarios, pero cuando ese poder se encarna en un Estado, el Vaticano, y ese Estado hace de ese poder un arma diplomática, entonces la espiritualidad se vuelve un actor central de los destinos del mundo. Esa es la demostración rigurosa y magistral que la ensayista y vaticanista francesa Constance Colonna-Cesari plasma en un libro que acaba de salir en Francia, Dans les secrets de la diplomatie vaticane (En los secretos de la diplomacia vaticana), publicado por la prestigiosa Editorial du Seuil. El libro es, a su manera inédita y global, un aporte indispensable para la comprensión y el conocimiento de la acción internacional de uno de los Estados más pequeños y secretos del mundo y, también, uno de los más implicados en cada región del planeta. Escrito con una claridad luminosa, el ensayo de la especialista francesa es una exploración meticulosa de los meandros de una diplomacia que, con el papado de Francisco, ha atravesado por un cambio rotundo que dejó atrás los años turbios del papado de Juan Pablo II, cuando casi toda la estructura diplomática estaba al servicio de la lucha contra el comunismo, sin que importara la inmoralidad de los actos. Con Francisco, la diplomacia vaticana se ha transfigurado de una forma que no tiene precedentes en la historia. El papa argentino cambió el eje de la rotación diplomática desplazándolo del centro dominador, o sea, Occidente, hacia las periferias del mundo, que hoy están en el corazón de su voz y de sus acciones. Lejos de las aproximaciones, fantasías, delirios o especulaciones falaciosas que llenan a menudo los libros sobre el Vaticano, y, en particular, sobre su acción diplomática, este ensayo restituye con precisión y estilo la complejidad de ese poder temporal que se mueve e influencia todos los escenarios. El libro contiene además revelaciones únicas sobre la forma en que la Santa Sede actuó para lograr que Estados Unidos y Cuba restablecieran sus relaciones diplomáticas. Este capítulo del ensayo avanza como una auténtica novela policial de donde emergen situaciones dignas de un saga de acción con un papa como organizador y garantía de un pacto que parecía imposible. Desde el pacto implícito entre Barack Obama y Francisco, pasando por la posición de la Santa Sede en el enredo de Medio Oriente y el conflicto israelo-palestino, los esfuerzos para esbozar una paz, la increíble influencia que tuvo Francisco para evitar que Occidente lanzara su ofensiva militar en Siria, hasta el ejercicio de equilibrista que el sumo pontífice practica en su relación con Rusia con el conflicto de Ucrania como telón de fondo, En los secretos de la diplomacia vaticana dejará al lector con la sensación de haber visitado los arcanos de un poder espiritual que logra desplazar las piezas de la geopolítica mundial en nombre de intereses pacíficos. No vende armas ni tecnología pero es una figura que puede ser decisiva en las situaciones más intrincadas.

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Francisco logró imponer su papado como un nuevo contrapoder gracias a la gestión política de la Iglesia, a la reforma de la Curia y del banco del Vaticano. Francisco entendió instintivamente que hacía falta un mundo más justo. Por eso, a su manera, encarna al mundo entero. Actúa con las manos desnudas y ahí reside su fuerza. Hay que reconocer también que la diplomacia del Vaticano puede parecer mucho más valiente que todas las demás. Hay hombres de la Iglesia en todos los conflictos.

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“FRANCISCO USA LA DIPLOMACIA DE LA PLEGARIA”.
Constance Colonna-Cesari, Ensayista y Vaticanista francesa, autora, autora de los secretos de la Diplomacia Vaticana.
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“La diplomacia del Vaticano integra la especificidad espiritual de la Iglesia Católica. Sus objetivos son tres: la paz, la justicia y el desarrollo, lo cual corresponde a la doctrina de la Iglesia Católica”
Por Eduardo Febbro
Desde París domingo 31 de enero del 2016.

