lunes, 17 de abril de 2017

TEOLOGÍA POLÍTICA.LA ESTRATEGIA DEL MIEDO. ARGENTINA. MACRI. A CRIMINALIZAR, A CRIMINALIZAR.

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ARGENTINA. ALTO A LA REPRESIÓN. EL SR. MACRI CRIMINALIZA LA PROTESTA SOCIAL.- Señor Almagro, Secretario General de la OEA, Señores Dueños de los Medios de Prensa más importantes de América latina, la SIP, Señores Políticos. Señores Presidentes de Perú, Brasil, Paraguay, Chile, México, Costa Rica; señores Políticos de los “Partidos Políticos” de Nuestra América. Ustedes legendarios defensores de la DEMOCRACIA, de la Libertad, de los Derechos Humanos. “Maestros” en la Historia de América, que condenan todo tipo de dictaduras. Ustedes feroces opositores del señor Maduro – dictador y violador de la Libertad y cien acusaciones más-. Para todos ustedes FIELES DEFENSORES DE LA DEMOCRACIA, llevo a su información – quizás sus amigos de la SIP – no les INFORMARON, porque son parte del gobierno, como concentración de poderes facticos. En ARGENTINA el Presidente sr.  MACRI, compró nuevas armas anti-motines, persigue y encarcela cualquier protesta social, su programa de gobierno – en especial sus políticas de ajuste económico son un total fracaso, los MAESTROS están en Huelga, reclamando por sus DERECHOS, defienden la EDUCACIÓN PÚBLICA, DE CALIDAD Y GRATUITA. Los SINDICATOS  están reclamando por sus derechos, un SALARIO Justo. Pero Usted Sr. Macri en vez de presentar alternativas o propuestas de SOLUCIÓN:

La Última Huelga General Nacional. Abril del 2017. La dimensión social  de PARTICIPACIÓN CIUDADANA en la Protesta Social, ha alcanzado límites sociales, jamás visto en los últimos años en toda la Argentina. Sólo comparable con aquellos tiempos de finales del siglo XX cuando la gran consigna política era "Que se vayan todos", después de la gran crisis política de diciembre de 1999 y las sucesivas Renuncias de varios Presidentes, con motivo de la gran crisis del neoliberalismo y el fracaso absoluto de sus políticas fiscales. Dos décadas después, tener como única respuesta política, el de Criminalizar los Movimientos Sociales, las protesta social, es la alternativa más simple, - producto de mentes ultra-conservadoras que agrede directamente a los derechos del Pueblo - políticas de alto riesgo social y político, y que atenta contra los Derechos Humanos, como la respuesta más directa de los gobiernos de la gran burguesía político-empresarial neoliberal. Represión, persecución política y encarcelar a los principales dirigentes, - Milagro Sala, un  verdadero problema social y política para el gobierno del sr Macri - con el objetivo de imponer miedo y terror y al final lo único que consiguen es mayor UNIDAD DEL PUEBLO y mayor capacidad de Lucha y reafirmación de la CONFIANZA de la CIUDADANÍA en la defensa de sus Derechos atentados, vulnerados y destruidos por las clases dominantes y sus gobiernos de turno.
 
LA ESTRATEGIA DEL MIEDO. “Tras el ataque a los Maestros, Macri anunció la adquisición de un blindado antipiquetes. El nuevo armamento para la  represión se suma al proyecto de agravamiento de penas por la protesta social. Crece la criminalización de los opositores al ajuste, como argumento electoral ante la decepción económica”.- Señores Políticos, Presidentes, Periodistas, Líderes de Opinión, Sacerdotes – porque también se metieron en la POLÍTICA -. En ARGENTINA como respuesta democrática del Presidente es la CRIMINALIZACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES, CRIMINALIZAR LAS PROTESTAS. Eso es DEMOCRACIA. Ustedes legendarios defensores de la Democracia, los CIUDADANOS DE A PIE de NUESTRA AMÉRICA, LA PATRIA GRANDE, exigimos, su OPINIÓN.O Todos seguirán el ejemplo, con el cuento de defender la Democracia y con plena seguridad, con su silencio JUSTIFICARAN la represión y el CRIMINALIZAR LA PROTESTA SOCIAL. Despierte sr. Almagro, la Democracia está en peligro en todo América. Pablo Raúl. Domingo 16 de abril del 2017.

