miércoles, 21 de junio de 2017

CONFERENCIA MUNDIAL DE LOS PUEBLOS EN BOLIVIA.

&&&&&
EN EL MUNDO HAY 65.6 MILLONES DE REFUGIADOS.- TENDENCIAS GLOBALES SOBRE REFUGIADOS, DESPLAZADOS INTERNOS. HOY PROTECCIÓN DEL ACNUR. (El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados).- El informe anual de ACNUR Tendencias Globales, es de 22,5 millones de Refugiados, que analiza el desplazamiento forzado en todo el mundo basándose en datos de gobiernos, agencias socias, y en los datos del propio ACNUR, arroja que 65,6 millones de personas se encontraban refugiados y desplazadas a finales de 2016; es decir, eran 22.5 millones de Refugiados y 40.3 millones de desplazados internos. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. SIRIA Y AFGANISTÁN son los países de donde “han salido” la mayor cantidad o – expulsados, perseguidos, por la guerra o por el Estado Islámico (ISIS). - los millones de REFUGIADOS hoy en el mundo. En cambio COLOMBIA, el país donde, se ha originado más de 7 millones de DESPLAZADOS internos, por la guerra, el narco-tráfico y los paramilitares.

EL INFORME TENDENCIAS GLOBALES REMARCÓ QUE EN EL 2016, en promedio 20 personas por minuto, se vieron obligadas a huir de sus hogares y buscar protección en otro lugar, ya sea dentro de las fronteras de su país o en otros países. Unos 10,3 millones de personas se convirtieron en nuevos desplazados por los conflictos o a la persecución en 2016. Entre ellos había 6,9 millones de personas desplazadas dentro de las fronteras de sus países y 3,4 millones de nuevos refugiados. De los 65,6 millones de personas desplazadas forzadamente hasta el 31 de diciembre de 2016, 22,5 millones eran refugiados (17,2 millones bajo el mandato del ACNUR y 5,3 millones registrados por el UNRWA o (La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo), 40,3 millones desplazados internos y 2,8 millones solicitantes de asilo. Además, ACNUR calcula que al menos 10 millones de personas eran apátridas a finales de 2016. Sin embargo, los datos recabados por los gobiernos y comunicados a ACNUR se limitaban a 3,2 millones de apátridas en 75 países.

TRES PAÍSES EXPULSARON EL 55% DE LA POBLACIÓN REFUGIADA DEL MUNDO. SIRIA, con 5,5 millones de personas; AFGANISTÁN, con 2,5 millones y SUDÁN DEL SUR, con 1,4 millones: en conjunto, más de la mitad de los refugiados que, a nivel mundial, se encuentran bajo el mandato del ACNUR. Por otro lado, COLOMBIA, con 7,4 millones de personas; SIRIA con 6,3 millones, e IRAK, con 3,6 millones, son los que tienen las mayores poblaciones de desplazados internos. En total, en 2016, el 84 por ciento de los refugiados bajo el mandato del ACNUR estaba en países de ingresos medios y bajos, próximos a situaciones de conflicto. A nivel mundial, TURQUÍA es el mayor país de acogida, con 2,9 millones de refugiados. Con alrededor de un refugiado cada seis ciudadanos, el LÍBANO acoge a más refugiados, en comparación con su población, que cualquier otro país del mundo.


/////


CONFERENCIA MUNDIAL POR LA CIUDADANÍA UNIVERSAL, del 20 al 21 de junio en Bolivia. Ministerio de Comunicación de Bolivia. El Gobierno y la Coordinadora Nacional por el cambio (CONALCAM) llaman a los Movimientos Sociales y Gobiernos Progresistas del mundo a asistir a una Conferencia de los Pueblos sin Muros, por la Ciudadanía Universal que se realizará en Tiquipaya (Cochabamba). El Presidente Evo Morales señaló que “no es posible que hayan muros para los migrantes, para los latinos y refugiados y no haya muros para las intervenciones militares, para que no saqueen los recursos naturales. Por eso de manera conjunta, el Estado y el Pueblo debemos hacer un profundo debate mundial sobre la migración en estos tiempos”.

***


CONFERENCIA MUNDIAL DE LOS PUEBLOS EN BOLIVIA.

“POR UN MUNDO SIN MUROS HACIA LA CIUDADANÍA UNIVERSAL”: UN HORIZONTE HUMANISTA.

*****

Javier Tolcachier.

ALAI. Lunes 19 de junio del 2017.


El 20 y 21 de Junio se lleva a cabo la Conferencia Mundial de los Pueblos “Por un mundo sin muros hacia la ciudadanía universal” en el municipio de Tiquipaya, Bolivia.

El evento, convocado por el Gobierno y los movimientos sociales del Estado Plurinacional de Bolivia, cuenta con la presencia de unos 2500 delegados de organizaciones sociales, defensores de derechos de los migrantes, académicos, juristas y autoridades gubernamentales de distintos puntos del planeta.