Los poderes espirituales son planetarios, pero cuando ese poder se encarna en un Estado, el Vaticano, y ese Estado hace de ese poder un arma diplomática, entonces la espiritualidad se vuelve un actor central de los destinos del mundo. Esa es la demostración rigurosa y magistral que la ensayista y vaticanista francesa Constance Colonna-Cesari plasma en un libro que acaba de salir en Francia, Dans les secrets de la diplomatie vaticane (En los secretos de la diplomacia vaticana), publicado por la prestigiosa Editorial du Seuil. El libro es, a su manera inédita y global, un aporte indispensable para la comprensión y el conocimiento de la acción internacional de uno de los Estados más pequeños y secretos del mundo y, también, uno de los más implicados en cada región del planeta. Escrito con una claridad luminosa, el ensayo de la especialista francesa es una exploración meticulosa de los meandros de una diplomacia que, con el papado de Francisco, ha atravesado por un cambio rotundo que dejó atrás los años turbios del papado de Juan Pablo II, cuando casi toda la estructura diplomática estaba al servicio de la lucha contra el comunismo, sin que importara la inmoralidad de los actos. Con Francisco, la diplomacia vaticana se ha transfigurado de una forma que no tiene precedentes en la historia. El papa argentino cambió el eje de la rotación diplomática desplazándolo del centro dominador, o sea, Occidente, hacia las periferias del mundo, que hoy están en el corazón de su voz y de sus acciones. Lejos de las aproximaciones, fantasías, delirios o especulaciones falaciosas que llenan a menudo los libros sobre el Vaticano, y, en particular, sobre su acción diplomática, este ensayo restituye con precisión y estilo la complejidad de ese poder temporal que se mueve e influencia todos los escenarios. El libro contiene además revelaciones únicas sobre la forma en que la Santa Sede actuó para lograr que Estados Unidos y Cuba restablecieran sus relaciones diplomáticas. Este capitulo del ensayo avanza como una auténtica novela policial de donde emergen situaciones dignas de un saga de acción con un papa como organizador y garantía de un pacto que parecía imposible. Desde el pacto implícito entre Barack Obama y Francisco, pasando por la posición de la Santa Sede en el enredo de Medio Oriente y el conflicto israelo-palestino, los esfuerzos para esbozar una paz, la increíble influencia que tuvo Francisco para evitar que Occidente lanzara su ofensiva militar en Siria, hasta el ejercicio de equilibrista que el sumo pontífice practica en su relación con Rusia con el conflicto de Ucrania como telón de fondo, En los secretos de la diplomacia vaticana dejará al lector con la sensación de haber visitado los arcanos de un poder espiritual que logra desplazar las piezas de la geopolítica mundial en nombre de intereses pacíficos. No vende armas ni tecnología pero es una figura que puede ser decisiva en las situaciones más intrincadas.
Sin obviar las contradicciones del papa ni las internas de la Santa Sede, el ensayo de Constance Colonna-Cesari nos muestra en toda su acción los sentidos y objetivos de la diplomacia vaticana, sus secretos, sus métodos, sus “oficinas”, sus redes de influencia y los mecanismos con los que logra que, pese a los intereses de los Estados armados, algo cambie en el mundo. El ensayo, también, expone en toda su potencia cómo, con su defensa de las periferias y su menoscabo por Europa, Francisco se volvió la voz del pueblo y cómo esa voz se traduce en acción diplomática.
–La diplomacia vaticana es siempre el objeto de fantasmas delirantes, de especulaciones sin sentido y un terreno fértil para las teorías del complot. Sin embargo, no es así. ¿Cómo la definiría usted?
–La diplomacia del Vaticano no tiene nada de un poder mágico. Se trata de un poder temporal muy particular porque forma parte de las armas de un Estado cuya naturaleza es en sí misma particular. La diplomacia del Vaticano integra la especificidad espiritual de la Iglesia Católica. Sus objetivos son tres: la paz, la justicia y el desarrollo, lo cual corresponde a la doctrina de la Iglesia Católica, a su palabra en el mundo, a sus deseo de introducir un poder más justo, un mundo mejor. La diplomacia del Vaticano no tiene que defender intereses materiales o económicos, lo que la hace absolutamente única. Sin embargo, la protección de sus 1200 millones de fieles en el mundo es el corazón de su acción. Esta diplomacia debe adaptarse al mundo y a sus amenazas y evoluciona de un papa al otro.
–De Juan Pablo II al papa Francisco ha habido un cambio rotundo. Benedicto XVI fue casi invisible en el terreno diplomático, en cambio, Juan Pablo II y Francisco no. ¿Qué cambia entre ambos?
–Benedicto XVI no dejó ninguna huella diplomática, no era su prioridad, carecía de visión y de lectura del mundo. Benedicto XVI cometió errores diplomáticos importantes, tanto ante el mundo árabe musulmán, ante Israel como en América latina, cuando, en Aparecida, dijo que los indígenas de América, aunque no lo sabían, estaban esperando a Cristo para purificarse. Evidentemente, las metas de los papas no son las mismas. Toda la política exterior de Juan Pablo II estaba animada por su obsesión de la lucha contra el comunismo. Ya sabemos que esa política condujo muy lejos al papa polaco, incluso a pactar con personajes turbios y a utilizar el banco del Vaticano para lavar dinero destinado a su lucha contra el bloque comunista y la Teología de la Liberación, la cual era percibida como una emanación del marxismo que gangrenaba la misma Iglesia. Esa fue toda la geopolítica de Juan Pablo II. Francisco, en cambio, se muestra omnipresente en el terreno temporal, ocupa el escenario con una visión de las relaciones internacionales mucho menos guerrera, mucho menos inscripta en la visión europea, dominadora. Francisco logró imponer su papado como un nuevo contrapoder gracias a la gestión política de la Iglesia, a la reforma de la Curia y del banco del Vaticano. Francisco entendió instintivamente que hacía falta un mundo más justo. Por eso, a su manera, encarna al mundo entero. Actúa con las manos desnudas y ahí reside su fuerza. Hay que reconocer también que la diplomacia del Vaticano puede parecer mucho más valiente que todas las demás. Hay hombres de la Iglesia en todos los conflictos. Francia, por ejemplo, cerró sus representaciones diplomáticas en Siria, pero el Vaticano sigue presente en Damasco o Alepo con gente que se juega la vida cada día. Es entonces una diplomacia que no abandona las situaciones por más difíciles que sean.
–Hoy resulta más que evidente que Francisco hace todo lo posible para ignorar a Europa. De alguna manera, manifiesta cierto menosprecio por el Viejo Continente.
–Sí, Europa le interesa muy poco. Evita viajar por Europa o por la Unión Europea. Su visión de Europa es acusadora. Francisco quiere poner a Europa ante sus responsabilidades y, para él, la primera responsabilidad es la crisis de los migrantes. Hoy, su discurso de Lampedusa, en julio de 2013, es casi como una profecía porque se adelantó en dos años a la explosión del drama de los migrantes. Francisco trató a Europa de “abuela estéril”. Es un continente que le interesa mucho menos que las demás periferias del mundo porque él, el papa latinoamericano, contribuye a poner esas periferias en el centro. Es una diplomacia que da vuelta completamente la de los papas europeos. Es el cambio más importante de este pontificado. Francisco puso en el centro a las iglesias de la periferias, a los episcopados del sur, esos mismos que los episcopados europeos miraban con desprecio. Es un cambio que incide en la visión del mundo y la diplomacia del Vaticano se une a ello. La encíclica Laudato Si cita constantemente a los episcopados del sur con sus aportes sobre los temas sociales y ecológicos. Este papa quiere forzar al mundo a escuchar a esas iglesias del sur, quiere integrar las voces de la periferia. El mundo cambia de centro y la diplomacia vaticana cambia de corazón: ha dejado de ser europea para encarnarse en los otros continentes, América latina, Africa, Oceanía. Cuando el Papa fue a la República Centroafricana, abrió la puerta santa de la catedral de Bangui ¡y proclamó a Bangui como capital espiritual del mundo! Es un gesto fuera de lo común que muestra muy bien que el centro ya ha dejado de ser Roma para desplazarse a todas esas periferias olvidadas por los papas precedentes.
–En términos de acción concreta, esa diplomacia de Francisco conoció un éxito enorme con la mediación que condujo al restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos. Su libro revela informaciones sorprendentes sobre el papel del Papa y sus emisarios en la caída del Muro del Caribe.
–El primer paso real en esta dirección se dio durante la entrevista que Barack Obama y el papa Francisco mantuvieron en el Vaticano el 27 de marzo de 2014. Ya había habido antes una serie de diálogos entre La Habana y Washington en Canadá, pero sin éxito. Fuentes muy cercanas a la negociación, por ejemplo el arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega, que es un actor central del acuerdo, revelaron lo que el Papa le dijo a Obama a solas. Francisco se dirigió al presidente norteamericano diciéndole que no era el papa quien le hablaba, sino el latinoamericano, y que, como latinoamericano, era preciso terminar con el embargo y la ruptura de las relaciones con Cuba, que todo eso debilitaba la política norteamericana, que se aislaban a si mismos en vez de aislar a Cuba, que esa política no daba frutos. Obama se mostró de acuerdo y se empezó a elaborar parte de un plan que se puso en marcha en ese entonces y donde la Iglesia era la tercera parte que daba confianza a los cubanos. En abril de 2014, Francisco convocó a Roma al cardenal Jaime Ortega y le entregó dos cartas, una para Raúl Castro, la otra para el presidente norteamericano. Ortega fue la mano derecha del Papa en este acercamiento. El cardenal le entregó a Raúl Castro la carta del Papa. Cuando la leyó, Castro le dijo al cardenal: “Dile a Obama que estoy de acuerdo”. La carta contenía los puntos del plan acordado en marzo entre el Papa y Obama. Entre esos puntos estaba la liberación de los cinco agentes cubanos condenados en Estados Unidos y la liberación de Alan Gross, el miembro de la Usaid detenido en Cuba. Después del acuerdo oral transmitido por Raúl Castro quedaba entonces por entregar la carta a Barack Obama –en persona, por supuesto–. Para ello, Jaime Ortega contó con la ayuda de dos cardenales norteamericanos, el arzobispo de Boston, el cardenal O’Malley, y el arzobispo emérito de Washington, el cardenal McCarrick. Gracias a un plan totalmente secreto, el arzobispo de La Habana pudo entregarle la carta a Obama. Los dos arzobispos norteamericanos organizaron una supuesta conferencia que tuvo lugar en la Universidad de Georgetown, un lugar muy cercano al poder político norteamericano. Georgetown es además una universidad jesuita. Y Fidel y Raúl Castro fueron formados por los jesuitas. Como lo señaló el ex embajador argentino ante el Vaticano, Eduardo Valdés, esa fibra jesuita desempeñó un papel en toda esta mediación. En suma, el 18 de agosto de 2014, el arzobispo de La Habana fue a la Universidad de Georgetown para dar una conferencia que no figura en ningún lado. Allí interviene una puesta en escena digna de Hollywood: Ortega fue llevado en una limusina con vidrios ahumados y en el más absoluto secreto a la Casa Blanca para encontrarse con Barack Obama y entregarle la carta del Papa en presencia de todo el staff que participó en las nueve reuniones de la negociación. Gracias al papa Francisco, gracias a su acción y a su respaldo, gracias a la confianza que los dos actores depositaron en él, el 17 de diciembre de 2014 Barack Obama y Raúl Castro anunciaron al mundo que no había más obstáculos para la reanudación de las relaciones diplomáticas, y ello a pesar de que el embargo aún no puede ser levantado. Ambos tuvieron confianza en un papa latinoamericano que no podía traicionar su palabra.