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La Última Huelga General Nacional. Abril del 2017. La dimensión social  de Participación Ciudadana en la Protesta Social, ha alcanzado límites sociales, jamás visto en los últimos años en toda la Argentina. Sólo comparable con aquellos tiempos de finales de siglo cuando la gran consigna política era "Que se vayan todos", después de la gran crisis política de diciembre de 1999 y las sucesivas Renuncias de varios Presidentes, con motivo de la gran crisis del neoliberalismo y el fracaso absoluto de sus políticas fiscales.

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TEOLOGÍA POLÍTICA.LA ESTRATEGIA DEL MIEDO.
Macri en campaña, a golpes y empujones.
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Horacio Verbitsky.

Página /12 domingo 16 de abril del 2017.

Al día siguiente de la represión a los docentes Macrì anunció en su página oficial la adquisición de un blindado antipiquetes que hace cinco años ya le habían ofrecido a Scioli. Además lanzó como globo de ensayo un proyecto de ley sin firma que pena los piquetes con hasta diez años de cárcel. Crece la represión en Jujuy. Ley y orden como argumento proselitista que compense el letargo profundo de la economía donde pocas cosas crecen más que los precios.

A las dos de la tarde del martes 11 el sitio web gubernamental “Gestión Maurizio Macrì presidente-Pro” incluyó la foto que acompaña esta nota, del blindado sudafricano Maverick. Según el contexto, esa palabra inglesa puede traducirse como disidente, rebelde, inconformista, librepensador, heterodoxo, pero la página presidencial lo llama “blindado antipiquetes”. El post de Macrì remite a una publinota del portal Infobae del 22 de noviembre de 2012, cuando gobernaba CFK, y Macrì comenzaba su segundo mandato como intendente de la Capital. Esa página auspiciada por el fabricante y su socio argentino, brinda los detalles técnicos del ingenio, generosamente acompañados por nada menos que 18 fotografías y un video, que lo muestran por dentro y por fuera, de frente y de perfil, estacionado y en acción. La presentación corrió a cargo del CEO del Paramount Group de Sudáfrica, John Craig, y del presidente de la Corporación para la Defensa del Sur (Codesur), Mario Montoto, acompañados por José Scioli, hermano del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires quien, según informaron había analizado con los vendedores la posibilidad de adquirir algunas unidades y luego fabricarlas en el país para exportar a la región. “Desarrollamos nuestros productos donde se encuentren nuestros clientes. Vemos un gran potencial en la región y hemos demostrado nuestra intención de estar en este lugar del mundo”, explicó sin asomo de humor John Craig. Agregó que se trata de un vehículo de seguridad interior, desarrollado para tareas de control de multitudes y piquetes, orden público y operaciones especiales; tiene capacidad para un conductor, comandante y un escuadrón de 10 a 12 policías antimotines; cuenta con vidrios blindados, cámara de circuito cerrado y es apto para la instalación de sistemas de armamento, dependiendo del tipo de misión. También hay una versión hidrante con un cañón de agua y otros sistemas no letales. Para su comercialización en la Argentina, el nombre original fue suplantado por otro más afín al ser nacional-policial: Halcón. Aquel desembarco no tuvo consecuencias. Scioli apenas podía llegar a fin de mes con ayuda del gobierno nacional, de modo que no estaba para la incorporación de juguetes tan costosos como inaplicables dentro de aquel contexto político.

Esta vez no se trata de un reclame de la empresa interesada en el negocio sino de una publicación en el sitio web del jefe supremo de la Nación. Como dato complementario, el día anterior la Policía Federal había golpeado en la Plaza de los Dos Congresos a los docentes que querían instalar la Escuela Itinerante, para exponer su posición respecto de la paritaria nacional. Según el gobierno el salario mínimo ya había sido garantizado por decreto, de modo que no era necesario convocar a la paritaria nacional dispuesta por el artículo 10 de la Ley de Financiamiento Educativo 26.075/06 y su Decreto Reglamentario 457/07. No es así: el artículo 4 del acta firmada en el ministerio de Trabajo el 25 de febrero, luego de una reunión en la que los sindicalistas docentes discutieron con los ministros Esteban Bullrich y Jorge Triacca, dice que el salario docente deberá estar al menos un 20 por ciento por encima del salario mínimo, vital y móvil. Pero agrega: “Sin perjuicio de lo que se acuerde en la paritaria salarial docente; si esto ocurriere, automáticamente deberá actualizarse”. Esto desmiente que no sea necesario convocar a la paritaria nacional que ordena la ley.

En los días siguientes la página presidencial se ocupó de denigrar a los maestros y su posición. Con la misma solemnidad que John Craig, “Gestión Maurizio Macrì presidente-Pro” recrimina a los docentes por una remera que se ofrece en venta en la Escuela Itinerante y en la que se lee: “En el país de los globos, el forro es rey”. El domingo pasado, La Nación informó que Macrì “evalúa comprar nueva tecnología contra los piquetes. Resolvió profundizar su batalla para enfrentar los cortes de rutas y calles; se analizan inversiones en grúas, equipos para dispersión y reducción de activistas”. Está claro que el contexto ha cambiado.

 

Orden presidencial.

Antes de que se desatara la represión frente al Congreso, los docentes que intentaron montar la Escuela Itinerante dialogaron largamente con los jefes del operativo policial dispuesto para impedirlo. Uno de ellos les confesó su conflicto personal, porque tenía una hija maestra que compartía la reivindicación colectiva, por la convocatoria de la paritaria nacional. “Nosotros no deberíamos estar aquí”, les dijo. Uno de los responsables se apartaba para efectuar consultas telefónicas, un estilo de negociación que se viene practicando en forma regular desde la crisis de fin de siglo con resultados moderadores. Luego de uno de esos contactos, los efectivos de la Policía Federal bajaron la visera de sus cascos de Robocop y con escudos y garrotes en ristre embistieron contra los trabajadores de la educación. “La orden viene directamente de presidencia”, se disculpó uno de los oficiales que mantenía el contacto con los maestros. Con rostros cubiertos, sin placa de identificación y a palos, la fuerza policial lastimó y tomó detenidos. La posterior fundamentación oficial fue que no se habían cumplido los requisitos burocráticos para la solicitud del permiso que, según ellos, debe tener precedencia sobre instrumentos superiores, como la Constitución Nacional y los tratados internacionales de Derechos Humanos, que garantizan la protesta social y ponen límites a su represión, según las necesidades de una sociedad democrática.

Ya el jueves 6, día del imponente paro general, el presidente Maurizio Macrì había felicitado a sus dos ministros Bullrich por la violencia ejercida contra quienes piqueteaban los accesos a la Capital. Aunque hubo una coincidencia política en desviar la atención de la unanimidad en el repudio al modelo económico-social y restar protagonismo a las centrales sindicales, la izquierda trotskista ejercía un derecho mientras el gobierno nacional lo reprimía, una diferencia no menor, sin equivalencia moral ni jurídica posible. Una digresión, marginal pero significativa. Los roles que hoy asumen Patricia Bullrich y Mario Montoto en el negocio de la parafernalia represiva, muestran la heterogeneidad de quienes participaron en las organizaciones revolucionarias del último tercio del siglo pasado. Hubo quienes se comprometieron en la defensa de los derechos y el bienestar del pueblo, pese a que ello implicara entonces ciertos niveles de violencia, pero también aquellos que sólo cedieron a su fascinación por las armas. Hoy no es difícil distinguir a unos de otros.

Marche preso.

Además de las vías del hecho, el gobierno intenta modificar la legislación para convertir derechos constitucionales en delitos penados por la ley, con un titulado Proyecto de ley de reforma al Código Penal contra agresiones en piquetes e intimidación pública. Sus considerandos repasan los artículos de la Constitución Nacional, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Americana de Derechos Humanos, los fallos de la Corte Suprema de Justicia argentina y estadounidense, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y del correspondiente Tribunal Europeo que consagran el derecho de reunión, a manifestarse pacíficamente y a peticionar a las autoridades, que constituyen “la columna vertebral del estado de derecho y la vida democrática”. Pero luego de esta enumeración, aduce que esos derechos requieren de una revisión profunda “a la luz de los hechos violentos que a diario se cometen y que poco a poco internalizamos como normales o inevitables, cuando no son más que la negación del ejercicio de otros derechos constitucionales de la mayoría del cuerpo social o lisa y llanamente delitos (intimidaciones, amenazas y privación de libertad a ciudadanos que no participan en manifestaciones, extorsiones a las autoridades de la Constitución y ataques a las fuerzas de seguridad). Cabe entonces definir y reglamentar, desde la legislación, el alcance del derecho a manifestarse públicamente, no como una norma legislativa original, sino procurando interpretar y aplicar las normas de la CN, las leyes vigentes, los tratados internacionales, la jurisprudencia y el sentido común”. Luego de recordar el Protocolo de Actuación de las fuerzas de seguridad del Estado en manifestaciones públicas, difundido por el Ministerio de Seguridad a poco del cambio de gobierno, los considerandos afirman que las decisiones finales no pueden dejarse “en manos de autoridades inermes, fiscales temerosos y jueces politizados. Elementos contundentes diseñados y empuñados para causar lesiones y capuchas y máscaras para ocultar la identidad y permanecer impunes no deben ser materia de interpretación, objeto de analogías impropias del Derecho Penal, o sujetas al relativismo moral o a la hipocresía descarada. Frente al debate de legos y de expertos, que parece no encontrar consenso en calificar a esos palos amenazantes y las caras cubiertas en los piquetes como armas de intimidación, amenaza, extorsión, vemos necesario introducir la tipificación específica y el agravamiento de las penas en los delitos así perpetrados, dando a las autoridades policiales y a los jueces y fiscales intervinientes la facultad indubitable de disuadir, impedir, detener, reprimir y arrestar y procesar penalmente a las personas implicadas en tales ilícitos”. El articulado modifica cinco artículos del Código Penal (104, 149 bis y ter, 184 y 194) y agrava penas o establece nuevas, de hasta diez años de prisión. De mayor a menor:
  •  De 5 a 10 años de prisión o reclusión por amenazas tendientes a obtener “alguna medida o concesión por parte de cualquier miembro de los poderes públicos” (149 ter);
  •  De 2 a 6 años para quien impida, estorbe o entorpezca el normal funcionamiento de cualquier transporte o servicio público en ocasión de una manifestación pública con el uso o exhibición de elementos contundentes, proyectiles, elementos inflamables y objetos capaces de dañar la integridad de personas o bienes, o con la cara cubierta de modo de impedir su identificación (194).
  •  De 3 meses a 2 años si el mismo entorpecimiento no incluye los indefinidos elementos contundentes (194).
  •  De 3 meses a 4 años de prisión por destruir, inutilizar, hacer desaparecer o dañar una cosa mueble, o inmueble o un animal ajeno, si fuere para impedir el libre ejercicio de la autoridad o en venganza de sus determinaciones o durante “una manifestación pública mediante el uso o exhibición de elementos contundentes, proyectiles, elementos inflamables y objetos capaces de dañar la integridad de personas o bienes, o con la cara cubierta de modo de impedir la identificación del agresor” (184).
  •  De 1 a 3 años a quien en una manifestación pública utilice en contra de una persona elementos contundentes, proyectiles, elementos inflamables y objetos capaces de dañar la integridad de personas o bienes, o con la cara cubierta de modo de impedir su identificación (104).
Acaso con conciencia de la dificultad política de conseguir mayoría para un acto de prestidigitación jurídica tan aberrante y advertido de su segura declaración de inconstitucionalidad en distintos lugares del país por jueces de todos los niveles, el proyecto de ley con los propósitos oficiales no tiene firma ni fue presentado con las formalidades del caso, pero circuló ampliamente en la Cámara de Diputados, distribuido por personal de la Alianza Cambiemos. En cualquier caso, contribuye al clima de intimidación con que el gobierno fantasea en superar la prueba electoral.

De ayer a hoy.

Con ayuda de encuestas y focus groups, el gobierno entendió que la movilización del 1º de abril fue tan importante que constituyó no sólo un respaldo sino también un mandato y que una porción significativa de la sociedad estaba ahíta de paros, manifestaciones y piquetes, que Macrì dice no entender justo ahora que la economía empieza a encarrilarse. La desmentida a estas dos pretensiones no provino de los opositores sino del núcleo más próximo al propio Macrì. Fue la Policía de la Ciudad la que estimó que quienes el 1º de abril no llegaron a la Plaza de Mayo en colectivo ni impregnados por el humo y la grasa del choripán no pasaron de 25.000, cantidad respetable pero mínima en contraste con la que salió a la calle en las seis movilizaciones de marzo adversas al gobierno. Y la Dirección General de Estadística y Censos de la CABA informó que la inflación en el mes de marzo fue del 2,9 por ciento, medio punto más que el dibujo que el INDEC realiza con impunidad, dado que la gestión de Cantinflas agotó toda capacidad de asombro (ver “Costos”). Esto implica un aumento de los precios del 7,1 por ciento en el primer trimestre del año, y del 35 por ciento interanual de marzo a marzo. Esto ratifica que la pauta inflacionaria fijada por el Banco Central quedará tan lejos de la realidad como el año pasado. No hay forma de impedir que esto se refleje en el clima social.

“Es cierto que mucha gente de las clases medias clama por orden. Pero lo mismo ocurría en 2002. [El senador a cargo del Poder Ejecutivo Eduardo] Duhalde era un obsesivo de las encuestas y todas le decían eso. Pero cuando la policía bonaerense asesinó en la estación Avellaneda a [Maximiliano] Kosteki y [Darío] Santillán, ese clima de opinión se revirtió en forma instantánea y los mismos que pedían represión repudiaron sus consecuencias, con tanta intensidad que Duhalde debió acortar el mandato que le había conferido el Congreso”, recuerda Oscar Laborde, quien en aquel momento era intendente de Avellaneda.

Desde entonces la mecánica de contacto entre organizaciones políticas, movimientos sociales y fuerzas de seguridad ha permitido sortear ese riesgo, con pocas pero trágicas excepciones, como el asesinato de Mariano Ferreyra en 2010, por acción de una patota sindical que desequilibró aquel diálogo nunca fácil entre manifestantes y policías, o las refriegas en la Panamericana cuando un médico que se creía militar y un militar que se disfrazaba de civil sublimaron sus conflictos de identidad en una lluvia de balas de goma sobre manifestantes políticos y sindicales. La novedad es un gobierno que privilegia el orden público sobre la seguridad ciudadana y que tiende a ver la protesta en las calles como un acto criminal. Peor aún, que considera que la represión es un buen argumento proselitista, con miras a la decisiva elección legislativa de medio término. La idea de que una política de ley y orden puede prevalecer en el cuarto oscuro sobre las consecuencias de una estrategia económica que no consigue domar la inflación ni siquiera con tasas de interés que inhiben la inversión productiva, hace prever un semestre turbulento. Esto remite a los procesos electorales de fin de siglo, cuando candidatos de distintos partidos hicieron campaña con sirenas de patrulleros y ráfagas de metralla como sonido ambiental. Este curso de colisión fue revertido entonces por una decisión del gobierno que asumió el 25 de mayo de 2003 y que tres días después fue descripta así por el diario La Nación: “El presidente Néstor Kirchner se puso ayer al frente de la solución del problema educativo y viajó sorpresivamente a Entre Ríos para firmar un acuerdo con los gremios docentes que permitirá reanudar y normalizar las clases desde hoy en todas las escuelas de la provincia, muchas de las cuales no las habían comenzado desde el principio del año lectivo”. Pudo hacerlo porque también decidió basar su gestión en el crecimiento de la demanda agregada, con un estímulo incesante al consumo. Ese es el motor principal, que Macrì apagó en forma deliberada, desencadenando un círculo vicioso de achicamiento del que sólo se exceptúan los precios y la tentación represiva.

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Criminalizar los Movimientos Sociales, las protesta social, es la respuesta más simple, de alto riesgo social y político, y que atenta contra los Derechos Humanos, como la respuesta más directa de los gobiernos de la gran burguesía político-empresarial neoliberal. Represión, persecución política y encarcelar a los principales dirigentes, con el objetivo de imponer miedo y terror y al final lo único que consiguen es mayor UNIDAD DEL PUEBLO y mayor capacidad de Lucha y reafirmación de la CONFIANZA de la CIUDADANÍA en la defensa de sus Derechos atentados, vulnerados y destruidos por las clases dominantes y sus gobiernos de turno.
 
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ARGENTINA. MACRI. A CRIMINALIZAR, A CRIMINALIZAR.
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Mario Wainfeld.

Página /12 domingo 16 de abril del 2017.

Violencia contra la protesta pacífica, nuevos casos. Ataque a la Carpa Docente que hasta Menen lo toleró. Divisiones en el Oficialismo, el nuevo arte de denunciar al aliado- Avelluto promotor de consenso, en su contra. De cómo la política económica y la acción oficial crean nuevos opositores. Y algo sobre la madre de las bombas.

Espejito, espejito. El gobierno se mira, analiza la manifestación del primero de abril, se supone fortalecido. El presidente Mauricio Macri lee los diarios que lo aúpan y las encuestas que paga. La fe del carbonero envanece y orienta definiciones políticas. Se doblan muchas apuestas.

El oficialismo reprime de noche a docentes que instalan una pacífica Carpa, sin necesidad de cortes de tránsito que valgan como coartada. La policía jujeña golpea y arresta a estudiantes dentro de la Universidad. La agresión a trabajadores que protestan por despidos, suspensiones o cierres de fábricas son moneda corriente.
Las interpretaciones sobre las movilizaciones son libérrimas. Dan para todo. Equiparar a la movida macrista con el conjunto de protestas opositoras que se sucedieron en marzo parece un delirio, un arranque de soberbia… pero es parte de la libertad de opinión.

Las encuestas están cuestionadas en casi todo el mundo como consecuencia de fallas en grandes elecciones recientes. Ocurre porque esas predicciones, en un momento preciso, se cotejan con los escrutinios, que son datos certeros. Las asimetrías se hacen evidentes. Los consultores, criticados por los medios o por gentes de a pie, echan mano a un haz de explicaciones. Teléfonos fijos que no expresan a toda la población, una cosa es la foto y otra la película, cambios súbitos del talante ciudadano, resultados muy reñidos, el margen de error, caramba. Etcéteras varios.

Dictaminar sobre la aprobación a un paro general o a la violencia policial es más aliviado para esos profesionales, por no decir más impune. Salvo que se releve algo inverosímil o imposible (un cero por ciento o un 104 por ciento de aprobación, fabulemos) cualquier cifra carece de comparación fáctica certera.

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Agrandar la oposición: Una lectura política alternativa induce a observar que el macrismo amplía, todos los días, la masa de damnificados por la política económica, tanto como la de personas reprimidas.

Una grieta novedosa divide al elenco gubernamental: funcionarios “del palo”, Ceócratas a carta cabal, renuncian o son despedidos. Los propios cesanteados verbalizan sospechas o hasta denuncias.  Novedades del momento, alarmas que suenan.

Cada medida perjudicial para intereses populares o sectores productivos dibuja crecientes círculos concéntricos de  perjudicados. La capacidad instalada ociosa (el 40 por ciento medido por el INDEC-Todesca) se refleja en mucho más que industrias cerradas y máquinas que no funcionan: detrás de todo hay gente.

Un joven universitario encanado no es “el kirchnerismo”: es una persona cuyo círculo familiar sufre y piensa. Por ahí, recapacita.  La agresión tosca y salvaje sobre comedores comunitarios impacta en la vida y el imaginario de centenares de personas.
Los números de la economía, menos gaseosos que los de las encuestas, dan fatal. Poco para jactarse, menos para “sumar”: acaso solo el blanqueo para evasores, lavadores, fugadores y parentela de funcionarios.

El Gobierno se interpreta convalidado, da rienda libre a las fuerzas de seguridad. Los medios dominantes aplauden la oleada represiva mientras rezongan por la atrabiliaria gestión del titular del Banco Central, Federico Sturzenegger. Dicho de una vez, sus medidas solo serían explicables si su principal objetivo no fuera reducir la inflación sino favorecer la bicicleta financiera. Por ahí, de eso se trata.


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La ideología de los palos: La gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, podía ufanarse el domingo pasado a la tarde por la suspensión de las huelgas docentes, decididas por los sindicatos tras consultar a sus bases.

La colocación de la Escuela itinerante del Congreso fue una reacción civilizada, sistémica, un modo de protesta con historia y no perjudicial para terceros.

La brutal respuesta del gobierno, la criminalización de la protesta social son repudiables. Funcionarios de postín alegan que la mayoría de los encuestados las convalidan. Es dudoso pero aunque fuera verdad no legitima el abuso de la fuerza pública. Los valores fundantes de la civilización están por encima de eventuales mayorías sociales. Ni la ética ni una ideología humanista son una rama subalterna de los sondeos de opinión.

La narrativa del oficialismo fue confusa y acumulativa. Los abogados aconsejan no apilar argumentos cuando se dispone de alguno muy sólido: la vulgata macrista juntó un montón. Expresó que: a) no hubo represión, b) los castigados no eran docentes, c) hubo golpizas pero no lastimados, d) algún docente contuso se vio pero los policías sufrieron más. En fin.

En definitiva, el gobierno de la Ciudad  reconoció tácitamente su sinrazón. Habilitó la Carpa que cobija un desfile de manifestaciones culturales y políticas que amplían el foro democrático sin lastimar a nadie, sin obligar a asistir, sin interferir con los “derechos de los demás”.

En su discurso de apertura de sesiones ordinarias del Congreso Macri anunció un proyecto de ley agravando penas para quienes agredieran a maestros. Hasta hoy es otra promesa incumplida o diferida. Buena nueva para los funcionarios de Seguridad del Gobierno que, de lo contrario, hoy podrían ser denunciados o procesados en base a esa norma.

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Otra industria en la vereda de enfrente: El programa económico discierne pocos ganadores y un montón de perdedores, incluyendo varias ramas de la actividad fabril. Es consecuencia de un rumbo elegido, de un modelo de país. En estos días, el oficialismo empujó “a la vereda de enfrente” a la industria cinematográfica, sector que  lo acompañaba.

El “casus belli”, valga la expresión, fue el pedido de renuncia a Alejandro Cacetta, hasta entonces presidente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA). La eyección fue precedida por una operación mediático-servicial (de Inteligencia) de baja estofa. La repulsa al ministro de Cultura, Pablo Avelluto, resultó rotunda. Empresarios, directores, actores, gestores o trabajadores de la cultura se congregaron en una inédita asamblea y pidieron su renuncia. Motivó reproches de celebrities de todo pelaje, comprendiendo a personalidades que eran, hasta ahí, aliados y defensores públicos del macrismo. Referentes en general, “formadores de opinión” como Juan Carlos Campanella o Adrián Suar.

La torpeza de la jugada es consecuencia del afán de injuriar o calumniar (acusar de delitos) a cualquiera que marque divergencias con la Casa Rosada o zonas de influencia.

Este cronista, profano en la cuestión, se abstiene de formular vaticinios sobre los designios de la operación en el INCAA. Se irán viendo. Para esta reseña semanal, basta subrayar que el macrismo engrosa la lista de opositores, aún entre quienes le eran más afines.

La renuncia de José Luis Sureda, ex Secretario de Recursos Hidrocarburíferos, apenas amerita unas líneas. No moverá el amperímetro electoral aunque es síntoma de un fenómeno mayor. Quien fuera “número dos” del ministro de Energía, Juan José Aranguren, dio un portazo denunciando autoritarismo, sectarismo. Y marcando distancia con el modo de manejar Vaca Muerta. Dicho en criollo: señalando una política que favorece a Shell,  la empresa a la que perteneció Aranguren, de la que sigue siendo accionista.

El conflicto de intereses, que también flameó cuando se hizo dimitir a Isela Constantini en Aerolíneas Argentinas, es una constante en la gestión de Macri. Desde hace unos meses, agrieta las relaciones dentro del “mejor equipo de los últimos cincuenta años”.

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Polarizar y reprimir: Cambiemos se empeña en polarizar con el kirchnerismo como táctica electoral. Es una opción posible, cuyo éxito se medirá en las urnas. El efecto devastador de la política económica y la votación dividida en 24 padrones puede determinar que el macrismo pierda votos respecto de la primera vuelta electoral de 2015 y que estos no deriven al kirchnerismo sino a otras alternativas electorales.