Según el texto de convocatoria, esta conferencia tiene el “propósito de constituirse en un espacio inclusivo de reflexión, que busque desmontar muros físicos, muros legales invisibles y muros mentales, como la discriminación y el racismo, recuperando paradigmas y visiones propias de los pueblos, promoviendo alternativas y propuestas que contribuyan a superar fronteras, a construir puentes de integración y a trabajar un plan de acción de los pueblos para alcanzar la “ciudadanía universal”.

Honrando la invitación, la presente nota pretende ser un aporte a la discusión sobre la cuestión y acerca del paradigma de futuro que este importante cónclave reclama.


Millones de refugiados y millones de desplazados internamente en cada país. Los millones de refugiados del mundo - no tienen protección, salvo las Naciones Unidas - hoy no existe una Ley y menos una respuesta Político-Social a los millones de refugiados, perseguidos que "salen" de Oriente Medio. Siria, Libia, Afganistán, así como de África (El Cuerno en la Región norte) como del África Subsahariana (Extrema pobreza, saqueo de los recursos naturales), extrema y violenta desigualdad económico-social-cultural. Hoy producto de estos millones de refugiados - en especial hacia Europa - está presente la Crisis Humanitaria.

***

Migrantes, desplazados, refugiados.

Bien vale aclarar algunos términos que suelen utilizarse indistintamente generando confusión. Migrante es una persona que vive en un lugar distinto a aquel en el que nació. Desplazado es quien se ve obligado a dejar su lugar de asentamiento habitual. La migración o el desplazamiento pueden ocurrir dentro de las fronteras del propio país o más allá de ellas, convirtiéndose entonces el migrante o desplazado en emigrante. Se considera refugiado, según la Convención de Viena de1951 a aquellas personas con temor fundado a ser perseguidas por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas que han debido abandonar su país. A estas definiciones que tipifican el reconocimiento de status de refugiado para la ACNUR, se suman algunas otras Declaraciones regionales como la de la Organización de la Unión Africana (OUA) de 1969 y la de Cartagena de 1984 que amplía el concepto “a las personas que han huido de sus países porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público.”[i]

O sea, no todo migrante es un refugiado, pero todo refugiado sí es migrante, mientras que un desplazado puede o no emigrar y si bien su condición es en general precaria, no se considera un refugiado en sentido formal.

En este contingente de personas que abandonan sus lugares de residencia, ya sea de manera voluntaria o forzada, están incluidos los migrantes internos entre las regiones de un mismo país, generalmente migrando de la ruralidad hacia los distintos conglomerados urbanos y, en éstos, hacia sus periferias.

Hechas estas distinciones primarias, creemos necesario abordar como un todo la complejidad de estos fenómenos diferenciados entre sí, pero que se entremezclan tanto en sus raíces como en sus efectos.

Por otra parte, la cuestión migratoria en su conjunto presenta dos facetas distintas: una, en sentido positivo, se refiere a la posibilidad de elegir en qué país uno quiere vivir, a diferencia de la imposición de circunstancias que obligan a un conjunto humano a distanciarse de su lugar de residencia habitual.

En este último caso, confluyen guerras civiles e internacionales, agresiones armadas extranjeras, hambrunas, desastres climáticos, situaciones de pobreza extrema, la omnipresencia del crimen organizado, pero también persecución política, racial, de género, de orientación sexual u otras formas de vulneración de los derechos humanos. Asimismo una desocupación extendida, la explotación socioeconómica y la depredación medioambiental suelen asociarse indisolublemente a las motivaciones para buscar desesperadamente ámbitos donde sea posible sobrevivir.

Pero también es necesario mencionar causales migratorias que no se originan en los lugares de origen sino en los de destino. Nos referimos a que los países económicamente poderosos succionan intencionalmente inmigrantes para bajar sus costos laborales, realizar labores que los trabajadores locales se resisten a hacer por ser consideradas de inferior calidad, flexibilizar de facto condiciones laborales, evitar cargas impositivas o transgredir normas de seguridad a través de la contratación de migrantes no autorizados. En el caso de la inmigración formalizada, lo que motiva a los países supuestamente “benefactores” es la imperiosa necesidad de rejuvenecer su composición demográfica, apuntando a que jóvenes trabajadores extranjeros equilibren con sus aportes las arcas que destinan los estados a la seguridad social.

Se hace entonces evidente que, en todos los casos, la violencia en sus distintas formas (física, económica, racial, religiosa, psicológica, etc.) juega un papel central en la migración forzada tanto interna como externa y en muchos casos, hasta en la movilidad aparentemente voluntaria. Dicha violencia es la matriz objetiva y valórica del sistema imperante, que reduce la vida a un circuito de enajenación y condena al ser humano a la tragedia de vivir entre carencias inadmisibles y deseos sufrientes.