Esa es la demostración rigurosa y magistral que la ensayista y vaticanista francesa Constance Colonna-Cesari plasma en un libro que acaba de salir en Francia, Dans les secrets de la diplomatie vaticane (En los secretos de la diplomacia vaticana), publicado por la prestigiosa Editorial du Seuil.
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–Todo no es rosa sin embargo en esta diplomacia de Dios. Hay límites severos y contradicciones, empezando por el conflicto o los conflictos en Medio Oriente. ¿Qué pudo y qué no pudo hacer el papa Francisco en Medio Oriente?
–Lo que hizo, y es una evidencia, fue el reconocimiento del Estado palestino mediante un acuerdo que emergió en junio pasado. Se trata de un gran respaldo al Estado palestino y a su posición con vistas a la paz israelo Palestina, paz en la cual el Vaticano es una de las partes con una posición siempre pro palestina y no pro israelí. Su posición consistió siempre en respaldar una solución política a través del diálogo entre los dos Estados, pero pidiéndole a Israel que haga un esfuerzo de comprensión. En esta diplomacia también se plantea el cálculo de la religión, o sea, el de la cantidad de cristianos que viven en Tierra Santa. La diplomacia vaticana tiene esto en su ADN. El Vaticano juzga muy severamente a Israel por su política, la cual contribuye a impedir el funcionamiento de las instituciones cristianas, una suerte de apartheid, según afirman algunas fuertes, que tiene como consecuencia la aceleración del éxodo de esas comunidades. Para la Santa Sede, sería un drama que no hayan más cristianos en los lugares santos de las tierras de Jesús.
–Aquí, sin embargo, Francisco también marcó profundas diferencias.
–Sí, la acción de Francisco es nueva, inédita. Está por ejemplo ese sueño romántico que es la diplomacia de la plegaria, esa suerte de utopía con la que quiere dar el ejemplo y demostrar que se puede pacificar a las religiones. Francisco quiere probar que el poder religioso, al contrario de lo que pretenden los islamistas fanáticos del Estado Islámico, es un ejercicio muy potente desconectado de la noción de poder político. En esto radica todo el sentido de su diplomacia de la plegaria, del rezo. En ella se basa la invitación a rezar en los jardines del Vaticano cursada al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, y al israelí Shimon Peres. Ambos participaron en junio de 2014, en el Vaticano, en la plegaria de la paz. Muchos la habrán considerado inútil porque una semana después comenzaban las espantosas intervenciones militares en Gaza. Sin embargo, tuvo lugar y esa plegaria con el papa, Abbas y Peres nunca se había producido antes. Ese gesto crea un ejemplo espiritual.
–En un terreno más concreto, ¿qué lectura hace Francisco de la problemática de Medio Oriente?
–El Papa se apoya sobre una lectura de todos los conflictos de Medio Oriente, sea el israelí-palestino, u hoy en Siria, para decretar que, por ejemplo en Siria, no se debe intervenir, precipitar una guerra, ni dejar al país en manos de la comunidad internacional. Francisco reafirmó esta posición por medio de iniciativas originales. En septiembre 2013 organizó una jornada de plegarias para la paz en Siria y con ello contribuyó a evitar la intervención militar que Estados Unidos y Francia estaban a punto de lanzar. La amplitud de esa plegaria, el peso de Francisco en el escenario internacional, la oposición de las opiniones públicas, llevaron a Estados Unidos y a los países europeos a retroceder.
–Sin embargo, el Vaticano habló de “guerra justa” cuando se trató del conflicto iraquí.
–Sí, pero aquí se trató del Estado Islámico, que es una amenaza aterradora y tanto más nueva cuanto que no se trata de un Estado. El Vaticano puede modificar su línea de fondo porque el Estado Islámico no es un Estado reconocido por la comunidad internacional. El Vaticano dio un giro en el momento en que el éxodo de los cristianos se intensificaba. Después de la caída de Mosul, en una sola noche, durante el verano de 2014, hubo un éxodo de 130.000 cristianos, según reveló el patriarca caldeo de Babilonia. Pero, en efecto, fue un cambio rotundo de la línea pacífica y de no intervención que guiaba la diplomacia vaticana en Medio Oriente. La lectura vaticana va más allá de la línea táctica sobre la presencia de los cristianos en Medio Oriente. Para la Santa Sede, esas comunidades cristianas son un puente con las comunidades musulmanas. Si los cristianos, los caldeos, huyen de Irak la guerra será aún peor y las comunidades se volverán aún más rehenes de sus agresores. Hay que agregar además que Francisco está animado por un auténtico ecumenismo, por una visión real del dialogo interreligioso en Medio Oriente. En el Vaticano se habla de “tridiálogo” entre el islam, el judaísmo y el cristianismo. Francisco tiene una visión ecuménica e inter religiosa sincera.
–Un punto menos elogioso de la diplomacia del Vaticano es Rusia. En este terreno, Francisco pareció sacrificar sus principios.
–Es paradójico porque se tiene la impresión de que Rusia o Ucrania son el terreno donde la personalidad de Francisco se pone detrás de las líneas de la diplomacia vaticana. El sueño de reconquistar esa tercera Roma que es Moscú no cesó nunca. Pero a diferencia de toda la diplomacia ofensiva de Francisco en el resto del mundo, con Rusia se aplica la realpolitik. Se ha sacrificado a la iglesia greco católica de Ucrania, que es la más cercana al Papa porque es una Iglesia muy particular que se encuentra a mitad de camino ente los ortodoxos y el catolicismo y, desde el siglo XVI, obedece a Roma. Esa Iglesia grecocatólica es proeuropea, defendió la reivindicación de Ucrania de adhesión a la UE y apoyó la revolución del Maïdan. El papa Francisco pareció sacrificar los intereses de esa Iglesia en el altar de la realpolitik frente a Rusia. El Papa le pidió a su clérigo que no se metiera en política o en la guerra cuando en realidad ya había sido arrastrado a ella. Francisco quiere ir a Moscú y, también, reparar los errores diplomáticos y religiosos del pontificado de Juan Pablo II, cuya política, o sea, su nueva evangelización de Rusia después del hundimiento de la Unión Soviética, despertó la hostilidad de los ortodoxos. Francisco no condenó por ejemplo la anexión de Crimea ni se pronunció con fuerza sobre la agresión rusa en el Este de Ucrania. Francisco deploró la guerra entre cristianos en el seno de Europa, pero nada más. La guerra en Ucrania complica las relaciones internas del mundo ortodoxo y pone al papa Francisco en una posición muy desagradable.
–Estamos tal vez en el umbral de un hecho fuera de lo común: un encuentro cumbre e inédito entre el papa Francisco y el patriarca ortodoxo de Moscú, Cyril, durante el viaje de Francisco a México. Se da casi por hecho, sin que se sepa si tendrá lugar en México o en Cuba, a donde estará Cyril.
–Puedo equivocarme, pero estoy convencida de que este acontecimiento tendrá lugar. No es un azar si sus respectivas agendas se organizaron para que ambos estén presentes en la región al mismo tiempo. Fue un vaticanista muy serio, Sandro Magister, quien adelantó la información. Los ortodoxos rusos desmintieron la información, pero no el Vaticano. Y la Comunidad de San’t Egidio, que es un brazo no oficial de la diplomacia vaticana, sigue estando muy activa en Rusia. La idea de un encuentro en terreno neutro, ni en Roma ni en Moscú, es muy oportuna. Ningún papa se encontró jamás con un patriarca. Si la cumbre se lleva a cabo, esto prefiguraría la posibilidad, para Francisco, de ir próximamente a Moscú. Es un hecho considerable. Los tres ganarían: la Iglesia ortodoxa, el Vaticano, que podría contar con un éxito grandioso para su diplomacia, y sería también muy beneficioso para Vladimir Putin, quien dejaría de aparecer como un agresor para ser un socio normalizado. El Vaticano necesita de él en Siria y en China. Las alianzas de Moscú son muy útiles para la Santa Sede.
–Si se pudieran sintetizar los secretos de la diplomacia vaticana de Francisco, ¿diría que sintetizó el mundo de hoy o se adelantó a él?
–Francisco tiene una fibra política innata, dice exactamente lo que el mundo quiere y necesita oír, por ejemplo contra las injusticias apabullantes del capitalismo. Francisco se impuso desde su primera frase, cuando pronunció la palabra “pueblo” en la Plaza San Pedro y se izó como un papa que representa al pueblo y que habla por el pueblo. Es la voz del pueblo en el mundo. Su aura sobrepasa los 1200 millones de fieles de que cuenta su Iglesia. Francisco logró presentarse como un líder mundial que va más allá de todo lo que, antes de él, representaba un papa. Francisco tuvo la inteligencia política de imponerse allí donde ninguna otra palabra política en el mundo se había impuesto.