Los analistas favoritos de Cambiemos urden una ecuación rara. Si la inflación sube, aducen que la contrapesa una denuncia contra Lázaro Báez. Si cierran fábricas, afirman que el efecto sobre los perjudicados se anula mediante un procesamiento contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Peculiar vara de cálculo ese “plan canje”, que subestima las vivencias e intereses concretos de los ciudadanos que de ordinario son los que orientan sus votos.

El juego político, hasta con chicanas o exabruptos, es parte del sistema. La tentación autoritaria represiva, por el contrario, lo pone en jaque. El macrismo se encrespa y endurece generando un riesgo sobre el que alecciona la historia de este siglo. Los ex presidentes Fernando de la Rúa y Eduardo Duhalde prácticamente pusieron fin a su carrera derramando sangre de argentinos. El radical, cuando ya estaba de salida. El peronista, cuando la venía piloteando y conservaba chances de ser candidato a presidente electo y no interino. La intransigencia, la barbarie de entornos ignorantes, la falta de sentido común contribuyeron a desenlaces atroces.

Levantamos la guardia, previendo la mala fe que domina las polémicas autóctonas. No estamos profetizando que Macri caerá ni deseándolo. Es más, pasamos a proponer un precedente para combinar estabilidad, gobernabilidad y transigencia con la protesta social. Es el ejemplo del kirchnerismo que se contuvo, estableció protocolos para prevenir desbordes de fuerzas de seguridad. Hasta contuvo su propia suspicacia, el recelo contra acciones que estimó destituyentes, auto limitándose. Así se hizo frente a Juan Carlos Blumberg, la revuelta “del campo”, los cacerolazos por mencionar las acciones más críticas. Y en el caso de las patronales agropecuarias, las más agresivas, expandidas y dañinas en este siglo.

La paz interior es un valor enorme. La delegación de funciones en las “fuerzas del orden”, una defección de los funcionarios políticos.

Ya que estamos y como comenzamos hablando de espejos, posiblemente Macri prefiera cotejarse con el ex presidente Carlos Menem y no con Néstor Kirchner o Cristina Fernández. Hete aquí que el riojano admitió la instalación de la Carpa Docente por más de dos años sin agredir a sus ocupantes.

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Palos a la autonomía: Llovieron recriminaciones por el avasallamiento de la autonomía universitaria en Jujuy, desde un abanico muy amplio. Hasta la agrupación estudiantil radical Franja Morada puso el grito en el cielo. Después de tomarse casi tres días y “medir el clima” el gobernador jujeño Gerardo Morales se sumó a los cuestionamientos, pidió disculpas a “los compañeros” y prometió investigar. Habrá que ver, no hay grandes motivos para creerle de volea.

Es que la tropelía en la Universidad “hace sistema” con otras medidas de Morales. La más grave es una condena severísima, no firme, a Milagro Sala por ocupar una plaza a modo de protesta. O sea, otra contravención castigada como si fuera un delito penal, ilegalidad promovida y homologada por el Ejecutivo provincial.

El furor de la policía jujeña es congruente con las políticas de estado de Morales. Tal vez al gobernador le dé más escozor que se apaleen jóvenes estudiantes universitarios que la persecución ilegal a una mujer de tez oscura, india, militante social.

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Del sectarismo a la penalización: La iniciativa de reforma del Código Penal, ingresada al Congreso entre gallos y medianoche, se agrega al combo: es inconstitucional y alocada. Tipifica como delito la portación de objetos contundentes o la portación de pasamontañas. La primera interpretación de la norma inquisitorial se deja en manos de las policías bravas. También se abre el juego a fiscales con berretín de figurar o a jueces mano duristas.

El designio político oficialista es primero descalificar al adversario o al aliado crítico, llegado el caso. En el borde, estigmatizarlo como delincuente, esto es expulsarlo del sistema democrático.

El Estado tiene el monopolio de la violencia legítima. Solo esa: la sometida a la ley.  Una premisa sencilla de enunciar, difícil de cumplir, que el macrismo burla cotidianamente, en escalada preocupante.

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