viernes, 11 de noviembre de 2016

TRUMP SE PROBÓ EL TRAJE DE PRESIDENTE DE EE.UU. PROTESTAS POR TODO EL PAÍS.

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SANDERS ADVIERTE. Veterano Senador Socialista. Combatirá a Trump si no se modera.- El veterano senador socialista y el rival de Hillary Clinton en las primarias demócratas, Bernie Sanders, se mostró más comprensivo que la mayoría de la dirigencia política de Estados Unidos con las personas que votaron por Donald Trump, pero le aclaró al presidente electo que lo combatirá si intenta impulsar “políticas sexistas, racistas y en contra del medioambiente”.
 

“En la medida en la que Trump sea serio en la busca de políticas que mejoren la vida a las familias trabajadoras de este país, yo y otros progresistas estamos preparados para trabajar con él”, aseguró en un comunicado el senador por el estado de Vermont, que perdió unas cuestionadas primarias demócratas frente a Clinton, en su primera reacción pública tras los comicios del martes. “En la medida en la que implemente políticas racistas, sexistas, xenófobas y contra el medioambiente, nos opondremos enérgicamente”, agregó Sanders, en un breve texto.
Sanders, que se identifica como socialista y siempre se presentó a las elecciones legislativas como un candidato independiente, dijo que Trump “se aprovechó de la ira de una clase media en declive que está enferma y cansada del orden económico, la clase política y los medios de comunicación del poder”. “La gente está cansada de trabajar más horas por salarios más bajos, de ver cómo los trabajos dignos se van a China y a otros países con bajos salarios”, añadió Sanders. El senador por Vermont disputó durante meses unas ajustadas primarias con Clinton. Cuando perdió, pese a sus profundas diferencias ideológicas decidió apoyarla para frenar el avance de Trump, una decisión que muchos de sus seguidores rechazaron por preferir una candidatura por fuera de la estructura del Partido Demócrata.
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Trump y Obama, enemigos íntimos, se dan la mano en el Salón Oval de la Casa Blanca.



TRUMP SE PROBÓ EL TRAJE DE PRESIDENTE DE EE.UU.
Visitó ayer a Obama den la Casa Blanca y se reunió con los Líderes Republicanos del Capitolio.
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Sigue el rumbo que adoptó desde su sorpresiva victoria, el miércoles en la madrugada, buscando acercar posiciones y dando una imagen más presidencial y sin mostrar los bordes más filosos de su personalidad.

Página/12 En Estados Unidos.
Viernes 11 de noviembre del 2016.

Donald Trump, día 2: el presidente electo de los Estados Unidos visitó en la Casa Blanca, donde estuvo reunido durante una hora y media con el actual mandarario Barack Obama; y luego mantuvo un encuentro con Paul Ryan y otros republicanos con relevancia en el Congreso. De esa forma, sigue el rumbo que adoptó desde su sorpresiva victoria, el miércoles en la madrugada, buscando acercar posiciones y dando una imagen más presidencial y sin mostrar los bordes más filosos de su personalidad, que durante la campaña exhibió con orgullo.
Por la tarde, luego de reunirse con las autoridades legislativas de su partido, Trump dio la primera pista de cuáles serán sus prioridades como mandatario: “Estamos apuntando muy fuertemente a la inmigración, vamos a prestarle atención a las fronteras, eso es muy importante. Estamos apuntando muy fuertemente al cuidado de la salud y estamos apuntando a empleo. Un montón de empleos”, dijo a la prensa, evitando más preguntas. Acompañado por su futuro vicepresidente, Mike Pence, dedicó buena parte de la jornada a aceitar el trabajo con los republicanos.
Trump almorzó con el principal líder político de su partido en el parlamento, el jefe de la cámara baja Paul Ryan, con quien había tenido una duro enfrentamiento durante la campaña. Luego compartieron una caminata por el Capitolio, donde el legislador funcionó como guía para el presidente electo, y finalmente se reunieron a solas en el balcón de la oficina del speaker de la cámara de representantes, con una imponente vista sobre el histórico National Mall.
Primera visita a la Casa Blanca.
“Fue un gran honor” haber sido recibido por Obama en la Casa Blanca, dijo Trump. “Discutimos muchas situaciones, algunas maravillosas, otras que traen dificultades. Espero seguir en contacto con el Presidente e incluso escuchar sus consejos”, agregó el magnate respecto al actual mandatario, con el que durante la campaña habían una rivalidad casi mayor que la que el republicano tuvo con su rival, Hillary Clinton. “Quiero enfatizar que desde ahora haremos todo lo posible para ayudarlo a tener éxito, porque si usted tiene éxito le irá bien al país”, le dijo Obama, ante la prensa, luego de haber estado 90 minutos reunidos a solas.
Mientras ambos se hallaban reunidos, la administración demócrata de la Casa Blanca trabajaba a contrarreloj para preparar la transición, incluyendo el traspaso al equipo de Trump de información de todo tipos, autorizaciones de seguridad para acceder a documentos secretos y hasta un programa acelerado de contingencia para poner en marcha en caso de que haya un ataque masivo o alguna otra catástrofe a los Estados Unidos durante los setenta y dos días que restan para que el flamante presidente electo ocupe el Salón Oval y ponga en marcha su mandato de cuatro años.
A pesar del tono conciliador durante la reunión, un rato después de la reunión el jefe de prensa de la Casa Blanca, Josh Earnest, aseguró que la opinión de Obama sobre Trump no cambió. “La mirada del presidente no ha cambiado. El sigue pensando lo que dijo durante la campaña. El tuvo la oportunidad de dar a conocer su opinión y lo hizo enfáticamente. Pero el pueblo de los Estados Unidos decidió. La elección terminó. El Presidente no elige a su sucesor, el pueblo lo hace. Y Obama está decidido a presidir sobre una transición que le de al presidente entrante la chance de comenzar bien su gestión”.
Earnest también informó que durante los 90 minutos de reunión en la Casa Blanca, los dos hombres tocaron asuntos de política interna y exterior pero que principalmente el encuentro estuvo dedicado a “discutir la importancia de organizar de forma correcta un staff y preparar la gestión de la Casa Blanca”. El secretario de Prensa dijo que Obama se sorprendió positivamente por el aparente interes de Trump de protagonizar una transición sin sobresaltos y eso hizo que la charla fuera “al menos un poco menos incómoda que lo que algunos podían suponer”.
Más protestas.
La Policía estableció controles de seguridad extraordinarios alrededor del hotel elegido por Trump y su delegación en Washington DC y también en la Trump Tower de Nueva York para prevenir desórdenes a causa de nuevas protestas contra el presente electo. En el segundo día de manifestaciones contra la elección del republicano la asistencia menguó de forma importante y la mayoría de acciones de repudio estuvo concentrada en o cerca de universidades. Frente a la Casa Blanca, durante el encuentro entre el mandatario saliente y el entrante, unas cien personas llamaron la atención de curiosos y turistas con cantos y carteles alegóricos.
El portavoz del Comité Nacional Republicano, Sean Spicer, pidió a los manifestantes que le den a Trump una chance una vez que asuma el cargo en enero. “Están ejercitando su derecho a la libre expresión, espero que después le den a este hombre que acaba de ser electo muy históricamente y a su vicepresidente una oportunidad para gobernar”. No fue tan diplomático el ex alcalde de Nueva York y asesor del presidente (que aspira a ser nominado como Fiscal General de la Nación en esta nueva etapa) Rudy Giuliani, que consultado sobre las protestas dijo: “Son una manga de llorones malcriados”.
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En Los Ángeles hubo protestas y vigilias, que terminaron con violentos choques con la policía.


 

PROTESTAS POR TODO EL PAÍS.

El Movimiento No es Mi Presidente, se niega a reconocer a Trump.
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Desde la madrugada del miércoles las marchas contra el republicano se suceden en más de 25 ciudades y se está organizando por las redes una manifestación masiva frente al Congreso, en Washigton DC, el próximo 20 de enero, día de la asunción del presidente.
Página / 12 viernes 11 de noviembre del 2016.
Desde que el miércoles a la madrugada se conoció la victoria electoral de Donald Trump, miles de norteamericanos protestan en las calles y universidades a lo largo y ancho de Estados Unidos y en las redes sociales con un único mensaje: no aceptan que el magnate será su próximo presidente.
Los manifestantes de todo el país fueron convocados por el nuevo movimiento Not my President (No es mi presidente), un nombre que surgió como una etiquete en la red social Twitter, ni bien se empezaron a conocer los resultados de las elecciones el martes a la noche.
Además de llamar a manifestarse en todo el país, el movimiento ya convocó en su página de Facebook a organizar una protesta masiva frente a la sede del Congreso en Washington DC, durante la jura presidencial que protagonizará allí Trump el próximo 20 de enero.
“Unete a nosotros el día de la investidura para hacer oír nuestra voz. Nos negamos a reconocer a Donald Trump como presidente de Estados Unidos y nos negamos a aceptar órdenes de un gobierno que pone a intolerantes en el poder”, reza la convocatoria. Mientras se prepara esa protesta, a lo largo y ancho del país las manifestaciones se multiplican.
Una de las protestas más multitudinarias hasta ahora fue la de Nueva York, donde miles de personas se concentraron durante la noche del miércoles frente a la Torre Trump de Manhattan, sobre la Quinta Avenida, al grito de “no es mi presidente”, una consigna que se repitió en el resto de marchas registradas en más de 25 ciudades del país.
“¡Donald Trump, vete! ¡Sexista, racista, antigay!”, coreaban los manifestantes en las calles de Nueva York.
Una treintena de manifestantes fueron detenidos por desórdenes públicos o cortar el tráfico, según las autoridades, que informaron también que agentes policiales de la ciudad californiana de Oakland resultaron heridos en las protestas.
También fueron numerosas las marchas en Seattle (Washington), Filadelfia (Pennsylvania) y Chicago (Illinois), esta última una ciudad en la que los manifestantes también escogieron el edificio de la Torre Trump como lugar de concentración y corearon insultos contra el magnate.
La capital, Washington DC, así como Atlanta (Georgia), Boston (Massachusetts), Denver (Colorado), Austin (Texas), Portland (Oregon), Saint Paul (Minnesota) y las ciudades californianas de Los Ángeles, San Francisco y San Diego fueron igualmente escenario de protestas y vigilias, muchas de las cuales terminaron con detenciones por parte de la policía.
En Portland, los 2000 manifestantes, según la policía, corearon: “No al KKK (Ku Klux Klan), no a Estados Unidos fascista, no a Trump”.
En Los Angeles, en tanto, centenares de personas ataviadas con banderas de Estados Unidos y México y al grito de “manos arriba, no disparen”, cortaron la autopista 101, una de las principales arterias de la ciudad, provocando enormes embotellamientos en un tránsito caótico de por sí. Todo ello se produjo instantes después de que los manifestantes quemaran una efigie de Trump frente a la sede municipal de Los Angeles. En algunas de estas marchas también se quemaron banderas estadounidenses.
Todas esas ciudades son bastiones demócratas en los que Hillary Clinton ganó este martes con grandes márgenes al republicano Trump, quien, pese a tener menos votos a nivel nacional, consiguió contra todo pronóstico más electores del Colegio Electoral que su contrincante.
Aunque la mayoría de las protestas transcurrieron sin mayores incidentes, en la ciudad de Oakland, cerca de San Francisco, parte de los 6000 manifestantes formaron barricadas a las que prendieron fuego y se produjeron choques con uniformados en el acceso a una autopista que pretendían cortar. Algunos policías resultaron heridos y varios manifestantes fueron detenidos.
La de ayer fue la segunda noche en la que se producen protestas en la erizada Oakland, donde los manifestantes se lanzaron a la calle en la noche del martes al miércoles poco después de conocerse la victoria de Trump y una persona resultó herida por la represión policial.
Mientras tanto, en la otra punta del país, en la ciudad de Richmond, en Virginia, lugar de residencia del senador Tim Kaine, compañero de fórmula de Clinton, los manifestantes rompieron los vidrios de la sede del Partido Republicano. Los incidentes en Richmond se saldaron con una decena de detenciones.
Finalmente, en Nueva Orleans, un grupo de manifestantes quemaron un muñeco de Trump y también rompieron vidrios de algunos edificios, como entidades bancarias.
“La gente está furiosa, no por los resultados de la elección, sino por el lenguaje y lo que dice Donald Trump”, aclaraban algunos manifestantes al referirse a los ataques que el actual presidente electo hizo durante la campaña contra las mujeres, los inmigrantes o los musulmanes.
Tanto Clinton como el presidente Barack Obama han pedido a sus seguidores que acepten los resultados y apoyen al proceso de transición, que terminará con la jura de Trump el 20 de enero, pese a lo cual la furia de las protestas parece lejos de remitir.
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