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sábado, 30 de enero de 2016

EL FRACASO DE LA ULTRA-IZQUIERDA.

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La ultra-izquierda siempre se pasó la “vida Política” criticando, nunca está conforme con nada, absolutamente con nada, porque ellos son “los únicos” revolucionarios, los únicos libres de todo contagio con la corrupción, ellos son los únicos “dioses” de la política, con derecho a criticar en forma “despiadada” contra cualquier posición de izquierda progresista, democrática y en especial con mayor dureza cuando cometieron un acto de corrupción - Durante los 10 años de crecimiento macro-económico en América latina – década una vez más desperdiciada históricamente -, porque no nos permitió avanzar en los amplios y complejos terrenos del desarrollo económico-social. Su posición permanente de crítica mordaz,  destructiva, liquidadora, por lo general han coexistido – convivido – en coyunturas especiales con la extrema derecha, especialmente en tiempos de radicalización de la lucha de clases, cuando los movimientos sociales han tomado las calles, plazas públicas, puentes, caminos, para defender su patrimonio cultural, en peligro durante los procesos de inversión de las corporaciones transnacionales, violando por lo general el Proceso de Consulta Previa la Licencia Social que otorga la ComunidadLa ultra-izquierda siempre a  jugado “ a perdedor eterno”, opositor como si “fuera a sueldo”, porque jamás han compartido el más mínimo éxito de los procesos reformistas, progresistas y menos aún del éxito reconocido – en algunos caso como Brasil – de sus Políticas Sociales de lucha contra la pobreza - Con su radicalismo seudo-político siempre se ubicaron en posición de eternos y críticos fundamentalistas. Ojo.- La ultra-izquierda No tienen Autoridad Moral para criticar, por criticar, porque nunca han sido capaces de proponer algo concreto, viable, democrático, participativo, alturado y que puedan hacer suyo como política social o política pública de Estado, la Ciudadanía, como protagonista de un proceso político de la izquierda progresista, democrática y anti-neoliberal.


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Sociólogo. Dr. Emir Sader. Profesional Líder del Pensamiento Crítico Latinoamericano.

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EL FRACASO DE LA ULTRA-IZQUIERDA.

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Emir Sader.

Página /12 viernes 29 de enero del 2016.

Las corrientes de ultraizquierda y los columnistas vinculados a esa visión son especialistas en hacer el balance crítico de lo que consideran el fracaso de las otras corrientes de la izquierda. Hablan siempre con un tono como si se apoyaran en grandes experiencias exitosas, desde las cuales apuntan su voz crítica a corrientes que aparentemente habrían sido un fracaso total.
Después de un silencio relativamente extenso, por no saber dar cuenta del prolongado éxito de los gobiernos progresistas de América latina, se vuelcan hacia el tema del supuesto fracaso de los gobiernos de Venezuela, de Argentina, de Brasil, de Ecuador, cuando no de todos los gobiernos pos-neoliberales. No son capaces, antes de todo, de dar cuenta de las extraordinarias transformaciones sociales que esos gobiernos han implementado en nuestras sociedades y que han hecho de ellos la izquierda del siglo XXI y referencia hasta para las fuerzas de izquierda en Europa, como en Grecia, España y Portugal, entre otros.
Tampoco consideran que esos gobiernos, coordinados, han sido los responsables por el fortalecimiento y expansión de los procesos de integración regional, del MERCOSUR a La CELAC, pasando por UNASUR, de forma independiente respecto a Estados Unidos.
Mientras tanto, la ultraizquierda no ha sido capaz de presentar resultado alguno de sus posiciones, que no han cuajado en ningún país del continente, ni siquiera en Europa. Las alternativas a los gobiernos progresistas están siempre a la derecha. Al contrario, cuando presentan candidatos, los resultados que cosecha la ultraizquierda son irrelevantes. Como última demostración, los mismos sectores que hablan con énfasis del fracaso del kirchnerismo en Argentina, como consideran que entre esa fuerza y la derecha no habría diferencias, han propuesto el voto en blanco en la segunda vuelta y han obtenido el uno por ciento de los votos. Hablan con énfasis desde ese uno por ciento.
Es que, volcadas hacia el fracaso de los otros, las voces de la ultra izquierda no se dedican a analizar su propio fracaso. En la misma Argentina, el planteamiento típico de esa corriente, de la autonomía de los movimientos sociales, que no debieran participar, ni hacer alianzas con fuerzas políticas, ha llevado literalmente a la desaparición de los movimientos piqueteros, que habían surgido con gran potencial. No se encuentra ni un balance autocrítico de los que han llevado ese movimiento a su desaparición. Al contrario, los mismos responsables de esas posiciones y su fracaso total –intelectuales latinoamericanos o europeos– siguen hablando con convicción de sus tesis, sin aprender nada del éxito de los movimientos sociales y fuerzas políticas que han seguido sus propuestas, ni del descalabro de los que los han seguido.
Pero el principal fracaso de la ultraizquierda fue no haber sabido comprender el carácter de la época histórica actual, de los grandes retrocesos a escala internacional. Siguieron haciendo sus planteamientos verbalmente radicalizados, sin darse cuenta que el objetivo mayor de la izquierda hoy es derrotar y construir alternativas concretas al neoliberalismo, proyecto en que han avanzado tanto los gobiernos de América del Sur.
Por otra parte, sectores de la ultraizquierda han adherido a las tesis liberales en contra del Estado, apoyados en una “sociedad civil”, como si esa fuera una tesis factible en la lucha en contra del neoliberalismo. No han salido de la fase de resistencia al neoliberalismo, sin participar de la disputa hegemónica del gobierno y sin capacidad de construir fuerzas alternativas. Tienen la compañía de ONG, pero están completamente distanciados de la historia concreta contemporánea de la izquierda realmente existente.
En suma, la ultraizquierda es la corriente que más ha fracasado en la era neoliberal, por el error de sus visiones y por la impotencia para construir alternativas. Eso se da en Brasil, en Argentina, en Venezuela, en Ecuador, en Bolivia, en Uruguay, donde se limitan a artículos de crítica. Tampoco logran cuajar en otros países, como México, Perú, Chile o Colombia. Solo existen como opinión crítica, no tienen peso alguno en la lucha concreta.
El futuro de la lucha en contra del neoliberalismo sigue siendo protagonizado por las fuerzas y los liderazgos –como Evo Morales, Lula, Rafael Correa, Cristina Kirchner, entre otros– que disputan con la derecha y sus proyectos de restauración conservadora.

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viernes, 29 de enero de 2016

EL FANTASMA DE LA RECESIÓN DEL CAPITALISMO MUNDIAL.

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La Unión Europea y su zona €uro no han logrado una articulación institucional capaz de impulsar una política económica, fiscal y presupuestaria coherentes y comunes. Son artefactos frágiles e inacabados. Ello se agrava en este preciso mes de enero con la crisis de dirección de las potencias hegemónicas (Alemania en primer lugar, pero también Francia) presas de sus problemas internos. El futuro inminente de la “soberanía económica europea” va a verse lastrado por el TTIP y el CETA que suponen un total cuestionamiento no solo de los derechos de los pueblos y de la capacidad de control de los Estados sino también del mismo proyecto de la UE como mercado regulado por normas decidas por sus instituciones. El Pacto de Estabilidad y Crecimiento funciona como capataz y látigo de los pueblos de Europa pero en absoluto ha logrado impulsar el relanzamiento sostenido de la economía, a la vez que la “Gobernanza” fiscal no logra su propósito declarado de controlar el déficit. Y sin embargo han supuesto un ataque a los derechos sociales, un deterioro de los servicios públicos y un tipo de redistribución de la renta a la inversa, ya que los flujos van de abajo arriba. Desde el inicio de la crisis, en todo el mundo -y también en la UE-, los recursos y la riqueza de las clases subalternas han disminuido pasando a manos de los sectores hegemónicos del capital industrial y financiero y de la oligarquía rentista (accionistas y obligacionistas) que ha visto reforzada su posición mediante la confiscación directa de las rentas salariales; política a cuyo servicio se han puesto las famosas “reformas estructurales” de los mercados de trabajo.

La política monetaria del BCE de “flexibilidades cuantitativas” está huérfana de una orientación de política económica. De ello es buena muestra la inanidad de la última comparecencia en rueda de prensa de Mario Draghi [Presidente del Banco Central Europeo] cuyo único mensaje fue seguir como en los últimos meses. El fondo de rescate bancario MEDE (Mecanismo europeo de estabilidad) y algunos de los propósitos expresados (y todavía no desplegados) para estabilizar el sistema financiero llevan un importante retraso y en caso de una agudización de la crisis bancaria portuguesa, pero sobre todo italiana, es difícil que puedan actuar para evitar el contagio en el “norte”. No hay que descartar una nueva crisis bancaria en la UE. No hay que descartar nuevos estallidos por la deuda que sigue en altísimos niveles tanto, la externa como la total y tanto la privada como la pública. Por eso toda la lógica del Plan Juncker [Presidente de la Comisión Europea] es salvaguardar los muebles por encima de la Latitud: 48°35′02″ N. Incluso en los aspectos más inmediatos Juncker tiene dos varas de medir al aplicar la flexibilidad con el déficit público en los países ricos (Alemania por migraciones y Francia por el anti terrorismo) y en los PIGS [ grupo de países en los que UE considera que hay que incidir en los problemas de la deuda y el déficit público: Portugal, Italia, Grecia y el Reino de España].


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EL FANTASMA DE LA RECESIÓN DEL CAPITALISMO MUNDIAL.
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Manuel Gari, Viento sur.

Jueves 28 de enero del 2016.

En el Foro Económico Mundial celebrado los días 20 a 23 de enero en Davos-Klosters (Suiza) ha vuelto a cundir el pesimismo sobre las perspectivas económicas para el año 2016 y sobre todo para 2017. En la 45ª edición del popularmente conocido como “Foro de Davos” creado por Klaus Schwab en 1971 y que año tras año reúne a los hombres más ricos y poderosos del planeta, ha hecho aparición de nuevo, como hace ocho años, el fantasma de la recesión. El inversor Nouriel Roubini que predijo la crisis de 2008, vuelve a advertir del riesgo. Unos días antes la corrupta Christine Lagarde desde el FMI había dado la voz de alarma respecto a la ralentización de la actividad económica.

En las sesiones de este conciliábulo que agrupa a una buena cantidad de canallas de la beautiful people financiera, industrial y política mundial se ha profetizado la “tormenta perfecta” contra el empleo a nivel mundial. En los próximos años, dicen, se perderán millones de puestos de trabajo en parte por el estancamiento económico y en parte por la anunciada Cuarta Revolución Industrial que supondrá la introducción de nuevas tecnologías “ahorradoras” de trabajo humano que, lejos de servir para acortar la jornadas de trabajo a las personas, tienen como función licenciarlas. ¿Alguna propuesta para evitarlo? ¿Alguna intervención de los poderes públicos para ayudar a su ciudadanía a afrontar el diluvio? Nada. Al contrario. Valga como ejemplo las palabras de Emma Marcegaglia, ex presidenta de Cofindustria y hoy presidenta la empresa pública italiana de hidrocarburos ENI: “Necesitamos menos regulación y más innovación en Europa”.