Un mundo de personas en movimiento.

En la actualidad, uno de cada siete habitantes del planeta es un migrante. De los mil millones de migrantes, un 75% lo hace dentro de las fronteras nacionales mientras que 244 millones son migrantes internacionales, 71 millones más que a principios de milenio [ii]. Se calcula que aproximadamente cincuenta millones de los migrantes internacionales lo hacen en situación irregular. Muchas de estas personas enferman o mueren debido a las enormes dificultades que deben atravesar en su periplo.

Por su parte, a finales de 2015 había 65,3 millones de personas desplazadas, un 10% más que el año anterior.  El informe de ACNUR indica que de éstos, 21,3 millones eran refugiados, 40,8 millones desplazados internos y 3,2 millones solicitantes de asilo.”[iii] El número total de desplazados internos se ha casi duplicado desde el año 2000 y aumentado fuertemente en los últimos cinco años. En 2016, se registraron 31.1 millones de nuevos casos de desplazamiento interno, equivalentes a una persona desplazada por segundo.

Todo ello convoca a medidas inmediatas, pero sobre todo, tal como lo propone la Conferencia en Bolivia, a una reflexión revolucionaria. 



Migrar es un derecho humano.

La migración es un fenómeno histórico permanente, motivado por circunstancias externas que dificultan la supervivencia de un grupo humano o por la exploración de nuevos y mejores ámbitos de desarrollo individual o colectivo. En la situación actual, el volumen, ritmo de crecimiento del fenómeno migratorio y sus características de expansión global, nos muestran un nuevo momento de la humanidad. Un momento de interconexión total, inédito en la historia: la primera civilización humana a escala planetaria. Un momento de enormes posibilidades pero también de conflictos.

En la situación actual, a la exponencial ampliación del transporte y a las posibilidades que desprende el conocimiento de otras realidades mediante las comunicaciones, se corresponde el desplazamiento veloz de cada vez más grandes grupos humanos. Todo indica que estos flujos, lejos de disminuir, van a continuar en aumento a futuro.

Ante este movimiento masivo se levantan muros que repelen, reprimen y excluyen. Vallas que cercenan el derecho a transitar libremente por esta Tierra donde sólo el capital puede moverse a sus anchas. Límites que intentan proteger el botín robado por las potencias coloniales a quienes, en justísimo reclamo, quieren ahora compartir una porción de ese bienestar arrebatado.

Las fronteras de los estados no son hechos naturales ni decididos por sus poblaciones, sino elucubraciones artificiales de poderes paradójicamente transfronterizos – imperialistas en palabras sencillas – para delimitar la administración y explotación de áreas de influencia. Por ello es que esas fronteras suelen dividir en países distintos a personas pertenecientes a un mismo pueblo y cultura.

Pero las barreras a demoler no son tan sólo corpóreas, sino que se encuentran finalmente en la interioridad humana. Prueba de ello es que, aun atravesando las fronteras entre países, ingresando a las tierras prometidas o prohibidas, persiste la discriminación, la explotación, la segregación de las comunidades inmigrantes, siendo éstas percibidas por un importante núcleo poblacional nativo con extrañeza y en muchos casos, con rechazo. La gran pregunta es qué hacer frente a estos impedimentos localizados en regiones no tan sencillas de acceder.

Todos somos migrantes, todos somos mestizos.

La cultura en la que se crece conforma el molde inicial del pensar, sentir y actuar de cada persona. Sin embargo, la cultura no es un hecho inamovible sino dinámico, que se nutre del aporte de sucesivas generaciones en su construcción. Por otra parte, al revisar distintos aspectos de cada cultura se observa sin mayor dificultad de qué manera éstas han incorporado elementos de otras culturas con las que entraron en contacto. Aún en la imposición, en el avasallamiento colonial, la cultura invasora se impregna de distintos aspectos de la sometida, produciéndose una síntesis distinta y nunca unilateral.



Es posible – e imprescindible en los tiempos novedosos que corren – pensar en una existencia intercultural, no tan sólo como convivencia estanca entre naciones diferentes, sino como un enriquecimiento mutuo de saberes y experiencias adquiridas. Este dar y recibir requiere por parte de las poblaciones comprensión sobre las ventajas de abrirse al cambio, disposición a experimentar y paciente aprendizaje, lo cual será facilitado si los liderazgos exhiben coherencia y una cercana docencia.

Docencia que debe además señalar sin dobleces la responsabilidad del gran capital especulativo en la crisis económica que genera ajuste, desocupación y miseria. El esclarecimiento es fundamental, ya que de otro modo, el poder económico de las corporaciones – tal como ha sucedido en otros momentos de la historia – busca enfrentar a trabajadores locales contra sus pares inmigrantes, para así ocultar el real funcionamiento sistémico destructivo e impedir que las fuerzas populares se consoliden en torno a cuestionamientos de fondo.

