miércoles, 3 de mayo de 2017

LA ERA DE LA INGOBERNABILIDAD EN AMÉRICA LATINA.

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LA INESTABILIDAD POLÍTICA EN AMÉRICA LATINA – INGOBERNABILIDAD- se va convirtiendo en un proceso político muy común y reconocido hoy por las características políticas, propias de gobiernos de derecha, centro e izquierda progresista, no solo por la imposición de políticas neoliberales – imposición desde el propio gobierno y los Congresos – sin embargo, hoy lo que más pesa en esta coyuntura política , es el destape general de la corrupción y el financiamiento de los procesos electorales Argentina, México, Colombia, Brasil, Perú, Chile, Panamá, etc . – sumado a ello está presente hoy en las calles y plazas públicas, el Pueblo, los Ciudadanos de a pie, golpeados muy fuerte por la crisis, el desempleo y la privatización de los Derechos Sociales Educación, Salud, Vivienda, Transporte, Servicios Públicos, etc. – generando en el fondo de la estructura del sistema la profundización, ampliación y sobre todo de un “mundo político-empresarial”, violento, frío, salvaje e inhumano, como es la Desigualdad económico-social-laboral, acompañada por la inseguridad y la violencia criminal en las Ciudades, que nos ha convertido en el Continente más Desigual del mundo, el de las ciudades más inseguras y violentas, así como el continente de población más joven. Los Gobiernos de turno en Nuestra América, - de derecha, centro o izquierda progresista – definitivamente están de espaldas a esta realidad, situación que hoy genera inestabilidad política y las puertas de los gobiernos, están siendo golpeadas por una realidad estructural – económico-político-social-ambiental e institucional – de la Ingobernabilidad Política. La débil democracia latinoamericana está hoy sometida a fuego cruzado de profunda crisis del modelo neoliberal, que cada vez su hunde y sin encontrar una salida Política desde sus creadores, autores y defensores a ultranza. La crisis económica se profundiza en un escenario de inestabilidad, y fuerte turbulencia política.

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Gobernantes de Argentina y Brasil, llegaron al gobierno por caminos distintos - uno mediante elecciones -. Argentina -.y el segundo, Brasil - por medio de un golpe de estado desde el Parlamento y ejecutado mpor una mafia de políticos corruptos, hoy la mayoría en la cárcel. En Brasil, hoy los avances de investigación de la Comisión Lava Jato, sus resultados están originando un "tsunami político" y la siguiente "víctima política" será el propio golpista. Siguen las investigaciones en relación al Sr. Macri, desde los Pamamá Pappers y hoy se habla del financiamiento de su campaña política por la empresa Odebrecht. Pero dos Mandatarios, están imponiendo políticas neoliberales en contra  de los trabajadores y acentuando con sus políticas el desempleo masivo, la pobreza y la extrema pobreza.  Su representación política de las burguesías político-empresariales, neoliberales, hoy se encuentra en un escenario muy amplio y contradictorio de Inestabilidad Política. La Ingobernabilidad toca las puertas de los gobernantes en Amérrica Latina.
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LA ERA DE LA INGOBERNABILIDAD EN AMÉRICA LATINA.
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Raúl Zibechi.

La Jornada lunes 1 de mayo del 2017.

La desarticulación geopolítica global se traduce en nuestro continente latinoamericano en una creciente ingobernabilidad que afecta a los gobiernos de todas las corrientes políticas. No existen fuerzas capaces de poner orden en cada país, ni a escala regional ni global, algo que afecta desde las Naciones Unidas hasta los gobiernos de los países más estables. Uno de los problemas que se observan sobre todo en los medios, es que cuando fallan los análisis al uso se apela a simplificaciones del estilo: Trump está loco, o conjeturas similares, o se lo tacha de fascista (que no es una simple conjetura). Apenas adjetivos que eluden análisis de fondo. Bien sabemos que la locura de Hitler nunca existió y que representaba los intereses de las grandes corporaciones alemanas, ultra racionales en su afán de dominar los mercados globales.

PENSAMIENTO CRÍTICO.- Del lado del pensamiento crítico sucede algo similar. Todos los problemas que afrontan los gobiernos progresistas son culpa del imperialismo, las derechas, la OEA y los medios. No hay voluntad para asumir los problemas creados por ellos mismos, ni la menor mención a la corrupción que ha alcanzado niveles escandalosos. Pero el dato central del periodo es la ingobernabilidad. Lo que viene sucediendo en Argentina (la resistencia tozuda de los sectores populares a las políticas de robo y despojo del gobierno de Mauricio Macri) es una muestra de que las derechas no consiguen paz social, ni la tendrán por lo menos en el corto/mediano plazos.

ARGENTINA Y BRASIL.- Los trabajadores argentinos tienen una larga y rica experiencia de más de un siglo de resistencia a los poderosos, de modo que saben cómo desgastarlos, hasta derribarlos por las más diversas vías: desde insurrecciones como la del 17 de octubre de 1945 y la del 19 y 20 de diciembre de 2001, hasta levantamientos armados como el Cordobazo y varias decenas de motines populares. En Brasil la derecha pilotada por Michel Temer tiene enormes dificultades para imponer las reformas del sistema de pensiones y laboral, no sólo por la resistencia sindical y popular sino por el quiebre interno que sufre el sistema político. La deslegitimación de las instituciones es quizá la más alta que se recuerda en la historia. , Brasil atraviesa una fase de descomposición de la clase política tradicional, algo que pocos parecen estar comprendiendo. Lava Jato es un tsunami que no dejará nada en su sitio.

El economista Carlos Lessa, presidente del BNDES con el primer gobierno de Lula, señala que Brasil ya no puede mirarse al espejo y reconocerse como lo que es, perdido el horizonte en el marasmo de la globalización (goo.gl/owd24y). El aserto de este destacado pensador brasileño puede aplicarse a los demás países de le región, que no pueden sino naufragar cuando las tormentas sistémicas acechan. En los hechos, Brasil atraviesa una fase de descomposición de la clase política tradicional, algo que pocos parecen estar comprendiendo. Lava Jato es un tsunami que no dejará nada en su sitio.

El panorama que ofrece Venezuela es idéntico, aunque los actores ensayen discursos opuestos. De paso, decir que atender a los discursos en plena descomposición sistémica tiene escasa utilidad, ya que sólo buscan eludir responsabilidades.

Decir que la ingobernabilidad venezolana se debe sólo a la desestabilización de la derecha y el imperio, es olvidarse que en la prolongada erosión del proceso bolivariano participan también los sectores populares, mediante prácticas a escala micro que desorganizan la producción y la vida cotidiana. ¿O acaso alguien puede ignorar que el bachaqueo (contrabando hormiga) es una práctica extendida entre los sectores populares, incluso entre los que se dicen chavistas?

El sociólogo Emiliano Terán Mantovani lo dice sin vueltas: caos, corrupción, desgarro del tejido social y fragmentación del pueblo, potenciados por la crisis terminal del rentismo petrolero (goo.gl/DW8wkQ). Cuando predomina la cultura política del individualismo más feroz, es imposible conducir ningún proceso de cambios hacia algún destino medianamente positivo.

En suma, el panorama que presenta la región –aunque menciono tres países el análisis puede, con matices, extenderse al resto– es de creciente ingobernabilidad, más allá del signo de los gobiernos, con fuertes tendencias hacia el caos, expansión de la corrupción y dificultades extremas para encontrar salidas.

Tres razones de fondo están en la base de esta situación crítica.

La primera es la creciente potencia, organización y movilización de los de abajo, de los pueblos indios y negros,
de los sectores populares urbanos y los campesinos, de los jóvenes y las mujeres. Ni el genocidio mexicano contra los de abajo ha conseguido paralizar al campo popular, aunque es innegable que afronta serias dificultades para seguir organizando y creando mundos nuevos.

La segunda es la aceleración de la crisis sistémica global y la desarticulación geopolítica, que pegó un salto adelante con el Brexit, la elección de Donald Trump, la persistencia de la alianza Rusia-China para frenar a Estados Unidos y la evaporación de la Unión Europea que deambula sin rumbo. Los conflictos se expanden sin cesar hasta bordear la guerra nuclear, sin que nadie pueda imponer cierto orden (aún injusto como el orden de posguerra desde 1945).

La tercera consiste en la incapacidad de las élites regionales de encontrar alguna salida de largo aliento, como fue el proceso de sustitución de importaciones, la edificación de un mínimo estado del bienestar capaz de integrar a algunos sectores de los trabajadores y cierta soberanía nacional. Sobre este trípode se estableció la alianza entre empresarios, trabajadores y Estado que pudo proyectar, durante algunas décadas, un proyecto nacional creíble aunque poco consistente.

La combinación de estos tres aspectos representa la tormenta perfecta en el sistema-mundo y en cada rincón de nuestro continente. Los de arriba, como dijo días atrás el subcomandante insurgente Moisés, quieren convertir el mundo en una finca amurallada. Probablemente, porque nos hemos vuelto ingobernables. Tenemos que organizarnos en esas difíciles condiciones. No para cambiar de finquero, por cierto. Fuente. Raúl Zibechi. La Jornada. Pablo Raúl martes 2 de mayo del 2017.

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