lunes, 14 de marzo de 2016

EL DEDO. ELECCIONES Y RESOLUCIONES. ELECCIONES ¿SOCIOLOGÍA O POLÍTICA?. DEMOCRACIA FALLIDA Y PROCEDIMENTAL.

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PERÚ. DEMOCRACIA FALLIDA, NOVELESCA Y MEDIATICA. DEMOCRACIA PROCEDIMENTAL. (Democracia de baja Intensidad). JNE. DECLARA INFUNDADOS RECURSOS EXTRAORDINARIOS DE GUZMÁN Y ACUÑA.- Ganó esta primera batalla el Poder dinosaurio (Poder económico-financiero-exportador), y el  Poder Buitre ansiosos de repartirse el “Premio Botín de Oro”, Votos de 5 millones de peruanos, a quienes se les ha cortado el derecho a la Participación Política. Este es el resultado Político – no administrativo (la maldita tramitología) excesivo protagonismo de la Autoridad del JNE, – nuestra Democracia (democracia de baja intensidad), DEMOCRACIA FALLIDA, atrapada por la corrupción, capturada por el poder de los medios (quienes han logrado imponer su Agenda Política), sin partidos políticos ( muchos partidos llamados “vientres de alquiler” y “tiendas comerciales” de la anti-política), sin oposición política (pero si anti-política, narco-política) crisis estructural de la Política – clase política totalmente capturada y envuelta en la corrupción, sin militancia política y presente el veneno neoliberal del “Voto Preferencial”, oportunismo, topos y tránsfugas) sin Liderazgo Político (muchos caudillos y caciques provincianos), hoy somos el comentario y el “hazme reír” a nivel mundial). Es el mejor ejemplo de la llamada DEMOCRACIA PROCEDIMENTAL. (maquinaria procesal sin contenido ético, un formalismo a cumplirse a “raja tabla”.). Ahora leer que dice el Cable.

Pasadas la 1 de la madrugada de este lunes, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) emitió una resolución donde declara infundado el recurso extraordinario que presentaron Julio Guzmán y César Acuña. Tras la audiencia pública vespertina del domingo donde ambos partidos políticos emitieron sus descargos con el fin de poder volver a la carrera electoral, finalmente el JNE dijo en esta última instancia que el recurso era improcedente.
EL CASO DE GUZMÁN.
Sobre el recurso extraordinario de Julio Guzmán resolvieron en mayoría (3 votos a 2) que no continúe en carrera. Para los magistrados Fernández Alarcón, Ayvar Carrasco y Rodríguez Velez, el JNE "no vulneró el debido proceso ni la tutela procesal efectiva", se puede leer en el comunicado.
EL CASO ACUÑA.
Como en la anterior votación, el criterio para dejar definitivamente fuera a César Acuña es el mismo, sin embargo, este ha tenido el voto por unanimidad para que no continúe en carrera (5 votos en contra).

ESTAS RESOLUCIONES SON INAPELABLES.
Es la última instancia y la decisión que ha tomado el Jurado Nacional de Elecciones es irrevocable. Se conoce que el candidato Julio Guzmán continuará intentando volver a carrera por otras vías legales como recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.  César Acuña en conferencia de prensa aseguró que daba un paso al costado y participaría apoyando a sus candidatos al Congreso.

LAS TACHAS CONTRA TODOS POR EL PERÚ Y ALIANZA PARA EL PROGRESO.
Para el JNE, Todos por el Perú cometió errores insubsanables en la conformación de su plancha al no respetar los procedimientos de democracia interna que debía seguir el partido conforme a sus estatutos. Sin embargo un caso diferente es el de César Acuña quien fue excluido por entregar dinero en efectivo a ciudadanos en Chosica durante una actividad proselitista cuando, según la modificatoria de la ley electoral, este acto está completamente prohibido. Lunes 14 de marzo del 2016. Pablo Raúl.
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El "Super-Juez", el "enterrador" de la democracia.Activo participante de la Democracia procedimental. Democracia sin valores, sin ética, se limita a un simple procedimiento, puro formalismo a cumplirlo "a raja tabla".