Este esfuerzo de diálogo, de comunicación y participación es la única vía para forjar y consolidar un renovado sentido común que permita torcer el actual rumbo político intolerante que parece ampliar su influencia. Signo fascista, revestido indistintamente con perorata proteccionista o ropaje neoliberal, que aprovecha pragmáticamente el malestar que experimentan las poblaciones ante la inestabilidad producida por rasantes transformaciones del paisaje social y la imposición de un estilo de vida individualista que corroe lazos interpersonales y colectivos.

En términos políticos, lo primero es garantizar a cada ser humano la libertad de vivir donde quiera, en condición de ciudadano universal.

En cuanto a medidas que ayuden a abrir el camino de una migración libre y no forzada en esta selva gobernada por salvajes de traje y corbata y perfumes caros, hay que detener de inmediato y a futuro todas las guerras. Dejar de producir, comprar o almacenar armas, prohibir su tenencia particular, transformar fuerzas armadas como ejército y policía – que son los principales focos de proliferación de tenencia de armas irregulares – en cuerpos de servicio civil.

A fin de contrarrestar las presiones económicas que impulsan la migración no deseada, es menester generar mecanismos distributivos como los que emanan de las formas cooperativas o comunitarias, impedir la libre circulación de capitales hacia guaridas fiscales, limitar la economía especulativa con altos impuestos a las transacciones financieras y rechazar el genocidio mercantilista, que en su avance territorial extingue distintas formas de vida de comunidades que son obligadas a exiliarse. Lograr términos justos de intercambio internacional, exigir transferencias de alta tecnología como compensación al expolio colonial y resistir con decisión los embates de anteriores o nuevos imperialismos en formas de tratados librecomercistas son imperativos para generar mejores condiciones de vida en los lugares empobrecidos. En el mismo sentido, multiplicar la inversión social, descentralizando el acceso a bienes y servicios es imprescindible para lograr una distribución poblacional equilibrada y evitar el hacinamiento en conglomerados urbanos.

Un aspecto geopolítico vital es el fortalecimiento de la integración regional, no tan sólo desde una mirada economicista competitiva o desde una interestatalidad sujeta al vaivén cambiante de los vientos políticos, sino como práctica permanente desde los pueblos, que permita ir ampliando fronteras hasta su desaparición empírica. Un hermanamiento que pueda alimentarse de un proyecto común a futuro y no tan sólo de raíces comunes – que no todos sienten del mismo modo – ofrece una clave de solidez y una dirección permanente a la integración.

La nación humana universal. [iv]

Es posible incluso ir más allá. La tendencia hacia la mundialización – distinta de la globalización en manos del capital – es evidente. El contacto entre pueblos se irá haciendo cada vez más intenso, lo cual nos permite preguntar acerca del futuro sentido de comunidad necesario para acometer tareas colectivas.

La universalidad de lo humano es una posible respuesta a esa pregunta. Más allá de la diferencia, de bienvenidos matices culturales diversos, todos queremos felicidad, bienestar y una existencia plena para nosotros y nuestros seres queridos. Sin embargo, lo imaginamos por diferentes vías y en ocasiones, creemos que la felicidad de unos se opone a la de los demás.

Tal falacia genera innumerables problemas y en definitiva, impide el avance histórico. Si por el contrario, se reconoce la humanidad ajena como equivalente a la propia, su diversidad como riqueza y la posibilidad de una convergencia horizontal entre pueblos y culturas, entonces se está invitando a atravesar el umbral de la historia hacia un horizonte radicalmente distinto. Posiblemente ésa sea la puerta de entrada y la convocatoria del momento: hacer de esta primera civilización planetaria de la historia una verdadera nación humana universal.

*****

- Javier Tolcachier es iInvestigador en el Centro Mundial de Estudios Humanistas. Periodista de la agencia de paz y no violencia Pressenza.


[i] Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)Módulo autoformativo Nº 2 : La Determinación del Estatuto de Refugiado : ¿Cómo identificar quién es un refugiado?, 1 Septiembre 2005, http://www.refworld.org.es/docid/4c65080ad38.html [Accesado el 17 Junio 2017]

[ii] United Nations, Department of Economic and Social Affairs (2015). Trends in International Migrant Stock: The 2015 revision (United Nations database, POP/DB/MIG/Stock/Rev.2015) recuperado Junio 2017 de http://www.un.org/en/development/desa/population/migration/data/estimates2/estimates15.shtml

[iii] Informe Tendencias Globales 2016 de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados(ACNUR).

[iv] Del Documento Humanista, Silo, Obras Completas, Vol. I, Carta a mis Amigos, Ed. Plaza y Valdés, México (2004).


*****

No hay comentarios: