jueves, 24 de marzo de 2016

OBAMA Y MACRI: CON ELOGIOS PERO SIN AUTOCRÍTICAS. OTRA VEZ EL FIN DE LA HISTORIA.

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OTRA VEZ EL FIN DE LA HISTORIA.*
Por Martín Granovsky
Desde que la Casa Blanca anunció el viaje de Obama circuló una pregunta: ¿era bueno que la visita incluyera el 24 de marzo, justo a 40 años del golpe militar?
Nadie puede descartar una sorpresa en sintonía real con los derechos humanos por parte de Obama hoy mismo, por la mañana, cuando rinda homenaje a las víctimas de la dictadura en el Parque de la Memoria. Sin esa sorpresa eventual, hasta anoche sus palabras y sus actos mostraron a un presidente incapaz de ser crítico o autocrítico con el papel jugado por los Estados Unidos en los años de plomo. Es un contraste notable con sus discursos en Cuba. En la isla Obama dijo que la política norteamericana hacia Cuba, o sea la hostilidad abierta y el bloqueo, había sido inútil y no había producido resultados. Y aunque no se privó de expresar su deseo de que los cubanos imiten el sistema político de los norteamericanos (deseo que por supuesto estará acompañado por las correspondientes estrategias) dijo su frase histórica “Cuba es soberana”. Un gran título entre otros posibles.
Ayer en la Casa Rosada el periodista Martín Dinatale le preguntó si haría alguna autocrítica “sobre el papel de los Estados Unidos durante las dictaduras que padeció la región”.
La respuesta de Obama no dejó ningún título claro. Y no hace falta ver las cuatro temporadas de House of Cards para entender que los presidentes norteamericanos primero ensayan temas y respuestas y luego suelen ser concretos y sintéticos, de modo que si no lo son es porque no quieren serlo.
La explicación de Obama, que puede ser releída haciendo click en http://1.usa.gov/1q2PsBr, incluyó estos puntos:
- La historia de la política exterior norteamericana tiene momentos de gloria y momentos “contradictorios con lo que yo creo que los Estados Unidos debe promover”.
- “No quiero meterme con la lista de todo lo que hicieron los Estados Unidos en los últimos cien años”.
- “Es verdad que en los ‘70 el reconocimiento de los derechos humanos, cómo encaramos la política exterior y cómo encaramos la diplomacia, fue tan importante como la pelea contra el comunismo”.
La intepretación posible sería ésta:
- Es verdad que la historia de los Estados Unidos en América Latina tiene aspectos criticables, aunque no todos.
- Los Estados Unidos muchas veces no optaron por defender los derechos humanos.
- Los Estados Unidos más bien optaron por privilegiar lo que entendieron como lucha contra el comunismo en la Guerra Fría por sobre la preservación de las democracias en el continente.
Ni una crítica, siquiera hiperbólica, al ex secretario de Estado y consejero de Seguridad Nacional Henry Kissinger, que a sus 92 años evita ciertos lugares del mundo para no caer preso por su papel en el Operativo Cóndor, de represión en el Cono Sur. Ni una reivindicación a Jimmy Carter, el presidente que entre 1977 y 1981 alentó a que un ala de su gobierno, encarnada en el Departamento de Estado por Patricia Derian y en la embajada en la Argentina por Tex Harris, tuviera el aire suficiente para criticar públicamente a la dictadura en contraposición a la línea de Terence Todman, entonces encargado de América Latina, obsesionado por no perder la simpatía de los militares en medio de la guerra contra Moscú. Todman terminaría siendo embajador en Buenos Aires entre 1989 y 1992. El embajador de las relaciones carnales que seducía a Carlos Menem con palabras similares a las utilizadas ayer por Obama con Macri: “La Argentina retoma su papel de líder en la región y en el mundo” mediante “las reformas para conectar a la Argentina con la economía mundial en solo 100 días de reformas”.

El presidente norteamericano anunció que reconocerá “el coraje y el heroísmo de la gente que se opuso a las violaciones a los derechos humanos”. Además de homenajearlos, ¿Obama dirá hoy lo que no dijo ayer? ¿Avanzará en la revisión del pasado o repetirá la frase de su asesor para América Latina Mark Feierstein, para quien la visita a la Argentina versaría solo sobre el futuro? La tesis de Feierstein y las respuestas dadas ayer por Obama tienen un pequeño problemita: la fecha del viaje. No solo hoy es 24 de marzo sino que, encima, es una conmemoración redonda. Lleva el número 40. O los consejeros de Obama le reservaron una sorpresa para hoy o hicieron una lectura frívola de la cuestión. Quizás creyeron de verdad que la lucha por los derechos humanos comenzó con Néstor Kirchner en 2003 y, como no entendieron su continuidad antes y después de esa fecha, resolvieron minimizar el tema. Tal vez fue otro modo de marcar que una nueva y gran etapa acaba de empezar en América Latina con la asunción de Mauricio Macri. Es decir que para atrás no hay nada rescatable y que, además, la historia no es una fuente de acumulación de experiencias.
Macri aportó lo suyo. El Presidente presentó el 24 de marzo de 1976 como el momento que “consolidó la época más oscura de la Argentina”.
Tanto Obama como Macri se abstuvieron de nombrar la categoría “terrorismo de Estado”. Puede entenderse que antes de 1976 también la Triple A fue una forma de terrorismo de Estado –y cada vez hay más opiniones jurídicas en ese sentido– pero la historia indica que hace exactamente 40 años comenzó la etapa más sistemática de violaciones a los derechos humanos conocida por la Argentina en toda su historia. La visión de Obama y Macri atrasa. Aun no llegó al 10 de diciembre de 1983 y menos al Nunca Más y el Juicio a las Juntas.
El fondo del problema tal vez sea el apuro de Washington por iniciar un nuevo ciclo histórico. Si se exceptúa el gobierno de Hugo Chávez, que entre 1999 y 2001 convivió dos años con el de Bill Clinton, George Bush, que asumió en 2001, y Barack Obama, con estreno en 2009, fueron los presidentes norteamericanos coetáneos de los procesos iniciados por Luiz Inácio Lula da Silva (2003), Néstor Kirchner (2003), Tabaré Vázquez (2005), Evo Morales (2006), Michelle Bachelet (2006) y Rafael Correa (2007).
Ni Clinton ni Bush ni Obama sintonizaron con esa Sudamérica que buscó salir de la crisis inspirándose más en Franklin Delano Roosevelt que en el Che Guevara. Los presidentes sudamericanos a veces fueron pragmáticamente audaces, como cuando rechazaron en 2005 la formación de un Area de Libre Comercio de las Américas, y a veces excesivamente desafiantes, como cuando el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ordenó requisar material de un avión militar norteamericano. Pero ninguno, ni siquiera el Chávez que proclamó un socialismo del siglo XXI, buscó abandonar la economía de mercado ni atacar con violencia objetivos civiles, militares o empresariales de los Estados Unidos.
En medio de la disgregación soviética Francis Fukuyama se preguntó en un trabajo de 1989 si no habría llegado el fin de la historia. Hablaba no solo del término de la Guerra Fría sino del comienzo de una etapa de “universalización de la democracia liberal occidental como la forma final del gobierno humano”. La sensación que dejó el primer día de convivencia entre Obama y Macri es que ambos quisieron anticipar festivamente el fin de la historia en Sudamérica. Al menos de una historia concebida como intervención del Estado, reforma social e integración.
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Barack Obama y Mauricio Macri intercambiaron elogios luego de la reunión bilateral en la Casa de Gobierno.

OBAMA Y MACRI: CON ELOGIOS PERO SIN AUTOCRÍTICAS.
Presidente Obama evitó cuestionar el papel de los Estados Unidos durante la dictadura.
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El presidente de Estados Unidos se reunió con Mauricio Macri en la Casa Rosada y luego ofrecieron una conferencia de prensa conjunta donde resaltaron la intención de incrementar la relación bilateral.

Página /12 jueves 24 de marzo del 2016.
Werner Pertot
Y un día el gobierno argentino volvió a sus viejos amores. Como las épocas cambian, ya nadie habló de relaciones carnales, sino de tener una “relación madura” con los Estados Unidos. Mauricio Macri recibió al presidente de ese país, Barack Obama, en la Casa Rosada donde tuvieron una reunión bilateral con sus ministros y luego a solas. En una conferencia de prensa posterior, Macri resaltó su voluntad de incrementar las relaciones comerciales con Estados Unidos e incluso no descartó un Tratado de Libre Comercio con el Mercosur a futuro. También le agradeció por “desarchivar” los archivos sobre la dictadura argentina, un tema que hasta ahora no había formado parte de la agenda del líder del PRO. Obama elogió el cambio en la política exterior de la Argentina e hizo su homenaje a las víctimas del atentado a la AMIA, al que comparó con el de Bélgica. Hoy irá al Parque de la Memoria a rendir tributo a los desaparecidos. Los organismos de derechos humanos anticiparon que no lo acompañarán. Ante una pregunta, Obama eludió hacer una autocrítica sobre el apoyo de su país a las dictaduras del Cono Sur.
El presidente de los Estados Unidos llegó a la madrugada a la Argentina y descansó en el Palacio Bosch, la residencia del embajador de su país. Cuatro minutos antes de las 11, arribó a la Casa Rosada, donde lo recibió un muy sonriente Macri. Ambos departieron en inglés mientras atravesaban la alfombra roja por pasillos y las escaleras. Tras la foto de rigor, tuvieron un encuentro que duró una hora y media (ver aparte) y una conferencia de prensa. Obama luego cruzó a la Catedral a rendirle homenaje a José de San Martín y a las víctimas del atentado en la mutual judía. “Ayudaremos a encontrar a los culpables del atentado, así como lo haremos con Bélgica”, indicó. Su jornada siguió sin Macri en un encuentro con empresarios en el Sheraton y luego en un foro abierto en la Usina del Arte A la noche, fue agasajado por Macri en una cena de honor en el Centro Cultural Kirchner (ver páginas 4 y 5). Hoy hará su homenaje en el Parque de la Memoria a las 10.30 y luego partirá hacia Bariloche.
Macri dejó en claro el sentido que busca darle a la visita del presidente de los Estados Unidos: la Argentina volvió al mundo. Tras sostener en la última década que el país estaba aislado, el Presidente reconduce las relaciones hacia un realineamiento con Estados Unidos, algo que va de la mano con el pago a los fondos buitre y el retorno de las relaciones con los organismos multilaterales de crédito. Se aleja así el eje regional que incluía a Ecuador, Bolivia y Venezuela y el acercamiento a las potencias emergentes China y Rusia. La visita de Obama también marca un giro del “No al ALCA” del 2005 en Mar del Plata y a la posibilidad de retomar un tratado de ese tipo. Macri consideró que la visita marca “el comienzo de una etapa de relaciones maduras, inteligentes y constructivas”.
Para Obama, en cambio, la visita le sirvió para balancear su gira por la región, en la que viajó a Cuba. La decisión de desclasificar documentos militares y de inteligencia sobre la dictadura argentina también apunta a distanciarse del respaldo de los Estados Unidos a las dictaduras latinoamericanas en los setenta, aunque una pregunta en la conferencia de prensa de ayer mostró los límites de esa posición.
De local.
El Salón Blanco era pura algarabía entre los funcionarios estadounidenses y los macristas. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, conversaba animadamente con Roberta Jacobson, la secretaria de Estado adjunta para el Hemisferio Occidental (en los hechos, la encargada de América Latina).
La conferencia de prensa conjunta de los presidentes comenzó con una breve intervención de cada uno. Macri le dio la bienvenida y aprovechó para repudiar el atentado en Bruselas. “Los fanatismos traen intolerancia, agresión y violencia que no llevan a ningún lugar”, afirmó el presidente, quien destacó los valores que lo unen a Obama: “El respeto a los derechos humanos, las libertades individuales y la democracia”. “A horas de conmemorar 40 años del golpe militar que consolidó el capítulo más oscuro de nuestra historia, ante nuestro pedido de que se desarchivasen archivos de esa década tan violenta de la historia de la Argentina, aceptó”, afirmó Macri, quien está sumando temas nuevos a su agenda al comprobar que son reconocidos internacionalmente.
De todas formas, el Presidente obvió la historia de los reclamos que los organismos de derechos humanos hicieron desde 1991 para conocer esos documentos y prefirió enmarcarlo en su renovada relación con los Estados Unidos. “Todos necesitamos y tenemos derecho a saber cuál es la verdad y para los argentinos fue una demostración muy importante que quiero resaltar: si nosotros dialogamos con los otros países, lo hacemos con seriedad y con respeto, los países rápidamente colaboran con nuestros pedidos”, indicó. “Está en su casa”, le dijo.