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PERÚ. ELECCIONES NACIONALES. COMO DESTRUIR LAS INSTITUCIONES PRODUCTO DE UNA DEMOCRACIA DE “BAJA INTENSIDAD”.- La Ley es la ley, la interpretación que manifiestan los defensores del viejo orden político,- léase los dinosaurios de la política - NO es producto de una dictadura del viejo estilo pinochetista y menos de una Democracia de "alto desarrollo Institucional"(democracias de Alta Intensidad). NO. Hoy es producto sencillamente de una “democracia de baja intensidad”, en proceso de destrucción desde sus cimientos – básicamente por haber sido totalmente atrapada por la corrupción Políticos, (clase política) Política, partidos políticos, representación política, ausencia absoluta de transparencia, rendición de cuentas, Accountability social, Veeduría Ciudadana. Ausencia de oposición política etc.etc.), dictadura de los medios –en especial de los medios concentrados, ante la debilidad de la “democracia” estos logran imponer su propia “Agenda Política”, ausencia total de Liderazgo Político, etc. En el epicentro de este caos electoral, escenario oscuro, atravesado por la incertidumbre, los miembros titulares del JNE, decidieron ellos tomar, asumir, el protagonismo político e intentar desde arriba – imponer – un falso proceso de institucionalidad en los partidos políticos, en especial frente a los llamados “vientres de alquiler”, pero debieron pensar, con mayor tranquilidad, mesura y responsabilidad que el Congreso dejo la puerta gigante abierta al Voto Preferencial – mal de males neoliberal que destruye toda vida orgánica, democrática, interna en los Partidos Políticos -.

Al final ellos, los señores del JNE al tratar de institucionalizar – iniciar tímidamente por el “joven” movimiento de la “ola morada”, no consiguen absolutamente NADA, porque los mismos problemas, vacíos, irregularidades que tiene el “partido” TPP, lo tienen todos los “partidos”, producto de la crisis estructural, histórica de la política, situación real que no comprenden los señores miembros del JNE, producto de esta imposición que consiguen, la intensa y profunda crítica interna y externa por haberse extra-limitado, porque sencillamente están cortando, prohibiendo a cerca del 20% (5 millones de ciudadanos) del electorado su derecho a la “Participación Política”. Fin de la pésima película, filmada por malos actores, acaba menoscabando su propia institucionalidad. La poca CONFIANZA que el JNE tenía de parte de la Ciudadanía, desapareció, se liquidó en las últimas 48 horas y en definitiva, el público que asistió a ver la Película, salió defraudado, decepcionado. Pésimo argumento, mediocres actores, Director desubicado totalmente de la realidad del país, en especial como las instituciones pierden y siguen perdiendo CONFIANZA CIUDADANA. Y peor de los peores trámites –la estúpida tramitología – salvan, limpian de los mismos “males políticos” del mismo pecado mortal al fujimorismo, a la alianza popular y otros que no son en realidad partidos políticos, sino fraudulentas y caseras “tiendas comerciales de la política”. Cuidado más allá agazapado, - con una careta falsa – está avanzando lento pero seguro los representantes de la narco-política como de la propia minería ilegal, criminal. No juguemos a los protagonismos políticos, porque el tiempo de las elecciones nacionales está ya entre nosotros. Domingo 13 de marzo del 2016. Pablo Raúl.





EL DEDO. ELECCIONES Y RESOLUCIONES.
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Fernando de la Flor A.

Otra Mirada miércoles 9 de marzo del 2016.

Alguien podría sostener que la adulteración del logotipo de la ONPE, recientemente publicado en el diario oficial, en el que aparece un dedo introduciéndose entre dos glúteos, en lugar de la mano de un ciudadano poniendo su voto en un ánfora, podría representar una buena síntesis del proceso electoral en curso: divertido, procaz, bromista.

Sin embargo, ese ánimo jocoso y cargado de humor, que bien puede entenderse como la traducción desenfadada de los candidatos plagiarios, encadenados, pintorescos, y hasta encarcelados, se diluye cuando se contrasta con las resoluciones que han venido emitiendo los órganos electorales encargados de darle seriedad y pulcritud a las elecciones.

La ciudadanía se encuentra perpleja, no por el dedo en los glúteos en el logo de una entidad oficial, sino por la conducta que están teniendo los organismos encargados de administrar justicia electoral. 

A pocos días de celebrarse las elecciones, no se sabe con precisión cuántos candidatos quedarán habilitados para competir y el cronograma para realizar las elecciones podría alterarse. En el momento de publicarse este artículo, es probable que ambos temas estén solucionados o en vísperas de serlo, pero cuando lo estoy escribiendo se sigue informando de los recursos de apelación de las planchas presidenciales afectadas, de fechas para las audiencias públicas y de estimados de tiempo para que el Jurado Nacional de Elecciones emita las resoluciones definitivas. 

Estos hechos justifican la presente reflexión.

Lo que ha ocurrido simplemente es que los tribunales electorales han aplicado lo que la administración de justicia común en nuestro país tiene como comportamiento usual: cuidar la forma antes que el fondo, privilegiar la letra menuda, el reglamentarismo, la menudencia, antes que la trascendencia de las cosas.

En la tradición de la justicia anglosajona, diametralmente distinta a la nuestra, el juez considera las circunstancias del caso y las evalúa en el contexto en el que se presentan, prevé las eventuales consecuencias, pondera sus efectos y resuelve la controversia creando derecho. Por eso hay una permanente innovación y no menos dinamismo en su historia jurídica. 

En nuestra tradición judicial, que viene desde la conquista española, heredera de la cultura napoleónica, el juez es un prisionero de la norma escrita. Lo que no está escrito, no existe, o no debe ser considerado. La vocación por la letra, por lo que dice la ley, es el leivmotiv de nuestros jueces. 

Pero hay algo más: la idea es, de inicio, no resolver – reenviar le dicen en el engorroso lenguaje procesal. Dicho de otra manera: ahí donde se detecta un error, irrelevante o trascendente, no importa, basta el error, el superior llamado a resolver abdica de esa función, y decide reenviar, o sea, devolver al inferior para nuevo pronunciamiento después de subsanar la falla, menor o mayor, no interesa. Mientras tanto, los plazos no se cumplen ni se miden las consecuencias que tales demoras pudiesen originar.  

Estas dos características de nuestro sistema de administración de justicia  (la letra de la norma y el reenvío del expediente), que son las que determinan que los juicios duren el tiempo que duran, por su constante ir y venir, subir y bajar, han quedado meridanamente acreditadas para toda la ciudadanía en los casos en los que los tribunales electorales han asumido la administración de la justicia electoral en el presente proceso. A través pues, del comportamiento de los actuales tribunales electorales, se debe haber comprendido el funcionamiento del sistema de justicia de nuestro país.

Y mientras pasan los días hasta que se resuelvan definitivamente los casos electorales en cuestión, se mueven las encuestas, se multiplican las especulaciones, migran las adhesiones, se hacen ensayos estadísticos, y hasta se permiten toda clase de conjeturas que van desde el fraude organizado hasta el peligro de la estabilidad del propio sistema democrático. 

Y no es para tanto, sin embargo. Lo que está sucediendo, simple y llanamente, es que nuestra administración de justicia electoral –como se ha anticipado – está poniendo en práctica la conducta que ha caracterizado desde siempre a nuestro sistema de justicia: privilegiar la norma escrita ante todo, omitir el análisis del contexto, inadvertir las consecuencias, abstenerse de resolver de inicio reenviando el caso para volverlo a conocer, todo esto sin que importen los plazos, ni el desconcierto ni la confusión  de la ciudadanía y de los candidatos. 

Se sostiene que la seriedad de un país se mide por el apropiado funcionamiento de su Poder Judicial. Cabe decir ahora que la eficacia de una democracia debiera examinarse en función al comportamiento de sus órganos de justicia electoral.

El Perú en ambos casos está desaprobado. El dedo en los glúteos termina, entonces, no siendo broma ni divertimento.

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La calle, la plaza pública, es el lugar histórico del nacimiento, desarrollo y consolidación de  la Democracia Directa, Participativa, Ciudadana, Cívica y Republicana.
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ELECCIONES ¿SOCIOLOGÍA O POLÍTICA?.
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Fernando de la Flor A.

Otra Mirada enero del 2016.

Es usual que en vísperas de realizarse las elecciones para elegir al próximo presidente de la república, se produzca la vorágine de encuestas, análisis, previsiones, anticipos de resultados, y hasta adivinanzas, acerca de quién resultará elegido de los diez y nueve candidatos que se han presentado.

Ese fenómeno es reiterado, de un lado y del otro: es decir, no debe llamar la atención la cantidad de candidatos ni tampoco el esfuerzo de interpretación de nuestros analistas. Hay bastante materia para seguir especulando hasta el próximo 10 de abril.

Lo que me está llamando la atención, a diferencia de ocasiones anteriores, es la virtual coincidencia acerca de que esta elección, conceptualmente hablando, representaría nuevamente el triunfo de la sociología a la política.

Me explico: se sostiene que la elección estará entre quienes le produzcan a la ciudadanía más empatía, una especie de meta o aspiración personal a lograrse. Así, se dice que aspirar a ser como Keiko Fujimori – primera en todas las encuestas de opinión hasta el momento – heredera de un gobierno que exhibe como activo haber estabilizado económicamente  y pacificado el país (sin considerar los costos asumidos), o como César Acuña – el candidato que sorprendentemente va creciendo en las encuestas – un cholo que llegó a ser rico –  dice que tiene plata como cancha, a costa de su esfuerzo y trabajo (hasta donde se conoce) – sería la disyuntiva que tendría el electorado para elegir al candidato de su preferencia.

Nicolás Lynch, en su reciente artículo de Otra Mirada del 14 de enero pasado, ¿Por qué suben y bajan los candidatos?, lo señala claramente y pide ayuda para equivocarse. 

Este artículo es para darle esa ayuda.

El Perú de hoy es sustancialmente distinto al de algunas décadas atrás. La elección del año ochenta (estamos hablando de treinta cinco años atrás), en la que Fernando Belaúnde ganó en primera vuelta, contra todo pronóstico, fue, principalmente, la del resarcimiento al golpe militar que lo defenestró de la presidencia. La juventud y novedad de Alan García en 1985 determinó su arrollador triunfo. Podría decirse, entonces, que en tales casos, a pesar del oficio profesional de los elegidos, la sociología se impuso a la política. Algo parecido puede señalarse de las otras elecciones: Fujimori fue elegido como un acto de protesta popular a la caótica situación del país. Se decía que era un salto al vacío. Alguien, con mucho ingenio y bastante coprolalia, dijo que el Perú se había tirado un pedo.

Hasta la elección de Toledo en el año 2001 podría ingresar en esa categoría: la del predominio de la sociología a la política.

Desde que la pobreza en el país comenzó a reducirse drásticamente y, como consecuencia, las clases medias empezaron a incrementarse, fenómenos ambos que se producen de manera acelerada y sostenida con el inicio del nuevo siglo, a pesar del franco desinterés que la política genera en la ciudadanía, lo cierto es que, ahora, cada quien tiene algo que defender: su trabajo, su pequeña empresa, su casa, la educación de sus hijos, cumplir aspiraciones personales. Y sabe, también, que en una elección presidencial eso está en juego, a pesar de su desprecio por la política y los políticos.

Hay pues, un nuevo rostro del Perú: más gente tiene más por defender y sabe – como anticipé- que su voto en una elección presidencial cuenta para eso, a diferencia de los procesos electorales anteriores, de décadas atrás, en los que la situación del país era tan penosa que la mayoría de quienes votaban lo hacía sin nada por defender: no perdían nada, pues nada tenían, haciendo de su voto una protesta. El caso de Fujimori es emblemático en ese sentido.

Considero que la elección de Alan García, ganándole a Ollanta Humala el año 2006, y la del propio Humala imponiéndose a Keijo Fujimori el año 2011, constituyen un anticipo del cambio de giro de la sociología a la política en las elecciones presidenciales, para utilizar los términos conceptuales de Nicolás Lynch en su análisis. Claro, estamos hablando de sociología y política con mayúsculas, como expresión de fenómenos sociales explicados dentro de categorías conceptualmente reconocidas.

En tal sentido, entonces, anticipar que esta elección será entre prototipos aspiracionales de la gente y juegos artificiales de la campaña –predominio de la sociología– antes que identificación de quién será el que mejor y más seguridad le presta a lo que cada uno ha logrado a costa de trabajo y esfuerzo –predominio de la política– estimo que es un error.


Evidentemente, como en todo proceso electoral, también habrá payasos y payasadas, bailes, música, pica pica, vedetes, nalgas exhibidas y hasta quienes hablen diciendo ¡carajo¡ pero, al final, la ciudadanía sabe que ahora tiene algo que defender. Y la política (el arte de ser gobierno y gobernar, para el pueblo, con el pueblo y por el pueblo), se impondrá a la sociología. 

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