Por otra parte, los mercados de valores y derivados están viviendo un enero horribilis con caídas constantes en las principales bolsas del mundo (incluido el IBEX 35), particularmente las chinas. Los pequeños repuntes del pasado viernes en las bolsas occidentales y japonesa solo son, de momento, movimientos de vaivén propios de un tiempo de turbulencias.
El sistema financiero mundial que ha captado ingentes cantidades de recursos a costa de la inversión productiva, no ha logrado su estabilización. El riesgo de una nueva burbuja financiera no es despreciable. El sobre endeudamiento no es una mera herencia de un periodo precedente; al contrario, ha seguido creciendo en todas las regiones del mundo, tanto por parte de las administraciones públicas y de las empresas como de los particulares. ¿Quién sabe si no están incubándose nuevo terremotos bancarios y financieros?


La caída de los precios de las materias primas y de forma particularmente determinante la caída sostenida de los precio del petróleo. Esta circunstancia significa una nueva fuente de inestabilidad mundial en lo que Martin Wolf ha denominado en el Financial Times “tensiones geopolíticas”.

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Una nueva crisis se ceba ante nuestros ojos y no la vemos.

¿Cómo se explica esto?, ¿no estábamos ya fuera de peligro? En la aparición de los inquietantes síntomas de que algo mal, existen causas de rabiosa actualidad que están teniendo un gran impacto. Son algo más que tormentas coyunturales, pueden llegar a tener un largo recorrido y suponen una profunda modificación del sentido de la marcha que llevaba la economía mundial en los últimos diez años en regiones clave de la economía de los primeros quince años del siglo XXI.

Hay que constatar el frenazo del crecimiento de los países emergentes, excepto en la India. Tendencia verificable tanto en el resto de Asia como en América Latina pero también en Rusia o Sudáfrica. Resulta particularmente grave la situación en Brasil, locomotora del cono sur y potencia mundial, que está en plena recesión y arrastra una importante caída del PIB. Los BRICS ya no son la nueva estrella ascendente. Esta nueva situación de los países emergentes tiene un impacto negativo en el conjunto de la economía mundial. Por un lado incide negativamente en la economía de los países de la OCDE, pero por otro, la peor parte se la llevan los países emergentes ya que las relaciones entre las economías emergentes y las centrales vuelve a moverse en términos de subordinación en la división internacional del trabajo de las primeras -pese al importante peso que han adquirido- respecto a las segundas. El asunto es especialmente lesivo en el caso de las economías latinoamericanas.

La causa es compleja. Sus economías exportadoras se resienten del largo letargo de las principales economías de la OCDE -muy particularmente la de la UE- y de la caída de los precios de las materias primas y de forma particularmente determinante la caída sostenida de los precio del petróleo. Esta circunstancia significa una nueva fuente de inestabilidad mundial en lo que Martin Wolf ha denominado en el Financial Times “tensiones geopolíticas”. El desplome coyuntural y momentáneo del precio del crudo tiene, junto a la existencia de conflictos como el existente entre las potencias petroleras y regionales de Medio Oriente entre Irán y Arabia saudí, muy diversas causas. También ha influido una crisis del modelo energético mundial basado en el carbono, el frenazo de la actividad económica y la entrada en competición de otras fuentes de energía.

Punto especial requiere la situación de China. Más allá de la falta de fiabilidad de las estadísticas chinas, el gobierno se ha visto obligado a bajar las expectativas de crecimiento del PIB contenidas en 13º Plan Quinquenal aprobado hace tres meses en octubre de 2015. Ni siquiera la reciente devaluación del 5 % del yuan (renminbi) ha logrado, de momento, insuflar mayor competitividad a la economía para reactivarla. Con la devaluación la burocracia china intentaba mejorar una tendencia negativa: el comercio exterior en su conjunto ha bajado en 2014 un 7 %, pero en el caso de las importaciones la bajada ha sido del 13,2 % -asunto causado por varios motivos en los que no podemos entrar aquí- y las exportaciones descendieron un 1,8 %. Estos datos en una economía como la China significan un drama.

Lo que unido a la reciente crisis en las bolsas chinas (ver Tras las crisis bursátiles, un sistema que se fisura, de Charles-André Udry en http://www.vientosur.info/spip.php?article10873 ), a la masiva fuga de capitales que está conociendo, a los puntos vulnerables de su sistema financiero, a la ralentización del consumo interno, el gobierno chino está teniendo muchas dificultades para pasar de una economía manufacturera y de exportación a una economía con mayor peso de los servicios y la demanda autóctona tal como pretendía la burocracia. Ello ha significado el fin del idilio transpacífico con Estados Unidos en lo que se llamó Chinamérica, un motor turbo que durante años ha sido el eje de la economía mundial, lo que va a tener importantes implicaciones en el comercio, producción y finanzas mundiales.

Estamos ante un bucle infernal. Tal como afirma Michel Husson en su artículo Estancamiento secular: ¿un capitalismo empantanado?, publicado en http://www.vientosur.info/spip.php? article10200:

“El desarrollo de las "cadenas de valor global" se ralentiza en función del incremento de los costes salariales, sobretodo en China, y la ralentización del Norte debilita los modelos exportadores del Sur. Este último punto es particularmente importante en la medida en la que una buena parte de los incrementos de productividad realizados en los países emergentes eran captados por los países del Norte”.


George Soros, el magnate de las finanzas (bolsas) mundiales, advierte que la Unión Europea está al borde del colapso.

¿Dónde va la Unión Europea?.

La Unión Europea y su zona €uro no han logrado una articulación institucional capaz de impulsar una política económica, fiscal y presupuestaria coherentes y comunes. Son artefactos frágiles e inacabados. Ello se agrava en este preciso mes de enero con la crisis de dirección de las potencias hegemónicas (Alemania en primer lugar, pero también Francia) presas de sus problemas internos. El futuro inminente de la “soberanía económica europea” va a verse lastrado por el TTIP y el CETA que suponen un total cuestionamiento no solo de los derechos de los pueblos y de la capacidad de control de los Estados sino también del mismo proyecto de la UE como mercado regulado por normas decidas por sus instituciones.

El Pacto de Estabilidad y Crecimiento funciona como capataz y látigo de los pueblos de Europa pero en absoluto ha logrado impulsar el relanzamiento sostenido de la economía, a la vez que la “Gobernanza” fiscal no logra su propósito declarado de controlar el déficit. Y sin embargo han supuesto un ataque a los derechos sociales, un deterioro de los servicios públicos y un tipo de redistribución de la renta a la inversa, ya que los flujos van de abajo arriba. Desde el inicio de la crisis, en todo el mundo -y también en la UE-, los recursos y la riqueza de las clases subalternas han disminuido pasando a manos de los sectores hegemónicos del capital industrial y financiero y de la oligarquía rentista (accionistas y obligacionistas) que ha visto reforzada su posición mediante la confiscación directa de las rentas salariales; política a cuyo servicio se han puesto las famosas “reformas estructurales” de los mercados de trabajo.