Obama agradeció y calificó a Macri como un hombre apurado (“a man in a hurry”) por hacer cambios: “Se movió rápido en las reformas para reconectar a la Argentina con la comunidad internacional”. Prometió, en ese sentido, que las empresas estadounidenses aportarán millones de dólares en inversiones. Música para los oídos de los funcionarios. “Dada la historia de polarización política en la Argentina, se está trabajando entre partidos”, advirtió Obama, quien consideró que “con Macri, la Argentina está reasumiendo su rol de liderazgo en el mundo”. En particular, Obama respaldó la decisión “de la Argentina de volver a las misiones de paz” y dejó entrever que tendrá un rol para los refugiados sirios.
Sin autocrítica.
Obama confirmó que Estados Unidos desclasificará documentos militares y de inteligencia referidos a la dictadura argentina. Recordó que en 2002 ya se habían desclasificado unos 4700 documentos del Departamento de Estado, fruto del reclamo del CELS, Abuelas y Madres de Plaza de Mayo en 1999. “Esperemos que esto ayude a recuperar la confianza que puede haberse perdido entre nuestros países”, dijo.
“Visitaré el memorial a las víctimas de la dictadura argentina”, indicó Obama, quien hizo una corrección sobre el discurso de sus funcionarios, que venían hablando de “guerra sucia”. La traductora oficial dijo “tumbas” en vez de “memorial” (que es un lugar donde se recuerda a una persona o un evento), lo que generó una polémica en las redes sociales sobre las palabras del presidente estadounidense. La elección de los términos mostró el cuidado que tuvo el presidente por desmarcarse de las relaciones de Estados Unidos con las dictaduras latinoamericanas y el entrenamiento de militares en prácticas de tortura en la Escuela de la Américas.
No obstante, cuando le preguntaron si hacía una autocrítica por el rol de los Estados Unidos, el presidente estadounidense hizo un pronunciado silencio. “Yo... pasé mucho tiempo antes de ser presidente estudiando la historia de la política exterior de los Estados Unidos. Como toda política exterior, tuvo momentos de gloria y momentos contraproducentes o que van en contra de lo que yo creo que debería representar Estados Unidos”. “No quiero repasar las actividades de Estados Unidos en América Latina a lo largo de cien años”, afirmó. Sin embargo, Obama defendió la política exterior durante las dictaduras: “En los setentas, el enfoque de los derechos humanos no fue menos importante que combatir el comunismo. Es un tema importante tanto para republicanos y demócratas”, sostuvo, pese a las marcadas diferencias en la denuncia del terrorismo de Estado argentino que hubo en la administración de Jimmy Carter con respecto a quienes lo precedieron y quienes vinieron después.
De todas formas, el Presidente indicó: “Hemos cambiado mucho. Hemos aprendido algunas lecciones. No hay falta de autocrítica en los Estados Unidos”. Macri, por su parte, evitó hablar del rol de los Estados Unidos con respecto a la dictadura argentina y consideró que hay que esperar a ver qué dicen los documentos que se desclasificarán: “No tiene sentido especular. Cuando estudiemos la documentación, diremos qué opinamos”.
ALCA y buitres.
A la hora de responder preguntas, Macri se apuró a ser él quien respondiera sobre un posible Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. “¿Puedo?”, le dijo a Obama antes de contestar: “Primero tenemos que consolidar el Mercosur y luego consolidar un acuerdo de libre comercio más amplio”, dijo Macri. “La Argentina tiene que ser nuestro socio”, indicó el presidente de los Estados Unidos, que indicó que “en el comercio, ya organizamos un grupo de trabajo entre nuestros gobiernos. Organizar un Tratado de Libre Comercio puede ser al final de ese proceso”. La canciller Susana Malcorra había indicado en los últimos días que no estaba contemplada la posibilidad de avanzar con ese tipo de tratado por ahora. Obama aprovechó para poner las reformas económicas de Macri como “un ejemplo para otros países”.
Obama esquivó una pregunta sobre los fondos buitres: “No puedo comentar esos casos sobre los que los jueces pueden fallar”, se excusó. Pero dejó en claro su opinión: “Macri tiene un enfoque constructivo que puede llevar a la resolución de este tema. Una resolución de la controversia puede llevar a mejorar el comercio y a producir más desarrollo económico y más trabajo”. El presidente estadounidense comparó la situación argentina con la crisis de las hipotecas subprime que le tocó enfrentar cuando asumió. “Pasé por esto en 2008, cuando el sistema financiero se iba por el inodoro. Tuvimos que tomar decisiones difíciles y no muy populares. A veces el dolor por corto tiempo es mejor que dejarlo para mañana”, afirmó Obama, que dijo en español esta última palabra.

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