La política monetaria del BCE de “flexibilidades cuantitativas” está huérfana de una orientación de política económica. De ello es buena muestra la inanidad de la última comparecencia en rueda de prensa de Mario Draghi [Presidente del Banco Central Europeo] cuyo único mensaje fue seguir como en los últimos meses. El fondo de rescate bancario MEDE (Mecanismo europeo de estabilidad) y algunos de los propósitos expresados (y todavía no desplegados) para estabilizar el sistema financiero llevan un importante retraso y en caso de una agudización de la crisis bancaria portuguesa, pero sobre todo italiana, es difícil que puedan actuar para evitar el contagio en el “norte”. No hay que descartar una nueva crisis bancaria en la UE. No hay que descartar nuevos estallidos por la deuda que sigue en altísimos niveles tanto, la externa como la total y tanto la privada como la pública.

Por eso toda la lógica del Plan Juncker [Presidente de la Comisión Europea] es salvaguardar los muebles por encima de la Latitud: 48°35′02″ N. Incluso en los aspectos más inmediatos Juncker tiene dos varas de medir al aplicar la flexibilidad con el déficit público en los países ricos (Alemania por migraciones y Francia por el anti terrorismo) y en los PIGS [ grupo de países en los que UE considera que hay que incidir en los problemas de la deuda y el déficit público: Portugal, Italia, Grecia y el Reino de España].

O logramos un nuevo diseño de la UE y de sus políticas o la UE, empezando por el euro, acaban siendo no un acicate sino una rémora para el desarrollo de los pueblos que la componen. De ahí la importancia de adoptar iniciativas como la del Plan B que tendrá lugar en Madrid el próximo mes de febrero en la que, al igual que las reuniones celebradas en Paris o en Berlín, la ciudadanía contará con un foro compuesto por activistas sociales y representantes electos para las instituciones (Parlamento europeo, parlamentos estatales, autonómicos o municipales) y también por expertos en muy diversas materias que pondrán una primera piedra en la elaboración y popularización de alternativas a la Europa de la austeridad y el autoritarismo.

Los factores estructurales de la crisis.

Lo arriba planteado adquiere sentido si analizamos el cuadro en su conjunto y levantamos el velo que impide apreciarlo. Como eslabón que une las diferentes crisis que ha vivido el capitalismo desde 1850 y que permite hoy conectar los problemas de los países emergentes con los de las potencias industriales imperialistas de Estados Unidos, Japón y la UE y darles coherencia, es preciso intentar abordar, aunque sea de forma sumaria, los elementos estructurales del propio funcionamiento del sistema capitalista.

En un marco de sobreproducción podemos constatar que se da al mismo tiempo el agotamiento de los incrementos de productividad. En Europa y Japón, en 2013 ha tenido niveles inferiores a los de 1971, en EE UU a los de 1977 e incluso en los países emergentes, en los que se mantiene por encima de la de los países de la OCDE, han visto como decrecía desde 2007. El capitalismo no ha logrado una recuperación sostenida de la tasa de beneficios pese a los grandes aumentos de la tasa de explotación, lo que implica un recrudecimiento de la competencia entre las multinacionales y entre los países o regiones económicas. Producto del aumento de la tasa de explotación se ha producido desde 2008 un incremento de la desigualdad entre las clases sociales. A este respecto es muy importante extraer conclusiones políticas del reciente Informe de Oxfam sobre el aumento de la desigualdad en el reparto del ingreso y en el acceso a los bienes y recursos tanto en el país como en el plano mundial.

Por ello el capitalismo no logra poner las bases de una onda larga expansiva y se ve obligado a una permanente huida hacia adelante con las recetas neoliberales que impulsan la financiarización de la economía. No es este el lugar de analizar en detalle los posibles efectos de una generalización de la robotización, las nanotecnologías y las biotécnicas; solo apuntar que, en mi opinión, todavía no pueden ser los elementos materiales de una recuperación de largo aliento, como no lo han sido las Tecnologías de la información y la comunicación (TIC), incluidas las distintas .com. Y conviene resaltar, pues se mantiene invisible, que el cambio climático es un factor muy negativo para la marcha de la economía. El calentamiento ya presente opera también en contra de la salida de la actual onda larga y sus efectos negativos en la economía mundial comienzan a palparse tras el aumento de los disturbios climáticos y la enorme pérdida de recursos naturales que comportan.


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jueves, 28 de enero de 2016

LA DISPUTA POR AMÉRICA LATINA. LA CUMBRE DEL CELAC.

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Quito. Ecuador. IV Cumbre de la CELAC, el futuro de Nuestra América está en la responsabilidad que deben asumir los gobernantes, por su puesto NO en un clima político favorable para los procesos democráticos de izquierda progresista, es todo los contrario, un proceso de crisis económico financiera  muy preocupante ante la baja de los precios de los Commodities en los mercados mundiales, en especial en China – el principal comprador – que al igual que otros países de las llamadas economías de emergentes, Economías BRICS, se encuentran inmersos en serios procesos de crisis internas (Brasil, Rusia, China), responsabilidad también de los propios gobiernos que se amoldaron fácilmente al ciclo del crecimiento macro económico de la última década y no tuvieron la capacidad política y menos  de orientar los procesos políticos hacia un “rompimiento” político con el viejo modelo extractivo exportador de materias primas que viene desde la colonia, y menos entrar en un proceso interno que transforme sobre la base del crecimiento macro-económico en el desarrollo económico-social, sustentable, que con seguridad hoy estaríamos abordando el problema de crisis  mundial y sus consecuencias en otras condiciones. Pero una  nueva oportunidad perdida y un nuevo fracaso que solamente nos conduce a mayor y más perfeccionada dependencia de los poderes facticos mundiales y sus corporaciones transnacionales.

Igualmente es una exigencia abordar como Agendas Centrales los gravísimos problemas políticos presentes en el escenario continental. Qué hacer con la OEA- Organización de Estados Americanos. Decretar su sepultura política final, porque hoy no sirve absolutamente para nada, porque “despierta” en algunas circunstancias para expresar algunas preocupaciones del acontecer latinoamericano – desde la penumbra apoyando el proceso de Paz en Colombia –pero sí “despierta” con fuerza cuando se trata de los problemas internos de Venezuela, haciendo el coro de quejas con la burguesía político-empresarial – hoy muy activa en el continente – Pero más allá su terreno es muy especial, porque jamás se pronunció sobre los graves problemas políticos de carácter golpista en Brasil, Ecuador o Venezuela. Punto y apoyamos su final institucional. El problema de grave importancia política, que le compete en exclusividad a la CELAC, hasta donde debe llegar la solidaridad con el proceso político de la “rebelión de las masas” que hoy se manifiesta con fuerza económico-social y político en Haití. Puerto Príncipe – su capital – hoy es centro de grandes movilizaciones políticas de un pueblo que reclama de sus hermanos de América Latina, no sólo la solidaridad, sino la gran ayuda para hacer frente a sus graves problemas estructurales que condenan a una población en condiciones de extrema pobreza. Y cuidado con el imperio que justifique una intervención militar con el cuento de protección de sus Ciudadanos y en defensa de la Democracia. ¿ Qué democracia?- Más allá asumir, toda la responsabilidad política como CELAC, en apoyo al proceso de paz en Colombia entre el gobierno actual y las FARC. Apostar por la estabilidad política, resolver los graves problemas internos como el relacionado con el TLC y la situación de suma gravedad de millones de campesinos, como también el problema de la economía criminal, desde la existencia del narcotráfico, los carteles de la coca y la criminalidad. En resumen con gran responsabilidad y compromiso político avizorando el futuro de Nuestra América, la CELAC, debe encarar problemas muy importantes y urgentes para el futuro de Nuestra América la Patria Grande.


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IV Cumbre de la CELAC. Quito  Ecuador. Temas de mucha importancia para el futuro de Nuestra América se debatieron desde el momento de su propia Inauguración. La fragmentación y división o por el contrario se fortalece la Unidad y un solo Bloque Político Regional. El tiempo político lo dirá cual es el futuro de Nuestra América, la Patria Grande.
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LA DISPUTA POR AMÉRICA LATINA. LA CUMBRE DEL CELAC.
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Alfredo Serrano Mancilla

AMÉRICA LATINA EN  MOVIMIENTO.

ALAI.- Miércoles 27 de enero del 2016.

ALAI AMLATINA, 27/01/2016.-  La IV Cumbre CELAC transcurre en la mitad del mundo (Quito, Ecuador) con el trasfondo de una América Latina en plena disputa. Los procesos pos-neoliberales afrontan seguramente sus momentos más complicados de los que se sucedieron a lo largo de este cambio de época. Las tensiones son cada vez más acuciantes. Son tensiones propias de las múltiples contradicciones surgidas al calor de la propia dinámica de un vertiginoso proceso de cambio. Hace algunos años, en el 2009, el vicepresidente boliviano Álvaro García Linera ya alertaba precisamente sobre esta disputa para el caso boliviano, en su libro Las tensiones creativas de la revolución. Esta advertencia es hoy absolutamente extrapolable y de vital importancia para todo lo que acontece en la región.

En este punto, además, es fundamental diferenciar entre tensiones fundamentales y tensiones secundarias. Las primeras son aquellas tiranteces existentes entre los bloques antagónicos de poder. El metabolismo del capital no se extingue ni desaparece con tanta facilidad como a veces se cree. Son múltiples las formas que tiene el neoliberalismo para continuar participando y siendo protagónico en la economía a pesar de que la política desee tomar un rumbo diferente para esta. A esto Mészáros, en su libro Más allá del Capital, le llama “el sistema del capital poscapitalista”. El capitalismo no se va de casa tan fácilmente aunque le indiques la salida. Se queda, se reinventa y se reacomoda. El rentismo importador es una demostración fehaciente de cómo el capitalismo responde para satisfacer la creciente demanda interna. El sector privado se injerta en el nuevo orden económico disputando buena parte de la renta (recuperada soberanamente) con una actividad económica importadora, ociosa y especulativa, improductiva, que ha usado excesivas divisas que se fueron fugando sin ningún retorno para el desarrollo interno. Así se generan círculos viciosos de la renta, que originan nuevas dificultades adentro de cada proceso. Véase el caso venezolano, o el ecuatoriano.

En relación a las segundas, las tensiones secundarias, son aquellas producidas al interior del propio bloque nacional-popular, esto es, emanadas en el seno del propio pueblo, como así las llamaba el Presidente chino Mao Tse Tung. La realidad de hoy apenas tiene que ver (afortunadamente) con aquella heredada del neoliberalismo a finales de siglo XX. Se ha producido un sinfín de mejoras sociales, de mejoras en los niveles de consumo, y de alteraciones en la composición socioeconómica. Ha emergido un nuevo sentido común, aún en movimiento. El nuevo imaginario de la mayoría social va mucho más allá de la demanda de derechos básicos que se hiciera en décadas pasadas. Hay una nueva subjetividad en construcción que ha de ser analizada como tal. Esa categoría llamada pueblo no puede ser jamás concebida como una fotografía estática. La gente común de esta época piensa, se ilusiona y actualiza sus demandas. Y la nueva derecha está muy atenta a ello. Véase el caso argentino.

Esta América Latina en disputa también se caracteriza porque hay otro mundo afuera, que se mueve y transita geopolíticamente a gran velocidad. El actual orden geoeconómico nada tiene que ver con el de hace unos años. Aparecen nuevos bloques emergentes. Se han diversificado las relaciones económicas a favor de los BRICS (fundamentalmente, con China). Sin embargo, el retorno de las carabelas es constante. Estados Unidos y la Unión Europea continúan firmando acuerdos de libre comercio con el bloque pacífico. MERCOSUR está además en plena disputa puertas adentro. La contracción del comercio mundial sirve como excusa para que los grandes empresarios brasileños y argentinos quieran acceder al mercado europeo. En ese mismo sentido, tampoco puede descuidarse el papel de las translatinas en este nuevo forcejeo a la hora de definir cuál será el mapa económico para los próximos años.

Por otro lado, frente a ello, el ALBA no logra dar el salto verdadero para disputar el ámbito económico. La integración política exige de mayor relacionamiento económico para superar la actual restricción externa. Si esto no se produce, entonces, este bloque bolivariano está condenado a ser marginalizado ahora que la Alianza del Pacífico acelera su proceso de inserción dependiente con los centros de poder económico a escala mundial.

En este escenario en disputa, la CELAC, como sustituto político de la OEA, también debe dar un paso adelante. Lo económico a día de hoy es demasiado importante políticamente como para darle la espalda. Hay demasiada tarea por hacer en este sentido: creación de una agencia latinoamericana de calificación de riesgo (de la deuda), implementación de nuevos mecanismos económicos de defensa frente a ataques de los fondos buitre, puesta en funcionamiento de un sistema de intercambios comerciales sin pasar por el dólar ahora que esta divisa escasea, diseño de un plan conjunto de inversión CELAC a nivel regional en sectores estratégicos, confección de un nuevo mapa de pequeños y medianos empresarios como nuevos proveedores latinoamericanos, planificación de encadenamientos productivos para crear el mayor valor agregado posible en América Latina.

Son muchos los retos y desafíos económicos y políticos para evitar que América Latina sea desgajada a pedazos como así lo pretenden desde afuera. La disputa está servida. El punto de bifurcación de la región está a la vuelta de la esquina: o una América Latina balcanizada pilotada desde afuera por la hegemonía neoliberal, o por el contrario, un bloque más integrado aunque eso no quiera decir que sea monolítico.

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- Alfredo Serrano Mancilla es Director CELAG, doctor en Economía -


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